Del Pino el ‘raro’: “Me queda poco al frente de ‘A Vivir’

El director de "A Vivir", de la SER, charla con Iván Oriola, en su podcast "Una Luz Roja"

"He hecho 'A Vivir' muchos más años que los que me quedan por hacerlo"

• “Los corresponsales somos una especie en extinción”
• "Creo que la música forma parte esencial de la narrativa radiofónica, y la han maltratado"
• "No soy consumidor de podcasts en España"

Para los enfermos de la radio, para los que necesitamos consumir droga dura radiofónica, como los vampiros sangre, Iván Oriola y su podcast “Una Luz Roja” es un regalo. Este profesor de música ensimismado y hechizado por la radio entrevista a todos los colegas que aceptan su invitación y todos, tras la charla, salimos dando gracias, porque la sesión de terapia que nos ha dedicado.

Javier del Pino junto a Iván Oriola, director del podcast "Una Luz Roja", en los estudios de la Cadena SER en Madrid

Ya son muchos los nombres que han pasado por sus podcasts, y de todos he aprendido. La mayoría son amigos, colegas que, como un servidor, aman el medio y agradecen que la radio se hubiera cruzado en su vida. Muchos otros, entre los que me cuento, la buscamos, y no paramos hasta trabajar en ella. No es el caso de Javier del Pino, director de “A Vivir que son dos días”, en la Cadena SER, que se confiesa en “Una Luz Roja”, descubriendo que él no buscó a la SER, sino que la SER le buscó a él.  “Yo fui becario en la SER, entré en lo que se llamaba el “Gabinete”, y me mandaron a Radio Galicia de Santiago. Luego me llamaron de Madrid y me incorporé a la redacción central. Fui becario de José Antonio Marcos”. Y añadía: “yo admiro mucho a los colegas que dicen haber sentido una vocación casi infantil por la radio. No es mi caso. Yo no quería trabajar en la radio, pero las circunstancias se dieron”. “Mi primer recuerdo de la radio es el gong de “Hora 25”.

"En mi primer contrato, aquí en Madrid, de vuelta, estaba expresamente reconocido mi regreso a los Estados Unidos. Y en el último que he firmado, también. Y creo que lo pondré en práctica pronto”

De trabajar con Marcos en la madrugada, pasó pronto a ocuparse de los boletines de la mañana, y pronto le colocaron al frente de “Hora 20”, “tal vez di el salto demasiado rápido”, reconoce. Y de ahí pasó también a la subdirección de “Hora 25”, con Carlos Llamas, “uno de los períodos donde más periodismo aprendí, sin duda”. Pero pidió trasladarse a Estados Unidos de corresponsal. ¿Por qué, le pregunta Iván Oriola? “Fue una mezcla entre personal y profesional: había cumplido treinta años y quería vivir fuera, quería tener hijos y pensaba que tenerlos fuera les iba a ayudar en cosmopolitismo… Y a la vez en España empezó a gobernar José María Aznar, y empezó la guerra contra Prisa. Y me vi envuelto en una política de información que tenía que ver más con trincheras que con el periodismo, fue la “guerra del fútbol”, y era muy agotadora…”.

Y terminó en Estados Unidos, ejerciendo de corresponsal de la Cadena SER, “los corresponsales somos una especie en extinción”. Del Pino pertenece a los más antiguos, y los últimos, que formaron parte de la red de corresponsales de la primera cadena en audiencia del país, antes de que se desmantelara, y se cubriera con corresponsales externos que cobraban la pieza.

La conversación de del Pino con Iván Oriola, grabada en los mismos estudios de Radio Madrid, en Gran Vía 32, discurre por momentos memorables, como cuando Iván le pregunta si le ofrecieron sustituir a Iñaki Gabilondo cuando éste se marchó a Cuatro. “Eso forma parte de la historia” -dice, esquivando el ‘sí’ rotundo, prefiriendo sugerirlo. Pero a continuación añade: “muchos directivos de entonces me dijeron que ‘este tren no suele pasar dos veces’, pero doy fe de que, con el tiempo, esta expresión es una falacia”, lo que claramente inspira la verosimilitud de que a Javier del Pino le ofrecieron varias veces la plaza de Iñaki Gabilondo.

“Llegué a convertirme en el traductor de Carlos Llamas. Había gente que venía a hablar con él, pero antes me la explicaba a mí y yo se la tradujera a Carlos, porque era muy huraño, y refunfuñaba con determinadas informaciones"

En este sentido, Iván Oriola, tratando de profundizar en la razón última que le hizo regresar de su querido Washington, en el que mantiene casa, y sobre todo amigos, y al que regresa a  menudo, le pregunta por el proceso que siguieron con él para ponerle el caramelo en la boca. “En realidad, la idea fue de un director general que ya no está, desgraciadamente falleció poco después, Alejandro Nieto, que quería desde el principio que me incorporara a Madrid, en realidad, quería cambiarlo todo. Y me dejó la oferta encima de la mesa. En mi contrato de entonces me respetó una duración de un año, transcurrido el cual, regresaría a Estados Unidos. Creo que luego fue Lluís Rodríguez Pi el que orientó el programa hacia el fin de semana, donde se podía innovar mucho más libremente que entre semana, donde hay muchas más servidumbres. Si es así, se lo agradezco de verdad”.

La conversación, de cuarenta minutos, deliciosa, repleta de datos, de historia, de referencias a programas que todos hemos escuchado, y en los que yo he desarrollado parte de mi vida profesional, aborda su relación, cómo no, con Carlos -Charly- Llamas, director de “Hora 25”, y antes de “Hora 14”. “Yo llegué a convertirme en el traductor de Carlos Llamas. Había gente que venía a hablar con él, pero antes me la explicaba a mí y yo se la tradujera a Carlos, porque era muy huraño, y refunfuñaba con determinadas informaciones”. “Cuando se concentraba para escribir, no había quien le dirigiera la palabra”.

Este podcast resulta imprescindible para entender la trayectoria del profesional de la radio española que más la está cambiando. Que está introduciendo más elementos que la están poniendo al día. “Con la música, por ejemplo, no he hecho más que recuperarla del olvido, de la marginación a la que la sometió la radio hablada durante mucho tiempo. Si se hablaba de dinero, programaban el ‘Money’ de Pink Floyd, y no salían de ese bucle. Y no la respetaban, la pisaban, cortaban los compases, no se emitía el tema entero. Y yo creo que la música forma parte esencial de la narrativa radiofónica”, concluye, a modo de sentencia.

“Admiro mucho a los colegas que dicen haber sentido una vocación casi infantil por la radio. No es mi caso. Yo no quería trabajar en la radio"

Iván Oriola le pregunta a del Pino, a través de Antonio Castelo, si es oyente de podcasts en España “Pues no, no mucho, escucho los de los humoristas, porque es un área en la que sigo aprendiendo, pero no soy consumidor de podcasts en España. Sí que escucho “This American Life” (un podcast que se produce en colaboración con la WBEZ Chicago y emiten numerosas estaciones públicas americanas).

“Elegí el periodismo -le comenta a Iván Oriola- porque quería una profesión donde pasármelo bien, y poder viajar, que me encanta. Y las dos cosas me las ha proporcionado”. Una de las preguntas que más juego ha dado en el podcast, y que hay que escuchar, es cómo se ve a sí mismo dentro de unos pocos años, a lo que del Pino, sin pensárselo, responde: “Me queda poco. Llevo mucho más tiempo haciendo esto que el que yo pensaba que iba a hacer, aunque me lo sigo pasando muy bien. Pero todo tiene un recorrido, la gente se cansará de mí, o yo me cansaré del programa. He hecho “A Vivir” muchos más años que los que me quedan por hacerlo. En mi primer contrato, aquí en Madrid, de vuelta, estaba expresamente reconocido mi regreso a los Estados Unidos. Y en el último que he firmado, también. Y creo que lo pondré en práctica pronto”.

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