3.000.000 por apostar por la radio
https://www.gorkazumeta.com/2018/04/3000000-por-apostar-por-la-radio.html
El editor celebra con sus lectores los tres millones de páginas vistas de esta web dedicada a la radio
¿Cómo criticar a quien aprecias?
El pasado 24 de junio de 2017, no
hace todavía un año, daba las gracias por haber alcanzado la cifra de dos
millones de páginas consultadas (quiero pensar que leídas, al menos en parte),
y titulaba aquella reflexión “Un
simple gracias a veces no es tan simple”. Y en ese post expresaba mis
temores y vértigos. Y escribía: “temo
que en alguna ocasión esta web se convierta en una losa para mí, en lugar de un
pulmón de oxígeno”. Pues bien, imagino que todo post, de una u otra
forma, responde en parte a un momento anímico concreto, y en aquel caso, no
recuerdo el porqué, tal vez experimenté un descenso de fuerzas.
Con Carlos Alsina, en Onda Cero. Un privilegio conocer a uno de los más grandes radiofonistas de este país |
Hoy, ante los 3.000.000 de
páginas leídas, insisto, en menos de un año, debo reconocer que estoy pletórico
de energía positiva. Siento que mi web es parte de mí, una extensión de mi
pasión proverbial por la radio, que me lo ha dado todo en esta vida. Bueno y
malo. Por fortuna, lo negativo pierde utilidad en la memoria y termina pecando
de fugacidad. Menos mal. Lo bueno, sin embargo, se recuerda.
Como Jurado de los Premios Fin de Carrera en mi Facultad de la Universidad de Navarra |
Allá por 1988 comencé a vivir un
sueño: empezar a trabajar en Radio San Sebastián, de la Cadena SER, mi casa. El sueño se hizo realidad, y
lo viví en dos fases con ilusión e intensidad: la primera, en mi ciudad de
origen, en tiempos muy duros de violencia irracional e innecesaria, tan
dolorosa, ya superada; y en Madrid, donde fui feliz, a pesar de la dureza de una ciudad que
para un donostiarra se hacía muy cuesta arriba. Aun hoy lo sigue siendo. Por
supuesto, en mi percepción subjetiva. Pero un día de diciembre de 2010, próximo
a la Navidad, me hicieron despertar bruscamente de ese sueño con una carta que
yo no había pedido. Era mi casa, la que me había acogido tantos años, la que me
quería fuera. Y me marché, llorando. Recibí el cariño de decenas de compañeros
(que nunca olvidaré)...
En 'Hora 25', en la SER, el pasado 13 de febrero, el Día Mundial de la Radio |
Desde 2010 no había regresado a Gran
Vía 32. Hasta que me invitó Àngels
Barceló el pasado día 13 de febrero, Día
Mundial de la Radio. Valoré aceptar la amable invitación. Incluso estuve a
punto de rechazarla. Pero al final se impuso el corazón, y el cariño por las
personas que me invitaron, empezando por Lala
García, la productora, con la que había compartido horas y horas de feliz
convivencia laboral.
-¿Sabes que es la primera vez que piso la SER desde que me despidieron? -le
comenté a Ángels—.
-¡Pues me alegra que
haya sido por mi culpa! -me respondió, cariñosa-.
Antes de llegar a la SER, un grupo de compañeros, hoy amigos,
me esperaban en la puerta de la radio, para recibirme y regalarme su cariño
abrazándome y besándome. Fue mágico. Un minuto más con ellos (Lala García me
reclamaba en los estudios) y termino emocionado como una magdalena.
Con los chicos de la Fundación Juan XXIII, que me invitaron a su programa "Radio o lo que sea" para hablar de radio, ¡qué arte! |
Pensando en el taxi, a mi regreso
a casa, tarde, tras compartir tertulia sobre la radio, en “Hora 25”, con mi querida Chelo
Sánchez Serrano, igual de emocionada que yo por regresar a la que también
fue su casa, me dije que no me hubieran invitado nunca de no ser por mi trabajo en mi web de marca personal. En un par de
ocasiones, la propia Àngels se refirió a mis opiniones publicadas en ella, señalando
implícitamente que mi web se había convertido en una referencia en el sector.
Con los directores de los programas deportivos, el Día Mundial de la Radio, en InfoRadio, en la Complutense de Madrid |
No me gusta alardear de mis
éxitos, gestiono muy mal el halago, y desconfío de quien lo hace, aunque tenga
motivos para ello. Así me lo enseñó mi padre, al que despedí el verano pasado.
Me enseñó muchísimas cosas más, sin pretenderlo, como hacen los buenos padres, haciéndolas.
Una, ser siempre sencillo, huye de la
arrogancia, que no lleva a ningún sitio; dos, cultiva la palabra dada, el
honor se forja cada minuto, y se pierde en un instante de debilidad. ¡Gracias, aita!
Supongo que estas cifras redondas
sirven para recapitular, para hacer balance del trabajo realizado, y el que
queda por delante. ¿Cuál es tu mejor programa?, le preguntaron en una ocasión a
Iñaki Gabilondo, paisano y
referente, y el donostiarra respondió: “¡El
de mañana!”. Así es. Lo hecho, hecho está. Y ahí queda para quien quiera
recogerlo y resucitarlo. Pero lo que queda por contar es lo realmente
motivador, lo que nos lleva a seguir trabajando en el empeño de extender y
defender la radio allá donde sea necesaria.
Foto de familia en la UNED de Barbastro (Huesca) donde me invitaron para hablar de fotografía, y conocí, entre otros, a don Manuel Laplana, artesano enamorado de la radio |
La verdad es que la cifra de
3.000.000 de páginas consultadas, que arroja este contador de Blogger
incorruptible, se me antoja increíble, como lo es el número de seguidores que
diariamente se unen a mí en Twitter, Facebook y Linkedin, principalmente,
porque -me lo dicen al sumarse- creen en lo que digo, y cuento. Gracias, de
corazón. ¡Qué gran compromiso! En un tiempo en que las fake news, las mentiras en román paladino, campan a sus anchas en
las redes sociales, contar con marcas -personales y de empresas- que hacen de
la prescripción competente su sello, es toda una suerte. Y en eso estoy
empeñado. Y cuando me equivoque, lo diré, y pediré perdón. Porque, al final,
tanto se escribe, que se pierde la noción de la extensión, pero nunca de la
verdad de lo dicho.
En el CEU, abriendo sus Jornadas de Innovación Radiofónica, otro privilegio |
Y quería también manifestar otro
de los compromisos más difíciles que me ha planteado mi labor al frente de esta
web, que se refiere a mi relación con los compañeros. Con la mayoría de ellos
mantengo una relación personal, labrada de muchos años las más de las veces (es
lo que tiene la veteranía) o lograda,
precisamente, gracias a estas páginas que lees habitualmente. ¿Cómo criticar a
quien aprecias? Pues solo he encontrado una manera: con respeto. Así, por
ejemplo, puedo manifestar mi contrariedad, y desde luego oposición, a los
insultos que profiere mi admirado Carlos
Herrera en Cope, pese a que es un hechicero de la radio. A menudo,
entablar una relación personal con alguien te resta objetividad. Yo procuro
zafarme de esa, entiendo, limitación. Pero siempre con respeto.
En un 'Taller de radio' sobre entrevistas en radio que tuve la suerte de dirigir en Casares Irratia, en mi querida Donostia, otro privilegio |
Esta web seguirá apostando por la
radio. Por toda la radio. Todos los géneros, todos los formatos, en FM, OM,
DAB, TDT, streaming o podcast. Al fin
y al cabo, todo esto no son más que canales de distribución de contenidos. Lo
realmente esencial, siempre lo he dicho, es el contenido, lo que contemos. No
por dónde lo contamos, o nos llega. Si a Carlos Herrera un día le despidieran,
y no encontrara acomodo en ninguna empresa, y decidiera montarse una emisora
online desde su casa, tendría, a los pocos minutos de empezar a emitir, miles
de seguidores, porque hace una excelente radio. Pero igual que el almeriense,
cualquier otra persona que se decidiera a seguir el mismo camino y tuviera algo
interesante que contar, y supiera hacerlo bien. Para tener oyentes, hay que
saber hacer radio.
Con mis alumnos del Máster de RNE, intercambio de pasiones, otro lujo |
Gracias nuevamente a los miles de
lectores que se acercan hasta estas páginas con regularidad. Gracias por su
seguimiento, por su confianza, sobre todo por su cariño. Lo agradezco muchísimo
y, al tiempo, supone para mí un serio compromiso de calidad, porque tengo que
demostrar cada día, cada vez que clican www.gorkazumeta.com,
que ha merecido la pena visitarme. Y perdonad si me he
excedido en reflexiones personales en estas líneas, pero, si lo he
hecho, es porque vosotros también merecéis mi confianza, hasta el punto de
compartir secretos personales con vosotros. Como siempre, un placer. Nos
seguimos leyendo.