Las 7 vidas del podcast (y II)
https://www.gorkazumeta.com/2018/09/las-7-vidas-del-podcast_19.html?m=0
Reflexión en torno a la vigencia de un podcast como soporte sonoro en su consumo diario
La vida de un podcast no se agota nunca, es como la de un gato
No todo está tan claro como
aparenta. La primera reflexión extraída de la afirmación del político romano es
que las palabras resultan fugaces, y por tanto la idea que expresan se olvida
fácilmente; mientras que los escritos constituyen una memoria recuperable en el
tiempo, como así ha sido, por ejemplo, en el Derecho romano, base -todavía, dos
mil años después- de la formación de cualquier licenciado en esa disciplina.
Sin embargo, el escritor, y traductor argentino, Alberto Manguel, aporta una explicación bien diferente de la
reflexión de Cayo Tito. Para Manguel el senador defendía la palabra hablada
frente a la escrita, porque la voz se extiende más rápidamente a través del
aire, mientras que la palabra escrita está muerta hasta que alguien,
precisamente, le pone voz.
Sea como fuere, la radio, en su historia global, ha vivido más del aire que de los escritos. La palabra ha surgido, sí, es cierto, fugaz, y a menudo olvidadiza, enfrentada a memorias divergentes, frescas y consumidas por los años. Pero el efecto de esa palabra en quienes han decidido seguirla ha resultado emocionalmente incalculable. Y desde luego, incomparable con otros medios, que no lograron nunca, ni lo lograrán, alcanzar la mitad de eficacia y credibilidad que la radio. Manguel es un defensor de la palabra. Por tanto, de la radio. Y del aire. La radio ha sobrevivido -y muy bien- de las palabras, y no ha necesitado de lo escrito. Hasta ahora.
Así, no es de extrañar, que las
webs de las radios no se diferencien mucho de las de un periódico digital, e
incluso que las de una televisión. Todas priorizan la imagen. Las de la radio,
también. Por tanto, la radio está combinando los dos principios que apuntaba
Cayo Tito: la fugacidad de la palabra y la perdurabilidad de los escritos. Y en
estas, llegó el podcast. Y volvió a provocar disrupciones. El podcast existía desde que se inventó el magnetófono, en la década de los años 40. Desde el
momento en que podía grabarse el sonido en una cinta magnética, la palabra
dejaba de ser fugaz para permanecer en el tiempo. Así, los documentalistas e
investigadores de la radio han logrado construir una historia del medio que,
hasta la llegada de esta herramienta, resultó totalmente imposible porque no
existían testimonios físicos/sonoros de lo emitido en el primer cuarto de siglo de vida
de la radio.
Lo que han logrado los podcasts, y la tecnología digital, es popularizar una técnica -la conservación del audio- que existía únicamente a nivel profesional. Los oyentes, ahora, pueden escuchar un audio a voluntad, gracias a las posibilidades que ofrecen las diferentes plataformas que alojan contenidos sonoros. Pero, a diferencia -sustancial- de la radio, los podcasts cuentan con una vida mucho más prolongada en el tiempo.
La vida de un podcast no se agota nunca, es como la de un gato
Continúa...
La radio está próxima a cumplir cien
años de vida. Todo un siglo acompañando y contando la vida. Y la mayoría de ese
período ha mantenido el principio que defendió en la antigua Roma el senador
Cayo Tito, cuando pronunció una de las frases, hoy latinismos clásicos, más
populares de cuantos seguimos utilizando: “Verba
volant, scripta manent” (las palabras vuelan, lo escrito permanece). En
nuestra lengua, y fruto de la traslación de este pensamiento, hemos oído, más
de una vez y de dos, “lo escrito, escrito
está y a las palabras se las lleva el viento”.
Los podcast establecen una nueva relación, más emocional, con el oyente (Fotografía Pixabay) |
La larga vida de un podcast no sirve para promocionar campañas puntuales. Que figure una campaña del Santander, o de El Corte Inglés, dos años después, no interesa a las marcas
Sea como fuere, la radio, en su historia global, ha vivido más del aire que de los escritos. La palabra ha surgido, sí, es cierto, fugaz, y a menudo olvidadiza, enfrentada a memorias divergentes, frescas y consumidas por los años. Pero el efecto de esa palabra en quienes han decidido seguirla ha resultado emocionalmente incalculable. Y desde luego, incomparable con otros medios, que no lograron nunca, ni lo lograrán, alcanzar la mitad de eficacia y credibilidad que la radio. Manguel es un defensor de la palabra. Por tanto, de la radio. Y del aire. La radio ha sobrevivido -y muy bien- de las palabras, y no ha necesitado de lo escrito. Hasta ahora.
La llegada de internet ha
trastocado muchos principios, entre ellos el de la esencia de la radio que, en
muchos casos, se ha obviado en beneficio, por ejemplo, de la imagen. Al
principio de “las palabras vuelan”,
que ha sido la máxima de la radio por excelencia, ahora se ha sumado el
principio de “los escritos permanecen”,
en referencia a las plataformas web que sustentan muchas radios y que, en la
gran mayoría de los casos, priorizan más lo textual y visual, que lo auditivo;
o sea, su esencia. Incomprensiblemente, apuntarían algunos. Con incoherencia,
subrayarían otros. Es posible. Pero se trata de públicos y targets diferentes. Quienes oyen la radio aspiran a escucharla. La
quieren. Mientras que quienes consultan una web quieren ver (fotografías,
videos) y, luego, en función del tiempo disponible, escuchar. Somos
prioritariamente visuales, y los ojos son, no cabe duda, un instrumento de
absorción de información mucho más entrenado que el oído, insisto, en la mayoría
de los casos (con permiso de la Programación
Neuro Lingüística, PNL).
La longeva y felina vida de un podcast podría coincidir con la desaparición de una marca. Pero la asociación de una identidad a un contenido de prestigio es la fórmula más inteligente para enriquecer ambas
Lo que han logrado los podcasts, y la tecnología digital, es popularizar una técnica -la conservación del audio- que existía únicamente a nivel profesional. Los oyentes, ahora, pueden escuchar un audio a voluntad, gracias a las posibilidades que ofrecen las diferentes plataformas que alojan contenidos sonoros. Pero, a diferencia -sustancial- de la radio, los podcasts cuentan con una vida mucho más prolongada en el tiempo.
La eficacia de la radio, y no me
refiero en exclusiva a los contenidos editoriales, sino también a los
comerciales, que sustentan el negocio privado, siempre se ha medido por
impactos. La radio es una carrera de fondo y se basa en el conocido “efecto repetición”, que sigue siendo uno
de los grandes métodos humanos en la absorción de conocimientos. Una única
emisión de una cuña publicitaria fracasará, si no forma parte de una campaña
que incluya más emisiones, y por tanto impactos. La gran noticia del día, por
la que apuesta la línea editorial de una cadena de radio hablada, abrirá todos
sus informativos horarios, y dispondrá de más tiempo y desarrollo en los
programas informativos. El oyente tiene que enterarse, y por eso ¡se lo
repetimos!
¿Qué ocurre con el podcast? Que
no se repite. Se escucha (si se escucha), se consume, y se deshecha. Un podcast
de radio no hace sino documentar un fragmento de la emisión, para quien desee
recuperarlo, por la razón que sea; mientras que un podcast nativo busca su propio
público, por sus propios medios. El primero es radio. El segundo, es podcast,
no siempre radio.
También existen diferencias
sustanciales con respecto a la fugacidad de uno y de otro. Los contenidos radiofónicos
se emiten, y se pierden en el aire, como diría Cayo Tito. Los podcasts, sin
embargo, perduran mucho más en el tiempo. Observemos el gráfico que acompaña a
este post. La vida de un podcast tiene forma de dinosaurio. Y depende también,
en una parte sustancial, del contenido: si es actual, genérico, o si es
específico, o especializado.
La industria radiofónica, que se ha dedicado toda su vida a la producción de contenidos sonoros, es la que parte con ventaja en la producción, también, de podcasts (Fotografía Pixabay) |
El lanzamiento de un podcast
cubre un ciclo de impacto inicial. Forma parte de la operación lanzamiento, en
la que el marketing ayuda mucho a darle visibilidad entre el público. En esta
fase llegará alto, si el contenido y la campaña son buenos. Pero ahí no se
agotará su vida. Solo ha consumido una. Le quedan otras seis, al menos, como las
de un gato. Poco a poco, irá agotando sus impactos, pero no del todo. El
gráfico muestra cómo el grueso de la cola marca las diferentes vidas de un
podcast. Pero no contempla que se produzcan episodios puntuales que reaviven la
llama del interés, y provoquen un alza en las escuchas de un podcast, como
ocurrió con las revelaciones
del comisario Villarejo sobre Corinna, en las que implicó al rey emérito
Juan Carlos I, y el podcast “V, Las cloacas del Estado”, de Álvaro de Cózar (producción de Toni Garrido), en Podium Podcast, en
el que ‘V’ corresponde a la inicial del apellido del mencionado comisario.
Del mismo modo, un podcast sobre las
guerras de Mesopotamia, muy específico, tendrá una vida más larga que un
podcast sobre la actualidad deportiva de un equipo local. Es lo que representa
el gráfico del dinosaurio, que acompaña a este podcast. De un tiempo a esta
parte, se han revelado los temas con mayor tirón entre los consumidores de
podcast: lo oculto, lo inexplicable, el misterio, todos ellos conceptos que explican
el éxito de Iker Jiménez, y antes de
Antonio José Alés. La humanidad (los
oyentes) sigue preguntándose por el origen de muchos episodios enigmáticos, que
permanecen entre sombras. Igualmente, la historia, bien contada, explicaría el
éxito de podcasts como “La Escóbula de la
brújula”, ahora en Podium Podcast, aunque también bebe de otras fuentes
como las leyendas y, también, de lo desconocido, que tratan de clarificar. Los
contenidos tamizados por el humor explican otro gran pie del podcast
contemporáneo, en España, con programas/podcasts como “La Vida moderna” de David
Broncano, Quequé e Ignatius o “Nadie sabe nada”, de Buenafuente y Romero.
La radio también practica el branded content, siempre lo ha hecho. De hecho, fue la inventora de esta fórmula. Pero en su caso potenció el patrocinio. La fórmula actual aplicada a los podcasts de un paso más
Observemos ahora los podcasts
desde el punto de vista de su eficacia comercial. La larga vida de un podcast
no sirve para promocionar campañas puntuales. Que figure una campaña del
Santander, o de El Corte Inglés, dos años después, no interesa a las marcas. El
impacto se relaja de tal manera que hace poco atractivo el soporte del podcast
para este tipo de publicidad, en el que la radio sigue siendo la reina, sin ninguna
duda. ¿Qué le queda al podcast? El branded
content o el también llamado, el podcast
content: la asociación de una marca a un contenido de prestigio. Incluso la
generación de contenidos ‘a medida’ de una marca. Podium Podcast, la plataforma de Prisa Radio, está ya trabajando con éxito
esta fórmula, cada vez más extendida entre marcas y agencias. Algunos ejemplos:
“Abrimos la ópera”,
con Endesa; “Aerolinea Momentos”,
con Iberia; “Sonido Morse”, con
Mahou (2ª temporada); “En la cabeza de Carlos Soria”, con Correos y “Onda
Marciana”, la serie que hicieron con
Telefónica. Y, más recientemente, "Sonajero", firmada con la juguetera Fisher Price.
La longeva y felina vida de un podcast podría coincidir con la desaparición de una marca. El tiempo es imprevisible, igual que los negocios.
Pero la asociación de una identidad a un contenido de prestigio es la fórmula
más inteligente para enriquecer ambas: el contenido en sí, al contar con un
apoyo que permite su existencia; y la marca, al apostar por una experiencia tan
emocional, y personal, como es un podcast. He aquí otra de las grandes
diferencias de la radio frente al podcast que, desde el punto de vista comercial,
merece la pena destacar, por cuanto el podcast sale ganando en este caso, y me
refiero a la relación que se establece entre el oyente y el contenido. El
oyente de radio oye las más de las veces. No presta la debida atención y,
escuchar, escuchar, solo lo hace a ratos. A menudo he afirmado que la labor de
un responsable de contenidos es tener escuchantes,
no oyentes. Sin embargo, en el caso del podcast, la escucha es más activa y
eficaz. Quien se descarga un podcast quiere escucharlo. Las marcas son cada vez
más conscientes de este aspecto y lo valoran. Por eso la potencialidad de los
podcasts resulta tan atractiva.
La radio también practica
el branded content, siempre lo ha
hecho. De hecho, fue la inventora de esta fórmula. Pero en su caso potenció el
patrocinio. La fórmula actual aplicada a los podcasts va un poco más allá, da
un paso añadido, y llega a influir en los contenidos, que se preparan ad hoc para la marca. Si el anunciante
es una marca de automóviles, ¿por qué no fabricar
un ‘road podcast’ de ficción sonora? Los caminos son enormes, las posibilidades
están abiertas. Solo las buenas ideas salen del anonimato. Pero hay que
trabajarlas.
Este gráfico recoge la vida de un podcast |
Existen algunas
características específicas del podcast frente a la radio que cada uno de los
dos soportes debe saber gestionar de la mejor manera, para sacarle todo el provecho
posible. Pero uno y otro quieren sobrevivir y la publicidad (o el crowdfunding) son los compañeros de
viaje necesarios para convertir un proyecto en sostenible en el tiempo. El
audio, no lo duden, está en su mejor momento.