El periodista Javier Gallego publica 'El Grito en el cielo'
https://www.gorkazumeta.com/2016/12/el-periodista-javier-gallego-publica-el.html?m=0
Se trata de un poemario de denuncia social
"Cuando uno pone el grito en el cielo es porque lo que existe en la tierra le disgusta"
Una entrevista de Ana I. Bernal Triviño @anaisbernal para Publico.es. Madrid. La gran mayoría lo conoce como el locutor y periodista de ‘Carne Cruda’, su programa de radio que ha sobrevivido a múltiples adversidades. Pero Javier Gallego es, en el fondo, un artista. Que compone música y que escribe sobre lo que sufre muy dentro. En estos meses acumuló palabras de furia, amor e injusticia en su interior hasta que le desbordaron y se propuso gritarlas en un libro. El resultado es ‘El Grito en el cielo’ (Arrebato Libros), un conjunto de poemas con su propio estilo descarnado, pero también con el eco de los versos de García Lorca, Walt Whitman o Celaya. Un viaje donde aporta su visión más dura y fría del mundo, hasta llegar al centro del poeta, el más particular e íntimo. Cuarenta y tres poemas donde Gallego pone la lupa sobre lo invisible y lo silencioso para que no sólo sea leído, sino también sentir el dolor del grito y no quede en el olvido.
¿'El grito en el cielo' es un
rugido a la injusticia?
Es una protesta, una denuncia. Cuando uno pone el grito en el cielo es
porque lo que existe en la tierra le disgusta, y lanza gritos al cielo para que
sean escuchados. Y para que, como decía Celaya, se conviertan en actos en la
tierra. Una amiga me recordó que ese concepto aparecía en su poema. En
realidad, para este libro tenía una intención de hacer poesía como Celaya,
Hernández, Raúl Zurita o Gelman, que trataron la política e historia en poesía.
No es el periodismo más
inmediato, pero la primera parte del libro es una crónica del mundo, con
palabras muy duras.
Sí, es una crónica. Me costó encontrar las palabras. Buscaba palabras
duras, pero también palabras que permanecieran. No quería una poesía política
muy del momento, actual, y que dentro de unos meses no tuviese sentido. Quería
una poesía del mundo en el que vivimos en las últimas décadas, pero también el
que vamos a sufrir en las décadas venideras. De El grito pude
hacer casi unas treinta versiones porque no encontraba el resultado que quería.
Con la perspectiva que
proporciona el tiempo, ¿qué saca de positivo de sus despidos en RNE o la cadena
Ser?
Me ayudó a aprender y crecer. Me
obligó a buscar salidas que no conocía. Y me ha abierto los ojos en muchos
sentidos, para entender que el periodismo de compromiso social e independiente
requiere de mucho esfuerzo; pero es una satisfacción encontrar la libertad en
sí mismo. Los grandes medios me dieron ese altavoz para llegar a la gente, pero
hemos podido refundar en parte nuestra profesión precisamente con esos oyentes.
Y tomamos nosotros la palabra o la toman ellos. La única forma de avanzar es
hacerse dueño de la palabra.
De aquella etapa, ¿queda algo
que duela?
Portada del poemario |
Que te rechacen y te envíen al
paro, y de malos modos, cuando estaba bien hecho. Yo decía que el programa funcionaba
bien. Y me respondían que precisamente se quitaba por eso.
¿Por el mensaje?
Por un mensaje contrario a sus
principios. Como producto era un programa que funcionaba, pero mi mensaje era
incómodo. Me lo dijeron en la cadena SER: “Tú eres el anti-establishment y yo
soy el establishment”. También fue durísimo hacer un trabajo en una emisora
pública y que esa emisora ya no represente a todos, porque me molesta que
cualquier gobierno use la radio pública para hacer propaganda... Aún así, me
quedo más con la alegría que con el dolor. Ahora siento libertad. Ahora respiro
mejor. Y me falta pulmón para tanto aire que me entra.