¿A dónde va el dinero de Cope?
https://www.gorkazumeta.com/2018/03/a-donde-va-el-dinero-de-cope.html
Informe de situación, e
histórico, sobre el propietario mayoritario de la Cadena de Ondas Populares
Españolas
La Conferencia Episcopal
reinvierte sus beneficios en Cope
- La CEE no ha puesto un euro en Cope desde que acudió a la última ampliación de capital en 1991, coincidiendo con la salida de Luis del Olmo hacia Onda Cero
De manera recurrente, y sin base
alguna, hemos podido leer, no una, ni dos, sino con frecuencia, en términos de
lo que hoy se ha acuñado como postverdad, que Cope
servía para engordar las arcas de la Conferencia Episcopal Española (CEE), y
que los curas poco menos que se enriquecían con los beneficios directos de la segunda cadena
de radio, en audiencia, de España. Por eso, me parecía oportuno aclarar las
circunstancias, y profundizar en este aspecto tan controvertido, dada la
naturaleza del accionista mayoritario (51 por ciento) de la Cadena de Ondas
Populares Españolas.
La cara visible de Cope, el plantel de la Temporada 17-18, que está ahora en marcha |
En este país nuestro en el que la
vehemencia atenta a menudo contra la tolerancia, se venera el blanco y el
negro, y se obvian los grises, se enfrentan opiniones y se fomenta el estado
cainita patrio, instituciones como la Conferencia Episcopal Española (CEE), que
representa al estamento eclesiástico español, suelen ser a menudo diana de todos
los dardos disparados desde la intolerancia.
La CEE invierte sus recursos en la financiación de las parroquias, los salarios de los sacerdotes y el sostenimiento de los misioneros, entre otros fines. No en auxiliar a Cope
La semana pasada conocimos la cifra de negocio resultante y los beneficios obtenidos por la cadena Cope, ocho millones de beneficios de Ebitda (beneficio bruto, antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones). Al mismo tiempo supimos que la cadena azul logró atraer un cinco por ciento más de facturación publicitaria. En cualquier caso, atrás han quedado los años de penuria de la crisis y los ajustes salariales. De entrada, son buenas noticias para la Cope, y más para sus trabajadores. Pero, una vez más, han disparado los rumores (y acusaciones) de realimentación entre la CEE y su cadena de radio.
Vaya por delante que la Cadena de
Ondas Populares Españolas, Cope, está constituida
jurídicamente como una Sociedad Anónima (Radio Popular, S.A.) y, como tal
funciona exactamente igual que cualesquiera otras sociedades de esta
naturaleza. Pero sí es cierto que, en el caso de la Conferencia Episcopal
Española como accionista mayoritario, concurren una serie de circunstancias
específicas que conviene señalar para ir aclarando los hechos.
Imagen del estudio principal de Cope tras su última remodelación |
La CEE está en su derecho de
disponer de un medio de comunicación “para
poder transmitir su mensaje en una sociedad cada más plural, y donde la presencia
y la opinión cristiana, van siendo cada día menos mayoritarias o más
minoritarias”, señalan fuentes de Cope,
consultadas por esta web. Parece claro que, con la llegada de la democracia, la
Iglesia perdió presencia y, sobre todo, influencia, aunque el tejido social del
país siga siendo mayoritariamente católico, así reconocido por la mayoría, pero, eso sí, poco practicante.
En cualquier caso, la
Constitución establece que España no es un país confesional, pero también con
matices. Aquella España “católica,
apostólica y romana” que impuso el dictador Francisco Franco por decreto, fue derogada oficialmente en 1978,
por el artículo 16 de la Carta Magna: “Se
garantiza la libertad religiosa y de culto. [...] Ninguna confesión tendrá
carácter estatal”. Y aquí llegaron los matices, porque en la Comisión
Constitucional del Congreso se produjo un pequeño rifirrafe en el punto tercero
del artículo que, tras garantizar la aconfesionalidad del Estado, se garantizaba
también que el Estado cooperaría “con la
Iglesia católica” —específicamente— “y
las demás confesiones”.
Cope va a afrontar su transformación digital este año, “no ha habido un impulso directo, sistemático y sostenido para lanzar la pata digital”
Han transcurrido más de 40 años
desde aquel 1978 y todavía seguimos alimentando la desconfianza hacia el clero
que, si bien, como todo aquello organizado por el hombre, deja mucho que desear
en lo que perfección se refiere (y ahí están los recientes casos denunciados de pederastia que implican a la Iglesia católica); sí que hay que reconocerle la labor positiva
que ha realizado en muchos órdenes de la vida: lucha contra la pobreza, cuidado
de los enfermos, educación y formación humanista, etc.
El caso es que la CEE es la
accionista mayoritaria de la Cope, adonde
traslada, como no podía ser de otra forma, su ideario; pero desde luego no entra
en sus objetivos que esta empresa, en la que participa, le cueste dinero, o se
convierta en un saco sin fondo que hipoteque su verdadera labor, que no es otra
que la pastoral. La CEE invierte sus recursos en la financiación de las
parroquias, los salarios de los sacerdotes y el sostenimiento de los
misioneros, entre otros fines. No en auxiliar a Cope.
La última vez, sin embargo, que
la CEE puso dinero para garantizar la continuidad de Cope fue hace 27 años. Desde 1991 no ha puesto
un euro. ¿Qué circunstancias concurrieron para que esta situación se diera? Los
lectores más veteranos la van a recordar de inmediato: la marcha de Luis del Olmo a Onda Cero. La cadena
Cope
sufrió una crisis muy seria que obligó a una ampliación de capital y la CEE,
como accionista mayoritario, acudió de inmediato a la ampliación. De no ser
así, la cadena de radio de los obispos hubiera atravesado por un desierto
financiero que nadie sabe, hoy en día, dónde hubiera acabado, posiblemente en
la suspensión de pagos.
Otra de las grandes patas del éxito financiero de Cope: el equipo de deportes. En la imagen Paco González y Pepe Domingo Castaño |
Pero
las circunstancias, hoy, son otras, diferentes. ¿Qué ocurre cuando es la Cope
la que obtiene beneficios? ¿Qué obtiene la Conferencia Episcopal a cambio? Pues
nada. Históricamente, lo que ha ocurrido hasta ahora es que el máximo organismo
ejecutivo de la Iglesia española reinvierte los beneficios en la propia
empresa, al menos la parte correspondiente a su 51 por ciento de presencia en
el accionariado. “No es objetivo de la
CEE hacerse rica a cuenta de Cope, no es ésta su finalidad”, señalan
fuentes de la empresa. De alguna manera, desde Cope
pueden sentirse satisfechos por tener un accionista mayoritario que actúa de
esta manera. No es nada habitual que los accionistas renuncien a su retorno de
inversión, pero en Cope ocurre.
Otra
cuestión diferente es lo que afecta al resto de pequeños accionistas, que
están en su derecho de llevarse sus beneficios, sobre todo porque no los veían
desde hace muchos años. Ocupan estos puestos en el Consejo de Administración
empresas como Diario de Navarra, la Organización Nacional de Ciegos de España
(Once), Seguros Umas, Boluda Corporación Marítima, y en otros momentos,
anteriores a esta etapa estuvieron presentes en él Cajasur (hoy absorbida por Kutxabank) el Banco portugués Espirito
Santo, Vocento y La Razón (Grupo Planeta, que se retiró totalmente de Cope en 2004 al
hacerse con el control absoluto de Onda Cero, la cadena
que compraron a la Once, precisamente). “Siempre
ha habido inversores, que no eran eclesiásticos, que se han visto interesados
por el Grupo Cope”, nos han asegurado fuentes solventes de esta compañía.
Cope haría bien en plantearse el peor de los escenarios posibles -el año 2020- y diseñar una estrategia proactiva, no reactiva
Cope
ha atravesado una de las peores crisis de su historia, pero ha capeado bien el
temporal. La cadena de radio de la CEE ha perdido “lo incontable”. Por eso, cuando llega el beneficio, el hecho de que
se reinvierta supone para su saneamiento toneladas de árnica, y de
posibilidades de reinversión. Por si
fuera poco, la crisis económica coincidió con el cese de Federico Jiménez Losantos, César Vidal, Ignacio Villa, etc. Fue un momento crítico, de nuevo, porque
la publicidad retrocedió. Aquello, desde Cope, lo califican de “tormenta perfecta”. Ocurrió entre los años 2009 a 2015. Y ahora
empiezan a recuperarse.
La
situación laboral en Cope también atravesó por momentos especialmente
duros, como consecuencia del drástico descenso de la publicidad, lo que obligó
a todo el sector dependiente de esta fuente de ingresos a recomponer su tejido
empresarial. La Cope no fue menos, y tampoco pudo evitarlo.
Pero, a diferencia con otras empresas del sector -la SER,
sin ir más lejos- la cadena de los obispos logró contener sus salidas, aunque
las hubo, y muy sonadas. En 2015 salieron 19 personas, entre ellas, Juanma Rodríguez, Alicia Ayala y Miryam
Ponte, por citar tres nombres.
Cope
ha toreado la crisis económica gracias a varios acuerdos con el Comité de
Empresa, que perseguían contener las salidas lo más posible. Se llegó a un
acuerdo de reducción salarial progresiva, y proporcional a los ingresos de cada
trabajador, los que ganaban menos se ajustaron menos y los que ganaban más se
ajustaron más, “pero todos los
trabajadores ajustaron sus salarios”, afirman fuentes de Cope.
La empresa se comprometía a que, llegados los beneficios, se compensarían las
reducciones salariales, y así ha ocurrido. “El
año pasado los trabajadores ya percibieron unas cantidades adicionales para
compensar parte de lo que dejaron de cobrar”. Pese a los enfrentamientos,
que los hubo, “no fue un camino de rosas”,
lo cierto es que Cope ha disfrutado de “una mayor paz social que otras empresas de su competencia”, nos
apuntan las fuentes consultadas.
Carlos Herrera, el artífice del cambio de situación financiera en Cope, en una imagen de Alberto Espada |
¿Hacia dónde van los beneficios reinvertidos
en Cope
por la CEE? Aparte de un aprovisionamiento de cara a las posibles vacas flacas
que los ciclos ‘regalan’ a la economía, fuentes solventes de la compañía
apuntaban tres grandes vértices:
-El
primero de ellos se dirige a la renovación tecnológica que exigen los tiempos. Cope
reconoce que “no ha habido un impulso
directo, sistemático y sostenido para lanzar la pata digital de Cope”. En este sentido, la empresa tiene previsto
dotar a este movimiento estratégico de nuevos recursos, tanto materiales como
humanos. A finales del año pasado, Cope fichó a Montse Lluis, como subdirectora general de contenidos, para liderar este proyecto digital, que persigue, en última instancia, alcanzar la conocida 'redacción única', entre el mundo de la radio tradicional y la nueva redacción digital. Javier Visiers, director de
Programación, avanzó hace unos días que Cope se va a embarcar en la producción de un
podcast de ficción “muy ambicioso”
que será el principio de una nueva línea de negocio
que irá creciendo de acuerdo con los resultados obtenidos en términos de
audiencia e ingresos. Pero esto es solo la punta de iceberg. Queda mucho por
avanzar en la nueva cara digital que pretende ofrecer Cope.
-El
segundo de ellos se refiere a la red de emisoras que ha sumado Cope
en los últimos años, y que han hecho extender su cobertura mucho más allá de la
que mantenía históricamente. El alquiler de las emisoras de Vocento,
procedentes de la antigua Punto Radio, requiere, además del pago anual en torno a los dos millones y medio de euros, "una adecuación y dotación tecnológicas,
que supone un desafío de modernización continuo”, según las fuentes consultadas.
La estrategia de la CEE de reinvertir sus dividendos en la compañía responde a que “No es su objetivo hacerse rica a cuenta de Cope, no es ésta su finalidad”
-Por
fin, Cope
no puede, ni quiere, olvidar el compromiso social adquirido con los
trabajadores, que asumieron rebajarse sus salarios a costa de mantener sus
puestos de trabajo. Ahora toca el turno de resarcirles con los beneficios
obtenidos.
Todo
esto es posible gracias a la actitud de la Conferencia Episcopal Española que,
cuando hay beneficios, los reinvierte, y cuando hay pérdidas insostenibles
acude en su socorro. La situación ahora es buena, y se percibe en la casa una “pátina de optimismo”, que no se sentía
desde hacía muchos años. También han superado encontronazos, “en los momentos duros, todo el mundo se
tensa, como es natural”; pero han logrado superarlos, todos juntos, “y esto ahora la gente lo reconoce. Hay
buenas sensaciones”. Radio Popular S.A. no tiene créditos pendientes. Y su
situación financiera es buena. “No
tenemos deuda”.
Contrariamente
a lo que pensaba, que podría deducirse de la naturaleza del principal
propietario de la cadena, y de su ideario, Cope no destina recursos a acciones de RSC (Responsabilidad
Social Corporativa), a diferencia de otras empresas menos comprometidas
ideológicamente. Pero sí, en cambio, dedica “amplios” espacios de antena (en publicidad y contenidos de
programas) a promover acciones de ONG’s, “que
se podrían llegar a cuantificar”, de actores como Manos Unidas, Cáritas, “naturalmente, cuanto más coincidentes con el
ideario de Cope, mejor”, la Asociación de Ayuda contra el Cáncer, y
similares. Una práctica, la de ceder espacio de antena a estas organizaciones, que también practican la SER y Onda Cero. “Ahora estamos trabajando
mucho todo el ámbito de la inmigración, en un momento en que en la sociedad hay
un resquemor, un miedo hacia ellos, al que nosotros ofrecemos una alternativa,
porque tenemos vocación de construir un discurso positivo, sin ocultar que hay
problemas que hay que resolver”.
Carlos Herrera junto a Rafael Pérez del Puerto, CEO del Grupo Cope |
¿Y
a qué, o quién -quiénes- se debe este cambio de situación en Cope
que ha permitido pasar de las pérdidas a los beneficios? Sin duda a la llegada
del almeriense Carlos Herrera, y del
equipo de deportes de la SER, liderado por Paco González. Los números han demostrado que, pese a los costes
que suponen estas contrataciones, muy altos, los resultados, tanto de audiencia
como de ingresos, son buenos, y han permitido volver a una situación en la que los
números rojos han desaparecido. Pero sigue la amenaza en lontananza. Como afirmaba,
hace unos meses, la Cope se ha hecho “herreradependiente” y, aunque acaba de firmar la prórroga de su contrato,
Herrera podría acogerse a una cláusula que le permitiría rescindir su relación laboral
con la compañía en dos años, en lugar de los tres firmados.
La CEE, como cualquier otro accionista, estaría en su derecho de rentabilizar directamente su inversión en Cope, pero prefiere reforzar la compañía
Al
final, el mercado es el que es, y la nómina de comunicadores eficaces es cada vez
más limitada. La SER, últimamente, se mueve más en la dependencia televisiva a la hora de contratar;
en lugar de promover la cantera, política que les ha funcionado siempre y ha dado
muy buenos resultados, empezando por el propio Iñaki Gabilondo, y siguiendo por Carlos Llamas o Gemma Nierga.
Cope
haría bien en plantearse el peor de los escenarios posibles -el año 2020- y diseñar una estrategia proactiva, no reactiva. La situación, ahora, es muy buena, pero no
garantiza el futuro, en la medida en que el futuro tiene, en el caso de Herrera,
fecha de caducidad inminente (2021, el mejor de los casos, está a la vuelta de la
esquina).
Recurriendo
al siempre sabio refranero español, podría concluirse que “cada uno en su casa, y Dios en la de todos”. Conferencia Episcopal
Española y Cope
mantienen una relación laboral, como no podía ser de otra forma, de propietario
y empresa/trabajadores, pero no existe afán de lucro por parte de la CEE, pese
a que podría ejercerla, con todo su derecho, como cualquier otra sociedad anónima. La reinversión de
sus dividendos permite acometer líneas de negocio diferentes, y
complementarias, y responder a compromisos adquiridos con los trabajadores,
cumpliendo así una promesa que en otros casos no ha obtenido la misma
respuesta. Desconozco qué ocurrirá en el futuro, porque todo podría cambiar.
Pero éste es el presente, y el histórico de la relación de la CEE con la Cope.