Almudena Cacho: “Soy pesimista, no hay costa a la vista para el futuro de la radio"
https://www.gorkazumeta.com/2019/01/almudena-cacho-soy-pesimista-no-hay.html?m=0
Directora de “Más que palabras”, en Radio Euskadi (sábados, 10 a 13 horas; domingos, 9 a 13 horas)
“Detesto los nichos ideológicos porque nos hacen más primitivos, nos ensimisman, nos fosilizan”
Analizando los contenidos de mi web con sentido autocrítico, debo reconocer que están claramente escorados del lado de la radio que se produce a nivel nacional, fundamentalmente de la radio de Madrid. Pero, al igual que lo reconozco, debo explicar que no es ésta mi intención. Probablemente me dejo llevar por la sólida influencia que provocan las grandes cadenas de radio nacionales. Por eso, con esta invitación a Almudena Cacho, colega vizcaína, intento compensar mis propios errores, tomando contacto con la radio que se hace fuera de la capital, en concreto desde Bilbao para todo Euskadi, una de las comunidades donde más radio se escucha. Almudena cuenta con una espectacular trayectoria profesional, conoce los dos mundos de la radio: el de la gestión y la subsistencia publicitaria de una emisora comercial; y el de la producción y dirección de contenidos. Ambas nos interesan, y ambas son no solo enriquecedoras para un profesional, sino imprescindibles para afrontar con éxito las múltiples trampas a las que nos enfrentamos en el día a día de nuestro ejercicio periodístico. Les presento a Almudena Cacho.
Almudena Cacho, en la redacción de EITB |
-A menudo nos dejamos llevar por un pensamiento, desde luego equivocado, que nos incita a pensar que solo se hace radio en Madrid, y en las grandes cadenas…
-Es cierto. Ocurre, sobre todo, cuando eres oyente en Madrid o Barcelona. Sin embargo, a poco que discrimines, te das cuenta del peso de lo más cercano.
“Me encanta el directo porque mientras lo haces, lo acabas, no se deja nada para otro momento. Lo que haces es lo que hay”
-¿Hacer radio local es, como para un político, ser alcalde su pueblo? ¿Lo gratificante del trabajo aumenta con la proximidad: tener cerca al oyente?
-Siempre he trabajado con vocación universal. Desde lo local también se ve y se oye al resto del mundo. Entiendo perfectamente al radiofonista que solo emitía para su esposa. Quizás ahora, cuando ya le conoce tanta gente, se ponga un poco más nervioso, pero nada más. La característica del oyente de radio es que siempre está cerca, y en una radio local es posible que conozcas a algunos de tus oyentes personalmente.
-Cuando estudiabas en Leioa periodismo (entonces se llamaba Ciencias de la Información), ¿ya querías trabajar en la radio? ¿De dónde te venía, o te vino, la afición?
-Cuando estudiabas en Leioa periodismo (entonces se llamaba Ciencias de la Información), ¿ya querías trabajar en la radio? ¿De dónde te venía, o te vino, la afición?
En su tiempo en Punto Radio |
-Mi madre escuchaba radio cada tarde, mientras cosía; era la radio de las novelas y los consultorios. A mí no me gustaba mucho, lo asociaba a “pasar hilos”. Mis abuelos oían el parte como se oía la misa y a mí no me interesaban -era muy pequeña- ni la una ni la otra. Mi padre también oía radio mientras conducía y yo le obligaba a pasar una cinta de casete de los Beatles hasta romperla.
-Así que tu afición profesional por la radio fue posterior.
-¡Muy posterior! Ya en la facultad. Sin embargo, tengo tan claros los recuerdos infantiles que ahora se desvelan como influyentes. Quizá lo que me gustó fue la posibilidad de “hacer radio” en lugar de “escuchar la radio”. Además, me encanta el directo porque mientras lo haces, lo acabas, no se deja nada para otro momento. Lo que haces es lo que hay. Genial.
“Me gustaría ver a una mujer orquesta al frente de toda la mañana en las grandes cabeceras de radio de lunes a viernes”
-¿Dónde hay que buscar tus referentes? ¿A quién escuchabas entonces, y a quién escuchas hoy? ¿Quién te sigue emocionando cuando hace radio?
-Los referentes sirven para definir lo que quieres hacer y también de lo que quieres huir. Las radios de mi infancia eran Radio Nacional y la Cadena SER, pero en casa también se oían Radio Popular y las emisoras musicales cuando entró en la cocina un aparato con FM. Recuerdo “Pasajeros de la Felicidad” en los setenta. Incluso llegué a ver un programa en directo con José Antonio Cayón al frente. Me impresionó su voz, poderosa, profunda, inconfundible y emocionante. Sin embargo, su cara era de lo más normal…
-…¿Y por qué no iba a serla, no? Me hace gracia este comentario, porque está muy extendido… A la gente de la radio se la imagina… ‘guapa’…
-Pues ‘esa normalidad’, me pareció muy interesante entonces…
-De alguna manera te confirma que la gente que somos normales, podemos hacer radio…
-Me gusta en general, Gorka, cualquier programa bien hecho, con el ritmo adecuado, los contenidos mimados. Y me emocionan las personas que salen por la radio, no necesariamente los que trabajan en ella. En estos últimos busco la forma de hacer las cosas, supongo que es como el cineasta que no disfruta con las películas porque está obligado a buscarles el cómo.
-¿Y hoy en día qué escuchas?
-Hoy, escucho todo lo que puedo por oficio. Y por placer me voy a los podcasts. Me gustan los grandes reportajes radiofónicos y las dramatizaciones.
Almudena Cacho realizando su programa fuera del estudio, en las calles de Euskadi |
-¿Y si te pregunto por nombres?
-Hay muchos en mi mundo radiofónico. Están, seguramente, todos los que imaginan tus lectores y alguno que quizá no conozcan, como José Luis Bregel -un radiofonista de Bilbao de toda la vida con quien trabajé en Radio Popular- que fue mi primer maestro sobre el terreno. Conozco bien a mis compañeras y compañeros de trabajo en Radio Euskadi y siempre aprendo algo de ellos. Son mi referente cercano junto a los profesionales de Euskadi Irratia, la emisora hermana en euskera. Me gustan todas las Pepas: Sastre, Fernández, Bueno... Me gustan la seguridad de Julia Otero y el arte de la elección de colaboradores de Javier del Pino. Y sobre todos ellos sobrevuela la palabra más precisa en radio, la de Iñaki Gabilondo. Me gustaría ver a una mujer orquesta al frente de toda la mañana en las grandes cabeceras de radio de lunes a viernes.
-Tu primer destino fue Radio Euskadi, muy joven, incluso antes de terminar la carrera, tengo entendido.
“La entrevista personal, cuando hay química, es la alegría de la vida”
-Sí, ese fue mi primer destino... con una nómina competitiva.
-O sea que tú, como todos también sufriste la condición de precario, en lugar de becario.
-Claro, y a veces gratis, o cobrando poco y trabajando mucho.
-¿Qué micrófonos tocaste antes?
-Los de la Popu -Radio Popular de Bilbao- Onda Vasca, Radio Miramar... Lo hacía compatible con la universidad. Teníamos mucha energía. Empecé a hacer el magacine de fin de semana en Radio Euskadi mientras trabajaba como actriz de doblaje el resto de la semana.
Las reuniones de contenidos con el equipo son fundamentales |
-Llegas a ser directora de ‘Boulevard’, el programa -matinal de Radio Euskadi, el prime time de la radio… ¿Una etapa dulce? ¿Mucha tensión al frente? ¿Tensión de mantener alto el pabellón: audiencias, EGM…?
-Una etapa hermosa pero dura, Gorka; malas noticias con los atentados de ETA, con personas a las que conocía directamente y que habían estado en el “Boulevard” que también dirigí en ETB (la televisión vasca). Muere asesinado Ernest Lluch, atentan contra Gorka Landáburu, compañero de la tertulia radiofónica... Años y años de asesinatos, y cuyo relato informativo había que hacer compatible con otros contenidos propios del magacine: entretenimiento y sentido del humor. Un crujido interno demasiado frecuente, por desgracia.
“ETA fue siempre antigua, un anacronismo, pero la presión y el aire espeso que respiramos son de ayer mismo. Conviene no olvidarlo”
-Ese era el contraste de cada día: por un lado, la violencia, la muerte y por el otro, el resto de la vida, paradójico.
-No lo debíamos hacer mal del todo, porque las audiencias siempre nos acompañaron. Realmente, fueron los años en los que me formé. Tengo que decir que el director de la radio cuando empecé, Joxe Mari Iriondo, confió mucho en mí y, bajo su dirección, tuve aquella oportunidad en el prime time.
-Coincido contigo en recordar a quienes te ayudan en tu trayectoria profesional. Pero la gran oportunidad de la radio te llega de la mano de El Correo, primero Radio Correo y tras el aterrizaje de Luis del Olmo en Vocento, Punto Radio… y decides abandonar Radio Euskadi para ser directora de la emisora de Bilbao y asumir el ‘Protagonistas Bizkaia’. ¿Cómo recuerdas este momento, vivido no desde Madrid, pero sí desde una de las cabeceras más potentes, Bilbao, cuna del Grupo Correo?
-Para mí fue muy vertiginoso. Dejaba la seguridad de Radio Euskadi para aterrizar en una radio comercial que luchaba por competir en un mercado muy consolidado. Aprendí de postes, de estrellas, de fichajes, de nichos de mercado y de targets, del Ebitda y de reuniones en Madrid, de encuentros de directivos, de la complejidad de un gran grupo de comunicación y a la vez, de hacer crecer una radio local privada con una estructura completamente distinta a la radio pública. Tuve buena relación con Luis, al que citabas en tu pregunta, pope de la radio comercial, porque hacía las dos horas de ‘Protagonistas Bizkaia’ con mucha cobertura de El Correo. Hicimos un gran programa. Aprendí muchísimo y conservo buenas amistades. Me dijeron “vas a trabajar con mucha libertad, ya lo verás” y así fue.
Almudena Cacho, una profesional de enorme prestigio |
-Punto Radio fue una isla de creatividad muy potente en Bilbao, tiempos de Patxi Alonso, de Arantza Furundarena, César Coca, Nieves Fontova, del tristemente desaparecido Txetxu Ugalde, y de otros grandes profesionales, allí estuvo también, contigo, Óscar Terol, el artífice del ‘nuevo humor vasco’ que ha dado productos como “Vaya Semanita”, o la serie “Allí abajo”… Había mucho talento en aquella radio…
-Colaboradores como Óscar o Txetxu eran viejos conocidos de otras aventuras profesionales anteriores. Los añoro a todos. Son muy, muy buenos. Pues sí. Había mucho talento. Y los compañeros y compañeras fueron muy generosos por compartirlo cuando les propuse colaborar en el programa. El Correo facilitó mucho las cosas. También colaboré escribiendo algunos artículos. Verlos publicados en el periódico era aparecer en otra liga y me gustó mucho. El equipo propio fue siempre genial y energético. Aposté también por el humor y la cultura porque permite sobrevivir a la información pura. Y la entrevista personal, cuando hay química, es la alegría de la vida.
-Pero fracasó como proyecto empresarial a nivel nacional. Sin embargo, emisoras como Punto Radio Bilbao o Punto Radio San Sebastián no iban nada mal, tal vez por tener tan cerca a los motores de El Correo y El Diario Vasco… A pesar de los resultados, hubo que cerrar… ¿cómo viviste aquel momento?
-No llegué a ver el cierre desde dentro. Radio Euskadi me hizo una oferta muy interesante y regresé. Necesitaban a alguien para el fin de semana y volví a mis orígenes. Pero la tormenta del cierre no se desató en un día. La crisis afectó mucho a todo el sector, no solo a Vocento, que quería expandirse, pero se vio obligado a contraerse. Todos los medios recortaron y la radio, en el grupo, era quizá el eslabón más débil. Una piensa en el proyecto empresarial y siente la pérdida tremenda que supone, pero aún es mayor la personal, la de los equipos y las gentes que perdieron su trabajo y la ilusión por un proyecto común.
“Ya no se oye la radio en las casas, se hace una escucha individual”
-¿Cómo has vivido, como periodista, el final de ETA y del terrorismo? ¿Has percibido que, tras el final de la violencia, Euskadi ha eclosionado en lo social, lo cultural, (no hablemos de lo turístico…), incluso lo político se vive de otra manera, más serena?
-Los principales comunicadores de las emisoras nos apostamos de madrugada en diferentes lugares de Euskadi para dar la noticia del final de la violencia de ETA. A mí me tocó en Ermua, para entrar en el primer informativo del día. Fue muy emocionante. Muchos oyentes nos lo hicieron saber. Ya era hora. Es curioso. Esto ha pasado hace nada, pero unos pocos años han amortiguado tanto el dolor del cepo en el que estábamos todos atrapados, que parece algo antiguo, neblinoso. Quizá, ETA fue siempre antigua, un anacronismo, pero la presión y el aire espeso que respiramos son de ayer mismo. Conviene no olvidarlo.
Almudena Cacho en Punto Radio |
-Ya vamos teniendo una edad, y la radio sigue cautivando a millones de oyentes… Euskadi es una comunidad con gran afición por la radio, históricamente hablando… pero los jóvenes se están alejando más y más… ¿Cuál es tu reflexión sobre el presente y el futuro de la radio?
-Soy pesimista. Nadamos -despacio- en el presente, pero no hay costa a la vista para el futuro. No veo una salida clara a la renovación de la audiencia. Algunos compañeros defienden que los nuevos oyentes se incorporan a los treinta y muchos o cuarenta. Y aunque hay una verdad en esa afirmación, lo cierto es que no entran tantos como los que salen, lo dicen los estudios de audiencia. La radio pierde oyentes en cada oleada de medición. Los nuevos formatos harán que la radio no muera porque el contenido y las historias que lo nutren no desparecerán. Pero sobrevivir fragmentada en podcast o emisiones en internet no es la radio que aún conocemos y menos aun la que conocimos, la que se puede financiar con publicidad en el caso de la radio comercial, específicamente.
“¿Qué parte de responsabilidad tienen las empresas de radio con sus decisiones en la pérdida de oyentes? ¿Por qué somos aburridos, poco o nada interesantes, antiguos o invisibles, para los jóvenes?”
-Pero ¿verás algo en positivo, también?
-Sí, claro, Gorka, hay cosas del presente de la radio que me gustan mucho. La cercanía, también en el lenguaje, la creatividad, la transversalidad de los contenidos. Pero no me gusta que nos parezcamos demasiado unas a otras, la vulgaridad y especialmente detesto los nichos ideológicos porque nos hacen más primitivos, nos ensimisman, nos fosilizan. ¿Cuántos oyentes oyen porque lo escuchado refuerza sus creencias?
-¿Qué podemos hacer para darle la vuelta a esta situación, y volver a generar interés con la radio entre los jóvenes? ¿O crees que esto es irreversible?
-No lo sé. Pienso que la radio no se conoce demasiado en etapas tempranas de la vida. Ya no se oye en las casas, se hace una escucha individual de la radio. Los laboratorios de radio están muy bien en la enseñanza, pero no son suficientemente atractivos para el alumnado. La comunicación, como la alimentación y el hogar deberían ser troncales. El humor funciona como un gancho poderoso, y creo que es una apuesta inteligente pero el concepto “radio” es mucho más amplio. Las tertulias espectáculo difundidas en podcast tienen tirón y también la ficción, pero no se emiten convencionalmente. A lo mejor tenemos que renunciar a la estructura radiofónica que conocemos. Pero los formatos alternativos, incluso las plataformas específicas para emitirlos: ¿tendrán el alcance en oyentes y publicidad para sobrevivir y competir? ¿Se unirán los productores de contenidos para ofrecerlos a la carta? ¿Sobrevivirán las radios públicas no gubernamentales -citando a Mikel Lejarza, director de Atresmedia Cine, quien también fue hombre de radio en Radio Euskadi- como un servicio básico irrenunciable de las sociedades democráticas? ¿Se limitará ese servicio solo a la información pura o tendrá cabida el entretenimiento de calidad? ¿Qué parte de responsabilidad tienen las empresas de radio con sus decisiones en la pérdida de oyentes? ¿Por qué somos aburridos, poco o nada interesantes, antiguos o invisibles, para los jóvenes?
-Para terminar, completa la frase: “La radio es para mí…
-…poder ser para otros, poder ser nosotros”