Podcast: “Nadie sabe nada” (SER), Buenafuente y Romero, solos ante la radio
https://www.gorkazumeta.com/2017/02/postcast-nadie-sabe-nada-ser.html?m=0
La SER está arriesgando para rejuvenecer su audiencia
¿Existe el humor español?
Uno de los grandes objetivos de la radio generalista, de la producida por las grandes cadenas, es rejuvenecer su audiencia: atraer a oyentes más jóvenes que no prestan a la radio el interés de antaño. Y por eso la Cadena SER; que, tal vez por ser la líder, está obligada a trabajar más el campo del I+D, ha hecho en estos últimos años un gran esfuerzo, con mayor o menor acierto, por innovar e introducir nuevos contenidos, más cercanos a generaciones más jóvenes.
Andreu y Berto, Buenafuente y Romero, una pareja de hecho en la radio |
Uno de los espacios de reciente factura que se han incorporado a la parrilla de la SER nació en el banco de pruebas de un verano: “Nadie sabe nada”. Andreu Buenafuente y Berto Romero, mano a mano, diseccionan la realidad a través de los temas propuestos por los oyentes, con éstos delante, como público que ríe sus ocurrencias, fruto de la improvisación. “Vamos a hacer un programita de improvisación” -repite con frecuencia Buenafuente, al comienzo del espacio, para reafirmar este origen tan poco previsible-.
Y las ocurrencias surgen ¿de la nada? En ocasiones, resultan brillantes, y hasta la sorpresa de uno de los componentes de este dueto ante las respuestas de su pareja se palpan por el tono de su voz y su reacción, incluso sus carcajadas. Hay improvisación. Pero no todo es producto de ella. Hay espacio para la previsión.
El programa también se emite en video por streaming, pero ambos son hombres de radio |
Lo que hay es mucho oficio por detrás. Muchas horas de ‘vuelo radiofónico’. Y la base constituye una extraordinaria, e imprescindible, herramienta para afrontar con éxito un compromiso como éste, en que no se puede ser genial todos los días, a todas horas. Los programas, por eso, aunque mantienen un nivel alto de calidad; no siempre resultan tan entretenidos. Pero ésta es, también, una de las razones que animan a escucharlo.
Buenafuente y Romero, Romero y Buenafuente, no harían nada, no brillarían como brillan, si no fuera por las aportaciones y los temas planteados por los oyentes. Temas curiosos, preguntas con difícil respuesta, suprarealidades o surrealidades, y la audiencia… más joven. Cierto. Pero no tanto. Cambia el esquema. Cambia el formato. Se introduce un elemento de sorpresa, de imprevisión, de ausencia de rutina, que atrae, cómo no, a un oyente que deliberadamente busca una radio diferente, alejada de los presupuestos que la han soportado en las últimas dos o tres décadas.
Darle la réplica al gran Buenafuente no es cosa fácil, y Romero, a menudo, despunta más que el maestro |
Y estos dos comunicadores, metidos en los intríngulis del humor, tan difícil de manejar, y de administrar, están a la altura. Aunque, si hablamos de humores, o de tipos de humores, no estoy seguro de que contenten a todas las demandas patrias de este condimento, tan necesario para asumir el devenir de la vida. El humor español. ¿Existe? Lo dudo. Cada región practica uno. Y no a todos les gusta pensar para sonreír. Prefieren el humor directo, sin intermediarios, ni esfuerzos suplementarios. Si recurrimos al tópico, será fácil dividir el país entre el humor más inglés, más sustentado en la ironía, incluso el sarcasmo, como el que practican Buenafuente y Romero, y el humor directo, descarnado, escatológico, incluso bruto, que no se contempla en este “Nadie sabe nada”.
El humor de Buenafuente y Romero discrimina. No está hecho para un tipo de oyente que busca algo menos retorcido. Más directo. Un humor desprovisto de figuras literarias que lo adornen innecesariamente. Un humor que se entienda a la primera de cambio, sin necesidad de reflexionar, incluso de esforzarse, para entender la gracieta o el chiste. Éste no es el humor que practican estos dos periodistas, reciclados en humoristas de alto standing, si atendemos a la calidad de humor que proponen.
Es divertida la imagen, pero no representa la nueva radio que pretenden fomentar |
A mí, particularmente, me gusta el humor que exige pensar para provocar la sonrisa o la carcajada. “Nadie sabe nada” te exige seguirlo con detenimiento, como lo exigían los hermanos Marx en sus películas. Los gags se sucedían unos a otros tan deprisa, a una velocidad tan vertiginosa, que el patio de butacas era una carcajada continua. Por eso tuvieron que introducir números musicales, para relajar las mandíbulas y recargar las baterías. Buenafuente y Romero, no voy a decir que te cansan, porque resultaría exagerado; pero sí exigen del oyente mucho más que cualquier otro espacio, si es que se quiere aprovechar el arte de estos dos tipos que lucen como pocos delante del micrófono amarillo de la SER.
Y Berto Romero y Andreu Buenafuente están haciendo mucho más de lo que creen por el cambio generacional de los oyentes de una radio que, frente al todo controlado, todo previsto y todo amarrado y guionizado de la escuela clásica; se apoya en la experiencia, en el bagaje, en la improvisación, en la vena humorística, para construir una propuesta diferente que apuesta por oyentes a los que les guste pensar para reírse. Y la radio es uno de los mejores vehículos para sonreír.
Maravillosamente acompañada.
ResponderEliminarNo hay soledad con la radio.
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