¿Uno o dos comunicadores para las mañanas? (y II)
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Análisis del prime time de la radio española (y II)
El oyente necesita someter al comunicador a un tercer grado, para otorgarle su confianza, y para ello el registro del informativo es claramente insuficiente
RETRIBUCIÓN. Por no hablar de la retribución de los equipos y las economías de escala. Si compartimentamos dos tramos horarios, de 6:00 a 10:00 y de 10:00 a 12:30, deberemos repartir redactores y productores. Ocurre igual con los primeros espadas: hay que pagar, como estrellas, a Carlos Alsina, Juan Ramón Lucas, Pepa Bueno y Gemma Nierga. Evidentemente, ninguno de ellos percibe las cantidades que maneja Carlos Herrera, hoy por hoy, sin duda, el más cotizado. Pero retribuir a una sola estrella, capaz de asumir todo el tramo con eficacia y buenos resultados, y a un ajustado equipo de producción y redacción abarata los costes.
El oyente necesita someter al comunicador a un tercer grado, para otorgarle su confianza, y para ello el registro del informativo es claramente insuficiente
- Abordar la información comporta un mayor prestigio. Sonreír conduce a un perfil más superficial
- La radio tiene que cumplir con un difícil equilibrio: mantener una rutina, pero al tiempo demoler la excesiva previsibilidad y el cansancio de la fórmula: hay que regenerar continuamente
Continúa…
Dentro por tanto de la tradición -y lo rutinarios que somos los seres humanos, y sobre todo los oyentes de radio (de targets de edad medio-altos)-, bien entendido el presente, y sus obligaciones contractuales con el EGM, sin olvidar las tendencias en el horizonte, pero situándolas a medio-largo plazo, me temo que tenemos seguir hablando de grandes tramos horarios en la radio generalista española (y en los mornings de las musicales…) por algunos años más.
Éste es el panorama de profesionales que ocupan las mañanas de la radio española, a nivel nacional |
UNO. Y es ahora donde nos planteamos
la posibilidad de conducir ese tramo por una, dos, o más personas, como ocurre
en la radio de otros países. Si recurrimos a la tradición, hablaremos de uno:
el comunicador potente, solvente, sólido, capaz de afrontar seis horas de radio
en directo con eficacia, en ambos tonos: el informativo (aportando credibilidad
al relato de la actualidad diaria) y el magacine (enriqueciendo el concepto de
radio-espectáculo). Un profesional por tanto con doble ‘cuerpo’: el de
periodista y el de showmen. Pero
hacerlos compatibles y que uno no anule e invalide al otro. Complicado. Y, al
mismo tiempo, que sea capaz de ganarse al oyente, desde la “humildad ex cathedra” (y utilizo este término
aparentemente incongruente, para subrayar el riesgo de caer en la arrogancia).
Se busca profesional con doble registro: el de periodista y el de showman. Pero compatibles entre sí y que uno no invalide al otro
DOS. En el caso de dos comunicadores, el de Onda Cero y la SER. Hay dos profesionales. Dos personalidades muy diferentes. Equipos de redacción y producción distintos. Enfrentamientos. Discrepancias, soterradas o airadas. Inevitables comparaciones. Los oyentes tienen a los profesionales de la radio idealizados, hasta el punto de que a unos los incluyen en su ‘familia’ y a otros no. Y al ofrecer dos visiones, dos voces, puede que las simpatías no se repartan por igual entre ambos comunicadores. Por otra parte, las comparaciones siempre son odiosas, pero inevitables: el presentador de la segunda parte -del magacine, a partir de las 10:00 horas- padece una menor ‘consideración’, tácita, porque su tramo es menos importante, o trascendente que el informativo, “of course”. Abordar la información comporta un mayor prestigio. Sonreír conduce, como veíamos anteriormente, a un perfil más superficial. ¿Dónde sufre más el programa? En la coherencia. En la continuidad. Al final, se construyen dos compartimentos estancos, por mucho que se verbalice la continuidad y se airee su puesta en escena. No suena a verdad.
Otros tiempos, del Olmo y Gabilondo, competidores y amigos |
EQUIPOS. A nivel interno, resulta más cómodo, para los equipos, abordar la producción de tramos horarios más cortos. Esto, quienes hemos trabajado en radio, lo agradecemos. Los resultados se optimizan más porque el esfuerzo se concentra. Pero no se trata de buscar la comodidad de los equipos (¡tampoco la incomodidad, que conste, por si acaso!) sino la eficacia en los resultados. Un programa como el ‘Hoy por Hoy’, en tiempos de Iñaki Gabilondo estaba repartido por tramos. La parte informativa la producían los Servicios Informativos, coordinados por un redactor jefe del programa y la parte de magacine estaba subdividida por horas de las que se ocupaban habitualmente los mismos productores. Y no creo que, a estas alturas, nadie pueda quejarse de la eficacia de una estructura como ésta, que todavía sigue funcionando como modelo, a pesar del cambio de estructura y el reparto en dos comunicadores.
CONFIANZA. Y hay otro aspecto, no menos importante: el oyente necesita conocer a quien tiene delante, y hacerle ‘el tercer grado’, y para ello el registro sólo del informativo, no es suficiente, digo más: es claramente insuficiente. Al oyente le gusta escuchar la sonrisa de su comunicador favorito, reírse con él, y esta especie de comunión sólo se logra con ambos tramos del programa. Volviendo al caso de la SER, a Pepa Bueno los oyentes no la conocen del todo, sólo una parte; y a Gemma Nierga no se le ha permitido demostrar, como estoy convencido, que también sería capaz de conducir un informativo. Las percepciones no son controlables. Pero sí evaluables… en el EGM!
Al final, se construyen dos compartimentos estancos, por mucho que se verbalice la continuidad y se airee la puesta en escena
VENDER. Y no olvidemos otro tono, el tercero en discordia: el comercial, que tanto nos incomoda a los periodistas: saber ‘vender’ en antena… ¡Qué bien lo hace Carlos Herrera cuando nos habla de Iberia o de Renfe! y qué forzado -y poco creíble- me suena en otras voces, que también se ven en la obligación de asumir este tono, en el que tanto insisto en mis clases del CES. Sólo se pueden vender, por ejemplo, ¡tractores! en “Carrusel Deportivo”, si te lo crees y transmites esa pasión a través del micrófono. Ahí está el maestro Pepe Domingo Castaño -lo recordamos todos-.
Es cierto que, en este país, y con esta radio, no hay cultura de dos voces en la mañana. También es cierto que la cultura se construye. Pero el esfuerzo no deja de ser subir una montaña con el viento en contra…
SUSTITUCIONES DOBLES. ¿Qué ocurre cuando se marcha el presentador del programa en verano? Que el compromiso hace que los tramos se subdividan y aparezcan dos profesionales para sustituir al titular en plaza, lo que demuestra que no hay profesionales capaces de asumir ambos tramos. ¡Mentira! ¡No se quiere molestar a la estrella! ¡Y se pierde una extraordinaria oportunidad para construir cantera! Recuerdo dos post que publiqué sobre los sustitutos de Iñaki Gabilondo, y su desigual suerte. El donostiarra se los iba comiendo uno a uno… y no hizo otra cosa que dejar cadáveres por el camino… Por supuesto, en estos casos, no interesa que los sustitutos brillen más que los titulares de la plaza...
La única razón por la que Herrera podría prolongar su contrato más de lo adelantado sería que viera próximo el sorpasso, hoy todavía lejos |
RETRIBUCIÓN. Por no hablar de la retribución de los equipos y las economías de escala. Si compartimentamos dos tramos horarios, de 6:00 a 10:00 y de 10:00 a 12:30, deberemos repartir redactores y productores. Ocurre igual con los primeros espadas: hay que pagar, como estrellas, a Carlos Alsina, Juan Ramón Lucas, Pepa Bueno y Gemma Nierga. Evidentemente, ninguno de ellos percibe las cantidades que maneja Carlos Herrera, hoy por hoy, sin duda, el más cotizado. Pero retribuir a una sola estrella, capaz de asumir todo el tramo con eficacia y buenos resultados, y a un ajustado equipo de producción y redacción abarata los costes.
En el caso de dos comunicadores, puede que las simpatías de los oyentes no se repartan por igual, con lo que tendremos un problema
EQUILIBRIO. Y otra reflexión: la radio tiene que cumplir con un difícil equilibrio: mantener una rutina (incluso en la ubicación horaria de los contenidos, sobre todo en el tramo informativo, el más crítico en este sentido), pero al mismo tiempo el reto del profesional es demoler la excesiva previsibilidad del programa, la rutina confundida con el cansancio de la fórmula… Hay que regenerar continuamente, realimentar la antena, añadir interés, rupturas comedidas, y con red… ¿por qué Juanra Lucas o Gemma Nierga no pueden participar en alguno de los tramos informativos de sus compañeros, y viceversa? Estaremos envolviendo la marca personal de estos comunicadores en un halo de mayor prestigio, al demostrar que también son capaces, unos y otros, de adoptar registros diferentes, que les suman prestigio y les acercan más al oyente.
Lucas y Alsina, los que lo tienen más complicado en resultados de audiencia ahora mismo |
Igual que, pese a la extensión de la banca online (antiguamente la banca telefónica), al negociar un crédito bancario queremos hablar frente a frente con nuestro asesor y, si se puede, con el director de la oficina bancaria; en la radio, el oyente quiere conocer a quien le acompaña cada mañana y le sitúa en el mundo, aquí y ahora. Para merecer la confianza de los oyentes, hace falta tiempo, recorrido, comportamiento, actitud y, por supuesto, competencias y conocimientos. La confianza del oyente se cotiza muy cara. El último que lo ha demostrado, con creces, y magníficos números, ha sido Carlos Herrera, al trasladarse de Onda Cero a Cope y llevarse con él casi un millón de oyentes, ¡constatado en el primer EGM!, tras su salida de la cadena verde. Un auténtico hito, que demuestra que Herrera ha sido capaz de atraer a un público que no sólo le sigue donde vaya, sino que la fidelidad despunta en militancia, caso de la comunidad de “Los Fósforos” que ha creado indirectamente, que le venera y cuya presencia se palpa en las redes sociales.
Pero no voy a esquivar la pregunta: ¿uno o dos comunicadores para la mañana? Hoy por hoy, y por las razones analizadas, defiendo una mañana de un solo comunicador: por fortalezas, coherencia, equipo, liderazgo, marketing, economía y personalidad. Y hay que forjarlos.