El período errático de la SER
https://www.gorkazumeta.com/2017/07/el-periodo-erratico-de-la-ser.html
Aunque todavía no existe suficiente perspectiva histórica, el autor reflexiona en torno al período que vive la SER
Francino a Garrido: "Bienvenido a la vida peligrosa"
“Como a veces las notas oficiales tienen cierta frialdad, no está de más recordar que va a dejar un recuerdo imborrable, de cariño, de profesionalidad, de buena gente y de buena persona. Le deseamos lo mejor del mundo". Son palabras firmadas por Carles Francino, director de “La Ventana” de la Cadena SER, dedicadas a su compañera Gemma Nierga (6.6.2017), en el preámbulo de la entrevista que realizó a su ahora compañero, recién reencontrado con la casa en la que nació profesionalmente, Toni Garrido, que va a afrontar el segundo tramo del “Hoy por Hoy”, a partir del 4 de septiembre. "Bienvenido a la vida peligrosa", se despide Francino de Toni en la entrevista (escuchar entrevista en el podcast adjunto a este post). No hay más comentarios.
Las idas y venidas de la SER en los últimos años han sido, cuando menos, rocambolescas. Francino le dedicaba este respetuoso recuerdo a su compañera y paisana, desde “La Ventana”, el programa que la consagró como conductora de programas de radio. Y lo hacía, inevitablemente, con el recuerdo en su cabeza de que él fue el último periodista que dirigió el “Hoy por Hoy” por completo, desde el “buenos días” hasta el “adiós, mañana volvemos a escucharnos”; y fue, aunque no le gusta el término, el sustituto de la leyenda de Iñaki Gabilondo.
La SER, una marca casi centenaria que representa la mejor radio de este país |
El intercambio de ‘fichas’ en 2012: Francino abajo; Gemma arriba, el “Hoy por Hoy” partido, y la incorporación de Pepa Bueno, sorprendió a propios y a extraños, pero no más que a los afectados por el cambio. Francino no perdió oyentes respecto de Iñaki; es más, los ganó. Y su último EGM, con el que se despidió, fue magnífico. Las razones fueron de otra índole, alejadas de los números, y cercanas a comportamientos y actitudes. Gemma Nierga también se ha despedido con uno de sus mejores EGM. ¡Qué paradojas! Pero la 'última Gemma' que hemos oído no era la misma de "La Ventana", sus márgenes de maniobra se habían estrechado más de la cuenta.
"La cantera se forja desde abajo, inoculando la cultura de la compañía, contagiando el ‘sonido SER’"
Ese recuerdo, sentido, sincero, de Francino a Gemma se producía además en un contexto muy peculiar, y era durante la bienvenida a la antena de Toni Garrido, un hombre de la casa que sin embargo tuvo que triunfar fuera (especialmente en ese ‘referente’ reciente de “Asuntos Propios”, en RNE) para que volvieran a considerarle alternativa. Muchos nombres se han quedado por el camino. Carlos Llamas, José Ramón de la Morena, Paco González y la propia Gemma Nierga, tuvieron suerte de encontrarse en la SER con directivos que se arriesgaron con y por ellos, y ganaron. Tuvieron la visión de futuro y apostaron por ellos. Nombres como los de Augusto Delkáder y Daniel Gavela creyeron en la plantilla y la potenciaron. No hay mayor motivación para el resto de compañeros que ver a un propio que asciende, por méritos propios. Su autoridad moral sobre la redacción, si no pierde el norte, tentado por las lentejuelas del éxito, es inquebrantable.
Delkáder y Gavela tuvieron la visión, pero también tuvieron la paciencia. Y aguantaron. Igual que antes la tuvieron con Iñaki Gabilondo, que empezó en 1986, pero no venció a su contrincante de radio, y sin embargo amigo, Luis del Olmo, hasta entrados los 90. Hoy parece impensable que un comunicador, bien apoyado, bien arropado -como se hizo con Gemma cuando Xavier Sardá decidió cambiar de aires y marcharse a “Crónicas Marcianas” a disfrazarse de Casamajor- permanezca en su puesto los casi veinte años que lo hizo Gabilondo, un período brillante de la historia de la casa, no solo por todo lo que se contó; sino sobre todo por cómo se contó: con el prestigio sumado del periodista con mayor credibilidad de este país, al que nadie en la casa le tosía, porque acumulaba la suficiente auctoritas como para protegerse de contaminaciones interesadas o bisoñeces directivas.
Frente a la paciencia de otros tiempos, la SER está hoy presidida por la impaciencia cortoplacista. Y los criterios imperantes no son, desde luego, por lo que hemos visto, potenciar el talento propio, sino contratar el rostro más televisivo, más popular, el que esté más en el candelero, que en pensar antes en opciones internas. Y no lo digo por Toni Garrido, al que tuve la suerte de conocer en Radio Madrid 2, cuando le pusimos al frente de “La Gran Evasión” y ya se traslucía su enorme creatividad; sino de otros nombres que llegaron, actuaron y se marcharon como vinieron. Siempre lo he dicho: la radio en España, la gran Escuela de la Radio en nuestro país, ha tenido dos sedes principales: la SER y RNE. Y no hay más que mirar las parrillas de todas las grandes cadenas para, históricamente, comprobar los nombres que han ido desfilando de una a otra casa, de forma recurrente, empezando por el propio del Olmo, con la excepción de Gabilondo, cuya fidelidad a la SER de Fontán y, sobre todo, a la de Prisa, le ha puesto en muchos bretes, sobre todo en estos últimos tiempos en los que ejerce de Consejero de la SER. Esto, sin desmerecer en absoluto los caminos alternativos a estas Escuelas que supusieron Antena 3 de Radio y, más recientemente, Onda Cero, Cope y las emisoras autonómicas, sobre todo las catalanas y las vascas, donde surgieron también voces, más jóvenes, cuyos referentes estaban sin embargo, también, en la SER y en RNE.
Toni Garrido, en las instalaciones de la Cadena SER en Gran Vía 32 |
"Las idas y venidas de la SER en los últimos años han sido, cuando menos, rocambolescas"Cuando exista suficiente perspectiva histórica para analizar la última década de historia de la SER, y no es desde luego ahora, creo sinceramente -y me duele especialmente porque sigo considerándola mi casa- que el período lo bautizarán como el “período errático”, en todos los términos y significados del adjetivo, desde el que “yerra”, o “va de un lugar a otro sin rumbo fijo”, hasta que resulta “imprevisible” y hasta “caprichoso”. Y decirlo justo cuando el EGM le ha sido favorable y ha certificado su crecimiento puede parecer forzado o interesado, pero esta encuesta, últimamente, es más volátil que el duque de Mantua de "Rigoletto".
He tenido la oportunidad de visitar las redacciones de Cope y de Onda Cero, y en ambas me he sentido como en casa, porque decenas de profesionales salidos de Gran Vía 32, la mayoría de mala manera, hacen que esas casas, y esas marcas, crezcan en oyentes, en notoriedad y en calidad. Y nacieron en la SER. Y el comentario generalizado de todos, sin excepciones, después de abrazos y siempre felices reencuentros, empezando por quien suscribe, es el dolor que nos produce la situación que ensombrece el esplendor de esas tres letras que sentimos todos propias con orgullo: SER.
No estoy hablando de romanticismos ni de sentires lacrimógenos, ni pretendo tampoco ejercer de plañidera de la cadena de radio líder en España, porque hay SER para mucho rato, pese a algunas opiniones agoreras que hablan de hecatombes y de liquidarla para venderla. Yo no me lo creo. Pero claro, puedo pecar de inocente entusiasta. Si se ha caído el Banco Popular… y antes Bankia…
Y en todos estos últimos años, empezando desde el relevo de Iñaki Gabilondo, un nombre en boca de todos, un hombre de la casa que no la reconoce cuando regresa de Estados Unidos, Javier del Pino. La primera de las oportunidades, la segunda y la tercera. Tres ‘noes’. Tres negativas a encabezar un proyecto que enorgullecerían a cualquier profesional. Tres ‘noes’ que tuvieron diferentes argumentos, los primeros personales. Pero no el último. Y tampoco el desencuentro tenía su origen en las cifras. Javier del Pino hubiera sido la opción para recuperar la identidad del “Hoy por Hoy”, en su totalidad, a la manera de Iñaki, siguiendo su estela. Con los dos tonos: el informativo, y el de magacine. Posee ambos. Con peso, independencia, prestigio y, consecuentemente, credibilidad. Pero eso significa confianza, apoyo, apuesta, valentía, arrojo, conceptos todos ellos que escasean en estos tiempos en Gran Vía 32.
¿Dónde reside la independencia de un medio? ¿En la dirección, que marca los contenidos o, por el contrario, en el profesional que los elige y los defiende con convicción? No deben ser, desde luego, ni yo lo propongo, compartimentos estancos incompatibles. La respuesta debe encontrarse en el equilibrio, en los intereses aunados, impuestos desde el ejercicio del periodismo, honesto, independiente, ¡desde ambas partes! Sin duda en la coincidencia previa ante territorios ideológicos comunes. Pero esta premisa se ha perdido. La confianza se ha roto. Los intereses han cambiado el rumbo, hasta el punto de afectar a la independencia de los profesionales. Se buscan profesionales receptivos (algunos, probablemente, hablarían de demasiado dóciles). Y las voces que se alzan con ideas propias, incompatibles con las establecidas, sufren reprimendas, explícitas o implícitas. Hasta persecución. La que no tenía Iñaki, porque a él no le tosían, insisto. Pero atendía a razones. Y se sentía parte de la SER. De otra SER, no de ésta.
Javier del Pino es otro de los grandes valores de la SER, aunque con menos visibilidad hasta hace poco, en que regresó a España desde EE.UU. |
Pero todo puede cambiar, como ha cambiado en “Carrusel Deportivo”, donde la impaciencia se ha dejado notar tanto que el oyente ha sufrido un evidente desconcierto al encontrarse con nuevas voces, perderlas al poco tiempo, para luego reencontrárselas otra vez en el mismo programa con diferentes funciones.
"Hay SER para rato, pese a algunas opiniones agoreras que hablan de hecatombes y de liquidarla para venderla. Yo no me lo creo"
El mismo Toni Garrido, que durante mucho tiempo se encargó, como único cometido, de realizar las autopromociones (magníficas, por otra parte) del programa “La Media vuelta”, de Nacho Lewin, era uno más de la redacción, más bien discreto. Pero se traslucía madera en él. Fue creciendo dentro de la casa, pasó luego a Radio Madrid 2, la emisora que puse en marcha con un equipo sobrado de talento y, sobre todo, de ilusión, y finalmente terminó en Radio Madrid, al frente del “Hoy por Hoy Madrid”, en un programa que no era el suyo, porque no disponía del tiempo que necesitaba, copado como estaba por una publicidad local desbordante, que no supo gestionar, por excesiva (aunque nunca lo es para los directores financieros). Por eso brilló en RNE.
No todo ha sido malo, no soy -ni acostumbro a serlo- tan derrotista. La llegada de Podium Podcast, esa extraordinaria plataforma de podcast que ha sumado diez millones de descargas en su primer año de vida, es sin duda un éxito; aunque también sea discutible disociarlo de la marca SER. Pero personalmente reconozco que la irrupción de Podium constituye un espaldarazo muy sólido a los nuevos ropajes con que se engalana la radio del siglo XXI, refugiados en la capacidad decisoria de los nuevos oyentes, mucho más proactivos.
No todo ha sido malo, no soy -ni acostumbro a serlo- tan derrotista. La llegada de Podium Podcast, esa extraordinaria plataforma de podcast que ha sumado diez millones de descargas en su primer año de vida, es sin duda un éxito; aunque también sea discutible disociarlo de la marca SER. Pero personalmente reconozco que la irrupción de Podium constituye un espaldarazo muy sólido a los nuevos ropajes con que se engalana la radio del siglo XXI, refugiados en la capacidad decisoria de los nuevos oyentes, mucho más proactivos.
La SER, insisto, es mucha SER. Tiene cantera, aunque últimamente también la han maltratado, no sólo con los ERE,s, sino cerrando la puerta a cal y canto a nuevas incorporaciones procedentes de las becas estudiantiles, desde hace muchos años prácticamente el único camino de acceso a la radio. La cantera se forja desde abajo, inoculando la cultura de la compañía, contagiando el ‘sonido SER’, el auténtico patrimonio de esta casa, que la hace única y reconocible fácilmente en el dial. Pero, sobre todo, apostando por los profesionales, creyendo en el talento propio, apoyándolo; justo lo contrario de lo que ha ocurrido en la última década. Y el despido de Gemma Nierga es, sin duda, un "aviso a navegantes", a todos, sin distinción. El año 18 se prevé intenso.