El nacimiento de Shogooru llega con polémica
https://www.gorkazumeta.com/2017/05/el-nacimiento-de-shogooru-llega-con.html
La plataforma se ha hecho con un catálogo a costa de podcasters y cadenas de radio, vinculando sus RSS sin permiso
Las malas formas arruinan una buena idea
Albergaba esperanzas de que la nueva plataforma de podcast, de nombre impronunciable (mala cosa tratándose de un podcast, precisamente) Shogooru, llegara para aportar, para sumar al ‘Universo Podcast’, y hacerlo más grande; porque, sinceramente, toda ayuda es poca para un contenido sonoro que se consume, todavía, con una demanda muy baja, según el EGM, aunque los que lo hacen son muy ‘militantes’ del audio.
El director de contenidos de Shogooru, Rodrigo Tagle, tomó contacto conmigo allá por septiembre de 2016, vía mail, para presentarme la herramienta que se encontraba -me anunció- en sus comienzos: “estamos lanzando nuestro Beta para productores en pocos días más. Si quieres sumarte, nos encantaría contar contigo”. Agradecí la invitación, pero ni necesitaba -ni necesito- una plataforma de audio, teniendo alojada toda mi producción en Ivoox, satisfactoriamente. Pero mi interés me llevó a solicitar más información en días, o meses, sucesivos, cuando la herramienta estuviera más avanzada.
Captura de la web de Shogooru |
Rodrigo Tagle, muy atento, me explicó, en aquellos primeros contactos, que Shogooru llegaba para “facilitar a los oyentes el descubrimiento” de los podcast; para “conectar mejor con tu audiencia”; para “obtener las más detalladas estadísticas” sobre su consumo y audiencia y, por fin, y aquí está el quid de la cuestión: para “monetizar” los podcasts.
Reconozco que aquello me sonaba bien. No veía gran diferencia con Ivoox, ahora evolucionada, precisamente, en territorios comunes de facilitar la monetización a los podcasters suscritos a su plataforma (pagando o no), pero -insisto- mi curiosidad e interés por Shogooru me llevaban a continuar solicitando información a Tagle acerca de su desarrollo e introducción en el mercado español.
Rodrigo Tagle, en la foto de su perfil en Linkedin |
En el último mail que me envió, fechado en enero de 2017, me explicaba Rodrigo Tagle que la fase Beta para productores “tiene como objetivo comenzar a testear la plataforma con un grupo reducido de productores, tanto de radio como podcasters independientes”. Seguía viéndolo con buenos ojos, no tenía datos para desconfiar del procedimiento. Y añadía en su explicación: “la premisa a la hora de seleccionarlos fue, en primer lugar, que sus programas tuvieran una excelente calidad de sonido; en segundo lugar, contar con una variada gama de contenidos para que a la hora de lanzar Shogooru de forma oficial, los usuarios puedan encontrar lo que están buscando; y finalmente, contar con algunos programas que lideran rankings en plataformas como iTunes o iVoox, o que forman parte de grupos radiales de prestigio”.
"Está muy claro que el contenido es el rey, y ahí están las fórmulas, que bordean la legalidad y la ética, para hacerse con ellos"
Hasta aquí, bien, ¿no? La estrategia era buena: diversidad con calidad. La intención de Shogooru era ofrecer un catálogo de contenidos variado (de radio y de podcasters), de temática variopinta y alojado, como gran marchamo, en grandes plataformas como iTunes o Ivoox. ¡Hombre! Este último paso ya podía provocar desconfianza. Si ya está alojado en esas plataformas, por qué tenían que integrarse también en el catálogo de Shogooru, ¿no? Bueno, seguía atento a la evolución de los acontecimientos.
Y llegó el estreno, y la campaña de difusión. Miguel Blanco, director de “Espacio en Blanco”, en RNE, hizo una entrevista a Rodrigo Tagle, ubicado en Chile, en la que explicó las intenciones de Shogooru, una vez más, en los mismos términos en que me los transmitió a mí, y la entrevista sirve ahora de tarjeta de presentación en el mercado español de esta nueva plataforma (en su web), en un intercambio en el que ambas partes salen beneficiadas: “Espacio en Blanco” por la promoción y Shogooru, sin duda, por el prestigio del prescriptor.
Captura de la web de la plataforma |
La ley de Propiedad Intelectual española ha provocado muchos dolores de cabeza a plataformas tan consagradas como Youtube, por ejemplo. Baste recordar la trifulca que mantuvo durante ocho años con el gigante Mediaset por aprovecharse de sus contenidos, sin el consentimiento de los italianos. Ganó Mediaset, con multa millonaria; aunque ambas partes enterraron el hacha de guerra en 2015, tras llegar a un acuerdo. El planteamiento es muy sencillo: nadie tiene derecho, y está amparado por la ley, a comercializar un contenido que no es suyo. Youtube lo hizo y fue multada por ello. Y no fue el único caso. También Ivoox se vio implicada en la misma situación, respecto de la SER o Radioset (la emisora online de Mediaset), que también se resolvió con un acuerdo.
¿Cuál era la naturaleza del acuerdo? Tampoco hay que ser un lince. Un fifty-fifty, o sea, un ‘a medias’. Tú me ofreces un buen contenido y yo te ofrezco una mayor difusión. Repartimos los porcentajes y aquí cada uno se lleva su parte. Lo justo.
Shogooru no ha actuado de buena fe. Fran Izuzquiza, buen amigo, uno de los primeros podcasters que se lanzó a esta aventura en España con un programa diario, con mucho esfuerzo y escasos resultados (era muy pronto, casi los albores, con permiso de José Antonio Gelado), hoy en Spainmedia Radio, ha estado investigando lo que ha ocurrido en el lanzamiento de Shogooru y no podemos adelantar que ha sido un buen comienzo. Cuando menos ha resultado contestado, bastante contestado, en redes sociales, con especial presencia de las quejas (y la publicidad negativa, por tanto) en Twitter.
Rubén Galgo, en Twitter |
Rubén Galgo (@krenecito), podcaster de Brann.es, “se enteró de que su podcast estaba en Shogooru porque de pronto le mencionaron al difundir uno de sus contenidos”, me cuenta Izuzquiza. Efectivamente, ingresó en la plataforma y comprobó que allí estaba, replicado, sin su consentimiento. Estableció contacto con los responsables de Shogooru y “allí le indicaron que habían cogido el RSS de su podcast para difundirlo”. O sea, confirmaron sus sospechas. ¡Pues qué bien! Desde luego, porque Rubén Galgo no es Mediaset, pero deben andarse con mucho cuidado si suben contenidos bajo licencias de grandes cadenas de radio españolas, como la SER, RNE, Onda Cero o Cope, que también están muy sensibilizadas ante estas prácticas, que tratan de completar un inmejorable catálogo a costa del trabajo ajeno.
"El responsable de contenidos de Shogooru mantiene que han contactado con más de 300 podcasters, pero han obtenido pocas respuestas. A pesar del silencio, han publicado sus contenidos"
A Rubén Galgo le crearon un usuario y una contraseña para poder gestionar su cuenta, con posterioridad a hacerse con sus contenidos, bajo la estrategia de que no roban los audios, sino sólo los RSS. Pero el dolo es exactamente el mismo, porque el podcast figura en Shogooru sin permiso expreso del autor. “Rubén quería darlo de baja, pero no existe opción de borrar ni los podcasts ni los usuarios. Así que solicitó a Shogooru que le dieran todo de baja”, apunta Izuzquiza.
Hemos querido hablar también con la otra parte. “Rodrigo Tagle me confirma -continúa Fran Izuzquiza- que esa ha sido su forma de actuar. Han cogido los RSS de contenidos en podcast que les parecen relevantes y, según sus palabras, han intentado contactar con "más de 300 podcasters" de habla hispana”. Pese a reconocer que no han recibido respuesta de muchos de ellos, los responsables de Shogooru, tomaron la decisión unilateral de publicarlos, o vincularlos -me da igual- en su plataforma, bajo usuarios ficticios.
De esta forma, Shogooru ha ido completando un catálogo de contenidos a costa del esfuerzo ajeno, no sólo no solicitado, sino también no retribuido. Desde Shogooru se defienden alegando que ellos no copian los propios mp3, sino que sólo reflejan los RSS, y que no están monetizando los contenidos. Claro, de momento. Porque éste, el de la monetización, es uno de sus objetivos estratégicos a medio plazo, según se recoge en una presentación que han hecho llegar al mismo Fran Izuzquiza.
No obstante, como no podía ser de otra forma, hemos querido ponernos en contacto con los responsables de Shogooru y solicitamos una entrevista con Rodrigo Tagle, el responsable de contenidos. No nos concedieron la entrevista, pero al menos nos enviaron un podcast con la postura oficial de la plataforma ante esta polémica:
Según Tagle, los errores se van corrigiendo, pero me temo que quien no proteste, seguirá encontrándose con sus podcast en Shogooru.
Uno de los eslóganes de Shogooru |
No obstante, como no podía ser de otra forma, hemos querido ponernos en contacto con los responsables de Shogooru y solicitamos una entrevista con Rodrigo Tagle, el responsable de contenidos. No nos concedieron la entrevista, pero al menos nos enviaron un podcast con la postura oficial de la plataforma ante esta polémica:
Según Tagle, los errores se van corrigiendo, pero me temo que quien no proteste, seguirá encontrándose con sus podcast en Shogooru.
El caso de Rubén Galgo no es un hecho aislado. “Me dicen que no es el primer caso de podcaster español que descubre allí su contenido por sorpresa, ha ocurrido ya con el podcast “Memorias de un Tambor”. Y he visto podcasts de Onda Cero, RNE, Cope, Radio4G... También americanos. He comprobado que son todos RSS fusilados de iVoox, Libsyn y otros hosting de podcasts”, apunta Fran Izuzquiza.
Félix The Podcast (@LocutorCo) comentaba en un par de tuits: “Los audios siguen siempre en su ubicación original marcando descargas (…) Los audios siguen en tu hosting. Debe ser solo un Player”. Este es un hecho, constatable. Pero hay un deber moral de notificar al autor de ese contenido, a priori, antes de su inclusión en una u otra plataforma, si otorga su permiso expreso. Y añadía en otro tuit Félix: “si elimina tu nombre o cambian el título y créditos, entonces es modificación de la obra. De otra forma es solo redirección a tu audio”, a lo que replicaba Rubén Galgo: “correcto. Pero insisto, es una cuestión de formas”. Y tanto que lo es. El error de Youtube fue admitir que cualquier suscriptor publicara lo que quisiera, sin tener los derechos, y difundirlo. Posteriormente, la plataforma de videos se cuida muy mucho de no vulnerar la Ley de Propiedad Intelectual.
Este que suscribe también se ha visto afectado con audios de “La Radio Que Queremos”, que se han publicado en la plataforma Shogooru sin permiso ni mío, ni de mis socios Chusé Fernández, Tito Ballesteros o Laboratorio de Radio. No dudo de la afirmación y del conocimiento de Félix The Podcast, pero sí advierto de que la cuestión jurídica podría enrevesarse si concurrieran una serie de aspectos denunciables, a criterio de los expertos y que, todos lo sabemos, los abogados son expertos en buscarle los tres pies al gato. Sobre todo, cuando en la siguiente fase de Shogooru se incorpore la monetización de la plataforma. ¿De qué modo y manera?
Fran Izuzquiza |
En definitiva, y como apunta, a modo de conclusión Fran Izuzquiza, a quien desde aquí agradezco su colaboración en este asunto, como experto, la llegada de Shogooru, tal y como ha aterrizado, ha sido “una buena idea con una mala forma de proceder”. Y si es así, de esta manera, montamos plataformas de audio todos, sin problemas, sin compromisos, sin ataduras, sin respeto. Está claro que poner en marcha una plataforma en internet, sea de lo que sea, es relativamente fácil en el aspecto técnico, con su correspondiente inversión. Pero el auténtico rey es el contenido, el buen contenido. Y ahí están las fórmulas, bordeando la legalidad y el compromiso ético, para hacerse con ellos. Y es que, tras la llegada de internet, es tremendamente difícil, por no decir imposible, ponerle puertas al campo. Y voy a dejar que sea Rubén Galgo el que cierre esta reflexión con uno de sus tuits: “no vale con ser buenos, hay que parecerlo. Y es una pena que un gesto así le reste credibilidad a la plataforma”.