No hay reto tecnológico, sino oportunidad tecnológica
https://www.gorkazumeta.com/2017/03/no-hay-reto-tecnologico-sino.html?m=0
No existe una tipología de oyentes establecida según la tecnología empleada
El oyente no entiende de carreras
tecnológicas de la radio
- El éxito del Caso británico en la introducción de la DAB
Es pronto todavía para aprehender
y reflexionar en torno a las múltiples ideas que nos aportaron los más de
doscientos profesionales del mundo de la radio en esa iniciativa
feliz con que unos amigos ocupamos todo el mes de febrero pasado: #LaRadioQueQueremos; pero en casi
todas las intervenciones latía un elemento común que movía a recapacitar sobre
las nuevas formas que está adoptando ya la radio: los avances tecnológicos que
está viviendo el medio, y que están llegando, sin ninguna duda, a condicionar
su contenido.
Dos mundos tecnológicos muy diferentes, pero un único medio: la radio |
El 31 de enero de 1954 una
persona, víctima de una patología psiquiátrica grave, se lanzó al vacío desde su
apartamento de Nueva York. Se tiró desde un piso 13, fatídico número,
demonizado por los supersticiosos. A ellos también se dirige el dato de que el
día del calendario elegido era también el 13, pero invertido, 31. Lo que nos
interesa, además del trágico final, es quién fue la víctima, y por qué se le cita
en este post. Su nombre era Edwin
Armstrong, un ingeniero e inventor estadounidense que dejó a su esposa una escueta
nota de despedida en la que le decía: "Que
Dios te ayude y tenga piedad de mi alma”.
El nombre de Armstrong figura,
por justicia y honores, en el parnaso de los grandes inventores, relacionados
con los avances eléctricos del siglo XX, entre los que hay que citar a Alexander Graham Bell, Nikola
Tesla, Marconi y Michael
Pupin. Así lo estableció la Unión Internacional de
Telecomunicaciones (UIT) en Ginebra,
a finales de los años 60.
La tecnología no marca a los oyentes. No existe una tipología de oyentes de TDT
La historia de Edwin Armstrong podría
convertirse -y lo extraño es que no lo haya sido ya- en el argumento de una
película de Hollywood. El género sería, desde luego, el drama. A Armstrong se le considera el inventor de la Frecuencia Modulada. Luchó, convencido, por sus
ventajas frente a la Onda Media, pero los intereses económicos y los grandes
grupos de presión, incluidas las malas artes de la multinacional RCA, maniobraron hábilmente ante la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC)
para hundir el invento de Armstrong antes incluso de que naciera. Los intereses
de la RCA estaban en la Onda Media y lucharon por mantener su posición
privilegiada ante la nueva tecnología, personalizada en Armstrong, al que
lograron arruinar. La situación límite le condujo a una grave depresión que
terminó, como hemos visto, en el suicidio. Tuvo que ser su viuda, Marion, su
segunda esposa, la que, continuando la lucha contra RCA, logró quitarle la patente, que había arrebatado injustamente a
Armstrong. Los libros fechan esta victoria en el año 1967. Edwin Armstrong
había patentado la FM en 1933. Habían transcurrido 34 años entre ambas fechas.
Los pleitos habían retrasado el progreso. Pero no lo impidieron.
Edwin Armstrong mostrando su receptor de radio de FM |
La FM llegó a España en la década
de los sesenta. La primera en acoger la frecuencia
modulada con entusiasmo fue Radio Nacional de España, responsable de sus
primeras emisiones en pruebas. El país empezó a relacionar las siglas FM con la
radio, que vivía todavía su época dorada, pese a la irrupción de la televisión
en blanco y negro emitida desde el Paseo de la Habana de Madrid; pero nadie
disponía prácticamente de receptores que pudieran sintonizarla. El 22 de
noviembre de 1965 nacía, bajo el nombre de Segundo Programa de RNE,
la que hoy conocemos como Radio
Clásica, que se llamó primero Radio 2. Un año después la Sociedad Española de Radiodifusión, SER,
puso en marcha Radio Madrid en FM, en la que nacieron unos incipientes Los 40 Principales, imitación de la
radiofórmula estadounidense American Top
Forty, que clonó con tanto acierto como éxito Rafael Revert.
La llegada de la DAB a España constituirá, si se hace bien, una oportunidad para revitalizar el medio
Pero la FM en España no se
hubiera extendido tan rápidamente en los sesenta, de no ser por el gobierno de Franco. El ejecutivo del dictador
estableció que a partir del 1 de octubre de 1960 todas las radios vendidas en
España debían incorporar un conmutador de frecuencias para poder recibir la
señal de la FM; es decir, la banda situada entre los 88 y los 108 mHz., la
misma que sigue ocupando hoy día, casi sesenta años después.
Las primeras experiencias en
emisiones de FM demostraron su extraordinaria calidad de sonido en comparación
con la OM. Y los primeros nacimientos,
apuntados en líneas precedentes, Radio Clásica y Los 40 Principales, orientaban los contenidos prioritarios
de esta nueva banda de frecuencias hacia la transmisión de música.
Insisto, pese a la irrupción de
la televisión, recién llegada a España, la avalancha de nuestros padres y abuelos -entonces mucho más jóvenes- a
tiendas de electrodomésticos y grandes almacenes, en busca de receptores de
radio que fueran capaces de sintonizar la FM todavía se recuerda en los anales
de la historia comercial de nuestro país. Fue espectacular, como una fiebre. Y,
curiosamente, los más jóvenes encabezaban la demanda. La radio, una vez más, y
ocurrió antes con la Onda Media, en los felices años veinte, pero sobre todo en
los treinta y los cuarenta, había logrado movilizar a la sociedad, había
logrado atenazarla con su compañía, con su entretenimiento y su información. Con
su magia. La tecnología era el medio,
el canal. Nunca el objetivo.
Emotiva imagen del cuadro de actores de Radio Madrid, en un descanso de una grabación, con Pedro Pablo Ayuso en el centro |
El nacimiento de Antena 3 de
Radio supuso otra revolución, que volvió a poner a la radio en el candelero, e
hizo aumentar la audiencia global de la radio en España, y a repartir la
existente. Nació el 1 de febrero de 1982, en el paseo de Oquendo de la capital
madrileña. Hasta entonces, prácticamente, la FM se destinó, de manera tácita, a
la difusión de contenidos musicales. Pero la nueva cadena, dirigida por Manolo Martín Ferrand, demostró que la
FM también servía para difundir contenidos generalistas: informativos y
programas; radio, en definitiva, de palabra. Y el resto de la competencia se
las tuvo que ingeniar para ‘pasarse’ al dial de la FM, porque la competencia de
Antena 3 de Radio marcó la pauta de acción. De nuevo los contenidos revolvieron el escenario radiofónico y
de nuevo los oyentes se reposicionaron en el dial de FM.
No planteemos la carrera de la radio en términos puramente tecnológicos, sería un craso error
Hoy
en día, la OM sigue su declive y decadencia; con excepciones. Pero ya se ha
empezado, inevitablemente, a desmantelar, porque ya no son necesarias. La
cobertura está garantizada mediante otras alternativas y los costes resultan
muy elevados. Terminará por apagarse, y no tardará mucho. Pero
no por decreto ley, como ha ocurrido en Noruega, sino por la desaparición
de sus oyentes, muy envejecidos, en su gran mayoría. De nuevo confirmamos que
la OM tuvo su tiempo, y la crisis, la llegada de la TDT y el avance de la radio
online, entre otras razones, arruinaron su ‘digitalización’, mediante el estándar
DRM, un proceso que hubiera servido para su revitalización. Pero la DAB -y su
evolución, la DAB+- está llamando ya insistentemente a la puerta… y la OM
representa una puerta corredera o de vaivén desvencijada.
Si los españoles acudieron en
masa a los grandes almacenes para comprar sus receptores de radio, la razón no
fue otra -salvo los omnipresentes frikis,
que acompasan sus movimientos con la innovación tecnológica y los gadgets- que la oferta de la radio: sus
contenidos. Si todavía hay quien duda, aportemos por último el caso del desarrollo de
la DAB en Gran Bretaña.
La llegada de Antena 3 de Radio supuso un revulsivo para la radio generalista española |
A comienzos de los dos mil, la
radio digital DAB se extendió en las islas, de común acuerdo entre los
diferentes actores, con un gobierno marcando las pautas. Se creó una red de radios
digitales comerciales, llamada Digital
One, que ofrecía diez nuevos servicios de radio, totalmente diferentes a
los ya existentes en FM. El Gobierno británico ‘pidió’ a la BBC un “vigoroso esfuerzo promocional” para impulsar los servicios de la radio digital y la adquisición
de nuevos receptores multifrecuencia, con los que podía sintonizarse OM, FM y
DAB.
Hoy, la BBC dispone de cinco
grandes programas nacionales difundidos exclusivamente a través de DAB, y
online: BBC Radio 1Xtra: música
urbana, dirigida a un público joven; BBC
Radio 4 Extra: música clásica, comedia, drama, libros, ciencia
y ¡¡programas infantiles!!; BBC
Radio 5 Live Sports Extra: cobertura de acontecimientos deportivos
en directo; BBC Radio 6 Music: géneros alternativos (incluyendo
funk, punk y reggae) y BBC Asian Network: música,
noticias y deportes. Destinado a la comunidad asiática del Reino Unido.
Los pleitos retrasaron treinta años la llegada de la FM en EE.UU. Pero no impidieron el progreso
Gracias a esta decidida política
de promoción de la DAB en Gran Bretaña, pública y privada, hoy puede afirmarse
que este país es uno de los más avanzados del mundo en la implantación de esta
nueva tecnología, con un parque de receptores millonario, de hogar o de automóvil,
incluso de smartphones, los últimos en llegar. El Gobierno británico no apagó
la FM, sino que dejó que fueran los mismos oyentes, desde la convivencia de
frecuencias de difusión, los que tomaran su decisión, y éstos optaron por la
DAB motu proprio, no por imposición
de nadie. De nuevo, y de manera palmaria, la radio continuó su difusión
tentacular entre la audiencia, no a base
de tecnología en sí misma, sino gracias
a la nueva tecnología. Hoy es cuando el Gobierno británico se plantea, en pocos
años, el apagón de la FM. Porque de manera natural, igual que ocurrió de la OM
a la FM, los escenarios en ese país se han ido trasladando, poco a poco, de la FM
a la DAB.
Winston Churchill hablando en el Parlamento británico, con la radio siempre muy presente. No han perdido la tradición |
Los oyentes se mueven por la
radio, no por la tecnología de la radio. Ésta viene condicionada por los
propios tiempos vividos, en consonancia con tecnologías diferentes. No es la
misma la tecnología empleada en el siglo XX, que en el XXI, aunque nos
empeñemos en prolongar la vida de la FM, ante la falta de avance, en el resto
de países, incluido el vergonzante caso español, de la DAB o, su evolución, la
DAB+, que, a pesar de todos los agoreros e incrédulos, continúa avanzando no sólo
en toda Europa (con una España ‘congelada’ y a la expectativa), sino también en
el resto del mundo.
Por eso estoy absolutamente convencido
de que la tecnología, para la radio, no constituye ningún reto en sí misma,
sino una gran oportunidad para seguir extendiéndola al último rincón del mundo.
Nunca, hasta ahora, ha habido tantos canales de distribución de una señal de
audio: OM (todavía viva), FM (imperante), DAB-DAB+ (en ciernes), TDT (presente
pero minoritaria), online (en creciente y exponencial desarrollo); además del podcast (radio en diferido y bajo
demanda). Hay un único aspecto negativo, pero que afecta sólo a la industria:
los costes disparados para los radioperadores por la multiplicidad de canales
simultáneos empleados, que tienen que afrontar, de ahí que la supresión de la
OM, un primer paso, supondría un soplo de aire fresco para las cuentas de
resultados de miles de cadenas de radio de todo el mundo, además de la
reutilización de su banda de frecuencias para otros menesteres (la telefonía móvil
gana en ansias de expansión…).
La FM en España no se hubiera extendido tan rápidamente en los sesenta, de no ser por el gobierno de Franco
Los oyentes británicos acogieron
con interés los nuevos contenidos, diferenciados de los ya emitidos -éste es el
quid de la viabilidad de este proceso
de suma de activos radiofónicos- y se
vincularon a la DAB. La llegada de la tecnología digital supuso en Gran Bretaña
un auténtico revulsivo para la radio: para los nuevos, que tuvieron que atraer
nuevos oyentes (y han tenido dieciséis años y ahí siguen…); y para los que ya
estaban, que tuvieron que hacerlo mejor, para retener a su audiencia.
Además, la radio británica, o la
italiana, o la francesa, o la alemana también luchan contra la competencia de
aplicaciones musicales como Spotify o la
francesa Deezer, recientemente adquirida por el mismo propietario de Warner
Music. Y es cierto que, entre los jóvenes, el consumo en 2015 fue de 1h
30min, dos minutos menos que en 2014, y el declive ha sido de un 13% (14
minutos) desde 2010 a 2015. A
pesar de ello, la radio está resistiendo bien el envite de este tipo de
aplicaciones, porque en este segmento de edad la radio ha vivido un aumento
de competencia como nunca antes a lo largo de su historia. El dato: el 83% de los jóvenes europeos escucha
la radio todas las semanas. Menos en España…
Nuevas maneras de recibir la radio: nuevos programas, nueva oferta, enriquecimiento del medio. Para escuchar lo mismo no necesitábamos alforjas... |
La llegada de la DAB a España
constituirá, si se hace bien (cuestión de la que desgraciadamente dudo) una
oportunidad para revitalizar el medio, para insuflarle oxígeno. Será el momento
en que necesariamente tienen que nacer nuevas propuestas, dirigidas a los jóvenes
-¡fundamental! desde la radio pública, por ejemplo, y también desde las radios
privadas, que no pueden permitirse el lujo de perder cuota de mercado, sino
aspirar a mejorar porcentajes. Pero también para otros nichos de audiencia más
especializados, como colectivos de inmigrantes mayoritarios, como hemos visto
en Gran Bretaña con los asiáticos, sin ir más lejos. O los ancianos, nuestros
mayores, oyentes natos de radio, y militantes vehementes por el medio, cuya esperanza de vida crece.
Si los actores del escenario radiofónico siguen haciendo dejación de responsabilidades; la DAB habrá nacido muerta
Si los actores del escenario
radiofónico siguen haciendo dejación de responsabilidades; si la Unión Europea
sigue empeñándose en promover reinos de taifas en lugar de políticas de
comunicación unificadas, que garanticen la igualdad de oportunidades para
todos; si los radiodifusores prefieren mirar para otro lado en el compromiso de
aumentar su oferta de programas para acoger con éxito la llegada de la DAB; si
los gobiernos nacionales -especialmente el español- siguen haciéndose los suecos, deshojando una margarita que, parece, les resulta del
todo ajena… entonces la DAB habrá nacido muerta.
Y todo esto es compatible con la
radio online, no lo olvidemos. Pero la tecnología no marca a los oyentes. Éstos
no se tipifican tecnológicamente. No hay oyentes netos de online, de TDT, de FM
o DAB. No. Hay oyentes de radio que eligen la tecnología para cada ocasión, en
función de sus intereses, sus gustos o sus posibilidades. No planteemos la
carrera de la radio en términos puramente tecnológicos, sería un craso error;
planteémonos la carrera en términos de calidad y excelencia del producto. Los
oyentes, que no son tontos, sabrán discriminar.