Diez años que cambiaron los medios
https://www.gorkazumeta.com/2018/01/diez-anos-que-cambiaron-los-medios.html?m=0
Un trabajo de investigación de Ariel y
Fundación Telefónica, coordinado por el profesor doctor Bernardo Díaz Nosty (Universidad
de Málaga)
Alfredo Menéndez (RNE): "La radio, el
medio que mejor ha aguantado la crisis"
Los años de la crisis han
alterado aspectos relativos a la industria de los medios, a los contenidos y a
los consumos, pero también hemos asistido al nacimiento de nuevos actores y se
han desarrollado prácticas de comunicación que son independientes de los
efectos de la recesión económica.
Alfredo Menéndez es el único profesional consultado en este estudio en el apartado de radio |
El libro en el que nos fijamos, publicado
y disponible en su versión PDF aquí, editado por la Fundación Telefónica, y
coordinado por el profesor doctor de la Universidad
de Málaga Bernardo Díaz Nosty, analiza
la evolución de los medios de comunicación durante esta última década, y la
situación en la que se encuentran actualmente, contextualizando las
circunstancias específicas de cada medio y la influencia que ha tenido el nuevo
contexto en cada uno: los tradicionales (prensa, televisión, radio) y los
nuevos medios sociales de comunicación (redes sociales, Google). Además, se
tratan ámbitos transversales como las nuevas formas de consumo de contenidos
informativos y las nuevas profesiones surgidas en el ámbito de la comunicación.
Nos detenemos en el apartado
dedicado a la radio que, dicho sea de paso, no es muy extenso, ni creo proporcional
al número de oyentes que tiene el medio, ni a su nivel de credibilidad e influencia.
El editor.
Entrevista a
Alfredo Menéndez, director y presentador de “Las Mañanas de RNE”, en Radio Nacional
de España
-¿Cómo valora la evolución durante los
últimos diez años?
-Creo que, con diferencia, ha sido el
medio que mejor ha aguantado la crisis: ha habido ajustes severos, pero nada
que ver con el papel o la televisión. En el caso de la radio pública, el ajuste
venía de antes de la crisis, así que ha soportado con muchísima dignidad todos
estos años, aunque con importantes recortes presupuestarios que, lógicamente,
se notan siempre.
Portada del libro |
-¿Qué juicio le merece la situación
actual?
-La radio privada lucha por una tarta
publicitaria que es cada vez más pequeña al sostener una guerra de tarifas que
yo creo que ha tocado suelo hace un tiempo. La radio pública tiene un futuro
muy dependiente de las apuestas que hagan los poderes públicos por su futuro y
sostenibilidad.
-¿Cómo cree que evolucionará la
situación en los próximos diez años?
-La radio tendrá una interactuación
cada vez mayor con Internet y las redes sociales. El uso de podcasts está
absolutamente generalizado, pero el uso tradicional de la radio no dejará nunca
de ser el principal. Igual se dará un ajuste entre toda la oferta privada o
alguna agrupación que ya se ha empezado a producir.
Alfredo
Menéndez,
periodista, director y presentador de Las
mañanas de RNE.
Este informe ha sido financiado por la Fundación Telefónica |
Por Juan Pablo Álvarez Nespeira, director de
Marketing e Investigación de Prisa Radio
Entre 2008 y 2016 hemos vivido en
España una profunda transformación del escenario mediático. El motivo
fundamental ha sido la universalización del acceso a Internet y de la constante
disponibilidad del mismo, que ha explotado definitivamente con la extensión del
equipamiento de smartphones.
Los hábitos del consumo de información
y entretenimiento, antes en manos de los medios de comunicación tradicionales,
con negocios acotados por fuertes barreras de entrada, se han alterado
profundamente como consecuencia de una oferta con acceso digital casi ubicua y,
en la mayor parte de los casos, gratuita. Los formatos tradicionales (audio,
vídeo, texto), que ayudaban a definir a los medios, se han hecho transversales
en el universo digital y se abre una nueva era de competencia por la relevancia
de los contenidos, sin barreras geográficas ni regulatorias (ni sus correspondientes
concesiones y licencias, cuando aplican).
Y, todo ello, en el marco de una
economía resentida por la peor crisis económica de las últimas décadas, con
consecuencias muy marcadas en el tejido social que también han tenido sus
efectos en los estilos de vida, hábitos de consumo y actitudes de la población.
Juan Pablo Álvarez, autor de estas líneas |
A lo largo de este tsunami, la radio,
hasta ahora, se ha mostrado como el más resiliente de los medios tradicionales:
ni en número total de oyentes (incluidos los que utilizan accesos digitales) ni
en su atractivo publicitario (medido en cuota sobre el total de la inversión)
se ha resentido. Al contrario, ha tenido sus mejores resultados en esos dos
indicadores en los peores años de la crisis.
La radio ha ofrecido un ejemplo de
fortaleza y adaptación, algo a lo que este medio, al que en el pasado ya le han
salido unos cuantos enterradores, está muy acostumbrado. Es verdad que la
estabilidad de la cuota publicitaria solo significa que la radio ha perdido
inversión a un ritmo similar al conjunto del mercado, es decir, ha sufrido una
fuerte caída en sus ingresos del 29% entre 2008 y 2015 (642 millones en 2008 y
454 en 2015, según datos de Infoadex 2016), que ha obligado a los operadores radiofónicos
a afrontar necesarios y duros ajustes en estructuras y a cambiar procesos
productivos y modelos de negocio.
Pero el descenso en radio se ha
mantenido lejos de los descalabros de los medios impresos (diarios, suplementos
y dominicales, así como revistas, que se han dejado por el camino cerca del 60%
de la inversión) y ha sido inferior también al de televisión y publicidad
exterior. En el mismo período, Internet ha doblado sus ingresos, al pasar de
610 millones a 1.250, solo por detrás de los 2.011 de la televisión.
Todo ello ha tenido un reflejo
evidente en el reparto de la inversión. Internet ha triplicado su cuota a costa
de los medios impresos, mientras que la radio mantiene su 9% en 2015, la misma
cifra de 2008. Incluso, se ha acercado al 10% en 2012.
Como se ve, las virtudes publicitarias
clásicas de la radio (segmentación, credibilidad, prescripción, vehículo
promocional) siguen siendo muy apreciadas por los anunciantes.
Si pasamos a hablar de audiencias, una
vez más comprobamos el agarre que tiene la radio entre la población española.
Analizando el mismo intervalo temporal, el conjunto de la radio ha tenido en
2015, 25 millones de oyentes: 3,3 millones más (+15,2%) que en 2008. Con un techo
de 25,7 millones en 2012, su mayor dato de audiencia de siempre.
La mayor variedad y fortaleza de la
radio musical (favorecida por la implantación entre los grandes operadores de
sofisticados sistemas de consultoría musical), que en 2009 superó en audiencia
a la radio hablada, junto con el mantenimiento del atractivo de esta última,
han provocado este resultado.
Según datos del Estudio General de
Medios (EGM), en 2008 escuchaba la radio en un día laborable promedio el 57% de
la población. Ese porcentaje ha subido en 2015 al 63%. En 2012, año pico en
muchos sentidos, se superó el 65%. Y todo ello mientras el acceso a Internet ha
hecho volar por los aires los hábitos de consumo de otros medios.
La radio, coinciden los expertos es el medio que mejor ha sabido resistir el embate de internet, e incluso aprovecharse de la red |
Un medio versátil en los albores de su centenario
Por Rosa Franquet, catedrática de
Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universitat Autònoma de Barcelona
La radio ha demostrado una gran
versatilidad y resiliencia y ha sabido adaptarse a las demandas comunicativas
de los distintos períodos históricos en los que ha operado. A pesar de esa
capacidad de acomodo, la radio se encuentra frente a retos derivados de la
etapa de convergencia que cuestionan su futuro como medio de comunicación de
masas. La transición hacia la digitalización creó tensiones entre los actores
del sector radiofónico europeo y, en ese sentido, el mercado radiofónico
español no iba a ser diferente. Los intereses del sector representados por las
grandes empresas no encontraron suficientes ventajas e interés en la
digitalización de sus emisiones terrestres. El sector público no ejerció un protagonismo
tractor de la innovación y el sector privado nunca reclamó con determinación
una transición digital exenta de incongruencias a pesar de las oportunidades y
el dinero dispendiado. En consecuencia, la radio en España continúa basada en
la tecnología analógica de distribución y constituye uno de los mercados más
analógicos de Europa (EBU, 2015), frente a otros países europeos como
Dinamarca, Noruega o Gran Bretaña, que han experimentado una mayor transformación
en la producción de contenidos en las diferentes plataformas y lideran la
implementación de la radio digital.
La desidia de los radiodifusores
españoles acompañada por la ineficaz política de los diferentes gobiernos para
impulsar el estándar digital terrestre europeo, con medidas que estimularan la
migración y una fecha para el apagón digital, han consumado una situación de
espera indefinida. Entendemos este episodio como un indicador de las
oportunidades perdidas, ya que, a nuestro entender, acometer esa transición
progresiva entendida de manera holística podía constituir el revulsivo idóneo
para transformar la radio y adaptar su estructura empresarial a los retos de la
producción cross-media y, a su vez, cambiar la mentalidad de los productores
radiofónicos anclados en los contenidos monomedia. El reto consistía en
aprovechar las oportunidades que ofrecían la tecnología y la innovación para
ofertar contenidos atractivos, experimentar con los géneros programáticos más
allá de magazines y radio-fórmulas y fortalecer los
vínculos con los oyentes. Una estrategia capaz de aprovechar todas las
posibilidades para consolidar la idiosincrasia de la radio como medio de
proximidad, afianzándose en las diferentes plataformas y con capacidad para
ostentar los primeros puestos en el ranking de medios de entretenimiento e información
de calidad.
Rosa Franquet i Calvet, la autora de esta reflexión |
En la etapa de bonanza, los
radiodifusores españoles no emprendieron las acciones necesarias para adecuar
la estructura empresarial y productiva a las exigencias de las mutaciones
operadas en el consumo audiovisual, que les ayudase a superar la idea romántica
de la radio transistor. La automatización de la producción, la digitalización de
las redacciones, de los departamentos de documentación y de los procesos de
almacenamiento y distribución aceleraron y abarataron la elaboración de los contenidos
radiofónicos, pero, con escasas excepciones, los esfuerzos se dirigieron a replicar
los mismos contenidos en las diferentes plataformas sin apostar por formatos creativos
y menos predecibles. La opción de eliminar corresponsalías en los servicios informativos
y contratar autónomos y colaboradores con escasa estabilidad y ligazón al medio
contribuyeron a la pérdida de rigor de los espacios informativos. La cantidad
ganó la partida a la calidad y la contextualización o la profundidad cedieron terreno
al valor talismán de la inmediatez.
Los radiodifusores perdieron
oportunidades para redefinir perfiles profesionales y formar equipos capaces de
vislumbrar una producción, un tratamiento y una gestión de los contenidos más
acordes con los dispositivos móviles disponibles y las exigencias de
interacción y consumo de las jóvenes generaciones que dejaba de ser lineal y
estar vinculado a los horarios de emisión. Tampoco se dirigieron los esfuerzos a
la creación de sinergias colaborativas dentro y fuera de las organizaciones con
el propósito de adaptarse mejor a las demandas de la producción informativa de calidad
que contrarrestase el ruido y los rumores desatados en las redes sociales. La demanda
de colaboración de los oyentes se circunscribe, de manera casi exclusiva, a cuestiones
relacionadas con sus preferencias, sobre temáticas que tratar o posibles preguntas
que realizar a los invitados en el estudio. Las invitaciones a la participación
en las redes sociales preferentemente se enmarcan en una lógica gregaria de redistribución
de contenidos o de comentarios para alcanzar mayores cuotas de notoriedad con
los retuit y situarse en el delirante ranking de los trending topics.
La etapa anterior a la crisis, como
apunta Pousa (2005), no contaba con unas redacciones radiofónicas, salvo
excepciones, con auténticos estatutos de redacción dentro de los convenios de
las empresas. La crisis aceleró la degradación de las condiciones laborales en
el sector iniciada años antes y no ayudó a reformular y mejorar las rutinas
productivas. Una lógica productiva que consolidó la directriz anterior de replicar
los contenidos de la emisión analógica como la única fórmula viable para mejorar
la rentabilidad en épocas de restricciones.
Las reestructuraciones de plantillas,
junto con la inestabilidad y la precariedad laboral, contribuyeron a mantener
las inercias productivas apostando por los formatos menos costosos siguiendo la
colonización del dial de la radio generalista con el «cáncer del magazín», como
lo ha denominado Prado (Prado, 1989). Una fórmula programática autóctona y
genuina de la radio española que permite abaratar costos, facilita salir bien
parados en los deficientes métodos de medición de audiencias del EGM y vivir de
las rentas de las etapas precedentes.
Con excepciones al buen trabajo de
profesionales y proyectos: «La radio en
España es una radio de estrellas, en la que importa más la opinión del
presentador y los contertulios que la información no ya objetiva, sino
simplemente honrada» (Herrera, 2005: 2). La renovación programática se ha
entendido como la sustitución de unas estrellas mediáticas por otras. En esa
realidad peculiar de nuestras ondas cabe destacar el sesgo ideológico de la
mayoría de emisores públicos y privados auspiciados por conglomerados
empresariales, que confunden el reparto del tiempo de antena a «opinadores»
profesionalizados, seleccionados con criterios de vecindad ideológica con las
corrientes dominantes, con una plasmación de la pluralidad. En el Informe anual
de la profesión periodística de 2015, entre las preocupaciones de los
profesionales encuestados destacan el paro y la precariedad laboral (57%) y, en
segundo y tercer lugar, se indican la mala retribución (13,5%) y la falta de
independencia política o económica de los medios en los que se trabaja (12,1%).
La coexistencia analógico-digital y la
crisis han constituido la coartada perfecta para no cambiar las rutinas a mejor
y seguir operando en el entorno online de manera conservadora al restringir las
acciones en Internet y móviles a un mero altavoz de la emisión analógica. Las
apuestas por la distribución en streaming, los podcasts o la presencia en las
diferentes plataformas así lo confirman, y es muy difícil encontrar formas
novedosas y creativas de vehiculizar los contenidos que superen la reproducción
de la emisión convencional. «Ante la
incertidumbre creada por el mundo digital, cada operador aplicó políticas de
talante heurístico con el ánimo de reproducir en el entorno digital el
posicionamiento del que ya gozaba dentro del ecosistema radiofónico con la
antena convencional» (Martí et al., 2015: 17).
A pesar de la crisis, la penetración de
la radio entre la población española continúa siendo de un 60% (AIMC-EGM) y el
tiempo de escucha diaria de la radio apenas ha variado con una oscilación de
diez minutos, los últimos diez años, según los datos del EGM. La audiencia del
período comprendido entre 2004 y 2014 tampoco ha experimentado cambios
significativos, en términos absolutos, aunque sí se pierde audiencia en los
tramos de edad entre veinte a treinta y cuatro años, pero se aumenta en todos
los demás, incluido el segmento de catorce a diecinueve años con un pequeño
incremento (APM, 2015, con datos del EGM).
Por el contrario, la crisis económica
afectó a la programación local a la baja y a la inversión publicitaria de
manera significativa, ya que en 2007 la cifra alcanzó los 678 millones de euros
para caer hasta los 404 en 2013 y empezar a remontar tímidamente los dos años
siguientes, con 420 y 454, respectivamente (Infoadex, 2016).
El modelo de la radio española, basado
casi en exclusiva en la publicidad, debería incentivar a los radiodifusores a
intensificar la exploración de las oportunidades presentes en la red de manera
más incisiva, ya que «Internet consolida su segunda posición por volumen de
inversión dentro de los medios convencionales y en su conjunto ha tenido un
crecimiento en 2015 del 16,1%» (Infoadex, 2016: 6).
La medición del consumo de los podcasts
por parte del EGM, a partir de 2017, para cuantificar su peso confirma la
necesidad de prestar mayor atención a los contenidos distribuidos por canales
no hertzianos. Las sinergias empresariales en la radio han mostrado los
posibles beneficios que tiene la colaboración para los participantes de las
experiencias de sectores afines. Este es el caso de la radio pública norteamericana
NPR que, en marzo de 2013, creó TED Radio Hour que se convirtió en los podcasts
más descargados y uno de los programas de mayor crecimiento en la historia
de la radio pública y uno de los top podcasts de Estados Unidos.