El Ondas que necesitaba Radio Clásica
https://www.gorkazumeta.com/2017/01/el-ondas-que-necesitaba-radio-clasica.html
El periodista, escritor y melómano Martín Llade recibió un Ondas por “Sinfonía
de la mañana”
La nueva generación de comunicadores que debe actualizar Radio Clásica
- El programa se emite de lunes a viernes, de 8:00 a 9:00 horas, y está disponible en podcast
En 1988, un jovencito de doce
años, llamado Martín, estudiaba séptimo de EGB en San Sebastián. Algunos le
veían como un niño especial, porque mientras que la mayoría de los compañeros de su edad disfrutaban con el “Don’t
Worry Be Happy” de Bobby Mc Ferry o el ‘She
Wants To Dance With Me’ de Rick
Astley, él dedicaba su tiempo a un coro infantil conocido en Donostia como
el Coro “Easotxiki”. Con el tiempo, y los años, hasta los dieciocho, aquel
niño, ya adolescente, siguió escuchando óperas y sinfonías cuando sus amigos no
sabían casi qué era eso de la música clásica.
Cuando cumplió los dieciocho,
aquel niño especial decidió emprender futuro como periodista. Y se fue a
Bilbao, a Leioa, a estudiar Ciencias de la Información en la Universidad del
País Vasco. Y combinó los libros y el trabajo, y descubrió Euskal Telebista y
Punto Radio. Fue abducido rápidamente por la fuerza evocadora increíble de la
radio y en 2006, ya en Madrid, desgajado de su bella Donosti, a la que ama
profundamente, entró a trabajar en la Casa de la Radio, en Prado del Rey, en la
emisora que emitía la música que desde pequeño le cautivó: Radio Clásica.
Eva Sandoval (derecha) con la compositora Hilda Paredes |
Y con apenas treinta años, Martín
Llade, empezó a deslumbrar con esa su cuádruple condición de periodista, melómano, escritor y cantante, y a descubrir -o a redescubrir- las anécdotas, tristes, emotivas o
divertidas, que rodeaban las biografías de los grandes músicos de la historia
del arte más abstracto de todos cuantos existen.
Y en este 2016, el jurado de los
Premios Ondas, le reconoció con un caballo alado, por su labor al frente de “Sinfonía de la mañana”, un programa
matinal, que se emite de lunes a viernes, de 8:00 a 9:00 horas, muy temprano, y
que compite con la información en las cadenas de radio hablada o con su compañero y amigo, también Premio Ondas, Ángel Carmona, en Radio 3. La esencia de este programa está en los relatos
que escribe Martín, en los que cuenta la historia menos conocida de los grandes
compositores. Relatos que acompaña luego de su música.
Radio Clásica, un privilegio para los españoles |
Y cuando acudió a Barcelona a
recoger el Ondas, que todavía no se explica, este vasco recio y voluminoso, se
atrevió, exultante, a entonar un fragmento de la zarzuela “La Rosa del
Azafrán”, y se despidió al grito de “¡Viva
Mozart, Aupa Donosti, Viva la zarzuela!”. Éste es Martín Llade, un padre de
familia de dos niños pequeños, a los que estoy seguro de que les intenta
transmitir su amor por la música de siempre, un tipo enamorado profundamente de
la radio, ávido lector y hábil escritor, que ha publicado dos libros de
ficción: “Oboe” y “La orgía eterna”.
Este Ondas le ha venido muy bien
a Martín Llade y, por extensión, y sobre todo, a Radio Clásica. No creo que sea
una casualidad el espectacular ascenso de la audiencia que ha vivido esta
emisora de RNE, que ha llegado a 200.000 oyentes en la tercera ola del EGM. El
Ondas tiene que ver. El palmarés se hizo público a finales de octubre. Y en él figuraba un tipo extraño, de aspecto muy moderno, que provenía de una emisora ¿olvidada? Pero también tiene que ver el trabajo que se está desarrollando en la Casa de la Radio, en Prado del Rey.
Su manera de hacer radio es más
propia de Radio 3, que de Radio Clásica. De hecho ‘choca’ encontrarse en Radio
Clásica con un tipo como él, porque desentona (nunca mejor dicho tratándose de
música). Pero le ha venido tan bien a la más tradicional de las emisoras de RNE
que hasta podría decirse que la llegada de Llade a la Casa de la Radio, y de sus
compañeros de generación, le ha venido estupendamente a Radio Clásica, para
quitarle las telarañas. Ha sido providencial.
El director de RNE, Alfonso Nasarre y el director de Radio Clásica, Carlos Sandúa |
La música clásica es, como su
propio nombre indica, ‘clásica’, no pasa de moda. Pero en absoluto hay que
identificarla con elitista y, mucho menos -y éste es el gran error de la
educación en música en Primaria- con aburrida. Si se transmite esta sensación,
es el mayor fracaso de quien intenta divulgarla. Y durante años Radio Clásica
-antiguamente Radio 2- no resultaba atractiva más que para los melómanos, que
poseen un grado más de pasión, superior a la de los simples aficionados. Sin embargo,
esta emisora debería ser una opción absolutamente natural en la elección de los
oyentes, combinada con otras ofertas, de otros estilos. Una demanda
diversificada, provocada por los gustos del escuchante y su necesidad anímica
de recibir sus correspondientes dosis de música en vena, de los más diferentes
estilos. No parece, sin embargo, que Radio Clásica sea una opción mayoritaria,
sino más bien inmensamente minoritaria.
Pero la radio pública debería
intentar no cerrarse a la élite melómana y, por el contrario, abrirse a la
afición generalizada por la música clásica más popular, conocida y reconocida.
El intento, hace años, de Sinfo Radio -emisora del grupo Prisa Radio- de
ofrecer un producto musical, clásico, basado en los “éxitos de los últimos 500 años”, no cuajó, pero creo que actuó como
revulsivo de lo que hay que hacer con la música clásica: tratarla a veces con
el mismo manto con el que presentamos el menú de la música pop, distribuida en listas de éxitos. ¿Por qué no? Todo ello
bien envuelto, en un papel de regalo hecho a mano, con pulcritud y un diseño
actualizado con los tiempos, lejos desde luego de lo chabacano. Pero
respondiendo a un objetivo didáctico, al que no puede -ni debe- renunciar la radio pública.
En este sentido, Radio Clásica debería salir más a la calle, como lo hizo en sus mejores tiempos -y éste debería ser uno de sus legados- el genial Fernando Argenta, del que ahora se cumplen tres años de su desaparición, desde “Clásicos Populares”, lo que demuestra que, cuando hay pasión de por medio, y se sabe canalizar bien, el éxito viene detrás. ¿Argenta era un erudito? ¡Por supuesto que sí! Pero, ¿actuaba como un erudito? ¡Por supuesto que no, y éste fue su gran acierto: acomodarse al nivel de su público, instruirle sin que se supiera instruido. Ya sé que este programa, en el que no puedo olvidar la media naranja, Araceli González Campa, se emitía a través de la antigua Radio 1, hoy RNE. Pero su ejemplo sigue siendo válido hoy. Más que nunca.
Radio Clásica es un baluarte de la cultura musical de los españoles al que no debemos renunciar |
En este sentido, Radio Clásica debería salir más a la calle, como lo hizo en sus mejores tiempos -y éste debería ser uno de sus legados- el genial Fernando Argenta, del que ahora se cumplen tres años de su desaparición, desde “Clásicos Populares”, lo que demuestra que, cuando hay pasión de por medio, y se sabe canalizar bien, el éxito viene detrás. ¿Argenta era un erudito? ¡Por supuesto que sí! Pero, ¿actuaba como un erudito? ¡Por supuesto que no, y éste fue su gran acierto: acomodarse al nivel de su público, instruirle sin que se supiera instruido. Ya sé que este programa, en el que no puedo olvidar la media naranja, Araceli González Campa, se emitía a través de la antigua Radio 1, hoy RNE. Pero su ejemplo sigue siendo válido hoy. Más que nunca.
Argenta utilizó la televisión y “El Conciertazo”, para seguir educando el
oído de los más pequeños. También el maestro Enrique García Asensio, desde el programa, factoría de TVE, “El Mundo de la Música”. Un esfuerzo que
caló en las generaciones de los hoy cincuentones y cuarentones… Pero las
generaciones siguientes se han quedado huérfanas de este apoyo didáctico y
educativo, tan imprescindible, tan necesario para el desarrollo de la
sensibilidad ante la música clásica. Y mientras tanto, el sistema educativo
español, en primaria, se empeña en hacer tocar la flauta a los niños (¿para qué?),
y hurtarles la transmisión de la pasión por escuchar música, mediatizada por
unos libros de texto que alejan del todo el fomento de la afición, frente a la
extensión de la obligación. ¡Qué falta hace que los profesores de música no sólo le echen oficio a su labor, sino también pasión contagiosa!
Martín Llade, con su audiolibro, en el estudio de Radio 3, donde fue entrevistado por Ángel Carmona, otro Premio Ondas, como él, en "Hoy empieza todo" |
Hay un evidente esfuerzo, palpable,
el que ha hecho en redes sociales, en Facebook y en Twitter, donde concentra el
25 por ciento de su audiencia (50.000 seguidores), un pequeño gran éxito. La
proyección que alcanza en estos escenarios virtuales Radio Clásica es algo que
tiene que ganarse con esfuerzo y dedicación. Pero Radio Clásica tiene que
seguir actualizándose, como una App. Y no debería descuidar al público infantil,
porque la radio tiene -algunos creen que la ha perdido- una evidente e
irrenunciable dimensión educativa, como la tuvo, insisto, “Clásicos Populares”. Deberían salir de los estudios y hacer
programas desde colegios, en los que la música y la radio fueran los
protagonistas. Matarían dos pájaros de un
tiro, como dice el dicho popular: instruirían en música y extenderían la
afición por la radio, esa ‘gran desconocida’ entre los niños y los jóvenes.
José Luis Pérez de Arteaga, un clásico en Radio Clásica, el Concierto de Año Nueva en Viena no sonaría igual sin su voz |
No defiendo trasladar el modelo
de la extinta Sinfo Radio a Radio Clásica, no tendría sentido. Pero sí recoger
parte de su espíritu, aquel que se refiere a la difusión de la música entre
los niveles más populares, además de a los melómanos
empedernidos, fieles seguidores de la emisora. Los podcast, ya disponibles,
también en Radio Clásica, permiten escuchar por ejemplo los relatos de Martín
Llade, en su “Sinfonía de la mañana”,
aunque han publicado un audiolibro recopilatorio de sus mejores
historias, para los oyentes que prefieren tener su música preferida en un CD,
una rara avis dentro de cuatro días. Como
digo, los podcast constituyen también un soporte de una extraordinaria validez
para extender la labor, encomiable, de Radio Clásica. Pero todavía le queda
recorrido por delante.
Martín Llade ha recibido un
Premio Ondas por su labor. El galardón le ha conferido una evidente notoriedad,
a él, a su programa y, cómo no, a Radio Clásica, la emisora pública que le
acoge cada mañana de 8 a 9 horas. Ojalá fuéramos un país como Alemania, o
Austria, en los que un improvisado cuarteto de cuerda interpretando a Beethoven
en una plaza cualquiera atrae tanta gente como aquí un buen espectáculo callejero.
Ojalá nos gustara un poquito menos el fútbol y un poquito más la música clásica;
aunque un amigo mío, forofo de ambas disciplinas, no se cansa de defender su
compatibilidad. Por eso le decimos que es ‘un raro’.
Martín Llade (de pie) encabeza con el Ondas la nueva generación de comunicadores de Radio Clásica. En la foto, de 2013, junto a Diego Requena, ya fuera de la emisora desde hace unos meses |
Este país necesita un Fernando
Argenta, tal vez Llade podría recoger su testigo; conocimientos, habilidades y
pasión no le faltan, pero habría que arroparle y encauzar su labor, no sólo
cultural, sino también social. Radio Clásica tiene los mimbres necesarios como
para avanzar, siendo coherente con su naturaleza, pero haciéndola evolucionar,
y enriquecer la sensibilidad de las futuras generaciones de españoles interesándola
más por la música clásica. Muchos de quienes amamos la radio profundamente,
somos unos grandes deudores de la soberbia labor desarrollada por Fernando Argenta
en RNE. ¡Viva Mozart, Aupa Donosti, Viva la zarzuela! Lo suscribo, punto por
punto. Y ¡Viva Radio Clásica!
Discrepo diametralmente. Radio clásica no debe ser nunca Clásicos Populares. Lo que habría que hacer es programar más Clásicos Populares en todas las radios generalistas, públicas nacionales y autonómicas y privadas. Pero Radio C. no es una radio generalista ni desde luego infantil; es, o era, el "santuario" donde encontrar música del mejor presentada y a veces hasta explicada al mejor nivel.
ResponderEliminarLa industria pop se nutre de la estupidez: productos fáciles de producir y de consumir hasta por el individuo más limitado del grupo al que va destinado, por eso nunca debe ser exigente hacia el consumidor; es la Coca Cola de la música, no el Vega Sicilia, ¿entiende? A la música clásica la define mejor un segundo nombre que le dan en el mundo anglosajón, "Art Music", Música de arte, artística, y el arte es lo más opuesto al pop que pueda haber. Así que no, no hay que vulgarizar la música clásica para divulgarla. ¿Qué hay que buscar fórmulas mejores de divulgación? De acuerdo, pero nunca vulgarizarla.
El "pueblo" también tiene que hacer su parte del esfuerzo. Repito, esto no es pop, para apreciar un quinteto de Schumann, o una fuga de Bach, o la "Novena", hay que oírlas varias veces, y con atención, oyendo todas las melodías, ritmos, acordes, las ideas musicales, por separado en la cabeza, para entender cómo se relacionan y qué sentido tiene la pieza. ¿Conoce esa serie documental que se llama Desmontando la ciudad? Pues lo mismo: desmontar la música en nuestra cabeza para volver a montarla, ahora sí, entendiéndola. No es nada nuevo en realidad, es lo que todos de niños hemos hecho cuando destripábamos nuestros juguetes y los volvíamos a montar, y a partir de entonces sabíamos cómo funcionaban. Esa "deconstrucción/reconstrucción" es lo que permite apreciar la música, y para eso, hay que esforzar la oreja y sobre todo la mente. Impensable para el oyente de pop. No, los métodos de difusión del pop NUNCA deben ser los del arte.
No se trata de cerrarse en la "élite" melómana (trabajo vendiendo pisos, por cierto, y no tengo ningún estudio musical seerio, sólo leccioncillas y manuales bajados de Internet y ratos libres en mi guitarra española. Ya ve cuánto formo parte de una "élite", eh?), el arte siempre ha estado abierto a todos, son esos todos los que tienen que dar el pasito para subir un escalón en su nivel musical, no los que ya hemos aprendido a escuchar los que tenemos que volver a descender. No se trata de empeorarnos sino de mejorarlos a ellos. Platón no volvía a la caverna para quedarse en ella sino para sacar a la gente de allí. ¿Una Radio Clásica "popificada"? No, gracias.
Y lo malo es que parte de esta nueva generación de trabajadores de Radio C parece que sí quiere esa vulgarización y está "idiotizando" la emisora. ¡Pero si hay gente que no sabe ni hablar! Una presentadora dijo hace unas semanas "Johann 'guolgan' 'ban' 'goete'", literal; y estoy harto de oír cosas como "el treinta festival..." (en la tele, donde para trabajar parece que hay que haber ganado un concurso de paletos, pues pase, pero en Radio C?). Otro, hace unos meses va y suelta, con un par, "Preludio en C". Entiendo que no todos los profesionales de Radio C tienen por qué tener formación musical superior, pero los locutores sí, al menos la elemental, saber que C en español es Do, exactamente igual que a un periodista científico o económico se lesexige una formación científica o económica básica, y obviamente una cultura general presentable, saber que la lengua alemana no es la inglesa, leches! y que tienen que consultar a otros compañeros o al departamento oportuno cómo se pronuncian las cosas de una manera pasable y no parecer un analfabeto sacado de una pandilla urbana.
Pero el ínfimo nivel cultural de algunos presentadores no es lo peor. Lo peor es el bajón de calidad de la programación. Se podrán tener querencias por tales autores, estilos, épocas... Bien, (Sigo en otro comentario)
... Bien, pero esto es Radio Clásica, no Radiolé ni los 40 principales ni Radio 3. No se puede programar música pop orquestada, bandas sonoras o música New Age como si fuese música artística. Qué va a ser lo próximo, Las Grecas o John Cobra adaptados para cuarteto de cuerda porque así se gana audiencia?
ResponderEliminarEl mencionado Jon Bandrés la mitad de las veces programa, citando a cierto conocido del conservatorio, "música maricona", con perdón, esto es, música "moñas", casi siempre de cantantes franceses o de musicales y películas americanas; otra vez puso unas cosas infumables de un tipo que es productor de Amancio Prada y otra gente "viejuna" y casposa similar; otra vez a un tipo hablando en francés (hablando, hablando, ni un segundo de música. Parecía un recital de poesía, o quizá un monólogo literario) durante toda la hora que dura el programa y se fue al bar o a echar la siesta, o yo qué sé. Los domingos por la tarde hay un programa presentado a dúo de cuyo nombre no quiero acordarme en el que la mujer pone música de verdad y el tío la mitad de las veces pone gilip***eces con pretensiones que no se oyen ni en las radios pretenciosopoperas... Y podría seguir mencionando ejemplos que por desgracia no son en absoluto lo raro en RC.
Claro que está bien que haya sangre nueva, es necesario para evitar el anquilosamiento, pero juventud y estupidez nunca han sido sinónimos, no sé por qué ahora damos por hecho que sí. Hay gente joven y de mediana edad que está haciendo un estupendo trabajo, la mencionada Eva Sandoval me parece estupenda, por supuesto, el magnífico Arturo Reverter, que nos enseña a escuchar el canto, a saber por qué se dice que tal interpretación es buena y tal otra no lo es tanto, a poder ser críticos, eso que hace tanta falta en la vida, la capacidad de discriminación, de distinguir con conocimiento lo que tiene sustancia y lo que sólo la aparenta. Mención también para el magnífico Música y significado, del profesor de conservatorio Luis Ángel de Benito. Y qué decir de la trágica pérdida de P. de Arteaga, erudición, simpatía y amabilidad todo en uno.
Sí, señores, ESO es la buena radio musical, la que no se limita a poner una "canción tras otra", sino la que nos enseña casi sin que nos demos cuenta, a ENTENDER la música, unos de forma más por encima, otros más en profundidad, pero todos los buenos programas de RC nos enseñan algo, después de oírlos sabemos más. Para oír audios uno tras otro está Internet, Spotify, etc.
La gracia de RC era que era una emisora de música hecha por músicos (los musicólogos y los profesores de música también son músicos) y sin injerencias del "mercado", por ello tenía un nivel calidad seguramente inigualado por ninguna otra emisora del país; y lo verdaderamente grave es esa estupidización de la programación, ergo la adopción de una audiencia musicalmente estúpida. No vale todo para ganar audiencia. La música artística no busca triunfar en ventas, aquí cuenta la calidad, no la cantidad, por algo es artística. No hay derecho a estropearla, y con esta nueva generación de presentadores ignorantes y sin inteligencia musical (si hacemos caso a la teoría esa sobre los distintos tipos de inteligencia), que sólo necesitan que suene un violín para que piensen: "ah, mira, música 'clásica'" porque no tienen capacidad de discriminación artística, porque en realidad no han entendido nada, se están cargando una emisora que era una de esas pocas cosas en las que España podía dar lecciones a los países más avanzados del mundo. Haría falta una buena purga para eliminar los elementos vulgarizantes y recuperar un papel verdaderamente divulgador.
Me importa un bledo que mi vecino dominicano, que escucha reguetón no vaya a poner nunca Radio Clásica porque es "demasiado elitista". Si para que mi vecino la escuche hay que programas cada vez música más banal, que le den mucho a la audiencia. Lo siento.
Saludos.
* * * * *
EliminarMúsica clásica 'des-cafeinada' una y otra vez, hasta la desnaturalización. Música homeopática. Un completo sinsentido que conduce al desierto.
Compliments Marcos.
No interesa a nadie que uno vaya en metro o su niño desayune rápidamente. Sí interesa que se escuche mucha música buena. De la que no cambias de emisora.
ResponderEliminar