Diario de un locutor arriesgado, pegado a un pañuelico rojo
https://www.gorkazumeta.com/2017/07/diario-de-un-locutor-arriesgado-pegado.html?m=0
El periodista Jesús Jiménez, miembro del equipo de RNE que retransmite los encierros de San Fermín en directo, reflexiona sobre su labor
"Los toros verdes que corrían delante de los mozos"
"Los toros verdes que corrían delante de los mozos"
Quiero agradecer, porque se dice que de agradecidos es bien nacidos, la oportunidad que me brinda mi buen amigo Gorka Zumeta de subirme a esta tribuna privilegiada desde la que se puede disfrutar de una de las mejores y más completas visiones de la radio española. Un mundo, no lo vamos a negar, que nos apasiona como al bueno de Gorka y del que hemos vivido muchos años.
El equipo de los encierros de RNE de este año. Jesús Jiménez es el primero por la izquierda, con auriculares (Foto Navarra.com) |
No quisiera cerrar este apartado de agradecimientos por lo demás sin hacer mención a las dos personas que hace once años tomaron la decisión que me ha permitido hoy estar aquí para contarles mi humilde experiencia. Son Juan Yeregui y Javier Izu, ambos amigos antes que enormes profesionales de Radio Nacional de España en Navarra. En el caso del primero, además, se me ofrece la posibilidad de poder adelantar, dentro de los márgenes de la discreción que corresponden, la magnífica evolución que presenta su enfermedad que, temporalmente (nunca mejor dicho) ha impedido que este año haya formado parte del equipo de locutores encargados de narrar el encierro de los sanfermines de Pamplona, todos los días a partir de las 8 horas a través de la radio pública española en sus diferentes canales: Radio Nacional de España y Radio Exterior. Te esperamos, Juan.
Porque, si me permiten. lo que les voy a contar son cuatro ideas-fuerza. Cuatro mensajes sobre una aventura en la que uno se siente un privilegiado y que, por combinar dos de sus grandes pasiones (información en directo, al pie de la calle y radio) hace que pasen los años hasta que, como se suele decir, parpadeas un segundo y te das cuenta de que han pasado la friolera de once casi sin darte cuenta.
Lo primero de todo que me gustaría contar es que me siento un enorme privilegiado por tres motivos: por poder narrar todos los días en directo un espectáculo de una fuerza visual como son los encierros de Pamplona a través del micrófono rojo; por el enorme reto que supone en sí mismo y, por el equipo humano con el que colaboro para hacer ese trabajo lo mejor que uno puede y sabe.
Impresionante imagen de Rodrigo Jiménez (Diario de Navarra) de los Sanfermines de este año 17 que ha circulado por redes con muchas adhesiones |
Sobre los encierros de los Sanfermines poco puedo extenderme más allá de que constituye uno de los pilares esenciales sobre los que se asienta una fiesta de marcado carácter local (el final del período de recolección) pero de extensión universal en cuanto utiliza una serie de iconos que todo el mundo entiende y comparte: alegría, fiesta, camaradería, celebración de la vida, nostalgia y homenaje por los que ya se han ido, celebración de la religiosidad, ... Todo ese cúmulo de sensaciones están en el origen y son la esencia fundamental de las fiestas de San Fermín.
En ese contexto, como espectáculo vivo propio, un día de un año indeterminado alguien decidió poner a prueba y ponerse a prueba delante de los animales que, en rápida carrera, se llevaban desde los exteriores de una ciudad amurallada a la plaza interior donde, a la tarde, iban a ser alanceados. Ése es el origen del encierro. Tan sencillo y, a la vez, tan llamativo: el hombre poniendo en riesgo su vida frente a la bestia para celebrar su vida. Algo paradójico y atractivo.
Por su propia naturaleza, por lo tanto, estamos ante lo que antes he comentado: un espectáculo visual muy atractivo y ahí están para corroborarlo las audiencias con hasta un 80% de share que consiguen nuestros amigos de Televisión Española. Pero antes de eso, casi treinta años antes (las retransmisiones televisivas como tal las podemos datar a partir de la década de los ochenta del siglo pasado) estuvo y está nuestra querida radio.
El locutor de radio, sin querer realizar ningún ejercicio de pedantería ni falsa humildad, se enfrenta a un reto profesional mayúsculo. Verbalizar en tiempo real todo lo que sucede delante de él. ¿Qué ocurre? Que en un encierro suceden muchísimas cosas, muy muy rápidas y al mismo tiempo. Se lo aseguro. Háganse a la idea. Intenten decir lo más rápido posible "el toro embiste por en medio de la calle" cuando, a través de tu cerebro ves, por ejemplo, que "otro toro está perdiendo las manos" y que un poco más allá "ese mozo hace una carrera limpia y bien lucida". Misión casi imposible y que, sin embargo, por nuestro deber con el oyente debemos ejercitarnos al máximo para tratar de buscar las palabras oportunas con las que generar una narración (sujeto+verbo+predicado) con la que evitar lo que sería lo más fácil del mundo, caer en una verbalización casi onomatopéyica "ay ay ay cuidado uff".
Como no quiero ponerme estupendo, al mismo tiempo que les reconozco que el esfuerzo es importante, esto también hace que las relatos radiofónicos del encierro de Pamplona sean uno de los más ricos y, también más divertidos al mismo tiempo. En el apartado anecdótico, que yo recuerde así a bote pronto, ha habido "toros verdes", "toros que corrían delante de los mozos" así como muchas repeticiones (ese toro, ese toro, ese toro... lógicas porque no encuentras la palabra) o, hasta cierta forma, fórmulas hechas que, con el paso de los años, se han convertido en terreno común que facilitan la comunicación con el oyente como "carreras bonitas", "carreras apretadas", "toro suelto", "emoción" "ahí están", "peligro" etc..
Jesús Jiménez es director gerente del digital navarro Navarra Capital.es |
Todo un micromundo que merecería su análisis más allá de estas reflexiones. En todo caso, creo que con esta primera aproximación ha quedado definida la enorme dificultad a la que se enfrenta el narrador de radio de los encierros de Pamplona. Por concluir, por tanto, me quedaría solo rendir un homenaje tanto a mis compañeros de Radio Nacional de España como de otras emisoras que, del 7 al 14 de julio, afrontan jornadas maratonianas que se inician, precisamente, con un madrugón monumental para ofrecer un relámpago de vida que es, al fin y a la postre, un encierro de toros. Un trabajo que llevó en el año 2010 a la Academia de la Radio española a concedernos al equipo de RNE el premio "a la mejor transmisión taurina" de ese año por el que nos sentimos especialmente orgullosos.
Mis compañeros presentes y, por supuesto, pasados puesto que, como ya he comentado, este ejercicio periodístico cuenta a sus espaldas con una trayectoria de más de tres décadas por lo que, si me lo permiten, son tantas y tan buenos los profesionales que han participado en esta profesión que prefiero que queden nombrados de este modo en vez de nominalmente para evitar lo que sucede en estos casos, el olvido imperdonable de alguno de los participantes. Hombres y mujeres porque, aquí también hay que destacarlo como un aspecto positivo, en el relato radiofónico no ha habido distinción de sexos y tan importantes han sido ellos como ellas.
Para completar este "diario", mi querido Gorka, (espero no haberme sobrepasado en extensión ni en pedantería. Si es así pido excusas) solo nos queda echar la vista al futuro. ¿Qué puede suceder? Bueno, es de lógica aplastante, que la radio seguirá unida al encierro de Pamplona mientras éste exista. Eso es de cajón de pino de madera, como se suele decir. Pero esta cuestión no va tanto por ahí. Va por el lado de ¿llegará un momento en que la radio sea sustituida en este espectáculo por la televisión? ¿O por las nuevas tecnologías, que también han llegado para ocupar su espacio? No lo olvidemos.
Yo, en este caso, me siento optimista en la medida en que la radio ha encontrado su espacio como ha ocurrido en otras retransmisiones como, por ejemplo, las deportivas. Efectivamente, la costumbre de combinar imagen y sonido, muy presente por ejemplo en la magnífica labor que realizan los equipos sanitarios de Pamplona para socorrer y ayudar a los heridos por el encierro, me hace creer que, después de treinta años de trabajo apasionado, tenemos por delante mucho más para seguir emocionando e informando sobre las míticas carreras que se realizan delante de los toros en Pamplona del 7 al 14 de julio. Así lo quiera nuestro santo morenico. ¡¡Viva - Gora San Fermín!!