"Los caprichos geniales de 'El Loco'", por María Esperanza Sánchez (Radio Sevilla)
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La periodista conoció al 'Loco Quintero', cuyo genio le desbordaba, así lo recuerda
"El loco que llevaba dentro se apoderó de él"
"El loco que llevaba dentro se apoderó de él"
Jesús Quintero nació bendecido por la locura de la
comunicación y también por la pasión de preguntar. Jesús Quintero es, no solo
un enorme comunicador, sino un periodista a la altura de todas las exigencias
del oficio en el que empezó a brillar por su originalidad y su inquieta manera
de buscar la manera de llegar más lejos.
Su primera casa fue Radio
Nacional de España en Sevilla, donde marcaba distancias con la radio del
final del franquismo, temerosa y de alas cortadas por la fuerza de
la censura. Pero él se atrevía con ideas innovadoras, en las que dejaba un
aroma de radio diferente, imposible de ignorar.
"Tras el éxito en Radio Nacional, llegó a la SER y para los que lo recibimos con adoración fue un nuevo mundo"
Hizo un poco de todo, siempre
bien y siempre seguramente desde el principio, camino a la locura. Pero con el
rigor del periodista que era. No decidió ser El Loco, fue el loco que
llevaba dentro, el que se apoderó de él y cuando lo asumió
definitivamente empezaron los prodigios, las locuras adictivas.
Fue en su Radio
nacional en los mágicos años 80, donde cada noche el “Loco rey de todos los
locos” convocaba a los que quisieran vivir emociones desconocidas… El
Loco de la Colina, así llamado en honor y homenajes a los Beatles y concretamente
a su canción “The fool on the hill”, no podía haber encontrado mejor título
para su loco programa de prodigios y gentes locas y divinas. El programa
nación donde tenía que nacer, en su emisora en la que desde los veinte
años fue haciendo incondicionales. Pero tras el éxito en Radio Nacional, llegó
a la SER y para los que lo recibimos con adoración fue un nuevo mundo.
El
poder verlo trabajar con sus exigencias sin fin; su minuciosidad en los
detalles de cada sonido, cada idea, cada situación; su capacidad para cambiar
de estado de ánimo según transcurrían las cosas en el trabajo de cada día; su
introversión, y su extroversión: en fin, su genialidad, su diferencia,
hipnotizaba.
Lo primero que pidió cuando entró en el mejor estudio de Radio
Sevilla, fue… ¡una fuente! ¡En el estudio! Porque quería el sonido del agua de
un patio sevillano y que todo el mundo supiera que estaba haciendo el programa
en una casa sevillana con patio y fuente. Era así, pero no había fuente de agua
en el estudio y como desde el principio se vio claro que no pararía hasta
tenerla de fondo cada noche, la tuvo.
Radio Sevilla |
En aquel “Estudio del Loco” pasaban cosas
raras cada día, como caprichos geniales que convertían la radio en un baúl de
excesos de un exigente creador de mundos, haciendo algo tan periodístico: entrevistas. Pero como Loco que era, nacía y circulaba por laberintos
nuevos y excitantes. La invisibilidad de la radio, el poder absoluto de
conquistador de oyentes, fue una cumbre difícil de superar… la radio cuya magia
él supo dominar y conducir por los caminos que abría su inagotable deseo de
sorprender y enamorar, fue el vehículo perfecto para la fiesta de su genial
locura.
En la SER vivió el Loco cada vez depurado, cada vez más loco, más
genial, más provocador… Después, vinieron las televisiones, pero para mí, nada
fue igual después El nacimiento del Loco, la sorpresa de su manera de
comunicar, fue radio pura. Jesús Quintero, dominado por el Loco que lo
consumía de deseo de radio, es radio, es un loco por la radio, sobre todo la
radio. Ahí nació la magia de sus silencios, esos provocadores de atención, de
espera de la salida cuando parecía que había entrado en un camino sin salida.
El silencio era la tensión, la magia, la diferencia, el atrevimiento de un loco
que se atrevió a dejar la radio en suspenso, silenciosa, como vacía pero llena
de tensión y expectativa ante la siguiente pregunta, el siguiente comentario…
El loco sigue loco y vive en la extravagancia indescriptible del genio seducido
para siempre por sí mismo, en sí mismo, es decir, ensimismado en el recreo
monumental de sí mismo, como el genio que hizo del silencio VOZ…
María Esperanza Sánchez,
periodista de Radio Sevilla