La amenaza del 'pensamiento único'
https://www.gorkazumeta.com/2016/10/la-amenaza-del-pensamiento-unico.html?m=0
Los últimos despidos en la Cadena SER inspiran esta reflexión al autor
La dependencia económica se transforma en dependencia ideológica
- Es un pensamiento teledirigido desde los resortes del poder y del capital que intenta anular el sentido crítico de los ciudadanos y adocenarles en la indigencia intelectual
La SER ha sufrido el 'efecto dominó' de la dependencia financiera de Prisa (Fotografía CadenaSER.com) |
Respetando la voluntad de mi apreciado, y admirado, Fernando Berlín, periodista, honesto, y de casta, emprendedor y pionero en radio online, de no querer hacer “una cruzada” de su despido de la SER, hay una serie de aspectos nuevos que han ofrecido, en este capítulo, novedades reseñables y desde luego llamativas. No voy, por tanto, a personalizar en él los últimos acontecimientos; pero sin duda él es uno de los protagonistas.
La Cadena SER ya no es la que era. Supongo que este titular no habrá sorprendido a nadie a estas alturas del curso, pero es que cada día que avanza, y pese a su indudable poderío como empresa radiofónica y la enorme, e incontestable, valía de sus profesionales; amén de sus plausibles iniciativas y calidad de programas, la SER baja enteros, no sólo en la consideración general del actual paisaje de medios de comunicación, y de radios; sino, lo que resulta más preocupante, entre sus propios oyentes, los que lo siguen siendo -ante la falta de alternativa se quedan- y los que lo fueron -decidieron marcharse porque perdieron sus referentes-:
@radiocable @gzumeta Sangría continuada de despidos en los últimos años. Y como la SER me ha dejado sin referencias radiofónicas, me he ido— Felix (@kurruku) 5 de septiembre de 2016
Esa falta de referentes, a la que alude el tuit anterior, se suma al camino incierto que está recorriendo esta casa, otrora líder no sólo en audiencia, sino en militancia ideológica progresista, muy afín en otros tiempos al Partido Socialista de su primer presidente en Moncloa, tanto que la amistad entre Felipe González y Jesús de Polanco era más que estrecha, proverbial, incluso que su complementario, Alfonso Guerra, era el que filtraba el contenido de los Consejos de Ministros al empresario. La vinculación de Prisa con el PSOE era vox pópuli, aunque yo no viví nunca en primera persona directrices en uno u otro sentido, y me sentí libre en el ejercicio de mi obligación, eso sí, provisto lógicamente del sentido común de ser consciente de dónde estaba trabajando.
Los recientes despidos de los periodistas, y contertulios, Antonio Naranjo, Fernando Berlín o Manuel Rico, todos ellos colaboradores (por tanto autónomos, trabajadores por cuenta propia), se suman a las más de doscientas salidas de profesionales de Prisa Radio durante los años duros de la crisis económica (en este caso la gran mayoría formaba parte de la nómina de la SER). Las comparaciones, como afirmaba en Twitter hace unos días, son casi siempre injustas y, desde luego, cada salida es un drama personal. El despido de más de 200 profesionales de la SER ha provocado, decir lo contrario es mentir, una descapitalización de talento para la casa, percibida claramente por los oyentes, y una desorientación (además de desmotivación) para los que quedan allí trabajando. Uno de los últimos en marcharse, José Ramón de la Morena, a Onda Cero, lo afirmó claramente, y sin ambages, en su primer programa en la cadena verde: “Me quedan los recuerdos, pero no mucho más. Lo que soy se lo debo a esa casa, pero ya no tengo tan claro cuál es la bandera ni el credo de esa casa, y no lo digo como justificación, pero insisto que ha habido tantos cambios y tantos vaivenes que yo estaba desorientado”.
Un libro de memorias en el que ocupan mucho espacio las relaciones poder-prensa |
Y De la Morena no es el único que ha percibido esta situación. Se palpa dentro y fuera de la casa. Lo que necesitan quienes siguen ejerciendo la profesión más bella del mundo bajo la marca SER es estabilidad. Y ésta no parece llegar. La salida de los contertulios se puede entender, como afirmaba el propio Fernando Berlín, en que han sido despedidos los periodistas menos manipulables, los que no se dejan influir por las directrices o pautas emanadas de Prisa y sus estrategias empresariales, tan necesitadas hoy en día de apoyo financiero sólido para poder superar la deuda que, si bien se ha reducido, sigue dejándoles en manos de los financiadores; es decir, de los bancos. Si le damos la vuelta a ese argumento de Berlín -ya sé que él no lo afirma de manera tan contundente- podríamos establecer la correspondencia de que los contertulios que quedan sí atienden a las razones e intereses de Prisa, son más dóciles que ellos y más flexibles en sus planteamientos. Y Berlín continúa: “No es una censura exclusivamente ideológica, pesan muchas cosas aquí. Resulta paradójico que la empresa que me dio un Ondas por Radiocable considere ahora que resulto incómodo. Y que un equipo como el de ‘Hoy por Hoy’, que cuesta cinco a seis millones de euros al año, considere competencia a un tipo que hace un programa desde el garaje de su casa en pijama. No han entendido que la opinión ya no se gobierna, ni la posición de los oyentes”. Sobre la derechización de la Cadena SER, y su escoramiento ideológico forzado por la dependencia financiera de los grandes bancos, que controlan su deuda, el director de “Radiocable” también reflexiona, sin tapujos: “a nadie se le oculta que la línea editorial de PRISA y la mía era cada vez más distante, basta escuchar las tertulias desde hace dos años”.
Pero, recogido este cambio de rumbo, apuntado no sólo por el propio Berlín -a quien estoy seguro no mueve el rencor-, sino también por gran parte de los oyentes de la cadena radiofónica de Prisa, hay otro elemento que concurre que me ha llamado poderosamente la atención, y que no tiene precedentes, que yo recuerde, y es la publicación de un comunicado, por parte de la dirección de la SER, para neutralizar las acusaciones que ha lanzado Fernando Berlín y apaciguar la tormenta mediática generada en redes sociales.
El periodista Fernando Berlín en una de sus intervenciones en La Sexta |
Dice la SER: “Desde algunas tribunas y en redes sociales se ha acusado sin fundamento a la Cadena SER de atacar el pluralismo y la libertad de expresión por prescindir de alguno de sus colaboradores. También se han esgrimido supuestas razones ideológicas. Nada más lejos de la realidad. Como medio privado que es, la SER tiene el derecho y el compromiso de elegir a sus colaboradores o prescindir de ellos en función de criterios profesionales sin más presión que el compromiso con sus oyentes por ofrecerles la mejor radio”.
Y añaden detalles, por si hubiera dudas, para personalizar su comunicado en Fernando Berlín, cuando afirman: “Solo desde la ignorancia o la mala fe se puede afirmar que la SER vulnera la libertad de expresión por prescindir de colaboradores que no solo trabajan en otras plataformas informativas sino que, además, dirigen sus propios medios de comunicación. A la hora de elegir a sus colaboradores, la SER valora la exclusividad como un elemento de gran valor en un panorama saturado de tertulias informativas”. Alusión a Berlín en su calidad de pluriempleado (entre otros, sí, es cierto, de La Sexta, perteneciente al Grupo Atresmedia, con el que Juan Luis Cebrián, mandamás de Prisa, mantiene un contencioso “personal” por implicarle en los papeles de Panamá) y también en su calidad de director de Radiocable, una emisora online frente a Prisa Radio, David frente a Goliat. Desde luego, Berlín puede considerarse muy recompensado por constituir una ‘competencia’ tan poderosa de la SER. Pero su 'etiqueta' de periodista de izquierdas y, sobre todo, intuimos muchos, colaborador de 'La Sexta', le han marcado, y eliminado. Es completamente ilógica y, desde luego, desproporcionada, una batalla tan cruenta contra todos los medios que destaparon el escándalo de los papeles de Panamá.
Y añaden detalles, por si hubiera dudas, para personalizar su comunicado en Fernando Berlín, cuando afirman: “Solo desde la ignorancia o la mala fe se puede afirmar que la SER vulnera la libertad de expresión por prescindir de colaboradores que no solo trabajan en otras plataformas informativas sino que, además, dirigen sus propios medios de comunicación. A la hora de elegir a sus colaboradores, la SER valora la exclusividad como un elemento de gran valor en un panorama saturado de tertulias informativas”. Alusión a Berlín en su calidad de pluriempleado (entre otros, sí, es cierto, de La Sexta, perteneciente al Grupo Atresmedia, con el que Juan Luis Cebrián, mandamás de Prisa, mantiene un contencioso “personal” por implicarle en los papeles de Panamá) y también en su calidad de director de Radiocable, una emisora online frente a Prisa Radio, David frente a Goliat. Desde luego, Berlín puede considerarse muy recompensado por constituir una ‘competencia’ tan poderosa de la SER. Pero su 'etiqueta' de periodista de izquierdas y, sobre todo, intuimos muchos, colaborador de 'La Sexta', le han marcado, y eliminado. Es completamente ilógica y, desde luego, desproporcionada, una batalla tan cruenta contra todos los medios que destaparon el escándalo de los papeles de Panamá.
Hay un aspecto en el que estoy absolutamente de acuerdo con el comunicado de la SER, surgido al socaire, y a remolque, de las reacciones provocadas, en redes sociales, al despido de Fernando Berlín. Y es que la cadena de Prisa tiene perfecto derecho a contratar y a prescindir a quien considere oportuno, siempre con el objetivo de ofrecer “la mejor radio”. Éste es el auténtico problema, que la SER ya no ofrece la mejor radio, por mucho que el EGM se empeñe en certificar que sigue siendo el líder. Y, es curioso, el criterio de los oyentes de la SER, que durante tantos años han contribuido a reforzar con profesionalidad desde la antena, se ha ido descafeinando en el mismo lugar en que nació. Por eso no es extraño escuchar a De la Morena, cuando afirma: “Las circunstancias de la Cadena SER son diferentes, como saben los que allí han quedado, la crisis ha hecho estragos, en la SER y en otras empresas, pero en la SER también han hecho estragos otros errores que se han cometido”.
Manuel Rico (Twitter) |
“¿Cómo hemos llegado hasta aquí?” -se responde el propio Manuel Rico-. Pues muy sencillo: somos responsables los editores, directivos de medios y lectores que afirmamos ser de izquierdas, que denunciamos la situación mediática, que nos llenamos la boca con la importancia de la libertad de prensa y que no hemos sabido o querido crear, defender o apoyar medios que reflejen esa visión del mundo (pudiendo hacerlo, claro)”.
Lamentablemente, nos enfrentamos a un panorama en que la independencia de los medios está seriamente comprometida. Incluida la del poderosísimo, en otro tiempo, Grupo Prisa, cuyos designios no los marcan quienes presumiblemente lo dirigen, incluido el torpe y maquiavélico Cebrián, sino los bancos que aguardan, casi como buitres, la devolución del hasta el último euro de su dinero prestado, y en ese camino amargo de créditos y refinanciaciones, tan enrevesado como imprescindible, van tejiendo una tupida red de influencias para favorecer sus intereses y los del poder que representan (los grandes capitales, en romance permanente con el poder ejercido). Ningún medio puede alardear de independiente si su financiación no lo es. Resulta sorprendente el tono inquisitorial del reciente Editorial de El País contra el ya ex Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, que el ex ministro Josep Borrell denunció en la propia Cadena SER, diciendo: "El Grupo Prisa no puede cesar a Sánchez". Pero las amistades de Cebrián con la 'vieja guardia' siguen marcando pautas y respondiendo a compromisos...
Lamentablemente, nos enfrentamos a un panorama en que la independencia de los medios está seriamente comprometida. Incluida la del poderosísimo, en otro tiempo, Grupo Prisa, cuyos designios no los marcan quienes presumiblemente lo dirigen, incluido el torpe y maquiavélico Cebrián, sino los bancos que aguardan, casi como buitres, la devolución del hasta el último euro de su dinero prestado, y en ese camino amargo de créditos y refinanciaciones, tan enrevesado como imprescindible, van tejiendo una tupida red de influencias para favorecer sus intereses y los del poder que representan (los grandes capitales, en romance permanente con el poder ejercido). Ningún medio puede alardear de independiente si su financiación no lo es. Resulta sorprendente el tono inquisitorial del reciente Editorial de El País contra el ya ex Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, que el ex ministro Josep Borrell denunció en la propia Cadena SER, diciendo: "El Grupo Prisa no puede cesar a Sánchez". Pero las amistades de Cebrián con la 'vieja guardia' siguen marcando pautas y respondiendo a compromisos...
Por eso, como apunta el propio Manuel Rico, otro de los despedidos, tenemos que ir pensando en que el modelo de la prensa libre e independiente -que parece ha muerto en el papel y sobrevive solo en formato digital- no puede quedar en manos del capital, que tiene siempre el mismo color ideológico. Rico apunta “apoyen, en la medida de sus posibilidades, a los medios cuya independencia quieran preservar. El éxito de la manifestación dependerá del número de manifestantes, no de quienes aplauden desde las ventanas”.
Si continuamos creyendo en este modelo, regresaremos, sin que nadie pueda impedirlo, al ‘pensamiento único’ de Schopenhauer, actualizado hace una década por el periodista Ignacio Ramonet, un pensamiento teledirigido desde los resortes del poder y del capital que intenta estratégicamente uniformar y anular el sentido crítico de los ciudadanos y adocenarles en la indigencia intelectual.
Una enorme amenaza a la democracia |