Javier Tolentino (RNE): “La radio necesita una revolución total”
https://www.gorkazumeta.com/2017/08/javier-tolentino-rne-la-radio-necesita.html?m=0
"Disculpen que les hable de la radio", editado por Ediciones
Canibal y Ocho y Medio (I)
La radio sobrevive gracias a los remakes,
ante la falta de ideas
Reconozco que tenía mucho interés en
leer –devorar, más bien- este libro de Javier
Tolentino, a quien conocí hace muchos años, sobre todo, en el Festival
Internacional de Cine de San Sebastián, porque compartimos afición, pasión
mejor, por la radio, y por el cine. Un reciente almuerzo juntos, provocado por
esta su nueva criatura editorial, dedicada, en cuerpo y alma, a la radio, nos
devolvió los recuerdos, y alimentó futuribles. Javier es un perfeccionista. Y este
libro lo confirma, porque defiende un tipo de radio que, por desgracia, está
“en busca y captura”. Jesús García
Cívico le define en el prólogo como “un
cronista cinematográfico que ama la radio. Un periodista radiofónico de
sensibilidad inteligente, o inteligencia sensible. Es igual”. El orden de
factores no altera el producto; aunque abomina del término ‘producto’, referido
a un programa de radio, “me niego, y me
negaré siempre a llamarle así” –mantiene, vehemente-. Además de
perfeccionista, también es un purista, como buen amante del mejor arte. La
radio, para él, es un medio de expresión con lenguaje propio, en el que los
periodistas izaron su bandera y tomaron las riendas, contaminándolo
absolutamente todo. Este libro, como él,
es inteligente y, seguro, polémico. Reparte zascas por doquier y,
probablemente, sus andanadas están
bien dirigidas. Pero, vamos por
partes, merece la pena prestarle atención.
Cada vez que se publica un libro sobre la radio es una alegría (Fotografía: Gorka Zumeta) |
De entrada, Javier Tolentino,
aclara las cosas, y sus intenciones: “no
pretendo hacer ninguna historia de la radio. No es mi intención”. Pero sí
comienza por ‘su’ historia: “entré por
primera vez en la Casa de la Radio en el verano de 1982, derecho al despacho
del director en ese momento, Eduardo
García Matilla, al que le expresé abiertamente mi deseo de hacer mis
prácticas en Radio 3. Cuando me preguntó en qué programa me apetecía colaborar,
le dije sin dudar ni un segundo que en “Diálogos 3”, amaba la música que ponía Ramón Trecet”. Y desde ese año,
1982, Tolentino vive abducido por Radio 3, emisora por la que siente devoción,
a la que ha dedicado sus mejores años, y aún sigue haciéndolo, encantado, en “El Séptimo Vicio”, un programa de radio
sobre cine, con un incuestionable toque personal, a modo de firma etérea.
A pesar de todos los sinsabores
sucedidos a lo largo de varias décadas de su historia, nada ni nadie ha logrado
robarle la ilusión: “Radio 3, a pesar de
las contradicciones, de los diferentes pelajes de quienes la han dirigido, a
pesar de los debates y los exilios, de las depuraciones e involuciones, Radio
3, probablemente sea uno de los medios de comunicación más libre y más
independiente del universo radiofónico, y quizás le ocurre como a cada uno de
los seres humanos, para los que vivir es un continuo desmentido”. Tal vez
por eso, Radio 3, de RNE, vive de nuevo un renacimiento, aupado por un evidente
crecimiento de las audiencias, certificado por el EGM con 528.000 oyentes, con
un crecimiento anual de más de un 11 por ciento.
“La radio es un servicio público, de hecho, las cadenas de radio privadas lo son porque reciben una licencia del Estado"
No olvidemos que Javier Tolentino
es periodista, y ha ejercido, como tal, en los Servicios Informativos de RNE,
en diferentes etapas, en informativos diarios, y no diarios. A pesar de su
origen académico, el autor de este “Disculpen
que les hable de la radio”, ha evolucionado en “radiofonista”, convencido
de que la radio es un medio con sus singularidades y personalidad, negadas por
algunos colegas que las desconocen, por ignorancia, las más de las veces, y otras
por un purismo mal entendido. “Existe la
creencia (…) de que el uso periodístico de la radio es plano, que el rigor de
la noticia y de la información la separa de los recursos que lucen en la radio
de ficción. Colegas que desdeñan el lenguaje creativo por pensar que al
emplearlo deforman la información, convencidos de que su uso haría mucho más
difícil mantener la objetividad y la independencia”. ¿Qué tiene que ver la
independencia del periodista con el bolígrafo con el que escribe la noticia?
Éste, y no otro, es el símil que presenta la radio. Los útiles para construir
una información son la palabra (el texto), la música, los efectos y los
silencios, tan elocuentes siempre. Con ellos hay que “escribir” en el aire…
Portada de otro de sus libros anteriores (fragmento) |
“La radio es un servicio público, de hecho, las cadenas de radio
privadas lo son porque reciben una licencia del Estado que deberían perder
cuando no son fieles a ese principio, cuando no sirven al ciudadano. ¿Cuándo
una radio deja de servir al ciudadano? Cuando se convierte en un aparato de
propaganda, cuando no informa con rigor, cuando ni siquiera se relaciona con el
arte, con la cultura; cuando no crea. No deberían existir diferencias entre
medios privados y públicos porque ambos tienen la misma función: servir como
medio de comunicación a la sociedad en la que están implantados y transmitir a
través de su programación los valores humanos de libertad, solidaridad e
igualdad”. Nada que objetar a este planteamiento legal que sirve de base al
actual marco jurídico que rige la concesión administrativa de frecuencias de
radio en nuestro país. Pero, y aquí reside toda la enjundia perniciosa que
entraña este argumento, insisto, perfectamente legal, ¿quién decide la
renovación o retirada de la concesión y, sobre todo, con base en qué
argumentos? Se me antoja terriblemente compleja esta herramienta que debe estar
basada en los principios, como bien indica Tolentino, de la defensa del servicio público. Por
desgracia, los recientes ejemplos que todos conocemos relacionados con este
asunto, y protagonizados
por la Generalitat de Catalunya, y la cadena Cope, lejos de resultar
modélicos, constituyeron una enorme polémica en torno a las razones últimas que
provocaron la retirada de la frecuencia. ¡Qué vamos a pensar, a estas alturas,
de nuestros políticos? ¡Pues eso!
Presentación del libro en la librería '8 y medio' de Madrid |
Javier Tolentino es un profundo
conocedor de la realidad radiofónica mundial. Y así lo comprobamos en este
libro, cuya lectura resulta altamente recomendable. “La radio en Europa está excesivamente burocratizada y comercializada,
cada vez mantiene más abúlicas programaciones”. La afirmación no ofrece terreno a la
esperanza. A pesar de lo cual, “La
radio-radio está en América Latina, en la isla de Chiloé en Chile, programas de
jazz de debate comunitario, de servicio público, una radio empapada de colorido
y de vida. Me gusta la radio en África también, Radio Savana de Mozambique, y
las radios piratas y libres de Guinea Ecuatorial”. ¡Qué lejos se ve, desde
nuestra España doliente, la realidad de la radio pública alemana, la ARD o la
ZDF, que mantienen “una sólida y estable
financiación”, gracias al canon (impuesto) que pagan los ciudadanos de este
país, motor de Europa.
Creo que, a estas alturas, y tras
leer el libro que nos ocupa, Javier Tolentino es el ‘último romántico de la radio pública”; aunque yo me sume con
auténtica devoción a su defensa a ultranza del papel –necesario,
imprescindible- de una empresa, un ente o una corporación, llámese como se
quiera que, desde el poder público, vele por la existencia de unos medios de
comunicación al servicio de sus ciudadanos. “A
medida que la democracia se va asentando en España, con sus pasos hacia
adelante, y sus pasos hacia atrás, el horizonte de la radio se va convirtiendo
en una nueva derrota para esa radio ejercida desde la independencia y el rigor.
A la radio pública le brota un grano importante, que no es otro que los
gobiernos que van sucediéndose (…) que no saben protegerla, amarla y quererla
para que el propietario sea, efectivamente, el ciudadano y no los gobiernos
correspondientes”.
“La radio en Europa está excesivamente burocratizada y comercializada, cada vez mantiene más abúlicas programaciones”
Y Tolentino, en este escenario de decadencia de la política española, y de su falta de miras, contaminada por los intereses particulares, explica las razones que impidieron que aquella Radio Cadena Española (RCE) que se integró en RNE y que dio lugar en 1989 a Radio 5 Todonoticias, a imagen de la francesa France Info, no pudiera extender el manto de la radio pública en el ámbito autonómico y local. “No resultaba nada fácil el ordenamiento del dial en este país, sostenerlo y ordenarlo teniendo en cuenta las ambiciones legítimas de toda la red pública de gobiernos autonómicos y locales que desearon y lograron medios de comunicación territoriales, tutelados por sus gobiernos correspondientes”. Y en este sentido, Javier Tolentino reivindica la figura de Jesús Vicanco, a quien el entonces director de RNE, Diego Carcedo, le encargó el proyecto de Radio 5 Todonoticias. “Ignoro si se le ha reconocido a Jesús Vivanco su excelente trabajo y su capacidad creativa, pero sirvan estas líneas para rendirle tributo y homenaje a un sabio del periodismo y de la radio”. Vivanco fue también el creador en 1981 de los Servicios Informativos de Radio 3, de RNE, que murieron por demasiado “frescos”, y molestos…
En aquella democracia incipiente,
la radio jugó un papel primordial, en muchos sentidos. No sólo por la llegada,
el detonante, de la libertad informativa que todo lo acaparó, tras la muerte de
la obligatoria conexión con RNE y su ‘parte’, sino porque existían, repartidas
por toda la geografía del país, radios libres que contribuyeron, desde su
particular punto de vista librepensador a enriquecer la visión de los
españoles. Sin embargo, la “selva
hertziana que había que organizar para que unas señales no invadieran a otras” justificó
la imposición de una norma técnica y jurídica. “Las nuevas normas barrieron las radios libres y concedieron licencias a
los poderes económicos”. La política, entendida, y aplicada, en su peor
sentido, volvía a ganar la batalla.
Jesús Vivanco |
El marco, a pesar de todo, ha
cambiado. “Internet ha venido a darle una
vuelta a todas las ambiciones de control del panorama informativo que los
gobiernos tenían tan atadito o creían tener, porque no olvidemos que esa
paranoia de control hacía aguas por todos los sitios (…). La llegada de
internet ha logrado un cambio esencial en muchas direcciones, por ejemplo, la información,
que no estaba ni está en manos de los periodistas, deja de ser un monopolio de
las empresas informativas. Eso que se viene denominando “Periodismo
Ciudadano” y que tantas críticas recibe
desde la empresa informativa convencional es menor perverso y menos peligroso
que el periodismo propaganda que llevamos sufriendo desde el inicio de la
democracia”. Es cierto que no existe la perfección en ese nuevo concepto
acuñado de “Periodismo ciudadano”, pero la red ha propiciado que ya no sea
necesario constituirse en una gran empresa para poder informar”. El fenómeno de
David contra Goliat se ha vuelto a repetir, fomentado ahora por internet.
"Internet ha venido a darle una vuelta a todas las ambiciones de control que los gobiernos tenían tan atadito o creían tener"
“Parece como si no nos
hubiéramos enterado de los nuevos tiempos (…) desde el punto de vista del
lenguaje radiofónico, como del propio proceso de la comunicación. Los tiempos
han cambiado, la radio necesita una revolución total, comenzando por abandonar
la grandilocuencia, los gritos de la radio deportiva y el compadreo que le
separa de una audiencia que busca una comunicación entre iguales”. La radio
entre iguales, defiende Javier Tolentino. Es, de nuevo, me temo, un concepto
romántico, de la realidad que circunda a una radio y a sus oyentes. Los
profesionales sí pueden situarse a la misma altura que sus seguidores. Pero no
podemos olvidar los intereses mercantilistas de los titulares de las radios
comerciales. De ahí que, en este sentido, la radio pública, de nuevo, se
presente como el estandarte que debería liderar este proceso de equiparación
entre sus profesionales y sus oyentes, al prescindir del afán de lucro. Me
consta que bastantes de sus actuales comunicadores entienden a la perfección
este mantra defendido por Tolentino, pero no olvidemos que hoy en día la radio pública todavía
vive enturbiada por intereses espurios que la contaminan irremediablemente.
Continúa…