José María íñigo: "La radio no tiene horizonte"
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#LaRadioqueQueremos: José María Íñigo (RNE)
"Cuando llegó la televisión, los que trabajábamos en la radio nos asustamos y hoy sigue vivita y coleando"
"La radio para el profesional: un micrófono y tú"
Los 70 lúcidos años de José María Íñigo
Si viviéramos en Francia, ya le habrían concedido la Legión de Honor. Pero estamos en España y aquí todo es diferente. Los franceses, al contrario de los españoles, tienden a la admiración sincera por sus paisanos con proyección pública y a encumbrarles en el parnaso correspondiente, sin escatimar homenajes. José María Íñigo es a la televisión lo que Luis del Olmo a la radio. El pasado día 4 de junio el presentador bilbaíno entró en el exclusivo club de los septuagenarios, en el que del Olmo, por cierto, le lleva una cierta ventaja. Y he creído más que oportuno dedicarle un post por lo que ha supuesto hasta ahora en el mundo de la comunicación española.
José María Íñigo |
Vaya por delante que siento por José María Íñigo una gran admiración profesional. Nacido en el Bilbao de 1942, en la fría –y gris- posguerra, Íñigo creció arropado por sus padres, sufriendo las privaciones de una economía familiar muy modesta, que por desgracia no le permitió estudiar como hubiera sido su deseo. Mientras ejercía de botones en una oficina, con catorce años, miraba al otro lado de la calle cómo los jóvenes acudían al instituto, sin que él pudiera seguirles. “En casa no se detenían los Reyes Magos –dice Íñigo en su web- y mis mayores tesoros eran billetes de tren usados que intercambiaba con los otros chavales. Me gustaba ver pasar cerca las humeantes locomotoras y desde entonces pienso que he frustrado mi vocación”. A los diez años le dio por estudiar inglés de manera autodidacta y a los quince se ofreció para impartir clases en una academia de inglés, como profesor. Al verle, tan joven, no le tomaron en serio. Hasta que en la prensa de Bilbao se publicó un artículo en el que, con su foto, se hablaba de un joven que daba clases de inglés a la Guardia Urbana de la ciudad. Su niñez transcurrió en el barrio de San Francisco, donde estaba su colegio de Claretianos, el Corazón de María, hoy una de las zonas más deprimidas de la capital vizcaína. “Después de pasar por la Escuela Nacional, entré a los once años en el colegio de los claretianos Corazón de María. Aunque parezca mentira, me hice en un solo año todo el Bachiller Elemental, con reválida y todo. No porque fuera un niño prodigio, sino porque estudiaba día y noche, laborables y festivos. Por desgracia es el único título que tengo. Título que ahora han devaluado mucho y llaman ‘Graduado Escolar’. Por entonces, un bachiller elemental, sobre todo de familia pobre, era todo un señor” (*).
De pequeño quería ser maquinista de tren –ya se despertaba su afición por los viajes- pero la realidad le acercó aRadio Bilbao (SER) donde le adoptaron como disk jockey de Los 40 Principales. Y allí empezó a crecer. Y empezó a desarrollarse su aura profesional. Pasó también por la Cope, La Gaceta del Norte e incluso la Agencia Efe.
La escuela de Radio Bilbao ha dado muchos profesionales por todos conocidos: desde Ramón García a Ana Blanco, pasando por Ely del Valle, Elena Markínez, o Agustín Herránz, y muchos otros colegas que sucedieron a Íñigo en Los 40 Principales. Cuando muchos años después regresó a Radio Bilbao para grabar el programa ‘Volver con…’, de TVE, y le recibió su directora Begoña Marañón, que también empezó en Los 40,por cierto; Íñigo no reconocía nada, más allá del indicativo de la emisora: ni la ubicación de la emisora, ni el logo, ni por supuesto la gente. Pero, a pesar de que su salida de la SER no fue todo lo amable que él –como tantos otros- hubiera deseado, me consta que esta primera etapa de su vida ocupa entre sus recuerdos un lugar privilegiado, asociado sobre todo al nombre de Santiago Marcilla, compañero de profesión primero y amigo íntimo después, profundo conocedor de los secretos de la radio, y que le acompañó incluso en su aventura televisiva en Madrid.
Y se marchó a Londres, muy joven, donde se le abrió un mundo nuevo. El José María Íñigo que regresó a España, pronto a Madrid, ya no era el mismo. La SER, ya en la capital, volvió a acogerle (en una segunda oportunidad, tras su paso previo por la BBC). Pero por poco tiempo. La televisión, allá por finales de los 60, le estaba esperando. Aquel joven, cuyo rasgo físico más sobresaliente –el bigote- ya empezaba a alcanzar la frondosidad de todos conocida era el más moderno de los disk jockeys de Los 40 Principales. De los pocos que sabía inglés y de los pocos que traían consigo el bagaje de sus viajes a Londres, donde se traía discos por kilos en la maleta. Entonces España todavía vivía casi aislada del mundo y José María Íñigo refrescó la entumecida antena de la radio primero y la televisión después. “Si alguna vez desaparezco, que me busquen en Londres. Esto debe quedar muy claro desde el principio. No sé en qué barrio de Londres, en qué rincón de la ciudad, pero allí estaré. Pobre, rico, desconocido o famoso, allí estaré”.
Y llegaron los años 70, y con ellos la época dorada de Íñigo en Televisión Española, una, grande y, desde luego, nada libre, porque son numerosas, y ahora simpáticas (entonces no tanto) las anécdotas que cuenta el presentador bilbaíno de su relación con los censores. Como también conocemos que en varias ocasiones Íñigo recibió en su casa la visita de un motorista que enviaban desde el Palacio del Pardo, residencia oficial del general Franco. En su programa, y sólo en su programa, se atrevieron, crípticamente, a llamarle ‘Paquito’, degradándole hasta su condición más infantil. Fueron los tiempos de ‘Estudio Abierto’, ‘Directísimo’ (peligrosísimo), ‘Esta noche Fiesta’ o ‘Fantástico’. En ese afán recalcitrantemente reduccionista que practicamos los periodistas esta etapa se resume a menudo con la entrevista de Uri Geller, un tipo que logró en miles de casas españolas, con la simple ayuda de los dedos de la mano y su portentosa mente, doblar cucharillas como quien dobla una hoja de papel. Aquella noche las cuberterías españolas temblaron. Debería haber patrocinado la entrevista ‘Magefesa’. Pero además de esta entrevista, Íñigo logró darle a todos sus programas un empaque como pocas veces se había visto en la televisión en España, por la calidad de sus invitados. Por TVE desfilaron, gracias a él, primeras figuras internacionales como Anthony Quinn, Catherine Deneuve, Charlton Heston, Yves Montand, Alain Delon, Santana o Telly Savalas, el popularísimo en la época –como hoy ‘House’- teniente Kojak, tan calvo como él, por cierto, aunque el bilbaíno prefirió arroparse del frío con sus milagrosos peluquines, hasta salir del armario capilar, creo recordar, en el programa ‘Supervivientes’, que co-presentó en Telecinco (2006). ”Me pasaba el día, y muchas noches, hablando con Inglaterra, Estados Unidos o Australia tratando de convencer a los famosos para que vinieran a ser entrevistados en Madrid. A cambio, poco o casi nada, un par de días en la capital, quizás una corrida de toros, una visita al Prado, y una degustación de nuestros mejores platos y vinos. Y pare usted de contar porque no pagábamos ni una peseta a nadie”.
Qué gran tristeza las Noticias las noticias de TV. hoy 5 de Mayo. Qué gran tristeza!. Se nos va el gran ídolo presentador musical de TVE de la década de los 70. El joven presentador de los programas musicales de la única cadena de TV. qué nos deleitaba y nos hacía más felices y más soñadores con las nuevas canciones de los famosos Bitells.
ResponderEliminarQ.D.E.P. D. JOSÉ MARÍA IÑIGO.
El gran presentador de TV. El gran comunicador de Radio y TV. El gran imnovador de la música española, qué nos acercó con su música y sus gustos a la verdadera Europa musical y, a conocer con su trabajo y buen hacer profesional, los mejores puestos de los grandes grupos musicales en aquel programa musical e inolvidable de sábados 'APLAUSOS'.
Hoy es un día muy triste para mí y para todos sus grandes ' AMIGOS '. Doy mis condolencias a familiares, a sus compañeros y amigos. D.E.P. José María Iñigo.
Yone Miren Heras Sevillano.