¿Para qué queremos un Día Mundial de la Radio?
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El editor se plantea la utilidad de este día, más allá del reconocimiento del propio medio
Si no debatimos sobre su futuro sirve de muy poco
Qué necesidad vital, de supervivencia, tiene la radio. Qué exigente es el futuro que se le presenta por delante. A cuántos retos tiene que responder. La llegada de un DÍA MUNDIAL DE LA RADIO es una excelente oportunidad para pararse un rato, poner el retrovisor, y mirar hacia el futuro, con sentido crítico, sin ínfulas triunfalistas, ni endogamias paralizantes. Abiertos en canal al debate, con sentido constructivo y con amor por el medio que tantas satisfacciones nos ha dado a lo largo de nuestra vida.
El medio más cercano, directo y creíble de todos cuantos existen (Fotografía Pixabay) |
"Decimos que la audiencia de la radio española está envejeciendo. Pero no solo la audiencia. También los comunicadores"
Cada año, es una nueva oportunidad para relanzar el medio. Para seguir apostando por él, con decisión, pero también con conocimiento, con conciencia de sus necesidades y de sus retos. Hay que saber que los jóvenes no se acercan a él, porque la radio no se preocupa de su realidad, y porque el medio sigue anclado -porque es lo que le da dinero- en la radio por Frecuencia Modulada, y la radio online, sí, es otro canal de difusión, pero muy caro, porque un oyente a la industria le cuesta mucho más caro en el entorno online que en FM. De la DAB, la radio digital terrestre, y la apuesta que ha hecho Europa por el cambio, mejor no hablamos en España. Todo es, otra vez, cuestión de dinero. ¿Para qué se van a gastar cantidades ingentes de dinero, si con la FM les va razonablemente bien?
La radio en España no logra atraer de la inversión publicitaria más del 10 por ciento. Se mueve en estos porcentajes, desde hace años. Los oyentes están bajando. Como comentaba en mi web hace unas semanas, la radio ha perdido 1.300.000 oyentes en los últimos cinco años, y todos tan tranquilos. Aquí no pasa nada. ¡Pues sí pasa! Pasa que la radio hablada, y también la musical están reuniendo el perfil de oyentes más viejos de su historia, y creciendo, y que la renovación generacional no llega, porque la radio sigue a su bola, sin preocuparse por el mañana y viviendo intensamente del presente.
La radio, no puede olvidarse, es un hábito. Se escucha todos los días porque todos los días se necesita recurrir a ella. Si no se fomenta ese hábito es difícil lograr el acercamiento. Pero el hábito se tiene que ver acompañado del interés que despiertan los contenidos de la radio. Si no interesan, el hábito no resiste el embate. Todo va unido. El reto es extender por capilaridad un medio que, cuando te llega, te atrapa y no te suelta. Que necesitas y que, por cierto, siempre encuentras cuando lo buscas.
"Faltan voluntades de acercamiento, falta riesgo, faltan arrestos, para conjugar nuevas estructuras dirigidas a los más jóvenes"
Ahora hemos descubierto, confío en que no sea demasiado tarde, que la radio también constituye una herramienta de desarrollo personal, y que fomenta la socialización generacional, e intergeneracional. Algunos colegios e institutos, alentados por auténticos héroes, en forma de profesores convencidos de las excelencias de la radio, están poniendo en marcha programas en los que los chavales, los más jóvenes -los oyentes de mañana, si es que conseguimos atraerlos- descubren la radio. Y aprenden a hablar en público, a entrenar mentalmente su cerebro para estructurar sus pensamientos, y verbalizarlos con eficacia y coherencia. Y todo esto lo están logrando gracias a la radio. Ese descubrimiento es posible que derive en afición y quién sabe si consumo continuado, hábito, por tanto. Pero si no se intenta, es difícil, por no decir imposible, que se vaya produciendo el relevo. Un olé por estos educadores y docentes que apuestan por la radio, sin obtener más ayudas que las logradas por su propia perseverancia y la complicidad de sus directores, y algunas autoridades municipales y autonómicas.
Tal vez sea la hora de que, al menos desde el poder público, se cree un gran acuerdo, para -con la ayuda de la propia industria- se trabaje en el fomento de la escucha de radio, pero no solo pasiva, como oyente; sino también como productores de contenidos, en los centros de enseñanza, como ha hecho la Generalitat catalana, o la canaria, o algunas otras administraciones que se han remangado para, con la radio, con sus excelentes prestaciones, formar ciudadanos críticos con lo que ocurre a su alrededor, más participativos en la vida social, mejores comunicadores, psicológicamente más estables, gracias a la compañía de la radio… Este medio, señores, no tiene contraindicaciones, ni crea ninguna adicción enfermiza que deba combatirse con fármacos.
La radio está cambiando de aspecto, sigue siendo camaleónica |
"La radio es un medio que, no solo nos informa, nos entretiene, o nos acompaña, también salva vidas"
Si una radio existe es porque disfruta de una concesión administrativa que se lo ha permitido, por un tiempo determinado, con unas exigencias de contenidos y con una responsabilidad social ante la que tiene que responder. De lo contrario, la administración debe recuperar la frecuencia y concedérsela a otro aspirante. Sé que esto es lo que está escrito en el papel, y que en España, los casos en los que la administración ha intervenido para multar al concesionario, y recuperar la frecuencia no han respondido siempre a la equidad y a la justicia, y sí a intereses políticos y económicos. Pero esto es España, señores; y aunque no debamos resignarnos, es lo que hay.
Decimos, y afirmamos, que la audiencia de la radio española está envejeciendo. Pero no solo la audiencia. También los comunicadores están mayores. Fijémonos, sin necesidad de poner nombres, en quiénes hacen radio en España, no solo en radio generalista, sino también en radiofórmulas musicales. Resulta imposible que una generación de oyentes se vea atraída por un comunicador que no pertenece -o está cercano- a ella. Así, hablaríamos también de una radio generacional.
La evolución histórica del medio, y su simplificación tecnológica, ha hecho que se pasara de 'los oyentes' a 'el oyente', y ahora es un medio absolutamente personalizado e individualizado |
"¿Perdido? el puente de acceso de la radio musical para captar oyentes jóvenes, nos quedan sin embargo, la radio deportiva, y el humor"
Otro escenario, bien diferente, que ha llegado para trastocar estas coordenadas que han imperado durante tantas décadas, y que aún lo sigue haciendo, es internet. Las radios online no necesitan autorización administrativa y están reguladas, simplemente, por el código penal, que tampoco es poca cosa; pero en este caso no hay espectro, lo que hay es mucho espacio, más que suficiente para que quien lo desee encuentre su lugar para poner en marcha una y dedicarse a contar historias a los demás.
Y la pescadilla vuelve a morderse la cola: en ese mismo escenario -internet- es donde se mueven más los jóvenes. Es el caladero donde más se reúnen, en redes sociales, y se relacionan. Algunos mantienen que estamos en el siglo de la Comunicación, yo estoy convencido de ello, pero también las redes sociales y la red de redes fomenta una soledad que no habíamos conocido hasta ahora, y contra la que siempre ha combatido y contrarrestado la radio. Vamos atando cabos, vamos cerrando el círculo.
La radio está en todas partes, y se adapta, como un camaleón, a cualquier forma de vida. Es nuestra compañera de viaje. Es nuestra confidente. Es nuestra amiga. Y tiene la enorme virtud de manifestarse de muchas maneras, con aspectos muy diversos, y canales diferentes. Hay radio para todos. ¿Hay radio para todos? No, falta una radio que se preocupe por un sector de la población que se mueve por internet y que vive hechizado por la fuerza de la imagen, que no sabe apreciar que la imagen es tan fugaz como potente y que la radio es el xirimiri que todo lo cala, y a todo llega.
La radio, en otros continentes, como África, constituye una herramienta vital para extender la educación en entornos de difícil acceso para los docentes (Fotografía Unicef) |
"¡Un olé! muy grande por los educadores y docentes que apuestan por la radio en sus centros, sin apenas ayudas"
El DIA MUNDIAL DE LA RADIO lo ha dedicado la Unesco a “La Radio y el Deporte”, con la intención de que el medio se aproveche de todos los valores intrínsecos al ejercicio de esta actividad humana, tan saludable. Pero, desde el punto de vista de la renovación generacional de oyentes, de la que hemos hablado en líneas precedentes, y una vez fracturado el puente de acercamiento de los jóvenes a la radio hablada a través de la radio musical, nos queda la radio deportiva, una puerta eficaz de acceso a las nuevas generaciones, que se ven involucradas en la marcha de sus equipos y en la manera de contar de los profesionales de la radio que se ocupan de ellos, con esa pasión tan inherente al medio.
Son buenos tiempos para la radio -lo han sido, y lo son-; pero no lo van a ser si no hacemos todos el esfuerzo -industria y administración incluidas- de acometer una serie de acciones que traten de captarles, de atraerles, de interesarles. Y este DÍA MUNDIAL DE LA RADIO tiene que servir para, un año más, sensibilizarnos en torno a las necesidades que hay que cubrir, porque de lo contrario, dentro de otros cinco años -o menos- nos podemos ver en la tesitura de que la radio ha vuelto a perder otro millón de oyentes. Y esta sangría no nos la podemos permitir. Desde aquí no me queda más que seguir ejerciendo de Pepito Grillo y recordar que el futuro no está escrito y que, a pesar de todo, si alguien es capaz de contarlo, será la radio. ¡VIVA LA RADIO!