La SER respira, la Cope aspira, Onda Cero y RNE suspiran y la radio se desangra
https://www.gorkazumeta.com/2018/11/la-ser-respira-la-cope-aspira-onda-cero.html
Publicada la tercera ola del Estudio General del Medios, que se corresponde con el comienzo de la Temporada 18-19
La cadena peor parada es RNE. ‘Las Mañanas de RNE’ han perdido 38.000 oyentes, ‘Esto me suena’ 91.000 y ’24 Horas’ 154.000 oyentes. En la radio pública ha entrado un nuevo equipo, y las voces de los informativos son diferentes. También la inspiración, y hasta el formato. El cambio de cara es completo y a los oyentes se les ha mareado. Esta es la misma razón por la que los cambios en la radio, hay que gestionarlos con cuentagotas. ¿Por qué la Cadena SER no defenestró a Pepa Bueno y Toni Garrido? Porque había que esperar, había que intentarlo. Los oyentes de ’24 Horas’ han sufrido un colapso, de la noche a la mañana. He dicho que Antonio Delgado está haciendo un magnífico informativo nocturno, y me reafirmo. Pero ahora le hace falta tiempo para consolidarlo. Es un primer revés. Pero no persistirá, me atrevo a pronosticar. También ha cambiado la orientación ideológica, inevitablemente. Y en este caso, es proverbial la emigración de oyentes que sufre la radio pública, en busca de los programas más afines a su ideario. Si hemos visto que los oyentes de radio hablada en España se reducen, y que solo existe un trasvase de los que siguen escuchándola, los que dejan de seguir un programa y ya no les gusta, o cambian a otro, o se marchan. Aquí es donde debemos encontrar el germen del aumento de Cope, en los desencantados de la ‘nueva RNE’; algo, por otra parte, asumido en los despachos de la Casa de la Radio.
La radio española ya no crece, solo trasvasa oyentes de unas cadenas a otras
- La radio tradicional transita por una vía por la que pierde oyentes constantemente
29.11.2018. Están próximas las Navidades y de manera anticipada al turrón, llegan las últimas notas del año de la radio española. Cada casa se apresta a su reunión de maitines -o de chefs- para analizar los datos que distribuye la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación, la AIMC, desde muy tempranas horas del día. Llevaba la AIMC preocupada varias olas por las filtraciones que habían sufrido sus datos, y en esta ocasión los ‘adelantos’ previos, muy genéricos, se han bloqueado. Todos han conocido sus cifras este mismo jueves. Sin excepciones. Y, claro, no ha habido filtraciones.
La SER sigue siendo la líder de la radio española desde hace 25 años |
Podríamos empezar de lleno con el
análisis de las cifras, al que tan aficionados somos todos, y me incluyo, porque
yo también no dejo de contaminarme por la superficialidad que se extiende como
la espuma hoy en día, sobre todo a través de las telegráficas y a menudo
impulsivas redes sociales. Vivimos un tiempo en el que las imprecisiones forman
parte inherente de nuestra dieta mediática. Y me temo que algún día pagaremos
un precio muy alto por formarnos a base de pequeños impactos, no reflexionados,
no confirmados, no contrastados. En el repaso sosegado que he intentado hacer
esta mañana entre los confidenciales me he encontrado disparidad de visiones e
interpretaciones sesgadas de los datos. Las cifras son las que son. El dato es
sagrado. Y la interpretación debe ajustarse al dato. Lo contrario, es
intoxicar.
Cada vez la solución es más y más difícil, hasta que sea irreversible. Hay quien cree que esta situación se puede invertir. Hoy, a la vista de los datos, y las tendencias, he de decir que me muestro pesimista
Y de nuevo, una ola más, la radio
demuestra que está cada vez más débil. Mientras que las cadenas se reparten,
orgullosas, sus cifras y se pelean por ofrecer, desde sus cocinas, los datos
más beneficiosos para su cuenta de resultados, y estrategia comercial, la radio
da cada vez más muestras de agotamiento y falta de atractivo entre sus oyentes.
Desde hace tres olas, o sea, un año, el universo de oyentes que analiza la AIMC
es exactamente el mismo: 39.851.000 potenciales oyentes españoles, mayores de
14 años. Y, desde hace cinco olas, la radio no deja de perder oyentes… En esta ola
casi 40.000 personas (38.000) han dado la espalda a la radio. No es una cifra significativa
en sí misma. Pero, sumadas las pérdidas, la radio acumula, desde la primera ola
de 2017 (hace un año prácticamente) 872.000 oyentes menos. Y si nos remontamos
a 2012, la cifra asciende a 1.828.000 oyentes. Considero estas cifras lo
suficientemente preocupantes como para promover algún tipo de respuesta en la
industria, que continúa anclada en el cortoplacismo más rabioso, enamorada de
sí misma.
La circunstancia no mejora cuando
nos circunscribimos al tipo de radio que pierde más oyentes: la generalista o
hablada o la especializada, fundamentalmente musical. Ambas están en números,
con respecto a su propio histórico, rojos. La radio hablada se sitúa en
11.390.000 oyentes, lo que quiere decir que ha perdido, con respecto a la
anterior ola 186.000 oyentes. Y con respecto al acumulado anual, las pérdidas se
sitúan en 421.000 oyentes. Y otro dato para el análisis: la tercera ola del año
suele ser, por lo general, expansiva en oyentes. Regresamos de la desconexión
(necesaria) del verano y volvemos a ‘reconectarnos’ con la vida, a través de la
radio. Pues, ni siquiera. La tendencia es claramente a la baja. Tozudamente a
la baja.
Con respecto a la radio
especializada, fundamentalmente musical, la ola ha sumado 21.000 oyentes, para
situarse en los 13.497.000. Pero si comparamos la cifra con el acumulado anual,
entonces nos daremos cuenta de que la radio musical ha dejado de atraer a
398.000 personas, que han decidido optar por otros canales para escuchar su
música preferida.
Pero este escenario, claramente
adverso, da la impresión, les es completamente ajeno, a los responsables de la
industria de la radio española. Escribía en Twitter una reflexión, al albor de
los primeros datos ofrecidos -por supuesto quién gana y quien pierde- en torno
a la irresponsabilidad emanada de su actitud cortoplacista. Los números, decía,
es lo único que les importa. Solo. El cómputo global de oyentes que meten en su
saco cada cadena. La cifra de impactos que pueden vender. Sus argumentos para
convencer a las agencias de publicidad. Pero la tendencia a la baja es tozuda,
y el saco puede terminar rompiéndose...
El equipo de Cope, con Carlos Herrera en el centro, la locomotora |
La superficialidad se extiende como la espuma hoy día, sobre todo a través de las telegráficas y a menudo impulsivas redes sociales. Vivimos un tiempo en el que las imprecisiones forman parte inherente de nuestra dieta mediática
Cada vez la solución es más y más
difícil, hasta que sea irreversible. Hay quien cree que esta situación se puede
invertir. Hoy, a la vista de los datos, y las tendencias, he de decir que me muestro
pesimista, porque veo que la radio, agotada en sus fórmulas y propuestas, sigue
regodeándose en el presente, en el dato, aferrándose a sus cuentas de
resultados, soportadas sobre una audiencia envejecida, poderosa económicamente,
sin duda, pero con fecha de caducidad muy próxima. Y así, no vamos a ningún
lado.
Estoy cansado de entrar en un
juego, en el que finalmente caigo, porque mis lectores me lo agradecen, de
interpretar los datos de cada cadena, y de cada comunicador. Pero esto es,
señores, cada vez más, un mercadillo en el que cada uno se busca la mejor ubicación
para vendernos su producto. Y si Carlos
Herrera atrae audiencia -habría que ver cuál- es un activo que debo
intentar atraer a mi cadena, aunque el coste condicione mis resultados de
explotación. Y si Carlos Alsina,
indiscutible valor en alza en la radio española, se rompe los cuernos para
ofrecer la mejor radio matinal, la más elaborada, la mejor producida, radio de masa madre, y sin embargo la
audiencia le da la espalda, ¿cómo explicamos este cortocircuito? ¿O es que la
audiencia no sabe diferenciar la mala radio de la buena o excelente? Y si Juan Pablo Colmenarejo no entra en
vereda y no se postra ante los consultores, le echamos y ponemos a otros, estos
sí, bien marcados, no vaya a ser que se dejen llevar por su intuición basada en
la experiencia de muchos años de oficio, y no acierten. Todo son, en definitiva,
componendas en busca de la rentabilidad, mientras la vaca se va quedando sin
leche.
¿Qué ha pasado en esta ola? Que
la Cadena SER y la Cope han subido. Y que Onda Cero y RNE han bajado. Dicho en titulares. Pero
tampoco es cierto. Quedan los matices, que no son pocos, ni insignificantes.
Insisto en que esta tercera ola, por lo general, llega cargada de oyentes, que,
tras el paréntesis y la desconexión del verano, buscan y demandan información,
en el caso de la radio hablada y entretenimiento en el caso de la radio
musical. Mayoritariamente. Las tornas han cambiado. La radio ya no atrae, ni
siquiera cuando el ruedo informativo viene cargado de tensiones, como el caso
catalán, que enardeció las filas de los oyentes de inspiración independentista
-que en esta ola empiezan a ajustarse, por cierto- pero que no logró remover el
patio del resto de los españoles que, defensores de nuestras diferencias, valoramos
más lo que nos une que lo que nos separa.
El equipo de Onda Cero compite con nuevo líder: Carlos Alsina, al frente de toda la mañana |
Vayamos por partes, la Cadena SER gana oyentes en ola, pero los
pierde -y muchos- en el acumulado anual. Gana 50.000 oyentes (que representan
unas pocas encuestas, no nos engañemos) y pierde 197.000
en un año. La Cope, más de lo mismo, suma
30.000 oyentes más y pierde 108.000 oyentes. Pero,
claro, no saquemos a relucir nuestras vergüenzas, no vaya a ser que construyamos
una mala imagen y no atraigamos publicidad. ¿Qué ha ocurrido con la
competencia? Pues, que le ha ido peor. Onda
Cero, la cadena de radio hablada de Atresmedia, que ha hecho una apuesta
fuerte por Carlos Alsina, tras la marcha de Herrera, no termina de enfilarse.
Pierde, en ola, 184.000 oyentes, y en el
interanual, se deja 195.000. No son buenos
datos, desde luego, si tenemos en cuenta la segunda posición, holgada, que
ocupaba la cadena verde, en tiempos del almeriense. Por último, la radio
pública, Radio Nacional de España,
tampoco ha tenido excesiva suerte en sus propuestas, algunas bastante tocadas
en esta ola. Pierde exactamente igual en ola que en el acumulado, 172.000 oyentes.
En esta ola casi 40.000 personas han dado la espalda a la radio. No es una cifra significativa. Pero la radio acumula, desde la primera ola de 2017, 872.000 oyentes menos
El único que está en números
negros, tanto en ola como en acumulado, es Federico Jiménez Losantos, que con
su limitada EsRadio ha
crecido casi un 13 por ciento esta ola, hasta sumar 503.000 oyentes. Suma
57.000 oyentes en ola y 75.000 en el acumulado. Podría decirse que Losantos
está rompiendo su propio techo, en consonancia, relaciono, con el ascenso de la
derecha representada por Vox en España. No nos debería extrañar que este
movimiento, surgido a la derecha de la derecha, siguiera aumentando, de acuerdo
a las tendencias que nos llegan del exterior. Preocupante, en cualquier caso.
Y me detengo, por las
expectativas creadas en torno al fichaje de grandes comunicadores, por parte de
Onda Madrid, en los datos
de la autonómica madrileña. Juan Pablo Colmenarejo es un reclamo lo
suficientemente potente como para prestarle la debida atención. No ha sido esta
ola, desde luego, la confirmación del acierto en la estrategia, sino más bien
al contrario. Ha significado, seguramente, un jarro de agua fría en la sede de
la emisora, porque el EGM solo le otorga la ridícula cifra de 6.000 oyentes. No
solo no ha ganado un oyente, sino que ha perdido, en ola, 9.000 (tenía 15.000
en la 2ª ola) y 4.000 en el acumulado anual. Dicho de otra manera, tal vez más
cruda, la apuesta de Onda
Madrid se ha saldado, en EGM, con un 60 por ciento de pérdida de audiencia.
En cuanto a las explicaciones, ¿no son suficientemente atractivos Colmenajero, Felipe Serrano y Félix Madero? Está claro que no, al menos, para los oyentes
habituales de esta emisora autonómica, que la escuchaban porque les gustaba lo
que había antes, y ahora ya no está. Las disrupciones, que ahora llaman, tienen
estos problemas. Provocan cortocircuitos entre los oyentes habituales. El
camino es más largo que una sola oleada. Hay que seguir trabajando para que en
2019 el nuevo equipo demuestre que hace una buena radio para Madrid. Lo veremos
reflejado en su momento. Pero este comienzo, negativo, debe entenderse como un
reto a superar. Una barrera perfectamente franqueable.
Alfredo Menéndez ha cambiado de cometido en "Las Mañanas de RNE", ha abandonado el tramo informativo |
Metiéndonos ya en harina de
programas y comunicadores, hay -como no podía ser de otra manera- una
correspondencia directa entre el resultado global de audiencia de las cadenas y
el de sus programas matinales, que se corresponden con el prime time, la masa crítica de sus audiencias. Suben el ‘Hoy por Hoy’ y ‘Herrera en Cope’ y bajan ‘Más
de Uno’ y ‘Las Mañanas de RNE’.
Los dos primeros no han cambiado, y los dos segundos sí, y mucho. El EGM es un
reflejo de cambios, hábitos y rutinas y todo lo que contribuya a alterar el
statu quo afecta a la medición. Nada tiene que ver la propuesta de Juan Ramón Lucas, con la de Alsina,
aunque algunos colaboradores continúen en el barco. La conversación, por
ejemplo, con Josemi Rodríguez Sieiro, no
es igual con Alsina, con Lucas o con Herrera. Cambia, aunque el colaborador sea
el mismo. Íñigo Alfonso nada tiene
que ver con la manera de contar de Alfredo
Menéndez. La primera, más fría, distante, académica, desde luego impecable, pero neutra. La segunda, más
apasionada y hasta espídica en ocasiones. El oyente no está acostumbrado a lo nuevo. Tiene
que hacerse. Hay quien da votos de confianza, y prueba. Y hay quienes,
directamente, emigran en busca de alternativas.
Quedan flecos, importantes flecos, como la apuesta de la SER en Catalunya, con Josep Cuní, o el recién llegado ‘El Faro’, de Mara Torres, pero en ambos casos, no hay datos fiables, porque los dos nuevos programas llegaron a mitad del trabajo de campo
La cadena peor parada es RNE. ‘Las Mañanas de RNE’ han perdido 38.000 oyentes, ‘Esto me suena’ 91.000 y ’24 Horas’ 154.000 oyentes. En la radio pública ha entrado un nuevo equipo, y las voces de los informativos son diferentes. También la inspiración, y hasta el formato. El cambio de cara es completo y a los oyentes se les ha mareado. Esta es la misma razón por la que los cambios en la radio, hay que gestionarlos con cuentagotas. ¿Por qué la Cadena SER no defenestró a Pepa Bueno y Toni Garrido? Porque había que esperar, había que intentarlo. Los oyentes de ’24 Horas’ han sufrido un colapso, de la noche a la mañana. He dicho que Antonio Delgado está haciendo un magnífico informativo nocturno, y me reafirmo. Pero ahora le hace falta tiempo para consolidarlo. Es un primer revés. Pero no persistirá, me atrevo a pronosticar. También ha cambiado la orientación ideológica, inevitablemente. Y en este caso, es proverbial la emigración de oyentes que sufre la radio pública, en busca de los programas más afines a su ideario. Si hemos visto que los oyentes de radio hablada en España se reducen, y que solo existe un trasvase de los que siguen escuchándola, los que dejan de seguir un programa y ya no les gusta, o cambian a otro, o se marchan. Aquí es donde debemos encontrar el germen del aumento de Cope, en los desencantados de la ‘nueva RNE’; algo, por otra parte, asumido en los despachos de la Casa de la Radio.
¿Qué vamos a añadir de Carlos Herrera?
Que sigue siendo fiel a sí mismo. Que domina como él solo el medio. Que juega
como quiere con el oyente. Que atrae, incluso a los que no son de su cuerda
ideológica y le escuchan a partir de las diez de la mañana, con ‘los fósforos’… La llegada a la Moncloa
del socialista Pedro Sánchez le ha
beneficiado. No hay un día, prácticamente, que no hable sobre él, y no precisamente
bien. Luego no pretenderá que le conceda una entrevista fácil. Ángel Expósito se ha beneficiado de la huida de los oyentes de '24 Horas', de RNE. Y su anterior programa 'La Tarde', ahora irreconocible, mantiene la audiencia prácticamente (con una ligera subida), a pesar de que ha cambiado de voces y contenidos. Las sucesivas olas irán reajustando sus cifras, creo, a la baja.
La nueva apuesta de la autonómica Onda Madrid no se ha visto reflejada aún en el EGM. Sus cifras son producto de la transición |
El caso de la SER es diferente. Aquí la apuesta tiene un
nombre, Daniel Gavela, el nuevo viejo director general de la cadena
hablada de Prisa Radio. Él decidió remangarse y pegarse a la trinchera con Pepa
y Toni. En Gran Vía no hacen falta consultores para la generalista, teniendo a
Gavela. Se han producido una serie de ajustes, y la audiencia ha regresado,
tantos como 103.000 nuevos oyentes, que han dado un respiro, muy necesario,
empezando por los mismos afectados. Pero ¿dónde está el problema? ¿En lo
ideológico? ¿En los formatos? Desde el punto de vista de las audiencias que
contabiliza este EGM, que -no lo olvidemos- se basa en el recuerdo, dos
presentadores en la mañana penalizan; mientras que uno solo beneficia el
recuerdo. Por eso Alsina y Onda Cero han
tomado la decisión de unificar ‘Más de
Uno’, un título que tampoco ayuda mucho… Pero hay más. Una componente de la
radio sustancial al medio es la compañía. Y, en este sentido, Pepa Bueno y Toni
Garrido, dos repúblicas independientes de
la radio, no dejan indiferente a
nadie: o les amas, o les odias. Provocan sentimientos encontrados. Y esta
reacción estimulada en el oyente por sus respectivas personalidades no beneficia
a la estrategia. Nadie se deja acompañar por alguien que no le caiga bien. En este sentido, Iñaki Gabilondo no tenía ese problema,
y Carles Francino tampoco. El ‘Hoy por Hoy’ se sitúa en 2.760.000,
lejos de los 3.272.000 de 2016 (-512.000 oyentes).
Suben el ‘Hoy por Hoy’ y ‘Herrera en Cope’ y bajan ‘Más de Uno’ y ‘Las Mañanas de RNE’. Los dos primeros no han cambiado, y los dos segundos sí, y mucho. El EGM es un reflejo de cambios, hábitos y rutinas y todo lo que contribuya a alterar el statu quo afecta a la medición
Quedan flecos, importantes flecos,
como la apuesta de la SER en Catalunya,
con Josep Cuní, o el recién llegado ‘El Faro’, de Mara Torres, pero en ambos casos, no hay datos fiables, porque los
dos nuevos programas llegaron a mitad del trabajo de campo. Sus primeros datos
reales los tendrán con la primera ola de 2019. Lo que se refleja ahora es un
híbrido, una suma, de lo que había -el ‘Hablar
por Hablar’ en el caso de la SER- y
lo nuevo. Para los afectados es una ventaja muy a favor, para consolidarse entre la
audiencia.
Podríamos seguir analizando más
pormenorizadamente los datos, aportando más reflexiones, pero abriremos pronto un
nuevo capítulo de “El EGM sin prisas”,
uno de los contenidos más seguidos de esta web. Allí bucearemos en detalles e
intentaremos dar respuesta a preguntas como ¿en qué tramos pierden más las
cadenas que pierden? ¿Qué ha pasado con la
guerra de los deportivos? ¿Cómo queda el fin de semana? ¿Y las noches? Todo
llegará. Pero mientras tanto, quedémonos con un par de ideas: 1) la radio
necesita más visibilidad colectiva. De los 365 días del año, la radio solo es
protagonista cuatro días, los tres del EGM y el Día Mundial de la Radio, el 13 de febrero. Pero, para cada oyente, la
radio es protagonista de su vida los 365 días del calendario, porque se hace
acompañar por ella. Y, relacionada, 2) si todos los que amamos y seguimos la
radio hacemos apostolado proactivo con nuestros hijos en favor del medio, es
posible que ganemos la batalla. Quiero pensar que no es demasiado tarde, aunque
cuando repaso los datos de cada ola del EGM mi semblante pierde más esperanzas.
Consulta todos los datos del EGM, uno a uno, sin filtros, en "Los Mediatizados", clicando aquí.
Consulta todos los datos del EGM, uno a uno, sin filtros, en "Los Mediatizados", clicando aquí.
Leo el articulo de Gorka y observo que se ha "transfigurado", en el ó la "Ministro/a", de economia, cuando valora los datos "del paro".
ResponderEliminarLa radio la escuchamos por cercanía, porque cuenta nuestros priblemas, siento lo que nosotros sentimos ... un analisis mas humano, mas cercano a los oyentes, no estaría mal. Tal vez sean analisis hacia las consultoras, los equipos directivos, los profesionales de la propia radio ... La prespectiva que tenemos los oyentes, no es esa, cada uno escucha aquello que le es mas cercano. Puede ser que la radio pierda oyentes, pero a la vez va gando oyentes mas jovenes que se ven reflejados en lo que escuchan.
Bueno un saludo y mis felicitaciones por el Blog y los analisis.
Gerardo Alonso Ginoves
Gracias Gerardo por molestarte en escribir estas líneas, a modo de reflexión. Tienes toda la razón. Pero. Siempre hay un ‘pero’. La radio que tú tienes a tu disposición para elegir no está producida por empresas ONG’s. Son empresas que ganan dinero gracias a ti, no lo olvides. Y muchos como tú, que engrosáis la audiencia de una emisora. El lado romántico de la radio solo existe si previamente se sostiene como negocio, así de claro, de rotundo y de prosaico. Pero es la vida. Las únicas radios que no persiguen afán de lucro son las públicas, y las comunitarias. El resto, te busca a ti, quieren que sus resultados del EGM sean lo más nutridos que puedan ser para que las agencias de publicidad se fijen en ellos e inviertan cuñas y microespacios. Siento derrumbar tus cimientos personales sobre la radio como amiga, como compañera de viaje… Esto es, no lo dudes, un negocio. Y la herramienta que existe para mantenerlo, hoy por hoy, es el Estudio General de Medios, el polémico EGM. Nos guste, o no. Un saludo.
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