La radio tiene relevo, a pesar de todo
https://www.gorkazumeta.com/2018/07/la-radio-tiene-relevo-pesar-de-todo.html?m=0
Mi experiencia como profesor de magacines en el Máster de Radio, Televisión y Multimedia de la Escuela CES
El programa continúa con una sección dedicada a los oyentes de la radio. Son los propios oyentes los que preguntan a los profesionales de la radio. En esta sección mis alumnos tuvieron la gentileza de contar conmigo. El oyente formulaba la pregunta, se abría un microdebate entre el propio Pablo Mateo y Marta Carrión Gómez, otra de mis (grandes) alumnas, y cerraba yo con mi reflexión en torno a la duda planteada. “¿Falta comunicación entre la radio y el oyente?”, fue la primera pregunta. Le siguieron otras dudas, como “¿Qué tengo que hacer para que mi hijo se interese por la radio?”, “¿Los programas musicales van a terminar imponiéndose en la radio a los generalistas?”, “Que tenga tanta publicidad la radio, ¿no la termina perjudicando?”, “¿La radio debe tener una carga divulgativa, educativa, o debe primar el entretenimiento?”, “¿Creo que la radio está en decadencia, lo consideras acertado?” y “¿Hasta qué punto está politizada la radio en España?”.
Pero no quiero concluir este post sin mencionar a todos mis, ya, exalumnos, por cierto, mayoritariamente mujeres. Sirvan estos retazos para presentarlas con dos palabras a cada una. Merecerá la pena recordar sus nombres cuando alcancen la notoriedad que, sin duda, les corresponderá por sus extraordinarias condiciones, y conocimientos, a los que sumarán justo lo que les falta: experiencia.
Cada año es mayor privilegio conocer otra promoción de intrépidos aspirantes a trabajar en la radio, y a vivir dignamente de ella. Ahora, los caminos se abren, no se ciñen exclusivamente a las redacciones de las grandes empresas de comunicación. El autoempleo es un camino abierto que se ha abierto en este siglo XXI, y que hay que aprovechar. Y, estoy convencido, ellas (perdonadme, pero sois clara minoría), de una u otra manera, lo van a lograr, y disfrutaré de su éxito. Estaré cerca. Pendiente.
Quienes la prueban, terminan enamorándose de la radio
Ha terminado el Curso 2017-2018 y hay una nueva hornada de periodistas audiovisuales, gracias a los magníficos resultados logrados por una nueva promoción del Máster en Periodismo en Radio, Televisión y Multimedia, de la Escuela CES, en la que tengo el honor, y la satisfacción, de ejercer como profesor del módulo ‘Magacines de Radio”.
Los alumnos y alumnas de la promoción 2017-2018 del Máster RTVE y Multimedia de la Escuela CES, en uno de los platós de TV, junto con la profesora Marta Reyero |
El primer día de clase les llamé, directamente, ‘raros’, por haberse decidido por un máster en que la radio tenía un protagonismo tan destacado. El interés de los jóvenes por este medio, que siempre ha sido bajo (hay que reconocerlo), en estos últimos años, en que todo parece contaminado por la imagen, ha descendido aún más. Me miraban extrañados. Su profesor de radio les recriminaba su decisión. Pero, acto seguido -seguía su sorpresa- les felicité por la elección. Y ensalcé, como no podía hacer de otra manera, las bondades de la radio. Pero volví a situarles en la tierra, al advertirles que habría que trabajar mucho para sacar adelante no solo mi asignatura, sino todo el Máster. Me hicieron caso.
Y llegó junio. Y el Trabajo Fin de Máster. Los alumnos elegían medio y formato, previa autorización por parte de la dirección académica, que debía aprobar sus proyectos. Y muchos eligieron radio, lo cual me alegró sobremanera. Tuve la oportunidad, gracias a la generosidad de Juanjo Echevarria, director del Máster, de formar parte de varios tribunales, y lo primero que tengo que reconocer, feliz, orgulloso (como el resto de profesores del claustro), que observé -y disfruté- el increíble progreso que había experimentado cada uno de ellos, en una intensa evolución desarrollada en escasos nueve meses de clases.
Llegaron, la mayoría, sin saber qué era un autocue y, en sus Trabajos Fin de Máster, les vi utilizarlo con una enorme soltura y naturalidad. Llegaron sin saber cómo distinguir, y utilizar, las sintonías y las ráfagas, en radio, y su trabajo certificaba que no solo sabían distinguirlas, sino que añadían, al producto final, una preocupación añadida, también, por el aspecto formal, que valoré.
Momento de una de las grabaciones de un RFM de televisión, con todos los alumnos repartidos en los puestos técnicos, y Blanca Fernández Ruiz de Terry como realizadora |
También al principio del curso pulsé su interés por la radio. El Máster comprende radio, televisión y periodismo digital. La mayoría me reconoció que pensaban en televisión, pero hubo algunos, pocos, para qué decir lo contrario, que se posicionaron a favor de la radio, sin ambages. Les emplacé al final del Máster, para cuando hubieran vivido intensamente cada uno de los medios. Y al final, aparte de los convencidos inicialmente, todos, el resto del grupo, se sumaron a la calificación de la radio como un medio enormemente atractivo para trabajar. La radio, una vez más, había ejercido su magia, para ensimismarles.
Uno de ellos, Pablo Mateo Arranz, totalmente convencido, me reconoció desde el principio de los tiempos, que lo suyo era la radio, que la había escuchado toda su (corta) vida y que tenía claro que era su medio preferido. Precisamente, Pablo realizó un Trabajo Fin de Máster dedicado monográficamente a la radio, que he querido publicar en mi web. Me parece de un enorme interés conocer de primera mano la opinión que le merece la radio a un joven de veinticuatro años, que ha decidido dedicarse a este tan apasionante como absorbente oficio. Aquí lo dejo:
Pablo Mateo Arranz se decide a hablar del futuro de la radio en su programa Fin de Máster, reconociendo el desapego de los jóvenes por el medio “si pueden evitarla, la evitan”, dice. En su programa se analiza un programa “La Vida Moderna”, que presentan David Broncano, Ignatius y Quequé, en la Cadena SER, gracias a Álex Pinacho, su productor, con el que charló Pablo. Pinacho reconoció que “los primeros sorprendidos, por los resultados de audiencia, somos nosotros”. El programa va alternando fragmentos de “La Vida Moderna” con la entrevista al productor, a modo de ilustración sobre lo que va comentando. “No hay una predisposición del equipo a cambiar el discurso, a innovar, o a cambiar el humor en España. Yo creo que el éxito de estos tres es que han trasladado a la antena conversaciones que podemos tener tú y yo en un bar, cada uno a su manera”, explica Pinacho. “No impostan, no cambian su forma de hablar, y de decir. Cuando estamos tomando una cerveza juntos, fuera de micro, continúan ‘haciendo’ el programa”.
En pleno grabación de su magacine Virginia García Escalona (centro), con Cristina Blasco Morell (a su derecha) y Blanca Fernández Ruiz de Terry (a su izquierda) |
La entrevista continúa por los límites del humor. “Yo creo que el único límite del humor es que tenga gracia. Si el chiste no funciona, es que no es un chiste. Pero ¿quién determina el límite: gente con una pistola, con una toga? Es un debate interesante, pero aburrido. Y si te molesta, te jodes”, continúa respondiendo, tajante, el productor de “La Vida Moderna”, en la SER. Álex Pinacho reconoce que no hay intención de molestar a nadie. “Yo entiendo que hay fibras muy sensibles, claro. Que se ofendan. Pero no estamos hablando de casos concretos, sino de clichés, ideas generales. Y con esos mimbres, se avanza sobre un alambre”.
Pablo Mateo, tras la entrevista con el productor de “La Vida Moderna”, se ocupa del podcast, como nuevo formato que aporta el audio, y lo hace gracias a otra compañera del máster, Noelia Rodríguez Rey. Se parte de una premisa: “El podcast supone una amenaza para la radio convencional”, comenta el propio Pablo. Pero rápidamente se desautoriza la afirmación, con la ayuda de Ana Ormaechea, cofundadora de la plataforma de podcast Cuonda. “¡Qué va! Es el complemento. Es otro consumo diferente. De hecho, muchos medios están sirviéndose del podcast para llegar a otros públicos, más jóvenes, que no tienen el hábito de escuchar la radio tradicional”. Noelia cita el fenómeno de “The Daily”, el podcast del New York Times, que ha logrado audiencias millonarias, en Estados Unidos.
En plena clase con mis alumnos, de izquierda a derecha, Noelia Rodríguez Rey, Nacho Banderas, Pablo Mateo y Nahikari Muñoz |
En este programa de Fin de Máster de mis alumnos de la Escuela CES, se certifica el irrefutable crecimiento del fenómeno del podcast, apoyándose de nuevo en Ana Ormaechea, cofundadora de la plataforma Cuonda: “Hemos observado, con nuestras propias métricas, un crecimiento bestial, y también en el interés de las agencias de publicidad y de las marcas por el fenómeno del podcast. Así que, al final, esto se convierte en un ecosistema, y si avanza, y crece, va todo bien”. Pablo Mateo y Noelia Rodríguez no esquivan el tema recurrente de la monetización. “Es muy difícil con un solo podcast vivir de él; pero si dispones de un catálogo de podcast que suman 250.000 descargas, entonces la situación es diferente”, puntualiza Ormaechea. Eso es Cuonda.
Pablo Mateo cuenta en el programa con un invitado en el estudio, un exestudiante recién llegado al mercado laboral, en este caso, a Radio Marca. Su nombre Rafa Maínez, director de “Balón de Bronce”. Con él desarrolla un diálogo en torno al acceso de los jóvenes al trabajo, los contenidos, el lenguaje que hay que emplear para dirigirse a los oyentes, etc. “Me gusta que el entrevistado no se sienta que está siendo entrevistado”, afirma Maínez.
Otra de las clases, con Pablo Paniagua, Virginia García, Blanca Fernández ruiz de Terry, Cristina Blasco, Lara Santos, Aida López Campos y Marianna Maldonado |
Pablo Mateo cierra el programa con una reflexión: “La radio ha terminado enamorándome tanto que quiero seguir conociéndola día a día. A la radio y a mí nos quedan por contar muchísimas historias juntos. De momento, la de hoy no ha estado nada mal”, concluye Pablo dando las gracias a los oyentes que han seguido el programa.
Se trata, si bien no de un programa perfecto, y sólido, sí al menos de un magnífico espacio para la reflexión del medio, realizada por un grupo de personas, muy jóvenes, que han decidido orientar sus pasos hacia la radio. En este sentido, me interesaba recuperar el programa, ya como podcast, para poder compartirlo en mi web.
Lorena García, Ana ruiz, Nacho Banderas y Verónica Jiménez, durante la grabación de un magacine |
Blanca Fernández Ruiz de Terry, terremoto periodístico, curiosa por naturaleza, activa y proactiva; Cristina Blasco Morell, exquisitas condiciones creativas, portentosa imaginación, compañera excepcional; Virginia García Escalona, lleva la radio incrustada de serie, y le viene de familia, trabajadora incansable, convencida de que con un buen equipo ella brillará más; Aida López Campo, y Marta Carrión Gómez, la radio es su medio, porque son muy emocionales, y la radio les quiere, la autoexigencia es su marca; Marianna Maldonado Nessi, la naturalidad apabullante de su verbo venezolano, que contagia vitalidad; Ignacio Banderas Crespo, su presencia en cualquier redacción sumará calidad, profesional y humana, no tengo la mínima duda; Pablo Paniagua Segura, las preguntas siempre son pocas, transmite verdad, es fácil confesarse ante él, invita a hacerlo; Pablo Mateo Arranz, creador de historias, imaginativo, agudo, perspicaz y generoso; Lara Santos Porras, pura energía, extravertida, valiente, audaz, potencialidades como periodista envidiables; Irene Talens Ramiro, la naturalidad al poder, con unas extraordinarias dotes para empatizar con ella, que debe desarrollar más; Lorena García Sierra, enorme personalidad, voz sugerente y atractiva, hay que seguirla de cerca; Nahikari Muñoz Ruiz, fuerza arrolladora, energía desbordante, simpática, empática, lideresa; Verónica Jiménez Jareño, la hormiga reina, trabajadora, tenaz, buenas condiciones para la comunicación (las mejores); Noelia Rodríguez Rey, una máquina de fabricar ideas y contenidos, incansable, perseverante y Ana Ruiz Hervás, la discreción es una buena condición en el periodista, pero por debajo, en este caso, siempre habrá una gran profesional.
Imagen lograda desde el control, con vista del locutorio donde los alumnos grababan su magacine |