Taller de Radio Casares Irratia (Donostia Kultura): recargar las pilas
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Impartido el pasado 27 de noviembre de 2017 en San Sebastián
El objetivo de un taller no es tanto el producto final, cuanto el proceso de cómo se llega a él
Mi experiencia en el Taller de Radio al que tuvo el detalle de invitarme Donostia Kultura -una entidad pública empresarial, dependiente del Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián, responsable de organizar, coordinar y dinamizar la actividad cultural en la ciudad (por otra parte desbordante y desproporcionada para una pequeña capital de 180.000 habitantes)-, ha sido de una intensidad inusitada. Y no sólo por el componente emocional, lógico, de producirse en mi ciudad natal, que también. Lo que más me agradó de esta aventura que tenía a la radio como absoluta protagonista fue el componente humano que rodeó la actividad.
Selfie con mis alumnos del Taller de Radio, de izquierda a derecha, Ana Rodríguez, Alejandro Subijana, Egoitz Etxebeste, servidor, Maider Uriarte y Asier Juaristi |
Conocí a Ana Rodríguez, Bixen Aramburu, Maider Uriarte, Eloisa Patat, Borja Celarain, Alejandro Subijana, Asier Juaristi y Coro Bicandi. Ninguno de ellos es famoso, tiene una proyección mediática o se le identifica como ‘influencer’. Pero su amor por la radio es incuestionable, entusiasta y, desde luego -doy fe- contagioso. Todos me recibieron trabajando, enfrascados en la entrevista que teníamos entre manos.
Mi propuesta era realizar una entrevista -un taller de entrevista-, pero no una entrevista cualquiera, sino una que requiriera un trabajo añadido de guion, de edición posterior, en definitiva, de voluntad de querer ir más allá de la archiescuchada entrevista lineal a la que nos tienen acostumbrados en la radio tradicional. Este modelo de entrevista -como luego lo comprobaron- requería de tiempo invertido, de trabajo añadido, y de conocimiento del lenguaje radiofónico para, coherentemente, estructurar todas las piezas del mosaico.
Eloisa Patat, mostrando la trastienda del Taller de Radio |
El equipo de producción se vio en la obligación de buscar una alternativa inmediata, puesto que el plazo de la grabación, ya cerrado, obligaba a una solución de urgencia, toda vez que las gestiones para contar con Subijana se fueron prolongando mucho más de lo debido, lo peor de todo, sin ningún resultado. Estábamos, en suma, en un escenario habitual, que se produce en el mundo real, el de un equipo que busca un invitado y éste no llega a confirmarse, por una u otra razón y el proceso se va retrasando hasta resultar angustioso.
La invitada de la entrevista, la periodista donostiarra Eva Monente, a la izquierda, atiende mis explicaciones, junto a Alejandro Subijana (a la derecha) |
En esta marea, casi tormenta, la solución llegó con el nombre de una gran profesional de la radio local donostiarra: Eva Monente, jefa de redacción de Radio San Sebastián, la decana de las emisoras de la ciudad, perteneciente a la Cadena SER. Eva fue, sin duda, el ángel de la guarda de estos entusiastas aspirantes a radiofonistas que ya habían entrado, definitivamente, en ‘modo bloqueo’.
El desconocimiento del procedimiento, les llevó a confeccionar un cuestionario tan extenso como imposible de realizar en cuarenta minutos escasos que teníamos para charlar. Pero el ejercicio no dejaba de proporcionarles también seguridad ante el riesgo de quedarse en blanco delante de la invitada, a falta de preguntas. Más vale que sobre que no que falte, pensaron, y actuaron en consecuencia, con previsión. Bien.
La invitada llegó puntual, sobre las 15:00 horas, pero tenía que marcharse a las 16:00 por motivos personales. Prisas, bueno, relativas, pero prisas. El equipo se dispuso a grabar la entrevista con ella. Desde el control técnico yo trataba de ordenar aquella charla añadiendo recursos radiofónicos, que enriquecieran el ritmo y, por supuesto, sorprendieran a Eva Monente. Entre recurso y recurso, respondía a las cuestiones mostrándose abierta y sincera, actitud muy de agradecer por parte de quienes no tenían mucha experiencia en este tipo de géneros. La procedencia profesional de la invitada -el mundo, precisamente, de la radio- ayudó mucho a la consecución de los objetivos.
Poco a poco, minuto a minuto, Ana Rodríguez y Alejandro Subijana, mano a mano, fueron desgranando la biografía profesional de Eva Monente, y avivando los recuerdos y los nombres de sus comienzos, entre estos últimos, alguno participó en la entrevista a través del teléfono, descolocando a la invitada, aunque respetando, por supuesto, el marco de amabilidad en que nos habíamos propuesto actuar. Sorprender al invitado debe ser obligatorio en una buena entrevista.
Todo el equipo estaba atento a las palabras de la invitada. Maider Uriarte, joven estudiante de Comunicación de la Universidad de Deusto, de San Sebastián, apuntaba frases pensando en los titulares introductorios de la entrevista, y añadía su ubicación en el minutaje de la charla. Y, a los mandos de la mesa de sonido, Egoitz Etxebeste, joven pero experimentado técnico de sonido, que me brindó desde el minuto uno su confianza y complicidad (¡gracias!). No podía pedir más.
Egoitz Etxebeste, el técnico de sonido, y Maider Uriarte, atentos a las reflexiones de sus compañeros |
Una vez concluida la entrevista, y grabada, despedimos a Eva Monente, agradeciéndole el detallazo de acudir a la invitación de Casares Irratia (Radio Casares), como se denomina la radio municipal del Ayuntamiento de San Sebastián, ubicada en uno de sus barrios, en este caso en la Casa de Cultura de Altza, y nos pusimos manos a la obra con la edición.
Como les dije, la radio -la buena radio, la trabajada- tiene mucho que ver con la cocina: hace falta tener perfectamente preparados todos los ingredientes, antes de empezar la cocción del plato. Así, había que tener bien definidos y localizados los recursos sonoros -música, palabra (cortes) y recursos de ambiente grabados- para ir estructurando con ellos la edición final. Igual que cualquier plato, que necesita tener delante sus ingredientes.
El primer gran revés fue descubrir que los recursos que Alejandro Subijana había grabado en Radio San Sebastián no servían. Acudió Alejandro la mañana antes de la entrevista con su grabadora digital portátil a la emisora donde trabaja la invitada para grabar sonido ambiente, pero la calidad de la grabación dejaba mucho que desear y nos vimos obligados a prescindir de ella. La idea era grabar la trastienda del programa que dirige y presenta Eva todos los días, el “Hoy por Hoy San Sebastián”: escuchar la voz de la productora, sus conversaciones telefónicas con los invitados, anunciantes o redactores de exteriores, y escuchar al técnico y sus conversaciones internas con la directora del programa. Nada de esto fue posible, porque el micrófono de la grabadora captó, con igual intensidad, el sonido del programa -reproducido a un volumen muy alto por los altavoces- y todo el resto de fuentes de sonido del control; o sea, una mezcla de sonidos ininteligibles que nos obligaba, lamentablemente, a olvidarnos de este recurso, bien ideado en su origen, pero con malos resultados técnicos, por la adversa coyuntura en que se realizó la toma de sonido. Otra enseñanza.
Teníamos que improvisar. Reaccionamos. Así se lo hice ver al equipo. Todos lo entendieron. El primero, Alejandro, el autor de la grabación, que vio truncada su visita a la radio, grabadora en ristre. Reorganizamos el material y empezamos a editar la entrevista.
Después de dos horas y media largas, casi tres, solo habíamos editado diez minutos de la charla. La necesidad de explicar, por mi parte, cada uno de los pasos a seguir, y de justificar la elección de la que yo creía la estructura más apropiada para aquella charla que habíamos escuchado, nos retrasó bastante, pero el objetivo de un taller -entiendo- no es tanto el producto final, en sí mismo, cuanto el proceso de cómo se llega a él. Es decir, no es solo un proceso técnico, sino, sobre todo, didáctico.
Repletos de papeles con guiones, afrontando la edición de la entrevista en Casares Irratia, Asier Juaristi (izquierda) y Bixen Aranburu (derecha) mirando a cámara |
No nos dio tiempo en aquella sesión a culminar la edición completa de la entrevista. Tuvimos que posponerla para otra ocasión, porque nuestro tiempo, aquella tarde, se acabó. Pero el equipo, con los ojos siempre bien abiertos y los oídos prestos, atendía mis explicaciones con gran interés. Y, por mi parte, trataba de trasladarles todos los detalles que rodean a la edición de una entrevista de estas características.
La experiencia resultó un éxito rotundo, a pesar de los inconvenientes que se presentaron por el camino o, tal vez, gracias a ellos también. Partiendo de una entrevista a medio camino entre lo profesional y lo emocional, de una periodista de largo recorrido como Eva Monente, habíamos conseguido elaborar un producto radiofónico, creo yo, de una gran calidad, seleccionando el mejor material, e ilustrándolo con recursos del oficio que enriquecen el ritmo, añaden interés y refuerzan la palabra.
El Taller de Entrevista en Radio que desarrollamos en Casares Irratia logró cautivar más a un equipo que ya traía de serie la pasión por la radio y se mostró expectante en todo momento, ante lo que íbamos decidiendo y ejecutando. ¡Ana, Bixen, Maider, Eloisa, Borja, Alejandro, Asier y Coro fueron unos colegas increíbles! ¡Estoy convencido de que la energía que me transmitieron seguirá viva durante mucho tiempo! ¡¡¡Mil gracias a tod@s!!! ¡¡ Viva la Radio!!