El nuevo caladero de la radio española
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La búsqueda de oyentes de la radio española está relacionada con la adscripción ideológica de cada cadena
Atraer un oyente es una proeza; perderlo, una negligencia
La radio siempre está en busca de
oyentes. Pero hay un elemento diferenciador de la oferta que resulta vital para
imantar al público: su filiación ideológica. En este sentido, quienes disponen
de un posicionamiento claro, cuentan con una fidelidad que les hace fuertes.
Sociológicamente, España ha sido siempre un país de centro (desde tiempos de la
UCD) que, políticamente, oscila en las urnas entre el centro derecha (PP) y el
centro izquierda (PSOE). Éste ha sido el modelo imperante en nuestro país, que
ha avanzado en paralelo con el modelo, tácito, de bipartidismo político. La
radio, de manera muy burda -permítaseme este primer acercamiento, que luego
matizaré- representaba este escenario ideológico entre la Cope (derecha) y la SER (izquierda). Y todo lo que no
estuviera en los extremos, se movía en territorio bien de centro, bien de
deliberada indefinición ideológica (Onda Cero)
u oportunismo político circunstancial, al vaivén del poder de turno (RNE). Éste, insisto, muy someramente, era
el modelo en el que la radio española sobrevivía en este escenario ideológico.
El caladero de la radio española se ha movido (Fotografía Pixabay) |
El barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas
(CIS), realizado entre el 2 y el 12 de enero de 2017, muestra que buena parte de
la sociedad española no tiene claro en qué lugar se sitúan sus ideas. De los
2.490 entrevistados, un 14,9 por ciento —el porcentaje más elevado en la
categoría de respuestas de esta pregunta— asegura que no sabe con qué ideología política se define.
Un 14,1 por ciento se autodefine como conservador y un 12 por ciento como
progresista.
El Secretario del Colegio Nacional de Doctores y Licenciados en Ciencias
Políticas y Sociología, Javier González Serrano, en
una información de ABC, afirmaba que “las
ideologías se constituyen a lo largo del tiempo y se van matizando, y dentro de
cada ideología incluso salen diversos matices, como por ejemplo la socialista,
que se ha matizado con socialdemocracia, tercera vía... etc. Las ideologías son
modelos de ideas que en un momento dado lo que tratan es de ver lo que debe ser
la sociedad frente a lo que es la sociedad”.
Parte del PSOE, Podemos e Izquierda Unida ya no encuentra en la SER su referente ideológico
¿Cómo quedaría entonces el
reparto de España en ideologías, en correspondencia con la actual oferta
política? El profesor González Serrano nos da algunas claves. En su opinión, el
país se concentra principalmente en dos grandes espacios, los correspondientes
al socialismo democrático y a la democracia cristiana. “Sin embargo -escribe
la periodista Elena Calvo en ABC- los
resultados del CIS ponen por delante de ambas—además de a los conservadores y
los que se autodenominan erróneamente progresistas— a los socialistas (11,4%) y
a los liberales (10%) frente al 7,3% de los socialdemócratas y al 4,8% de los
democristianos. En esta línea, González Serrano sitúa al PP en el
conservadurismo con tintes liberales, Ciudadanos en el liberalismo económico,
no político; PSOE en el socialismo democrático y Podemos entre la izquierda
anticapitalista, y socialistas-comunistas”
Pero ¿qué es el progresismo? ¿Una ideología? No, en sí
mismo es un movimiento, un concepto que aúna diversos caminos, relacionados con
la izquierda; aunque también desde el arco conservador en ocasiones se recurre
a este término para tratar de ‘modernizar’ su discurso y hacerlo menos inmovilista.
El profesor González Serrano añade: “normalmente,
la palabra progresista se ha acuñado más bien desde la parte de la izquierda
para intentar englobar a todas aquellas personas que en un momento dado creen o
defienden que los derechos colectivos son derechos de todos, independientemente
de que en un momento dado se esté hablando de un liberalismo económico, por
ejemplo. No hay una corriente
ideológica que sea progresismo, sino que aglutina una serie de
compendios que se ha utilizado mucho en el sentido del marketing, más que en el
sentido ideológico de la palabra. Es una palabra mal usada en términos politológicos,
en términos políticos”.
Éste es, en definitiva, el nuevo caladero
en que tiene que ‘pescar’ la radio española, si quiere seguir teniendo adeptos.
No olvidemos que todas las cadenas de radio de este país, de una manera más o
menos clara, disponen de una línea editorial que, en algunos casos, como el de
la Cadena Cope, por ejemplo, se manifiesta
expresamente a través de espacios propios, en que se analiza la actualidad del
país aplicando la lupa, en este caso, cristiana. Podría decirse, en este
sentido, que Cope es la oferta que más
claramente se identifica ideológicamente ante su parroquia, nunca mejor utilizado el término.
Apliquemos el sentido común. Si
todos, inevitablemente, tendemos a consumir aquellos medios de comunicación que
mejor o más se adaptan a nuestro universo ideológico, como es natural, es
inconcebible pensar en un oyente militante o simpatizante de Podemos que
escuche habitualmente la Cope. Como también,
y en correspondencia coherente con este planteamiento, es inconcebible pensar
en un seguidor del PP cuya emisora de referencia sea la SER. Si bien este planteamiento es el
correcto, también es cierto que existen trasvases de oyentes, al margen de la
ideología, atraídos en este caso por bloques temáticos, no tan ideologizados. La comodidad del zapping, también en radio, está cambiando este escenario. Es
perfectamente posible que un oyente de Podemos escuche el deporte en Cope, y un oyente de la SER se cambie a la hora de los Fósforos o el “El Grupo Risa” a la cadena de los obispos.
La radicalización del discurso de Herrera, en Cope, está expulsando oyentes por el centro
Pero ¿qué ocurrirá en el EGM? ¿Un
simpatizante de Podemos reconocerá ante el encuestador que escucha Cope, o uno del PP que escucha la SER? Sería como darle su voto en las urnas
a estas empresas y lo que representan ideológicamente. Alguno lo hará, pero la
tendencia sería apuntar a la emisora de cabecera, y aquí marca la línea
editorial, la columna vertebral de los informativos.
Las cadenas de radio en España,
como apuntaba al principio de esta reflexión, siempre están en busca de
oyentes. Y desde hace muchos años, la cifra reflejada en el EGM no crece, y
permanece en torno a los 24-25 millones de oyentes. Es, pues, un mercado
maduro, del que se espera que se vaya reduciendo, en lugar de aumentando, dada
la avanzada edad media de los oyentes de radio generalista (+50) y de
radiofórmulas musicales (35-50). ¿Qué es lo que ocurre al final? Que las radios
se roban oyentes, unas a otras, con el reclamo de sus comunicadores. Son los
últimos casos registrados, sobre todo, de Carlos
Herrera en Cope y, en menor medida, de José Ramón de la Morena en Onda Cero. Y antes Luis del Olmo, José María García o Jesús Quintero, por citar sólo unos nombres. No deja de constituir
un auténtico reto para un profesional cambiar de emisora para medir sus
fuerzas. Es de lo que Herrera puede sentirse orgulloso, y de lo que de la
Morena espera sentirse orgulloso, todavía no está en condiciones de afirmarlo,
porque su ‘salto’ no ha sido tan espectacular como el del almeriense. Hay voces
que no le dan mucha más fuerza que la actual y que le sitúan a futuro por tanto en el
tercer lugar de los programas deportivos nocturnos, liderados por “El Larguero” (SER) y “El Partidazo” (Cope), como una oferta desgastada.
Pero la ideología que emana la
cadena de emisoras resulta fundamental para atraer o expulsar a un oyente.
Ideología que puede partir de la propia cadena o del comunicador. En este
sentido, si Cope quiere aumentar la audiencia
de sus mañanas con Herrera, la mejor estrategia no es, considero, expulsar a
sus oyentes pòr el centro con una mayor radicalización del periodista almeriense, sino con un
discurso más equilibrado y, formalmente, más políticamente correcto, en el que
se prescinda de las descalificaciones, por más justificadas que parezcan a veces. Creo
que una de las razones del reciente bajón en el EGM (-153.000
oyentes en “Herrera en Cope”)
reside en esta radicalización a la que probablemente le ha conducido la propia
situación política que vive España en estos momentos, sobre todo el tema
catalán y el relacionado con Ahora Podemos, mezclado con el hastío como inductor principal.
La radio en España sigue viviendo de la Frecuencia Modulada. El escenario digital no tiene aún el mismo peso (Fotografía Pixabay) |
La derecha ideológica del país
cuenta con una mayor oferta radiofónica, compartimentada por su orientación,
entre Cope, EsRadio, RNE (circunstancialmente) e incluso Onda Cero. Sin embargo, la izquierda, que
también se ha diversificado entre ¿varios? PSOE, Podemos e Izquierda Unida,
sólo cuenta con una opción: la SER y,
si me apuran, Onda Cero.
Vamos por partes. Si hablamos de
la ‘expulsión de los oyentes’ de “Herrera
en Cope”, ¿a dónde se van? ¿Quién ha subido? En primer lugar, el paso
lógico es Onda Cero. Carlos Alsina se está beneficiando, por un lado, de esta radicalización
de Herrera, porque recibe oyentes descontentos con el ‘desfibrilador de tontos’,
tan presente en la emisora de los obispos, que no puede gustar a todos. También
ha crecido la SER, en ambos tramos. Pero
ideológicamente está bastante más lejos del discurso de Cope y por tanto este argumento carece de tanta coherencia
en su formulación. Aun así, sigue existiendo un grupo de oyentes que se mueve entre Onda Cero y Cope, y así lo refleja el EGM.
El modelo-Lara de la diversidad ideológica funciona con televisión, porque son cadenas diferentes (Antena 3 y La Sexta) pero en radio solo es una cadena
¿Y qué le ocurre a la SER? Con sus duros ataques al PSOE que
representaba Pedro Sánchez, ahora el
Secretario General ganador -por segunda vez- y la animadversión a Pablo Iglesias y su partido Podemos, la
cadena radiofónica de Prisa está perdiendo seguidores por ese flanco. Por eso
hablaba de varios PSOE: el oficialista, representado por Susana Díaz, con tanto predicamento en la SER (sobre todo en Andalucía, su feudo), que resultó
claro perdedor de las Primarias socialistas y el renovador de Sánchez cuyo
objetivo -está claro- es, resituándose en la izquierda, y alejándose del
centro-izquierda, conseguir anular a Podemos, y rescatar a sus antiguos votantes,
decepcionados. Por eso cualquier matrimonio entre ambas formaciones persigue la
abolición del contrario. Mientras la izquierda se pelea, la derecha se
refuerza, incomprensiblemente pese a los flagrantes y vergonzantes casos de corrupción que
empañan la trayectoria política del Partido Popular. Pero el electorado
prefiere “lo malo conocido que lo bueno
por conocer”, sabio refranero español. La SER,
por tanto, está perdiendo su discurso y su atractivo en el flanco izquierda,
que ha sido, tradicionalmente, su principal caladero.
De ahí que, como ha ocurrido en televisión, se hablara de La Sexta como propulsora de una nueva cadena de emisoras, que atendiera a ese flanco izquierda sociológico que ha quedado desatendido por la SER, cuyo giro conservador hacia posturas de centro izquierda representadas por el PSOE de Susana Díaz, en retirada, le ha hecho perder un caladero que le era consustancial. Pero también es cierto que no lo ha perdido del todo, porque a ese grupo de oyentes no les queda otra opción que la cadena de una Prisa descafeinada ideológicamente, presionada por una deuda millonaria que lastra y condiciona su trayectoria progresista, que coquetea con el liberalismo. Parte del PSOE, Podemos e Izquierda Unida ya no encuentra en la SER su referente ideológico, y se han convertido en oyentes muy críticos. Otros, directamente, se han marchado.
La SER ha perdido punch entre los oyentes de izquierda |
Casi un 15 por ciento de los españoles desconoce su ideología, según el CIS
No olvidemos tampoco las opciones nacionalistas, representadas por Radio Euskadi y Catalunya Radio, en sus respectivas comunidades, que juegan a este discurso, mayoritario en Euskadi y Cataluña.
En resumen, el caladero de oyentes de la radio española se ha movido, se ha recolocado, se realimenta entre sí, como hemos visto, zapea, pero ideológicamente sigue siendo afín a las opciones mayoritarias. Cope está bien situada, pero no puede crecer por el centro con discursos que se mueven en los extremos contrarios; la SER está cambiando de aires y, aunque sigue conservando oyentes del flanco izquierdo, cada vez se muestran más críticos con lo que oyen y, si tuvieran más opciones, se marcharían. Afortunadamente para la cadena de Prisa no existen alternativas a la SER por la izquierda. Onda Cero no termina de definirse, y esto, en este escenario tan ideologizado, le resta fuerza y posicionamiento, navega entre dos aguas (Alsina y Otero poco tienen que ver, pero trabajan en la misma cadena…). El modelo-Lara de la diversidad ideológica funciona con televisión, porque son cadenas diferentes (Antena 3 y La Sexta) pero en radio, al disponer de una sola cadena, la convivencia es compleja y su administración no resulta tan eficaz como sería de desear. Por último, RNE, juega a las coyunturas. Cuando el PSOE gobierna es competencia de la SER, porque se dirige al flanco izquierda; mientras que, como ahora, cuando gobierna el PP, es competencia de la Cope. Llegado el caso, si la alternancia llevara al PSOE al Gobierno, la cadena de los obispos podría crecer en audiencia al desnivelarse ideológicamente la oferta… Pero todo se andará…
Sólo pueden ser de derechas (y mucho) o masoquistas. Con sus planteamientos y su tono agresivos y faltones hace que el oyente que no comulga con su ideario (político, social y cutural) se sienta insultado.
ResponderEliminarCuando pasó de la tarde de Onda Cero a la mañana fue radicalizando la forma y el fondo de tal manera y dejé de ser oyente porque era una descarga mañanera de mal rollo poco recomendable.