Un simple gracias a veces no es tan simple
https://www.gorkazumeta.com/2017/06/un-simple-gracias-veces-no-es-tan-simple.html
El editor celebra con sus lectores los dos millones de páginas vistas de esta web dedicada a la radio
Mis vértigos y mis miedos compartidos
Dos millones de páginas vistas, que no leídas. Google no puede garantizar esta segunda fase de aproximación al texto. Pero el dato resulta, para mí, espectacular. Cuando llegué al millón, creo recordar que escribía que este apoyo de mis lectores y seguidores me servía de combustible para continuar en una labor que tiene que ver -siempre- con el placer y la vocación, y no -nunca- con la obligación.
Con estos dos millones, se suma, con más razón, la responsabilidad, el compromiso con la calidad de mis contenidos: la fiabilidad de mis noticias, elegidas de entre las muchas que surgen del sector, por su interés, repercusión o curiosidad; el rigor de mis análisis y de todos aquellos que publico de terceros, bien invitados directamente por mí, bien recogidos del quiosco y expuestos en bandeja para mis lectores y la amenidad, realización y puesta ‘en antena’ de mis podcast, que me permiten no alejarme mucho del micrófono, uno de los motores de mi vida profesional.
El editor de esta web en plena entrevista a Frank Blanco (Atresmedia) que se publicará en breve (Fotografía Alberto Espada) |
Mis lectores españoles, para aquellos a los que les gusten las cifras, ocupan poco más del millón de las páginas que hoy celebro con ustedes. El resto se reparte entre otros países, con porcentajes distintos. Pero el segundo lugar lo ocupa, curiosamente, Estados Unidos, con casi medio millón, lo que no deja de sorprenderme. No puede olvidarse los millones de hispanohablantes que existen en “Trumpland” y, de ellos, los -seguro- miles de apasionados por la radio. El resto de países del ranking de páginas leídas transcurre, por ese orden, de la siguiente manera: Alemania, Rusia, Francia, China, México, Colombia, Ucrania y Eslovaquia.
"Lo que no haré nunca es caer en el insulto y la descalificación. Tampoco me gusta cuando los profieren por la radio"
Para los amantes de la tecnología, y por la información que me proporciona Google, puede añadirse, como datos llamativos, que la mayoría de mis lectores utilizan Windows como sistema operativo mayoritario, seguido de Macintosh, Android y iPhone. Linux y iPad, detrás, ocupan posiciones cada vez más testimoniales. Y en cuanto a los navegadores, Chrome gana el liderato con el 53 por ciento, seguido de Firefox, a distancia, con un 17 por ciento, Safari con un 10 por ciento, y en cuarto lugar, cada vez más débil, Internet Explorer, en otro tiempo el rey de los navegadores.
Estos son solo algunos datos, cifras, a las que -como escribía no hace mucho en uno de mis post- tan aficionados somos los periodistas. Necesitamos números para cuantificar las cosas, para medir los espacios y consolidar ideas. Los periodistas, en este sentido, somos primos hermanos de los científicos, aunque procedemos más de las humanidades y las operaciones, con esos mismos números, nos producen un poco de vértigo, y sin embargo desatan nuestra admiración por quienes tienen más desarrollado el hemisferio izquierdo, el más racional.
Escribir de radio, para quienes sienten por este medio un amor incondicional, que les delata, es un placer. Por eso, si antes hablaba de vértigo, ahora debo recolocarlo en la lista de mis miedos, tal vez en primer lugar; porque temo que en alguna ocasión mi web de marca personal se convierta en una losa, frente a un pulmón de oxígeno. Abundando en la primera idea de esta reflexión, no podría entender esta web como un deber en sí misma, porque el tiempo que invierto en ella es, inevitablemente, el sobrante de mi actividad profesional y, sobre todo, el robado al sueño, como también he desvelado en alguna ocasión. Pero que nadie me otorgue más mérito que el sentarme frente al ordenador para disfrutar con lo que hago, sin mediar más compromisos -éste sí- que dotar a todos mis contenidos, en su forma y fondo, de un carácter profesional del que no me he querido alejar nunca, y que aprendí de mis mayores.
Gorka Zumeta con Carlos Herrera, con quien tuvo la suerte de cruzarse en la Cadena SER (Fotografía Alberto Espada) |
Me preguntaban en una ocasión por qué no hablaba de tal o cual programa, de tal o cual comunicador. Es cierto que aún me queda por escuchar mucha radio (eso espero…), pero si no hablo de algunos de los nombres por los que me preguntan es, simplemente, porque no me interesan, o considero, en mi libertad, que no aportan y por tanto no merecen mi atención. En la radio -y también en la comunicación oral, como defiendo en mis clases de oratoria- hay un elemento imprescindible cuya gestión eficaz llega a convertirse en arte, y hablo de los silencios. Un silencio, en ocasiones, comunica más que un mensaje y siempre sirve para enfatizar. Por eso, como se ha definido a menudo, el silencio es el subrayado de la radio. Pero lo que no haré nunca es caer en el insulto y la descalificación. No me gusta cuando los profieren por la radio, para alimentar a la parroquia, o exacerbar los ánimos para enfrentarlos.
"Temo que en alguna ocasión esta web se convierta en una losa para mí, en lugar de un pulmón de oxígeno"
Esta web es un refugio de los amantes de la radio, una tribuna abierta a la reflexión, desde la máxima del respeto a todas las posturas. Entiendo la postura -y la pasión que le echan-, por ejemplo, de los Fósforos por Carlos Herrera, pero esta militancia no puede servir para disparar dardos envenenados contra otros nombres que, igualmente, también cuentan con sus seguidores, simplemente porque el enfoque ideológico que practican es diferente al del “líder”. Durante muchos años, por razones profesionales, únicamente estaba expuesto a la Cadena SER y, aunque no me pesa -si es que alguien lo puede procesar en negativo- sí que es cierto que me perdía otras voces y realidades, que ahora estoy recuperando, gracias a esa herramienta tan fantástica que es la radio a la carta, o el podcast.
Alguien me dijo en una ocasión, “no hay radio buena o mala, sino radio que guste o que no guste”. Siempre hay oyentes para la radio, muchos o pocos, en función de si el producto se emite desde una gran plataforma y tiene calidad, pero también desde una plataforma modesta y también ofrece interés. Podríamos hablar del “Hoy por Hoy” (SER), el magacine más escuchado de la radio española, y de “La Cafetera” (Radiocable), el programa surgido en internet, que cuenta con mayor número de seguidores, muy activos, en redes sociales, respectivamente. Y ambos tienen su público. No estoy, sin embargo, del todo de acuerdo con la frase apuntada al comienzo de este párrafo. Creo, sinceramente, que existen elementos objetivos suficientes para, una vez aplicados, pueda determinarse cuándo un programa de radio es o no bueno. Y es lo que, modestamente, trato de aplicar desde esta web, cada vez mejor acompañado, por nombres de profesionales a los que admiro y con los que tengo la enorme suerte -el privilegio- de contar entre mis amistades.
El editor de esta web posa con el periodista Julio César Iglesias, otro sin duda de los grandes nombres de la radio española |
Por último, a mis lectores, gracias. Puede parecer poco, tan solo una palabra, pero encierra dentro de ella muchas ilusiones, todas las que este modesto comunicador ha intentado desarrollar en estas 2.000.000 de páginas vistas (confío que también leídas…) y, por el resultado obtenido, quiero pensar que, al menos en una parte, he logrado. Resulta tremendamente halagador para mí. Y concluyo con él, a sabiendas de que el seguimiento y, permítanme, el cariño y la complicidad de muchos casos, hay que renovarlo con cada publicación. Y no me dolerán prendas si algún día, perdida o consumida esa ilusión, tomo la decisión de silenciar esta web. De momento, -y de ahí el ‘gracias’- tengo fuerzas para continuar. Pero siempre, insisto, a su lado. ¡Gracias!
¡Mi regalo!
Como agradecimiento a mis lectores más fieles, he pensado que lo mejor que podía ofrecerles es un festival de sonrisas con origen localizado en la radio, y eso es lo que propongo a continuación: el 'ESTUPIDIARIO', la selección de gazapos de radio que acompañaban a un libro, ya clásico, publicado por Aguilar, y hoy ya descatalogado, en el año 1999, digitalizado y remasterizado. ¡Que lo disfruten!