Jiménez Losantos: "No es verdad que haya cinco millones oyendo la SER"
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Entrevista al propietario de EsRadio en el diario el Mundo
"Toda la vida he dicho que el EGM es una porquería"
Eduardo Fernández, @eduardfdz,
El Mundo.es.
Retrato de un caballero. La reproducción de ese cuadro domina el
despacho hasta que entra Federico Jiménez Losantos. Al término de "Es la
mañana" en esRadio, el locutor no empuña espada alguna, sino su termo
habitual. Se hace tarde con las preguntas de EL MUNDO, diario que da voz cada semana
a sus comentarios liberales. Por ejemplo, podría desviarse la
charla hacia las ficciones de televisión -Jiménez Losantos domina incluso el
catálogo de series rodadas en Europa del Este-, pero se centra en cómo suena la
realidad española a través de la radio.
Federico Jiménez Losantos en esRadio en directo (Fotografía David Alonso, Libertad Digital.com) |
-Hay un dato más representativo:
las descargas. El año que viene van a comenzar a medirlas. ¿Por qué no lo hacen
ya? Por la corrupción. No hay tantos millones de personas escuchando la
radio. No es verdad que haya cinco millones oyendo la SER. Eso significa que hay
15 millones de personas oyendo la radio cada mañana. Eso es falso
rigurosamente. El dato se multiplica por un acuerdo con las centrales de
medios. Hay una omertà conveniente para todos menos para los
nuevos, a los que les van admitiendo poco a poco. Además, hay animadversiones,
y yo toda la vida he dicho que el EGM es una porquería. Ojalá tuviéramos
mediciones de verdad.
-¿Cuánta esRadio hay más allá de internet?
-Tenemos 70 emisoras. Pero, de
esas adjudicaciones, sólo tenemos una frecuencia en Madrid y cinco en Galicia.
Lo demás viene de contratos de explotación con unas 60 emisoras más: en
Sevilla, Castilla y León, Galicia, Zaragoza, Valencia... En los acuerdos con las
emisoras locales, ellos ponen la información y se llevan la publicidad local, y
nosotros la nacional. Con la crisis, se vendieron muchas cadenas locales.
"Carlos Herrera y yo somos los últimos de la radio clásica"
-¿Se ha desincentivado el desarrollo en internet de la radio y la
televisión para mantener un sistema de adjudicación de licencias que posibilite
cierta presión gubernamental?
-Absolutamente. En España está
prohibida la propiedad privada de televisiones y radios. Es siempre una
concesión temporal del poder político, que se ha reservado un control dictatorial
sobre las concesiones. Con la creación de grandes grupos multimedia se ha
llegado a una alianza nefasta, entre los multimedia y los multigobierno.
Se han hecho concentraciones clamorosamente ilegales, mediante prevaricación
continuada. La absorción de La Sexta por Antena 3 es un caso de prevaricación
descarada; ya lo fue la de Cuatro por Telecinco. Y antes se permitió el antenicidio:
la segunda cadena [SER a través de Prisa] compra la primera [Antena 3 Radio] y
la cierra. Queda una libertad disidente, pero es un pésimo negocio: te cuesta
Dios y ayuda, no es tuya, te la pueden quitar, te persiguen, te discriminan...
Para eso invierto en chirucas. Con Franco, el Estado controlaba una televisión
y una radio; ahora, las controla todas. Esto es una dictadura matizada por la
corrupción.
-Cuando se adjudicaron licencias de televisión locales en la Comunidad
de Madrid, Enrique Cerezo obtuvo 10, la Iglesia cinco; usted, cuatro...
-¿Y a la SER, que ya tenía
Localia y la Cuatro?
-En esa ocasión en concreto no le concedieron nada.
Losantos en "Es la mañana" (Fotografía David Alonso, LibertadDigital.com) |
-La televisión local ha sido una
ruina; también para nosotros (...) Tuvimos que vender las televisiones porque
cambiaron el régimen de publicidad después de concedernos las licencias. Y
todos tuvimos que cerrar. La pauta publicitaria [única] servía a las pequeñas
para sobrevivir con la publicidad de las grandes [con interrupciones
publicitarias negociadas y emitidas conjuntamente].
-La pregunta es: ¿se benefició el grupo que lidera, Libertad Digital,
del reparto de licencias en la Comunidad de Madrid, por mayor afinidad
ideológica?
-Evidente. En el momento en el
que estableces que el poder político da las licencias, se acaba la libertad y
entras en un grado de complacencia. Pero el único concurso fructífero para
Libertad Digital ha sido el de las radios en Galicia, sin que yo hablara con
Alberto Núñez Feijóo, ni antes ni después. Lo hicieron porque no éramos ni
socialistas ni nacionalistas. Yo soy un disidente de lujo, un marginal de lujo.
Cuando tenía más poder ya me machacaron lo suficiente.
-En una de las entrevistas de esta serie, al respecto de lo que ha
llamado 'antenicidio', en los primeros años 90, Iñaki
Gabilondo se preguntaba por qué Antena 3 Radio se puso a la venta. ¿Quiere
responderle?
-No se quiso vender: Banesto, a
través de Mario Conde, le ofreció a
[Jesús de] Polanco y a [Antonio] Asensio a través de Felipe González pagar lo que fuera por
cerrar su competidor. [Javier] Godó
necesitaba dinero. Conde pone el dinero de Banesto al servicio de Polanco para
comprar Antena 3 y cerrarla. Además, les regala el edificio de Gran Vía. En una
operación de corrupción se cierra la única voz disidente que había en la radio.
Gabilondo fue el primer beneficiario. Antena 3 Radio ganaba dinero y no estaba
a la venta.
"El primer día que alguien en mi casa me diga: 'Yo creo que es el momento de que lo dejes', lo dejaría"
-Vender, vendieron...
-Ilegalmente. El Supremo lo
condenó. [Javier] Godó tendría que haberlo comunicado al mercado. No vendieron:
fueron raptados. Era plata o plomo. Y Godó dijo plata. No fue una
compra, sino un atraco. Y, cuando el Supremo dio la orden de que la SER devolviera las emisoras, no lo hizo. Prisa, lo que roba, se lo queda.
-¿Cómo acaba la radio clásica?
-Carlos Herrera y yo somos los
últimos. La radio es el
elemento de referencia en la creación de opinión de España. Es el único
país donde sucede. Ha tenido más inversión que nadie, se modernizó a la
primera, fue pionera en meter periodistas de prensa... La televisión tiende a
la dualidad y el bloqueo. La radio tiende a la dispersión de opiniones, que es
lo natural. Un cierto caos hace que la sociedad siga funcionando.
-Con 65, ¿sabe vivir sin radio?
-Perfectamente. Para mí es una
extensión de mi actividad intelectual. En los medios descubrí la posibilidad de
defender una serie de valores a un nivel popular, que es a lo que aspira
cualquier intelectual, pero resulta difícil no quedarte con el personaje
público, no convertirte en un marhuinda [ficción entre
Francisco Marhuenda y Eduardo Inda]. Dependerá del físico. Yo sigo siendo el
niño que tenía la obligación de ser y estudiar lo que mis padres no habían
podido. Con los años, ves que ese superyó sigue vivo y es lo que te mueve.
Podía dedicarme a hacer haikus en mi pueblo, pero voy a ver lo que duro. El
primer día que alguien en mi casa me diga: 'Yo creo que es el momento de que lo
dejes', lo dejaría.