La renovación: pasión de Herrera
https://www.gorkazumeta.com/2017/09/la-renovacion-pasion-de-herrera.html
¿Qué ocurriría si Carlos Herrera
fuera desapareciendo progresivamente de la antena de Cope?
Cope no puede celebrar una renovación ‘a medias’
de Herrera
1.881.000 personas aguardan la
renovación de su ‘líder’, 153.000 menos que en la primera ola de este año 17.
Son datos oficiales del Estudio General
de Medios (EGM) que trimestralmente les pasa el examen de resultados a las
cadenas de radio más importantes de este país, adheridas a la Asociación para la Investigación de Medios
de Comunicación (AIMC), una entidad sin afán de lucro, y nacida solo para
medir audiencias, situada permanentemente en el ojo del huracán.
Carlos Herrera sufrió un revés en el último EGM, perdió 153.000 oyentes (Fotografía Abc.es) |
El dato no es un capricho, ni
tampoco un juego literario. Es una realidad tozuda que aleja en Cope la idea del liderazgo de la radio española
frente al tótem aparentemente inalcanzable de la Cadena SER. En términos bursátiles, la
figura de Herrera ha perdido enteros, al alcanzar sus peores resultados en los
últimos siete años de su vida profesional y tener que remontarlos de cara a la
tercera oleada, que coincidirá con los primeros tres meses de funcionamiento de la nueva Temporada
17-18.
Precisamente para presentar esta
nueva Temporada de radio, Herrera participó en Sevilla, este pasado martes 19
de septiembre, en un acto ante 250 personalidades de la ciudad. Y allí, con
todo el boato de la ocasión, soltó
unas cuantas perlas, que incomprensiblemente -salvo que estén jugando a la sokatira o al coqueteo- la propia Cope se encargó de difundir a través de su
nota de prensa oficial. Carlos Herrera reconocía que la Cadena de los
Obispos no le había “mostrado su interés
en que siga o no siga”. Acto seguido, y ante los máximos responsables de Cope en ese acto, añadió: “sobre el papel (o sea, el contrato actual), es el último año que estoy aquí”.
A esas perlas, siguieron otras de
la misma naturaleza, abundando en la inexistencia de una negociación entre
ambas partes: “no puedo decirles si nos
veremos o no nos veremos pero, si no me dedico a esto, no sé a qué dedicarme y
además si no es aquí no sé quién me va a contratar ya a mí”. Pero añadió: “no sé si la Cope me necesita a mí, pero yo
sí necesito a la Cope porque en Cope independientemente de que en todos los
lugares en que he trabajado me he sentido a gusto, respetado, Cope ha sido
volver a una casa en la que he estado en dos ocasiones”.
Una progresiva desaparición de Carlos Herrera de su programa resultaría enormemente perjudicial en términos de audiencia
Y vuelta al argumento que ha
repetido hasta la saciedad, con convicción y determinación, en las innumerables
entrevistas que ha respondido, “mi idea,
con la edad que tengo, es pasar a la reserva”, y que está en el centro de
los escollos que complican una negociación que ambas partes están obligadas a
conducir a buen puerto.
Carlos Herrera dice que está
mayor. Y es cierto, cada año que pasa, cada Temporada de radio que concluye,
está algo más mayor y, a diferencia de Luis
del Olmo, e Iñaki Gabilondo, en
cuyo triunvirato de excepcionales comunicadores de radio siempre le he
incluido, el
almeriense es capaz de irse a la playa, así me lo confesaba en 2016, e
incluso en años anteriores. Su filosofía de vida es sensiblemente diferente a
la de sus colegas. El vasco y el leonés han vivido para el trabajo, mientras
que Herrera trabaja para vivir. Trabaja en algo que le apasiona -la radio-, es
cierto; pero trabaja. ¿O no es trabajo levantarse de madrugada todos los días y
practicar, como describía el propio Iñaki, la vida monacal de un benedictino en
un convento de clausura? Y además, está en su derecho, y se lo ha ganado. “Los 61 años no me pillarán madrugando”,
me confesaba en 2013. En 2018, habrán pasado cinco años desde que hizo este
anuncio.
Pero en Cope no están por la labor de que “deje de
trabajar” o, menos, de que “deje de trabajar poco a poco”. Carlos, amante
incondicional de los grandes y pequeños placeres de la vida, quiere ir soltando
amarras. El pasado día 13 de febrero, Día
Mundial de la Radio, Herrera invitaba, con tal fausto motivo, a sus colegas
de correrías radiofónicas José María
García, Iñaki Gabilondo y Luis del Olmo a compartir una hora de radio en
directo con él, en “Herrera en Cope”.
Y allí, en ese contexto, con desfachatez o desparpajo, o ambas, según quién lo
mire, García se atrevió a insultar a su anfitrión: “Iñaki sigue en activo, Herrera casi (risas).
Depende de la Feria de Sevilla, de los toros de Málaga, pero es un genio. Los
dos tipos más vagos de este país son Herrera y Luis Herrero pero son dos genios
y que les quiten lo bailado”. García, entre bromas y veras, aportaba otra de las razones que impulsan
a Herrera a ir abandonando el barco de una excesiva exposición al prime time
de la radio: su indolencia.
Carlos Herrera en el acto en Sevilla, donde regaló a los presentes reflexiones de mucha enjundia |
Con todo, Cope no puede permitirse el lujo de prescindir
de Carlos Herrera. No en este momento. No porque el liderazgo esté cerca, que
no lo está; sino porque la empresa ha vuelto a beneficios después de muchos
ejercicios en números rojos, gracias a su aportación. Y si las cosas le van
bien, es gracias a Carlos Herrera. Por esto, hablaba
yo en junio del término “herreradependiente”, para referirme a la situación que ha creado
la propia Cope respecto de su comunicador estrella. En la presentación de la nueva
Temporada 17-18 en Madrid, el equipo de deportes rogó entre bromas a Herrera
que renovara cuanto antes, “en tres años te pones líder", le decían. Y en ese mismo escenario del
Museo Reina Sofía de la capital, el periodista almeriense insinuó que su retirada
parecía no estar cercana, “he cumplido cuarenta años al frente de un
micrófono y tengo ganas de seguir haciendo programas", confesó ante el
público. El problema es cómo.
Herrera quiere seguir, a su manera y Cope quiere que continúe vinculado a su marca.
Lo contrario, para esta cadena, supondría regresar al ostracismo (y tal vez de
nuevo a pérdidas), porque pensar en un posible relevo -que deberían hacerlo, y
empezar a promocionarlo y a curtirlo, en lugar de recurrir al talonario- no
parece una buena idea, ahora mismo. Pero tampoco sería una buena idea, es
cierto, una progresiva desanexión de Herrera del programa.
Carlos Herrera: “mi idea, con la edad que tengo, es pasar a la reserva”
Fijémonos un rato en la experiencia de la última hora de “Herrera en
Cope”, la
que califiqué en su día de fraude porque Carlos Herrera no participaba en ella, tan solo con dos breves intervenciones, las
mínimas para justificar la paternidad del invento. En la tercera ola de 2016,
cuando “Herrera en Cope” asumió este tramo horario, en perjuicio del
tiempo local de la cadena, trasladado a las emisoras Cope+, la audiencia de
12:00 a 13:00 horas experimentó una espectacular subida del 58,1 por ciento, en
número de oyentes, 173.000 nuevos seguidores (471.000 oyentes a esa hora, en total). Como digo, espectacular. ¿La
razón? Está claro, el imán Herrera, el llamado ‘Efecto Herrera’
que ha beneficiado a toda la cadena en su conjunto, y a todos sus tramos
horarios. Sus seguidores aplaudieron que su ‘líder’ ganara una hora más de
antena. Pero había truco.
Pero, ¿qué está ocurriendo en ese mismo tramo horario en las dos
últimas oleadas conocidas? En la primera oleada de 2017, “Herrera en Cope”,
de 12:00 a 13:00 horas, perdió 49.000 oyentes, un 10,4 por ciento. En la
segunda oleada de este mismo año -la última conocida, hasta ahora- el programa
perdió 58.000 oyentes más, otro 13,7 por ciento. En neto, todavía, el tramo
está en positivo; es decir, se han incorporado más oyentes de los originarios
de ese período horario antes de que “Herrera en Cope” ampliara su tiempo
con él, pero la tendencia es clara: los oyentes se marchan. ¿Por qué? Por lo
que siempre he dicho, y subrayo: los oyentes no son tontos, y se dan cuenta de
que Herrera no está, sólo ofrece dos actuaciones estelares para dar
continuidad a un tramo producido a base de refritos. ¿Y si han utilizado esta ampliación horaria como banco de pruebas de cara a la renovación? No es, desde luego, un buen resultado. Muy al contrario...
Magnífica imagen de Dani Pozo, para esta entrevista al periodista en El Español.com |
Si tomamos como referencia, lo que ha ocurrido en la corta evolución de
este tramo horario, ganado por “Herrera en Cope”, concluiremos que una
progresiva desaparición de Carlos Herrera de su programa resultaría enormemente
perjudicial en términos de audiencia; o sea, de rentabilidad para la Cope,
algo que no puede permitirse en un momento en que, precisamente con la apuesta
por Herrera, aspira al liderazgo de la radio española, y éste -y no otro- fue
el mensaje lanzado cuando se produjo el ansiado fichaje de la estrella
almeriense. Entrar en un nuevo formato, que recortara la presencia en antena de
Herrera, en su propio programa, resultaría nefasto, un auténtico retroceso, que
la audiencia confirmaría en sucesivos EGM.
¿Cuáles son las alternativas? Cope no puede celebrar una renovación ‘a
medias’. O estás, o no estás. Una situación como ésta, ciertamente compleja,
enturbia una negociación entre dos partes que ponen sobre la mesa distintas
necesidades: la cadena de los obispos su rentabilidad y Carlos Herrera su vida,
para él prioritaria. Y con todo el derecho. Pero Cope
paga, y paga bien, por siete horas diarias de programa, bueno seis, si
ajustamos. Y Herrera también es consciente de esto, de ahí que reconozca que él
“sí necesita a Cope”. ¿Un acercamiento deliberado? ¿Firmamos por un año, y hablamos luego?
Ambas partes están obligadas a buscar un acuerdo, porque a ambas les interesa, un acuerdo de mínimos
Ambas partes están obligadas a buscar un acuerdo, porque a ambas les
interesa. El acuerdo de mínimos es que Herrera quiere seguir haciendo radio, y
a Cope le interesa que esté entre sus filas. Hay que acordar, y dejar bien
claro, en qué coordenadas, y horarios, con qué compromisos y responsabilidades.
No ha ayudado que se haya filtrado la noticia de una posible colaboración de
Herrera con TVE, para moderar un debate político, y que no tenga el mismo
interés por participar en la nueva TRECE que ha puesto en marcha Barriocanal.
Pero también es cierto que el contrato es de radio, y le vincula a Cope.
TRECE no es radio.
Si esto sigue así por mucho tiempo más, y no se despeja la incógnita de
la renovación de Herrera por Cope, para seguir al frente de “Herrera en
Cope”, al menos, durante un año más (podía ser una opción), este asunto
podría llegar a convertirse en un culebrón, similar al que, de forma recurrente
estos últimos meses, abre cada mañana el editorial de Herrera en su programa: “pasión
de catalanes”, en referencia al conflicto separatista que vive Cataluña
respecto de España. Así, esta “pasión de Herrera” está respaldada por
esos 1.881.000 oyentes, fieles, que le acompañan al otro lado del receptor, del
ordenador o del móvil, y que quieren que siga acompañándoles cada mañana,
porque es la voz en la que confían. Se haga mayor, o no…