Javier del Pino: "Quiero una radio que me respete como oyente"
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Director de "A Vivir que son dos días", en la Cadena SER
Javier del Pino es, sin duda, uno de los profesionales de la radio de principios del siglo XXI que está realizando un trabajo más eficaz y atractivo. Como director del programa "A Vivir que son dos días", en la Cadena SER, está demostrando que la radio no sólo debía innovar, y ponerse otro traje; sino que era posible hacerlo y seguir contando con una procesión de oyentes que le siguen con interés, y hasta militancia. La radio que propone Javier huye de la mediocridad y de la rutina, incluso de la previsibilidad, un mal endémico de la radio-inercia que nos acompaña desde los últimos veinte, treinta años. Por eso su opinión, en LA RADIO QUE QUEREMOS nos parecía tan imprescindible. Nuestra petición le llegó hasta Washington, donde se encontraba en aquel momento disfrutando de unos días de descanso, y donde ejerció el periodismo, como corresponsal de la SER, que más le ha gustado siempre: el de contar las cosas con sencillez, sin aparentar ni impostar. Es lo que sigue haciendo las mañanas del fin de semana, rodeado de mucho talento.
La radio que quiero es la que me enseña, no la que me grita.
Javier del Pino ha puesto al día la radio, y le ha dado lustre (Fotografía JAIME VILLANUEVA, El País, de esta entrevista) |
Quiero escuchar la radio y siempre, siempre, aprender algo.
Yo no quiero una radio que me dé la razón. Quiero que me provoque. Quiero que me haga pensar, quiero que demuestre que estoy equivocado siempre.
"No quiero una radio hecha cada vez con menos gente, que cobra cada vez menos. Porque la radio es un oficio, y el oficio depende de la dignidad de las personas que lo ejercen"
No quiero tampoco una radio en la que todo gire en torno a una sola voz. No quiero solistas. Quiero orquestas. Quiero escuchar matices, quiero descubrir maneras de hablar, y maneras de pensar que nunca había escuchado antes o en las que nunca me había fijado…
No quiero una radio barata. No quiero una radio hecha cada vez con menos gente. Y cada vez más con gente que cobra menos. Porque la radio es un oficio, y el oficio depende de la dignidad de las personas que lo ejercen.
Puestos a soñar, quiero una radio sin fútbol y quiero una radio también que no me avergüence, que me respete como oyente y eso sólo se puede hacer si los que nos dedicamos a esto entendemos que al otro lado del micrófono hay siempre una audiencia extraordinariamente inteligente y, sobre todo, inmensamente generosa, porque te permite entrar en sus vidas a través de la radio.