La música online, los podcasts y la radio se convertirán en duros competidores en el futuro
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El autor reflexiona sobre la batalla del consumo de audio en los automóviles
Los grandes actores digitales se interesan por la radio
Si convenimos que el escenario
digital ha aportado una visión diferenciada, y complementaria, de la radio,
como es el audio digital y los cada vez más populares podcasts, ya estamos
estableciendo una nueva realidad, que afecta, sin ninguna duda, al statu quo de
la radio actual. De ser exclusivista
en los automóviles, donde más radio se escucha en España, tradicionalmente, dato
refrendado, oleada por oleada, por el Estudio General de Medios, está empezando
a compartir tiempos de escucha con las listas musicales de Spotify, o iTunes, o
Deezer, y por supuesto a disfrutar con la radio on demand, generada en soporte podcast. En este sentido, no hay
complementariedad entre radio, música online y podcasts. Al contrario: se van a
convertir en grandes -y duros- competidores, porque van a tener que repartirse
los tiempos de escucha, muy limitados. Por eso escribía no hace mucho que el podcast ha
llegado para que la radio se espabile.
En breve publicaré una interesante entrevista al periodista Guillermo Fesser, que reside desde hace más de diez años en un pueblo cercano a Nueva York, en los Estados Unidos, en la que afirma que “la radio se va a trasladar a soporte podcast”, y esto tiene que ver, directamente, con lo que estaba analizando. Todo lo que no tenga el marchamo de actual, de momentáneo, de circunstancial, en la radio, pasará a ser considerado podcast y, como tal, se consumirá de manera asincrónica.
Los grandes actores digitales se interesan por la radio
- La radio tendrá que competir con los podcasts. Resulta políticamente correcto afirmar que son complementarios, y es cierto en parte; pero, en el día a día, competirán en tiempo e interés, y será el usuario el que decida lo que escucha
Muchos, con intereses contrapuestos, querrían ver moribunda a la radio. Pero no lo está. Está ‘tocada’, ciertamente, pero 23.785.000 oyentes (3ª ola 2018) son muchos millones de followers. En más de una ocasión me he quejado de las perspectivas negativas que presenta este medio, en lo que se refiere a la renovación generacional de su audiencia, cuando los jóvenes muestran claramente un desapego congénito hacia ella. Pero otra cuestión diferente es el aquí y ahora.
Esta es la acción de futuro del consumo del audio en el futuro: el smartphone conectado al equipo de música del coche (Fotografía Pixabay) |
No me des refritos, dame producto fresco, del día, con fecha de caducidad inmediata, tan fugaz como el aire que acabo de respirar. Esto es radio. Lo demás son podcasts
Un reciente estudio, desarrollado
en Gran Bretaña, establecía
que 1 de cada 6 conductores, prefería escuchar en sus coches la música alojada
en sus smartphones y los podcasts antes
de dedicárselo, como hacía antes, a la radio. Se trata de una encuesta
realizada entre 2.000 conductores británicos, que ha destapado también los
temas más seguidos: el humor, la música y el deporte, nada que nos sorprenda
por estos pagos. La encuesta desvelaba también que la música más escuchada
pertenece al género del pop y que los conductores eligen contenidos de audio a
la carta “porque les pone de buen humor
al comienzo del día”.
Lo que está ocurriendo en Gran
Bretaña, donde la radio digital está muy extendida, tanto la online, como la
terrestre, a través de la DAB, que no termina de enfilarse en España, se va a
extender a otras latitudes, y será pronto. Los nuevos coches incorporan en sus
sistemas de entretenimiento equipos con Bluetooth que se ‘entienden’ con los
smartphones, de manera que todo contenido almacenado en estos dispositivos, o
conectado a través de datos, es fielmente reproducible en el equipo de sonido
del vehículo. Pero ni siquiera es exclusivo, existen mecanismos más
rudimentarios, y analógicos, para atacar
los antiguos autorradios y conectar los móviles (de la típica cassette con salida
de un minijack a la microemisora de FM conectada a un punto del dial sin señal,
si es que existe hueco en las grandes ciudades, muy saturadas). El caso es conectar
esas nuevas bibliotecas portátiles con archivos casi infinitos -los smartphones-
al sistema de audio del automóvil. Y eso ya se está haciendo.
En vivo, como la vida, en directo... |
Si a esto le añadimos que en
breve contaremos con los ‘vehículos
conectados’ a la red, y que dispondremos (algunas marcas ya han incorporado
a Alexa, de Amazón, como
ejemplo SEAT) de asistentes de voz que facilitarán la gestión de acciones
dentro del coche, incluidas las peticiones al sistema de entretenimiento, es
fácil deducir que las barreras tecnológicas se habrán demolido, y solo quedarán
las económicas, relacionadas con el consumo de la tarifa de datos. Pero los
podcasts se pueden descargar antes en el móvil y se sortea ese problema, igual que la
versión Premium de Spotify
permite reproducir tu música favorita sin necesidad de conexión a la red.
Las radios de los coches nuevos que se vendan en Europa deberán incorporar transmisores DAB y DAB+. Pero ¿quién va a querer escuchar lo que le da la radio, teniendo la posibilidad de escuchar lo que quiera?
Caminamos pues hacia un escenario
en el que la petición de contenidos de audio online bajo demanda en los coches
-insisto, el lugar de mayor consumo de radio hasta ahora- dependerá tan solo de
una orden de voz, ni siquiera de un clic; con lo que el proceso habrá sufrido
una simplificación tan revolucionaria que el paisaje de los consumos en ese
escenario rodante no lo va a reconocer nadie en pocos años. La radio tiene ahí
un reto vital, un reto tal que marcará su supervivencia, y que tiene que ver, a
mi modo de ver, con el relato fidedigno de la vida. Dicho de otra manera, la
radio tiene que volver a contar la vida en directo, y no a producir podcasts,
que es el cometido habitual en el que invierte ahora sus esfuerzos.
¿Quién va a querer escuchar la
radio, teniendo la posibilidad de escuchar lo que le apetece: sea música, sean
contenidos hablados? Los sistemas de audio de los vehículos nuevos que se
vendan en Europa deberán incorporar en dos años receptores de FM, pero también de DAB y
DAB+. Así
lo aprobó el pasado mes de noviembre el Parlamento Europeo en sesión plenaria.
Ya no incorporan, por lo general, lectores de CD, esto ya es antiguo. Ahora incorporan
conexiones USB para poder conectar un pendrive con gigas y gigas de música y
podcasts. Y además sistema Bluetooth, como comentaba antes, para conectar un
dispositivo móvil. La radio, definitivamente, tendrá que competir con el audio
online y con los podcasts. Resulta políticamente correcto afirmar que
podcasts y radio son complementarios, y es cierto que la afirmación tiene su
base de razón, pero, en el día a día, competirán en interés, y será el usuario
el que decida lo que escucha.
La radio tiene que demostrar su
músculo. No le queda otra. Tiene que pegarse
a la vida y transpirar momentos únicos e irrepetibles, que merecen ser reseñados y
difundidos, por sus especiales características. Tiene que vender pescado fresco, frente al pescado congelado del podcast. En
ocasiones, podemos no darnos cuenta de que estamos comiendo pescado congelado, y hasta nos resultará sabroso, eso es lo que nos ocurre con el podcast. Nos llena de tal forma que nos envuelve y
ensimisma. Pero se termina, y provoca una ruptura violenta de la escucha, hasta
que se enlaza con otro contenido sonoro. La radio es continua, como la vida. La
están destronando de reinos que antes disfrutaba en exclusiva, como la
inmediatez, o el reino de la producción de los contenidos sonoros, incluso el de la prescripción
musical, que los consultores se ocuparon de mutilar antes. ¿Qué tronos le
quedan? Está claro que el más valioso es la credibilidad. Pero también, y sobre
todo, el directo.
Y este escenario de cambios, de
alternancias de consumos en contenidos sonoros, no deja de ser una oportunidad
de negocio. De ahí que los grandes actores digitales están pensándose muy seriamente entrar en
este sector, de una u otra forma. Mediaset,
a través de su marca madre italiana, avanzó hace unas semanas su interés por
introducirse y afianzarse en el sector de la radio. Claro, Paolo Vasile está decidido a consolidar
su Grupo como un multimedia, también con radio. Su primer paso fue Radioset, la
radio online de Mediaset. Pero no parecen estar satisfechos solo con esta línea
de negocio, y buscan expandirse. La radio, por tanto, pese a sus incertidumbres
e inestabilidades, sigue siendo un negocio atractivo. Que
se lo digan también a Apple, que busca, al igual que Mediaset, ganar posiciones
en este sector, ahora que acaba de superar a Spotify en EE.UU. y se ha
convertido en el primer servicio de música en streaming del mayor mercado de música del mundo. Y hablando de
Spotify, que no se quiere quedar atrás,
la multinacional sueca ha decidido hace poco introducir podcasts en su red de
contenidos, con los que persigue seguir creciendo. Y es más, ha manifestado
su intención de aspirar a convertirse en “la
nueva radio del coche”, para lo que ha sacado al mercado un dispositivo
que se acopla a los vehículos y facilita el acceso a sus listas de
reproducción.
Un partido de fútbol es radio, igual que una sesión de control al Gobierno, o una comparecencia de un ministro que presenta su dimisión. Son contenidos que están ocurriendo en ese instante, por tanto de caducidad inmediata
Nadie, de los grandes, se quiere
perder esta película, lo que nos hace deducir que el audio, recalco, es
negocio. Ninguna de las firmas citadas son ONG,s, y buscan lo que buscan:
beneficios. Google
también apuesta por los podcasts, aunque ha tardado en reaccionar. Pero es
que Amazon ya tiene una división que ha empezado a comercializar audiolibros,
con éxito en los EE.UU. donde su consumo es muy alto (tal vez el mercado español presente algunas
diferencias, a la baja, con respecto al estadounidense), que se llama Audible,
y que está estudiando, y se lo está pensando en serio, dar un paso adelante en
español, y en nuestro mercado. Nadie quiere quedarse fuera. Ivoox, la
plataforma de podcasts española, acaba de estrenar su versión Android
Auto, para poder visualizar sus contenidos en la pantalla de datos del
coche.
La batalla de los coches. Es
mucho lo que se juega el mundo del audio en este entorno, y está claro que la
conquista va a ser feroz. Hace unos días publicaba en esta web una reflexión
del podcaster Iván Patxi, responsable
de “El
callejero” que se preguntaba: “¿La
radio muere por culpa del podcast?” Y él mismo, inmediatamente después, se
respondía: “Yo
creo que no, la radio muere por culpa de otros factores. Es la propia radio la
que está matando a la radio”. Esa manía insistente de la radio en
producir en antena podcasts terminará por arrojarla a la cuneta. Por volver al
símil anterior: “no me des refritos, dame producto fresco, del día, con fecha
de caducidad inmediata, tan fugaz como el aire que acabo de respirar”. Esto es
radio. Lo demás son podcasts.
El analista y experto en podcast Fran Izuzquiza se hacía otra pregunta en
su blog hace unos días: “¿Es radio o es podcast?”. Pero el
enfoque, referido a las listas de reproducción de los podcasts más escuchados,
se centraba en dilucidar si un podcast producido por una radio debe figurar en
las mismas listas que los podcast nativos. La polémica estaba servida. Los
productores de podcast nativos, lógicamente, mucho más modestos en estructura, se quejan de la capacidad de
difusión de la industria, y en su nivel, muy alto, de producciones. Para mí
ésta es una discusión baladí, superflua, incontrolable. ¿Hay mayor triunfo para
David que plantarle cara a Goliat? Simplemente el hecho de figurar en ese Top de descargas y escuchas es ya un éxito.
¿Quién no es capaz de verlo así? “Entiende tu mente”, el podcast de psicología, de Molo Cebrián, habla, prácticamente, de tú a tú, con podcasts de mucho
mayor presupuesto y notoriedad. Y cuanto mayor es Goliat, mayor es el mérito de
David. Y, por si fuera poco, quien maneja estas listas, contabiliza número de
descargas, y no el DNI del podcast en cuestión, que no le interesa lo más
mínimo, si no le reporta directamente satisfacciones…
Pero la pregunta de Izuzquiza era
“¿Es radio o es podcast?”, y si
tomamos stricto sensu la interrogante, deberíamos plantearnos, a la hora de establecer
la división de contenidos, si aquello que escuchamos se engloba en el concepto
de ‘radio’ o en el de ‘podcast’. Un partido de fútbol es radio, igual que una
sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, o una comparecencia
de un ministro que presenta su dimisión, últimamente bastante reiteradas, por
cierto. Son contenidos que están ocurriendo en ese instante, por tanto de
caducidad inmediata, salvo las referencias informativas pertinentes en los
informativos sucesivos. Una entrevista a un cantante, un actor, un científico,
si no tiene una conexión con la actualidad suficientemente sólida, será más
podcast que radio. Desde luego, una entrevista de personalidad a un escritor,
es, directamente, un podcast, y en la radio, ya aporta menos, salvo que exista coincidencia en interés entre su emisión y el oyente que elige escucharlo. Esta división,
si es radio o si es podcast, sí me (pre) ocupa.
Caminamos hacia un escenario en el que la petición de contenidos de audio online bajo demanda en los coches dependerá solo de una orden de voz, ni siquiera de un clic. La simplificación del proceso resultará revolucionaria
En breve publicaré una interesante entrevista al periodista Guillermo Fesser, que reside desde hace más de diez años en un pueblo cercano a Nueva York, en los Estados Unidos, en la que afirma que “la radio se va a trasladar a soporte podcast”, y esto tiene que ver, directamente, con lo que estaba analizando. Todo lo que no tenga el marchamo de actual, de momentáneo, de circunstancial, en la radio, pasará a ser considerado podcast y, como tal, se consumirá de manera asincrónica.
Y concluyo. Los grandes actores
digitales no se quieren perder la tarta de ingresos procedentes del audio como
contenido. El nuevo paisaje sonoro de los asistentes de voz, extendidos en las
casas, en los coches, en las oficinas, constituirá una nueva oportunidad para
consumir audio a la carta. Pero la que puede quedarse atrás en este proceso de
renovación es la industria tradicional de la radio, los que han sido -hasta
ahora- los expertos en la producción de contenidos sonoros. De hecho, si Alexa
es capaz de responder a una petición de un usuario que le solicita sintonice
Cadena 100, por ejemplo, ¿qué se lleva Grupo Cope de esa escucha, y de otros
cientos, o miles, que se generen en ese nuevo entorno? Nada. Amazon pone el
dispositivo, pero los contenidos se los proporciona un tercero sin que le pague nada a
cambio. Es más, es el Grupo Cope el que tiene que pagar por estar disponible en
el catálogo de las skills de Alexa. De ahí que organismos como la UER estén defendiendo la
necesidad de que el broadcast (emisión por aire) esté presente en la tecnología de los asistentes
de voz, para no estar sometidos a los caprichos de los intermediarios. En el
video que acompaña a este post se explica cómo se puede hacer esto, y hay receptores
comercializados en la propia Amazon que incluyen DAB y DAB+ en su catálogo.
Nos queda mucho por ver, y más por escuchar. El audio sigue reuniendo magia.