Jokin Garmilla, lo dejó todo para montar una radio rural en Burgos
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“En primera persona”, en El País Verne
“A veces, las personas urbanas miran a los pueblos con
cierta superioridad. Yo no dejo de llevarme lecciones de vida”
JOKIN GARMILLA 22 MAY 2017 - 07:53 CEST. El cambio no pudo ser más radical. Hacía labores de
promoción y marketing en una multinacional discográfica. Me paseaba por los
estudios radiofónicos de Madrid con las estrellas del momento. Celebraba cada
lanzamiento de disco, no me perdía un concierto. Y, casi sin transición, me
encontré viviendo en Quintana de Valdivielso, uno de los 14 pueblos del valle
de Valdivielso, al norte de Burgos.
Jokin en Radio Valdivieso, la radio más próxima, en el medio rural |
Era el año 1998, nuestra hija acababa de nacer y nos pareció
buena idea hacer un paréntesis en nuestra ajetreada vida para disfrutar de su
infancia. Así que decidimos marcharnos al valle de nuestros padres y construir
una casa con nuestras propias manos. Eso nos mantuvo un año y medio ocupados.
Pero, en el momento en que soltamos la paleta y dejamos de remover cemento, alcé
la vista, miré a mi alrededor y me pregunté:
-¿Y qué demonios hago yo ahora? ¿Qué puedo aportar yo al
mundo rural?
Siempre me había considerado un animal de ciudad, me
encantaba recorrer la Gran Vía arriba y abajo. No concebía mi vida sin el
placer cotidiano de comprar el periódico por las mañanas, sin acudir cada
semana a una sala de cine. Me encontraba un poco perdido en el valle de
Valdivielso, hasta que la casualidad hizo que mi amigo Juan, malagueño de
nacimiento y entonces repoblador rural, me dijera una tarde:
-Unos colegas de La Granja, en Segovia, tienen una emisora
de radio que ya no usan. Me la han ofrecido y he pensado que quizás tú podrías
hacer algo aquí.
A primera vista, aquella sugerencia tenía lógica: yo había
estudiado Periodismo, me gustaba mucho la música y, en mi anterior trabajo,
había visitado unas cuantas emisoras. Pero jamás los habría pensado. Y no solo
porque mi vocalización fuese desastrosa, sino porque ¿qué sentido tenía montar
una radio para los 400 habitantes del valle de Valdivielso?
Por suerte, a veces, tomamos decisiones descabelladas.
Pasados unos meses nos fuimos a buscar el pobre aparataje de
Radio Caldera. Después de reconstruirlo en mi casa del pueblo, hicimos que
empezase a girar un disco de Camarón, nos subimos al coche y recorrimos el
valle para comprobar si todo funcionaba como debía.
Jokin en el estudio de Radio Valvivieso, en directo, en esta foto de El Correo de Burgos |
En la universidad me habían explicado el funcionamiento de
las ondas radiofónicas. Pero comprobar que aquel disco sonaba en todo el valle
nos pareció algo milagroso. Sobre todo si tenemos en cuenta que, de todo el
espectro, en el valle entonces era casi imposible sintonizar bien una radio. La
enésima prueba del abandono que sufren las zonas rurales. De la banda ancha,
mejor ni hablamos.
Sí, aquello fue un milagro. Entonces no lo sabíamos, pero
tan solo fue el primero de una larga lista. Porque también me pareció un
milagro que sonara el teléfono del estudio. Al principio, emitía dos horas
diarias, como divertimento, sin saber quién me escuchaba. No hubo ninguna
campaña de lanzamiento. Sencillamente, hablaba y ponía discos. De vez en
cuando, daba mi número de teléfono, por si alguien quería ponerse en contacto
contigo. Y, entonces, Puri llamó desde Valdenoceda.
Me alegró saber que, por lo menos, tenía una oyente. Puri me
pidió una canción. No recuerdo exactamente cuál, pero apostaría a que se
trataba de Julio Iglesias. Porque Puri se la dedicó a su cuñado Antonio, que
sufre una discapacidad psíquica de nacimiento. Y hay dos cosas que fascinan a
Antonio: escuchar la radio y la música melódica.
Aquella primera llamada, nunca mejor dicho, tuvo un efecto
llamada. Y otros vecinos empezaron a pedirme canciones, a saludar, a sentirse
menos solos.
Jokin, de urbanita a rural |
De entre todas las llamadas de aquellos primeros tiempos, la
de Narciso fue la más emocionante. Era una vecino de 97 años y me pidió permiso
para cantar canciones del valle. "Por supuesto", le dije,
"adelante". Y así se inauguró una de las primeras tradiciones de
nuestra radio: que la gente llamara para cantar canciones de la zona.
Este es uno de los estandartes de Radio Valdivielso: durante los 16 años
que llevamos en el aire, hemos tratado de preservar la memoria del valle.
Con el paso del tiempo, establecí una buena amistad con
Narciso y con Teodora, su mujer. Cada vez que los visitaba en su casa, además
de llenarme la despensa con los tomates y los pimientos que me ofrecían, me
recordaban: "A nadie le interesaban las cosas que yo contaba. Y los de mi
generación, que eran los únicos que querían escucharlas, ya se han muerto. Con
la radio, ahora, esto es diferente".
La primera entrevista de nuestra radio también estuvo
relacionada con la música: se la hice a Pedrito Barcina, el dulzainero. En
ella, Pedrito nos habló de su infancia, de sus sueños de convertirse en músico,
de cómo fabricaba sus primeros instrumentos con paja de centeno y barro...
Sé, por mi vida anterior, que los estudios radiofónicos
suelen tener nombres de grandes artistas. Por ejemplo, existen el estudio Julio
Iglesias o el estudio Paul McCartney. Radio Valdivielso, a lo largo de su
historia, ha tenido tres estudios distintos. Y a todos los he llamado estudio
Pedrito Barcina, en recuerdo de aquella primera entrevista.
Después han venido muchísimas otras...