La radio en los colegios: el podcast pedagógico
https://www.gorkazumeta.com/2018/10/la-radio-en-los-colegios-el-podcast.html?m=0
SantillanaLab organiza en Madrid un encuentro entre profesores y periodistas para analizar la inclusión del podcast en los institutos
Queridos profesores: gracias por llevar vuestra pasión por la radio a las aulas
Queridos profesores: gracias por llevar vuestra pasión por la radio a las aulas
Acudí a aquella invitación con
enorme expectación. SantillanaLab había convocado a un panel de profesores de
diferentes partes de España entusiastas del podcast como herramienta de
formación de sus clases en primaria y secundaria, y a un grupo de profesionales
de la radio, y del audio, para intercambiar experiencias y tejer nuevas
estrategias enriquecedoras en este escenario tan atractivo y potencialmente tan
eficaz para impartir formación entre nuestros niños y jóvenes.
El encuentro organizado por SantillanaLab en Madrid, el pasado 25 de octubre |
Y el workshop, palabreja heredada, cómo no, de la cargante influencia
anglosajona que destapa el complejo de inferioridad que sufre nuestra lengua
(le llamaremos taller en adelante),
cumplió ampliamente mis expectativas, porque el nivel de confianza que fuimos
capaces de desarrollar en aquellas intensas horas, me sorprendió muy
agradablemente y de inmediato empaticé con los profesores, por las razones que
expondré a continuación.
¿Son capaces adolescentes de quince o dieciséis años de aguantar la escucha de un podcast de una hora como “Documentos RNE”?
Susana Arcos, profesora de música en el IES Juana I de Castilla, en
Tordesillas (Valladolid), al mismo tiempo la responsable de la radio del
instituto, llamada Estación JdeK, abrió
la sesión ensalzando las ventajas del podcast, y de la radio, como herramienta
de apoyo docente, no sin antes reconocer en público su admiración por el
trabajo que desarrolla Radio Nacional de
España, a través de su programa “Documentos”,
cuyo director, y realizador, Miguel
Ángel Coleto, estaba sentado a su lado. Aparte de coincidir con ella en el
aprecio del programa mencionado, simpaticé enseguida porque se reconoció oyente
vocacional de radio. “En mi casa no se ve
la televisión, solo se oye la radio”, respondió.
Y, de alguna manera, ése era el
mismo perfil, generalizado, de los profesores que participaron en la reunión convocada
por SantillanaLab, que celebramos en el centro de Madrid: profesores
entusiastas de la radio, oyentes empedernidos, amantes de la capacidad evocadora
de la palabra. No podíamos -los profesionales- encontrarnos más a gusto en este
entorno, en que se reconocía implícitamente las bondades de la radio. Solo así
se explican los esfuerzos de muchos colegios de España, cada vez más
afortunadamente, por incorporar la radio como actividad, no solo extraescolar,
sino integrada en el devenir curricular de los chavales y, lo mejor de todo
esto, ¡con éxito!
Ellos, los profesores, venían a
por información. Pero nosotros, egoístamente, también. Y así se lo confesé. Les
dije que la radio está perdiendo oyentes porque los que están, dejan de
estarlo, y los que tendrían que acercarse -las nuevas generaciones- no se
acercan como lo hicimos nosotros, porque los puentes (principalmente la radio
musical) se han derrumbado ante otras ofertas de audio online que todos los
jóvenes llevan descargadas en sus smartphones. Si a esto le añadimos el
crecimiento vegetativo negativo que presenta nuestro país, y la emigración de
nuestros jóvenes en busca de trabajo, coincidiremos que el panorama no pinta
nada bien.
Y por eso queríamos testar las
impresiones de los más jóvenes, chavales de la ESO en su mayoría representada
allí en este taller, ante el efecto del audio, del poder evocador de la
palabra, la música los efectos y los silencios. Otra profesora, Mercedes Ruiz, promotora del blog Ceroenconducta, resumió
magistralmente que los profesores se ven obligados, al igual que los
profesionales de la radio o el podcast, a seducir a sus alumnos a través de la
palabra, “hay que saber utilizar los
silencios para captar su atención, que es muy dispersa”. Ahí queríamos
llegar, al nivel de dispersión. ¿Son capaces adolescentes de quince o dieciséis
años de aguantar la escucha de un podcast de una hora como “Documentos
RNE”?
Cataluña, Canarias, Extremadura o Madrid, son comunidades autónomas que se están tomando en serio la incorporación de la radio y el podcast a los colegios como herramienta de desarrollo intelectual
La respuesta obtenía disparidad
de variantes. El nivel de atención de los chavales se ha modificado en estos
últimos años, mucho. Tanto que, como reconocía Juan Carlos de Miguel, profesor de música, y asesor en innovación y
tecnologías educativas, “la metodología
de la clase magistral, en la que un profesor habla durante dos horas y el
alumno se supone que escucha, se ha terminado. Los chavales ya no asimilan como
antes esta forma de enseñar”. Y ahí entra el video, el cine, la interactuación,
los trabajos en grupo, ¡y el podcast! Susana Arcos nos sorprendió cuando defendió
que su experiencia de escucha de podcasts en clase sí incluía “Documentos
RNE”, cuya duración es de 53 minutos. “Influye la duración, claro -decía- pero si se trata de una historia potente, he comprobado que los
chavales se quedan absortos escuchándola”. Y ahí, Miguel Ángel Coleto
subrayó las características de su producto, resaltando que todos y cada uno de
los sonidos de que se compone está estudiado milimétricamente. “A veces, nos encontramos con que hay temas
que resultan demasiado densos de seguir, y hay que introducir elementos,
pasajes, que permitan respirar al
oyente”, subrayó, defendiendo la importancia trascendental de la
realización de este programa que obtiene tanto éxito entre la comunidad
educativa.
Pero, por lo general, tal y como
defendían una mayoría destacada de profesores, los chavales no aguantan un
podcast superior a los diez o quince minutos. “Los ideales serían de cinco minutos. Una clase con un solo podcast de
una hora es muy difícil de llevar, pero una clase con seis o siete podcasts de
cinco minutos cada uno, que provoquen el debate activo, es mucho más viable”,
coincidieron varios profesores. Es la generación
de las prisas, como yo la denomino: todo lo quieren rápido y accesible. Es
lo que les ha dado internet, y su nivel de atención se ha reducido sobremanera.
Por eso la educación tiene que adaptarse a su nueva forma de aprender y
relacionarse con su entorno.
El debate profesores-periodistas resultó de lo más enriquecedor |
¡Cómo no iba a empatizar con los
profesores allí reunidos! Si desde siempre he admirado su trabajo, su
dedicación, sus esfuerzos por hacer de nuestros jóvenes ciudadanos de provecho,
buenas personas, cultas e inteligentes. La radio -comenté- está emparentada con
la literatura. Un programa de radio es como un libro: ambos evocan a través de
la fuerza de la palabra. No les hace falta imágenes. El lector, el oyente, es
capaz de imaginar las historias, y de disfrutar con ellas.
La radio cubre, entre otras carencias, el desarrollo de las habilidades de comunicación, pero además socializa, y desarrolla capacidades como la investigación, o el pensamiento crítico, y todo ello con una gran motivación
Pero si los chavales no son
capaces de escuchar podcasts de gran extensión, con las excepciones apuntadas,
sí que el éxito está garantizado cuando de lo que se trata es de escuchar los
programas de producción propia, grabados en las instalaciones del colegio -si
es que disponen de equipamiento- o a través de modernas aplicaciones de audio,
descargadas en tabletas y en los mismos smartphones. Los profesores conocen
Apps. muy interesantes para sortear la pobreza de medios. Por eso hay que
apoyar, como sea, esta aventura en los colegios.
En una de mis intervenciones,
destaqué la importantísima labor que están desarrollando los colegios adoptando
la radio como herramienta de desarrollo de habilidades de comunicación de los
chavales. Como profesor, tengo la oportunidad a menudo de testar los niveles de
mis alumnos en materia de hablar en público, por ejemplo, y las carencias son evidentes;
aunque por fortuna en los colegios se empiezan a equilibrar las exigencias
entre los conocimientos y las competencias. Pero hablar en público sigue siendo
la asignatura pendiente de los españoles. La radio cubre esta carencia. Y
muchas más, añadí: fomenta el desarrollo lingüístico; socializa, al tener que
trabajar en equipo, estrecha relaciones personales, esquiva el bulling; desarrolla la capacidad de
investigación y documentación de los temas abordados en el programa, con gran
motivación; favorece un acercamiento más eficaz con el entorno, potenciando su
capacidad crítica y la inmersión en el proceso logra una mayor consolidación de
los conocimientos adquiridos. ¿Se puede pedir más?
Hace algún tiempo abrí en esta página web un apartado dedicado a “La radio en los
colegios”, donde informo -y lo celebro- sobre los avances que se van
produciendo en este sector. Y ya hay un histórico importante: Cataluña,
Canarias, Extremadura, Madrid, comunidades que están apostando por la radio en
los colegios, con decisión, y recursos. Y añado más: la industria no se puede
automarginar de este movimiento, al contrario, debe favorecerlo, animarlo y
apoyarlo, en la medida de sus posibilidades. Y pienso en toda la red de
emisoras, públicas y privadas, que pueblan esta España nuestra, que son
tentáculos de un medio que necesita renovar generacionalmente su audiencia. Y
estoy seguro de que, al margen de las directrices de los staffs de estas grandes cadenas o emisoras, los compañeros estarían
encantados de apoyar de una u otra manera toda iniciativa que tenga que tenga
que ver con la implantación de la radio en los colegios. No me cabe la menor
duda.
Documento gráfico de una reunión de la red #Radiosescolares de Valladolid, que se está creando bajo el lema: 'La radio nos une' (Susana Arcos en el centro, sentada) |
De hecho, Aquilina Fueyo, de la Universidad de Oviedo, también presente en
este taller de SantillanaLab, me reconocía que la respuesta de los medios a la
iniciativa de reunir el 13 de febrero -Día Mundial de la Radio- a todas las
radios escolares asturianas, en torno al edificio de la Universidad, contó con
todo el apoyo de las radios locales de Oviedo. “Para otros temas, muy importantes, con destacados profesionales que
viajan hasta la capital asturiana, no tenemos la misma respuesta”, me
confesaba, apenada. Claro, le respondía yo, es que a los de la radio, la sola
palabra ya nos provoca un efecto imán inmediato. ¡Y allá que vamos!
La jornada, dinamizada espléndidamente
por Cuonda, que había producido tres
impecables podcasts a partir de los cuales se construyó el trabajo por grupos, contó
con algunos momentos estelares, como la introducción del profesor Antonio Rodríguez de las Heras, de la
Universidad Carlos III de Madrid, al que hubiéramos estado escuchando toda la
tarde, y la presentación, por parte de su autor, el periodista Pablo Romero, de su podcast “Las tres muertes de mi
padre”, en el que investigó durante cinco años el sumario del asesinato
de su padre, a manos de ETA.
Imagen de la radio escuela de IES Juana I de Castilla de Tordesillas (Valladolid), emisora 'JdeK' |
En definitiva, un taller de
puesta en común de ideas, y de creación de estrategias, promovido por
SantillanaLab, conformado por profesionales de la enseñanza y periodistas especializados
en diferentes soportes del audio, con un último fin: trabajar en la mejor
orientación del podcast como herramienta de desarrollo intelectual de nuestros
niños y jóvenes, en colegios de primaria y de secundaria de nuestro país. Un
objetivo loable, en el que los amantes de la radio, y del podcast no podemos
hacer otra cosa que volcarnos en su apoyo, porque nos va la vida en ello,
porque no solo queremos este medio, es que, ante todo, creemos profunda y
sinceramente en sus enormes posibilidades. Si Aristóteles definió la condición
humana como ‘racional’, hoy en día, en los albores del siglo XXI, los seres
humanos somos también seres emocionales, y ningún otro medio más adaptado a
este entorno sentimental que la radio.
Mil gracias a SantillanaLab por
organizar este feliz encuentro y a mis queridos, y admirados profesores,
gracias, gracias y gracias por llevar vuestra pasión por la radio a las aulas. ¡¡No
os equivocáis!!