Ángel Expósito: "Quiero una radio con el ruido de la calle"
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#LaRadioqueQueremos: Ángel Expósito (Cope)
Las claves para construir un buen futuro de la radio
Ángel Expósito reivindica una radio que debe salir más de su zona de confort |
Voy a descubrir mis cartas desde el principio. Esto no es una película de suspense. Mantengo por Ángel Expósito una sincera admiración. No tengo el gusto de conocerle personalmente, pero tenemos amigos –buenos amigos- comunes. Ángel ha sufrido en estos últimos años –poco más de un lustro, podría decirse- un auténtico reciclado profesional, del que ha salido no solo airoso, sino reforzado.
El origen, en ABC
Ángel Expósito era director de ABC. Este puesto, con la sola excepción del mediático Pedro J. Ramírez, le confería una imagen gris, tal vez, de periodista de despacho, más dedicado a funciones de representación, y coordinación de la redacción, que al de un profesional que ejerza su oficio en el día a día, escribiendo y trabajando con sus fuentes. En honor a la justicia, debo reconocer que este perfil era, en su caso, erróneo; fruto de los prejuicios, casi siempre tan inmediatos como gratuitos, que se generan en torno a determinados puestos profesionales. Según me confirmaron varios de sus colaboradores, Ángel siempre ha ejercido el periodismo activamente; aunque, también es cierto, el puesto comporta unos compromisos burocráticos que le impedían dedicarse en cuerpo y alma a su verdadera pasión, como era la información.
Sus comienzos en televisión
Pero las circunstancias, y el destino, le jugaron, no sé si una mala pasada; pero sí, al menos, le dibujaron un camino incierto por el que Expósito transitó, no siempre aupado por la eficacia de su trabajo. Más bien al contrario. De la prensa, de tan alta responsabilidad al frente del ABC, pasó, en poco tiempo, a la televisión. Y no es precisamente Ángel Expósito un ejemplo de telegenia innata, para qué vamos a engañarnos. Sus comienzos frente a una cámara fueron desastrosos. Tan malos como los de Iñaki Gabilondo en el informativo de Cuatro. Sin control de las cámaras, ni del pronter, ni del juego escénico, ni siquiera de su propia mirada, Expósito se lanzó a la piscina, casi sin agua.
Pero su tesón, y su esfuerzo, le condujeron a reconducir su situación. Seguramente bien aconsejado, Ángel logró darle la vuelta a aquellos comienzos tan demoledores y demostró que, lo verdaderamente importante, era la esencia de un profesional del periodismo. Todos sabemos que en televisión las formas, al final, resultan tan importantes, o más, que el fondo; injustamente. Y Ángel Expósito fue consciente de esta circunstancia, y se empleó a fondo en removerse mejor en el lenguaje televisivo, hasta hacer de sus comienzos un mal recuerdo.
El paso a la radio
Pero no tuvo tiempo material de consolidarse en televisión, como un comunicador sólido, del que poder fiarse; porque la aventura televisiva encabezada por el Grupo Correo, luego Vocento, salió mal, se torció, y hubo que retirarse. Entonces el marco cambió. Otra vez. Y Expósito fue, de nuevo, lanzado al circo de los leones, en forma de radio. En Punto Radio. Ángel llegó a la cadena de este grupo de prensa regional sin tener ni idea del oficio. Igual que Melchor Miralles e Isabel San Sebastián. No es lo mismo, desde luego, colaborar en un programa, que dirigirlo. Y los tres siguieron caminos diferentes. No voy a abordar más que el emprendido por Expósito, a quien escuchar, en las primeras ediciones de su informativo de las 14:00 horas, era, casi, llorar.
Una radio con el ruido de la calle no es hacer boletines de siete minutazos con una perola inicial de casi dos, que eso no lo hace ni Herrera. Tampoco es ruido de la calle hacer radio a base de sectarismo, hipocresía y demagogia. Es el peor programa de la radio de variedades y de largo. La Cope debería arreglar eso. Porque la antena cojea demasiado: de Herrera a Expósito. Onda Cero está mil veces mejor y más equilibrada.
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