Miguel de los Santos: “Cuando dije en casa que quería ser periodista, mis padres me preguntaron:’¿y de qué vas a vivir’?
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El periodista Miguel de los Santos entrevistado en “La
Revista de Valdemoro”
"Estuve todo un verano pensándome la oferta de la Cadena SER que, finalmente, acepté"
El que fuera uno de los comunicadores estrella de Radio
Madrid, de la Cadena SER, y de Televisión Española, Miguel de los Santos, ha
cumplido ocho décadas de vida, y sigue pegado a los medios de comunicación, a
su querida radio y su añorada televisión. “La Revista de Valdemoro”, población
de la que es originario, ha aprovechado para charlar con él. Lo ha hecho
Fernando Martín Pescador. Recogemos en las siguientes líneas algunos
fragmentos, los referidos, precisamente, a su prolífico y extenso paso por la
radio, que todavía le recuerda.
Miguel de los Santos, en su despacho de la Gran Vía madrileña, en la que ha trabajado tantos años haciendo radio, en una fotografía de Ncuadres |
De los Santos sufrió de joven un grave accidente que le
postró en la cama durante nueve meses, escayolado, y a base de penicilina. Éste
es su recuerdo. Las consecuencias que tuvo le acercaron al periodismo…
-Ese accidente cambió, de alguna forma, tu vida.
-Aquello me llevó a pensar en mi futuro. En mi casa, tenían
el empeño de que hiciera Arquitectura porque un tío mío, Miguel —me llamo como
él porque era mi padrino—, insistía en que yo debía ser arquitecto. Sin
embargo, yo llegué a la conclusión de que quería ser periodista. Cuando lo
comenté en casa, la reacción fue: «¿Y de qué vas a vivir?». En aquellos años,
los estudios de Periodismo eran una carrera secundaria de cuatro años. Se
estudiaba en la Escuela Oficial de Periodismo. Me empeñé, me presenté a ingreso
y lo aprobé.
Precisamente, el día del examen de ingreso, a la salida,
coincidí en el metro con un amigo de Valdemoro, hijo de un teniente de la
Guardia Civil. Eduardo Jiménez, se
llamaba. Eran dos hermanos, Eduardo y Manolo
Jiménez. Era gente muy querida en Valdemoro. Coincidí en el metro con el
mayor, que había estudiado conmigo bachillerato. Cuando nos encontramos allí en
el metro, me dijo que estaba estudiando Telecomunicaciones. Y yo le conté que
acababa de hacer el examen para estudiar periodismo y que ahora me tocaba
esperar los resultados. «Hay ahora algo muy interesante», me dijo. Me contó que
había unas estaciones-escuela de radio donde uno podía aprender y
especializarse en radio, que era el medio que estaba pujando con más fuerza. Yo
no sabía nada del tema, pero él me mandó la convocatoria que había salido de
estas escuelas y me presenté a esas oposiciones para hacer los cursos de radio.
Sin comerlo ni beberlo, conseguí pasar y realizar los cursos a la vez que
estudiaba Periodismo.
Miguel de los Santos visionando un video en el que trabajaba como reportero |
Días de Radio
Volvemos a 1987. También en ese año, el director de cine
Woody Allen estrenaba la película Días de radio. La película estaba
ambientada en los tiempos de los pioneros de la radio y reflejaba la fama e
influencia que estos tenían socialmente.
-Siempre me gusta recordar la anécdota de ‘Hot Springs’, un
pueblecito al sur de Nuevo México. Después de la Segunda Guerra Mundial, había
un programa radiofónico de entretenimiento muy popular que se llamaba Truth
or Consequences (la verdad o las consecuencias). En un momento dado,
el programa lanzó una propuesta a las ondas de todo Estados Unidos. Aquella
localidad que cambiara su nombre por el del programa sería el lugar de emisión
del mismo durante unas temporadas. Lo crean o no, hubo un buen número de
aspirantes. Hot Springs, Nuevo México, se llevó el gato al agua y, desde
entonces, la población neomexicana se llama Truth or Consequences. Salvando las
distancias, Miguel de los Santos vivió esos años dorados de la radio en España.
-Háblanos de tus años en la radio.
-Como te decía, ingresé en las emisoras del SEU (Sindicato
Español Universitario). El SEU tenía una red de emisoras por toda España. Eran
estaciones-escuela. Se accedía a ellas, como hice yo, pasando un examen de
oposiciones. Una vez pasabas, estabas allí tres años. El primer año era pura
teoría. Estudiabas la terminología de la radio, historia de la humanidad,
historia de las comunicaciones… El segundo año, un setenta por ciento seguía
siendo teoría: lectura, declamación, redacción, confección de guiones… y ya hacías
prácticas, al micrófono, con alumnos del tercer año. Eran emisoras como
cualquier otra y tenían mucha audiencia entre la gente joven. Como todos los
que trabajaban allí eran jóvenes, había una complicidad generacional entre los
profesionales de la radio y su audiencia.
Miguel de los Santos (derecha) junto a Juan Vives, en los micrófonos de Radio Madrid (SER) |
Cada año, a final de curso, hacían exámenes y eran
eliminatorios. De manera, que cada año desaparecían de allí compañeros que no
pasaban esos exámenes. Creo recordar que, en mi promoción, hubo unos
trescientos sesenta candidatos de los que pasamos el examen de ingreso unos
sesenta. Y cuando terminé el tercer curso, quedábamos seis. El tercer curso, ya
eran todo prácticas. Era como una emisora profesional. Presentabas concursos,
entonces había muchos concursos radiofónicos porque la tele no existía, hacías
entrevistas, reportajes, magazines, programas de entretenimiento…
Las emisoras profesionales estaban muy pendientes de nuestra
emisora, porque, cuando necesitaban a alguien, tiraban de allí. Y estando en
ese tercer curso, con apenas veinte años, yo recibí una llamada de Radio
Intercontinental. Jesús Álvarez, el
padre del Jesús Álvarez que sigue hoy en activo, se iba de allí para trabajar
en Televisión Española, que comenzaba a hacer emisiones en pruebas. A mí no me
llamaban para cubrir su vacante, claro está. Se corría un puesto en todo el
escalafón y a mí me llamaban para cubrir la última plaza que se quedaba vacía.
La de correturnos. Era un puesto bastante interesante. Me ocuparía de sustituir
a cada locutor en su día libre. Así que, a lo largo de la semana, hacía todos
los programas. Y, de esta forma, estuve todo un año. Enseguida me ofrecieron mi
propio programa. Mi primera compañera —entonces los programas tenían una voz
masculina y una femenina— fue Mari
Carmen Goñi, la que luego fuera la Valentina de Los chiripitifláuticos.
Allí estuve siete años. En esa época, entrevisté a Alain Delon, entrevisté a Sofía
Loren en el aeropuerto cuando vino a presentar La caída del Imperio
romano…
Miguel de los Santos en el locutorio de radio de su productora Santos Creativos |
En 1963 me casé, el uno de abril del año siguiente nació mi
primera hija y, a finales de julio de ese año, recibí una llamada de la Cadena
SER. Tuve que pensarme mucho este paso. Nos fuimos de vacaciones en agosto y
estuve dándole vueltas todo el verano. Tuve que negociar las condiciones del
contrato. Acabábamos de ser padres. Teníamos una hipoteca que pagar.
Afortunadamente, conseguí llegar a un acuerdo y pronto comencé a trabajar para
la SER. Allí estuve durante muchos años, alternando temporadas de radio con las
temporadas de programas que realicé para Televisión Española.