David Gistau: “Alsina se enfadó muchísimo cuando me fui de Onda Cero”
https://www.gorkazumeta.com/2019/06/david-gistau-alsina-se-enfado-muchisimo.html?m=0
Extracto de la entrevista a David Gistau realizada por Álvaro Sánchez León para El Confidencial Digital
-Con los dos, siendo ellos muy diferentes. Como no soy un
gran profesional de la radio, sino un colaborador por afición, a mí la radio me
sale mejor cuantos más amigos tengo ahí dentro. Para mí, el éxito de la radio
es trasladar la sensación de una conversación de amigos en un bar, que es lo
que conseguimos con La Cultureta. Con los dos Carlos he hecho radio
muy a gusto. Con Herrera me entiendo muy bien y vamos muy sincronizados cuando
hay que hacer un salto de lo trascendente al chiste, o al cambiar el registro
para introducir interferencias humorísticas en medio de una conversación quizás
más pesada. Con él, además, he estado muchas veces fuera de la radio.
-¿Cómo se entendió con Alsina?
-Alsina es más retraído y menos cachondo que Herrera, pero tuvimos mucha afinidad también haciendo radio. Otra cosa es que la relación personal no continuó cuando me fui de Onda Cero, porque él se enfadó muchísimo.
“El éxito de la radio es trasladar la sensación de una conversación de amigos en un bar, que es lo que conseguimos con ‘La Cultureta’”
- “Alsina es más retraído y menos cachondo que Herrera”
- "Con Herrera he estado muchas veces fuera de la radio"
- Acaba de publicar “Gente que se fue”. Su onda es un periodismo libre, sin poses literarias ni afectaciones sociales, más necesario que imposible
ElConfidencialDigital
(ECD), Álvaro Sánchez León. 23.06.2019. Dos décadas en la prensa
española con la personalidad de vetar con celo cualquier contagio. Más Tom
Wolfe que Bud Spencer. "Le llamaban Trinidad": reportero, columnista y padre. El
pensamiento escrito por encima de la pirotecnia. A la madurez, el verbo se hizo
esencia. Navegó el Mississippi con Pepe Navarro. Anson le hizo
fuste de opinión. Pedro J. le quiso Chaves Nogales. Umbral le dio alas. Y Pérez
Reverte le ha descubierto el cuento a los 48. Feliz de volver a El
Mundo. Dos décadas entre los golpes bajos de un parlamento sin altura. Con
soltura. Ironía man. En busca de la cadencia de las guitarras de
AC/DC para escribir sus palabras. Libre, apasionado del periodismo, alérgico al
mamoneo social de una profesión entre la redacción y el copetín. Claro y
rotundo, pero no hosco. Ni poses, ni peloteo, ni portazos. Amigo de la sana
confrontación interna. Enemigo de las cabeceras-prisión. Jacobino en newbalances.
Su ego está en el ring. Su anillo es la familia. Ni academias, ni despachos con
tirantes, ni premios, ni historias tangentes. Periodismo bien leído, bien
pensando, bien escrito. Boxeador. Sexador de la autenticidad. Rock sobre roca. Metro Bilbao. Madrid. Café Comercial. Al fondo. Dos con
leche y una sola hora de conversación que sucede vertiginosa y llena de
contenido. Casi una pregunta con respuesta por minuto. Rápido. Púgil (lo que sigue a continuación es un extracto centrado en los temas relacionados fundamentalmente con la radio que se abordaron en la entrevista).
David Gistau y el periodismo ante un espejo de color auténtico (Reportaje fotográfico, Álvaro García Fuentes para ECD) |
-Siempre le he imaginado como Russell Crowe en La sombra
del poder…
-Igual me parezco más al Russell Crowe que dejó heladas a sus fans últimamente al aparecer gordo y con una gran barba blanca… ¿Es esa película en la que tiene un coche cochambroso, está siempre rodeado de basura, y con el pelo medio largo? Me copió él la estética, en cualquier caso…
-Igual me parezco más al Russell Crowe que dejó heladas a sus fans últimamente al aparecer gordo y con una gran barba blanca… ¿Es esa película en la que tiene un coche cochambroso, está siempre rodeado de basura, y con el pelo medio largo? Me copió él la estética, en cualquier caso…
“No soy un gran profesional de la radio, sino un colaborador por afición”
-También le he imaginado como Bud Spencer en "Puños
fuera", entre otras cosas, por esa forma suya de escribir con puños, pero
sin violencia.
-Bud Spencer es uno de mis ídolos de infancia. Mi padre me llevaba a ver sus películas con Terence Hill, como "Le llamaban Trinidad". Pero mire hasta qué punto me he vuelto repelente con la edad, que me pasé toda mi infancia adorando esa película hasta que me di cuenta que el título contenía un leísmo y tendría que haberse llamado Lo llamaban Trinidad. No se cayó el mito de Bud Spencer por ese error, pero…
-¿No cree que el periodista se siente cómodo con un grupo -si es amplio, mejor- de fieles seguidores?
-Lo creo, y creo, además, que es una realidad que han agravado las redes sociales. Antes escribías un texto, lo colocabas, y no sabías qué pasaba con él. Igual te llegaba una carta o un mensaje de un amigo. Ahora colocas un texto, y si estás en redes sociales, a los cinco minutos tienen una reacción masiva, que no representa a todo el país, pero que es importante. Eso ha hecho que el periodismo adquiera una conciencia de su lector muy peligrosa. He visto a directores de periódico cambiar una portada en función de la reacción inmediata de Twitter, y a directores que hacían más caso a lo que decían sus seguidores que a lo que opinaban sus subdirectores. También he visto personas que cambiaban de opinión en televisión porque la que habían emitido no gustaba en Twitter. Son cosas que no me explico. Es mejor no ser consciente de todo eso.
-Bud Spencer es uno de mis ídolos de infancia. Mi padre me llevaba a ver sus películas con Terence Hill, como "Le llamaban Trinidad". Pero mire hasta qué punto me he vuelto repelente con la edad, que me pasé toda mi infancia adorando esa película hasta que me di cuenta que el título contenía un leísmo y tendría que haberse llamado Lo llamaban Trinidad. No se cayó el mito de Bud Spencer por ese error, pero…
-¿No cree que el periodista se siente cómodo con un grupo -si es amplio, mejor- de fieles seguidores?
-Lo creo, y creo, además, que es una realidad que han agravado las redes sociales. Antes escribías un texto, lo colocabas, y no sabías qué pasaba con él. Igual te llegaba una carta o un mensaje de un amigo. Ahora colocas un texto, y si estás en redes sociales, a los cinco minutos tienen una reacción masiva, que no representa a todo el país, pero que es importante. Eso ha hecho que el periodismo adquiera una conciencia de su lector muy peligrosa. He visto a directores de periódico cambiar una portada en función de la reacción inmediata de Twitter, y a directores que hacían más caso a lo que decían sus seguidores que a lo que opinaban sus subdirectores. También he visto personas que cambiaban de opinión en televisión porque la que habían emitido no gustaba en Twitter. Son cosas que no me explico. Es mejor no ser consciente de todo eso.
"Con Herrera me entiendo muy bien y vamos muy sincronizados cuando hay que hacer un salto de lo trascendente al chiste"
-¿El mamoneo del que hablaba antes abarca también al mundo
de los tertulianos?
-Eso, por lo menos, es trabajo, aunque sea un trabajo que, a veces, invite a la mofa. Me refiero más a hacer bolos, estar en eventos, presentar un libro, un coche o una merluza; a participar en una mesa redonda…
-Me lo imagino una media mañana. Los niños en el colegio. Usted, que llega de la radio, se sirve una cerveza, la tele de fondo, mira con cierto desdén a los tertulianos, suspira, y escribe como si ese mundo de los medios de ficción fuera otro planeta.
-Lo de los niños es verdad. Lo de la cerveza tan temprano, no. Más tarde, tal vez, y siempre después de trabajar. Pero hay dos caracterizaciones que no creo que me correspondan. Yo no estoy por encima de nadie en la profesión. Yo también hago tertulias en radio. Sé que la gente curra porque lo necesita. A mí una impostura literaria no me impediría ir a trabajar a cualquier programa de televisión si me hiciera falta para pagar el colegio de mis hijos. En esa situación están todos los demás compañeros. No desdeño a nadie. Puedo mirar regular a la gente que escribe mal, porque entramos en un terreno al que doy mucha importancia, pero poco más.
-¿En la radio también pelea esa sencillez de estilo en el hablar?
-La radio no la teorizo. Voy, ficho, hago, y no vuelvo a pensar en la radio. A mí lo que me gusta y en lo que pienso es en el periódico. En casa, si pongo la radio es Rock FM.
-Eso, por lo menos, es trabajo, aunque sea un trabajo que, a veces, invite a la mofa. Me refiero más a hacer bolos, estar en eventos, presentar un libro, un coche o una merluza; a participar en una mesa redonda…
-Me lo imagino una media mañana. Los niños en el colegio. Usted, que llega de la radio, se sirve una cerveza, la tele de fondo, mira con cierto desdén a los tertulianos, suspira, y escribe como si ese mundo de los medios de ficción fuera otro planeta.
-Lo de los niños es verdad. Lo de la cerveza tan temprano, no. Más tarde, tal vez, y siempre después de trabajar. Pero hay dos caracterizaciones que no creo que me correspondan. Yo no estoy por encima de nadie en la profesión. Yo también hago tertulias en radio. Sé que la gente curra porque lo necesita. A mí una impostura literaria no me impediría ir a trabajar a cualquier programa de televisión si me hiciera falta para pagar el colegio de mis hijos. En esa situación están todos los demás compañeros. No desdeño a nadie. Puedo mirar regular a la gente que escribe mal, porque entramos en un terreno al que doy mucha importancia, pero poco más.
-¿En la radio también pelea esa sencillez de estilo en el hablar?
-La radio no la teorizo. Voy, ficho, hago, y no vuelvo a pensar en la radio. A mí lo que me gusta y en lo que pienso es en el periódico. En casa, si pongo la radio es Rock FM.
Gistau es contertulio habitual de "Herrera en la Onda", en Cope |
-¿Con Carlos Herrera tiene especial sintonía o había más
afinidad con Carlos Alsina?
-¿Cómo se entendió con Alsina?
-Alsina es más retraído y menos cachondo que Herrera, pero tuvimos mucha afinidad también haciendo radio. Otra cosa es que la relación personal no continuó cuando me fui de Onda Cero, porque él se enfadó muchísimo.