Licencias de pandereta: ¡Y queremos ser europeos!
https://www.gorkazumeta.com/2017/05/licencias-de-pandereta.html?m=0
La concesión de frecuencias en
España “ha envenenado y agrietado las
cosas”, dice Iñaki Gabilondo
En España la radio convive con la
ilegalidad
El maestro Iñaki Gabilondo, en una reciente entrevista
concedida a El Mundo, daba en el centro de la diana, al afirmar: “La adjudicación de licencias colocaba a los
medios claramente en una situación de vinculación no santa. Y a lo mejor un
partido de izquierdas primaba a los medios que consideraba más de izquierdas,
como un partido de derechas primaba más a los grupos de derechas. Y eso es un
elemento que ha envenenado y agrietado las cosas”.
Una torre de radio al fondo (Fotografía Pixabay) |
El fracaso de la implantación de la DAB en España bebió de la misma toxicidad. José María Aznar quiso cambiar, de un plumazo, el actual paisaje de la radiodifusión española en FM por el que él proponía en DAB, favoreciendo a los nuevos operadores que, ¡oh, casualidad! pertenecían, mayoritariamente, al arco ideológico del centro derecha. De nuevo, las simpatías y antipatías prevalecían sobre la mirada limpia al futuro
Así, Cope,
Prisa, Atresmedia, y demás grupos, intentarán,
irremediablemente, acercarse al
gobierno de turno y tratar de lograr las concesiones, casi a modo de prebendas.
Inevitable hablar de coqueteos con el
poder, cuando no directamente de servilismo. Nuestro sistema de concesiones de
frecuencias de FM por parte del poder establecido es un sistema tóxico. No existe
la independencia, ni se la espera. Se compran y se venden emisoras, y por
supuesto se incumplen y hasta violan compromisos establecidos en los pliegos
del concurso.
José Antonio Abellán denunció, aportando pruebas documentales, múltiples
irregularidades de su antigua casa, la cadena Cope, en el uso de emisoras. El director de Radio
4G acusa a Cope de tener la concesión de 231 licencias
de emisión que no explota, sino que infrautiliza únicamente como postes
emisores, incumpliendo los compromisos que la empresa adquirió por escrito
cuando consiguió las correspondientes adjudicaciones. Por si fuera poco,
Abellán mantiene que la cadena de emisoras propiedad de los obispos mantiene
abiertas 35 emisoras pirata
(ilegales).
Sin embargo, y por seguir con la tradición cristiana inherente a los
obispos, “el que esté libre de pecado,
que tire la primera piedra”. Porque todas las grandes cadenas comerciales
disponen de emisoras piratas. Pero es que, si no infringieran la legalidad, los
grandes grupos de comunicación con intereses en el mercado radiofónico tendrían
serios problemas de subsistencia. La toxicidad de los concursos públicos,
claramente tendenciosos en lo ideológico, tan próximos al nepotismo,
desequilibran un mercado en el que todos -si concurren con idénticos
compromisos de mínimos establecidos por la ley- deberían tener los mismos
derechos y contar con las mismas oportunidades. Pero no, Spain is different, una vez más. Y estamos tan acostumbrados a la
tradición picaresca de Lázaro de Tormes, que nos parece de lo más natural que
la legalidad tenga puertas traseras.
El fracaso de la implantación de la DAB en España bebió de la misma toxicidad. José María Aznar quiso cambiar, de un plumazo, el actual paisaje de la radiodifusión española en FM por el que él proponía en DAB, favoreciendo a los nuevos operadores que, ¡oh, casualidad! pertenecían, mayoritariamente, al arco ideológico del centro derecha. De nuevo, las simpatías y antipatías prevalecían sobre la mirada limpia al futuro: España, de haberse hecho bien, podía haber sido el primer país europeo que implantara la nueva tecnología digital, antes de que llegara el freno de la crisis económica.
El fracaso de la implantación de la DAB en España bebió de la misma toxicidad. José María Aznar quiso cambiar, de un plumazo, el actual paisaje de la radiodifusión española en FM por el que él proponía en DAB, favoreciendo a los nuevos operadores que, ¡oh, casualidad! pertenecían, mayoritariamente, al arco ideológico del centro derecha. De nuevo, las simpatías y antipatías prevalecían sobre la mirada limpia al futuro: España, de haberse hecho bien, podía haber sido el primer país europeo que implantara la nueva tecnología digital, antes de que llegara el freno de la crisis económica.
El ejército de Pancho Villa campea a sus anchas por el territorio de las ondas. No hace muchos años se consideraba que disponer de una emisora de Frecuencia Modulada equivalía a tener resuelta la jubilación, era como comprarse un piso. Hoy, las circunstancias han variado, los costes se han disparado, incluido el capítulo de impuestos, la radio online ha abaratado mucho la difusión de la señal de radio, y el futuro de la FM es incierto
Por eso, Abellán afirmaba que "Los
medios dependen demasiado de la pinza de poder que tienen PP y PSOE".
Claro, en función de si ocupan el gobierno autonómico unos u otros, las
empresas, tirando de su afinidad ideológica con el poder de turno, presuponen que tienen más feeling -y por tanto posibilidades- para
lograr las frecuencias ansiadas. Y si se trata de gobiernos con partidos nacionalistas,
la fórmula es la misma: Radio Euskadi, creada en 1982, empieza a emitir a través
de frecuencias ilegales de FM, que luego legalizó el Plan Técnico de 1989, que
otorgaba 43 frecuencias para la radio autonómica del País Vasco. Pero hay más,
como la compleja orografía recomendaba la utilización de ondas medias, y éstas
ya no se concedían, en 1989 se forzó un pacto con el Ministerio de Transportes,
Turismo y Comunicaciones, por el que se obtuvo seis frecuencias de OM para la
radiodifusión autonómica vasca. Tuvieron que pasar tres años hasta que se
legalizaron estas OM de Radio Euskadi, mediante el Real Decreto 765/1993, de 21
de mayo, tal
y como recuerda el profesor de la Universidad de Navarra, Avelino Amoedo. Si,
por el camino, y la potencia elegida, se originan interferencias con otros
concesionarios legales, no pasa nada. Años más tarde de forzar el escenario de
la radiodifusión vasca, las
emisoras de EITB dejaron de emitir en 2013 por OM. Pero, insisto, aquí no pasa nada.
El ejército de Pancho Villa
campea a sus anchas por el territorio de las ondas. No hace muchos años se
consideraba que disponer de una emisora de Frecuencia Modulada equivalía a
tener resuelta la jubilación, era como comprarse un piso. Hoy, las
circunstancias han variado, los costes se han disparado, incluido el capítulo
de impuestos, la radio online ha abaratado mucho la difusión de la señal de
radio, y el futuro de la FM no es muy halagüeño, que digamos; incierto cuando
menos, por muy robusto que se muestre en la España de los albores del siglo
XXI.
Pero los pisos se compran y se
venden. Pues bien, las emisoras también, a pesar de que en el proceso se
traicionen los principios y compromisos asumidos en el pliego de condiciones
del concurso público de frecuencias. ¡Qué más da! Eso es papel viejo, del que
nadie se acuerda y, lo peor, por el que nadie vela, ni siquiera la
administración, como sería su responsabilidad. Pero claro, en ocasiones es
mejor que no vele, porque si, de nuevo, introducimos criterios ideológicos para
no renovar concesiones, estamos en las mismas, en la persecución al contrario,
como ocurrió en el enfrentamiento
entre Cope y la Generalitat catalana, en el que finalmente el Supremo le dio la
razón a Cope para continuar siendo titular de su frecuencia en Barcelona. A pesar de ello, Abellán mantiene que el Gobierno catalán es el único que se preocupa por las emisoras pirata y trata de eliminar el problema.
Pero si este es el panorama en
las emisoras ‘legales’, atribuladas por el entorno del poder y sus oscilaciones
partidistas, y presas de la dejación en el seguimiento del cumplimiento de los
compromisos adquiridos en los concursos públicos; cuando no arteramente hábiles
en la penalización del enemigo; cuando hablamos del campo minado de emisoras ‘ilegales’,
se nos saltan las lágrimas a muchos.
Ya sé que hay voces que defienden
el libre acceso al dial, en pro de una pretendida libertad de información y
representatividad social. Pero, señores, la libertad no puede desembocar en el
libertinaje, y el descontrol más absoluto. Y, además, el dial de frecuencia modulada
no es infinito. Precisamente, quien debe custodiar ese dial es la administración,
insisto, permitiendo el acceso a las frecuencias, mediante un baremo objetivo, a
aquellos proyectos que garanticen mejor el cumplimiento de los requerimientos preestablecidos.
El dial de Madrid, o de
Barcelona, por citar los de las ciudades con mayor población, son
inexpugnables. El ejercicio de acceso e identificación de emisoras se convierte
en una auténtica hazaña y, en función de la ubicación por zonas del receptor,
las interferencias entre unas y otras son insufribles. De vez en cuando se
denuncian estos solapamientos y la administración precinta alguna que otra
emisora, siempre que el juez autorice la entrada en las instalaciones de la
emisora, que se considera, a efectos jurídicos, como la entrada (inviolable) a un domicilio. La mayoría de las veces, la validez de un expediente administrativo
sancionador se extingue antes de que el juez de lo contencioso-administrativo autorice
o no la entrada en el domicilio, estudios o centro emisor. O sea, que es más
complicado de lo que parece. Es paradójico, pero el estado de derecho protege a
los ilegales. Es más, cuando se precinta una emisora, en ocasiones transcurren
unas pocas horas hasta que rompen el precinto y vuelven a emitir para que de
nuevo el proceso judicial se ponga en marcha, con desigual suerte. Como digo,
licencias de pandereta…
Una de las grandes incertidumbres del sector: ¿terminará, finalmente, la DAB sustituyendo a la FM? |
Y voy más allá, si alguno de mis
lectores no da crédito a lo que está leyendo, despiértese del todo, porque en
el mercado de las emisoras, se venden tanto las legales, como ilegales.
-Te vendo el 103.5 de la FM a buen precio.
-¡Pero si es ilegal!
-Sí, pero tranqui, que no te la cierran, porque lleva emitiendo quince
años.
Claro, ante esta disyuntiva, y la
diferencia de precios, el comprador se decide por la ilegal y monta los
estudios, contrata al personal y empieza a funcionar con un poste ilegal, por
el que no paga impuestos, pero sí se beneficia a fin de mes.
Y las cadenas de radio, igual. Si
toda la competencia se ha pasado al dial de FM, y la concesión de una cadena es
de OM, hay que buscar rápidamente una alternativa en el dial más escuchado. Si
llega la concesión, genial; pero si no, hay que buscarse la vida. Y, entre
cerrar, o pagar la multa (que en muchos casos está hasta presupuestada casi),
es preferible, claramente, la segunda opción.
Y así, como mantiene Iñaki
Gabilondo, se ha logrado envenenar el escenario radiodifusor de nuestro país.
Algunos operadores braman (con la boca pequeña) por atajar el problema de las
emisoras piratas. Desde la Administración, los diferentes gobiernos, cuando
llegan al poder, prometen hacerlo. Pero luego, a la hora de la verdad, el
proceso se queda en meras promesas iniciales, porque la solución, muy compleja,
se da de bruces con los problemas jurídicos, a los que no se sabe, o no se
quiere, hacer frente. Unos y otros deben de pensar que mientras que esto
funcione, más o menos razonablemente, para qué tocarlo, no vaya a ser que les explote a todos en las narices…
Y mientras tanto queremos ser
europeos…
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