Cuando la radio fue el único medio que no cobraba por su contenido
https://www.gorkazumeta.com/2016/10/cuando-la-radio-fue-el-unico-medio-que.html
Un post de Sergio Parra en Yorokobu.es
Y cuando nadie le encontraba demasiada utilidad
Confieso que, desde hace aproximadamente dos años, nunca más
he vuelto a escuchar la radio (de la televisión me deshice hace aproximadamente
el doble de tiempo). Yo, que era un adicto a las ondas hercianas, que las usaba
como banda sonora de fondo mientras trabajaba o viajaba, que la usaba para
acompañarme en las noches insomnes, apagué el receptor y nunca más lo
he vuelto a encender.
La radio formaba parte intrínseca del mobiliario doméstico (Pixabay) |
Maticemos: escucho decenas de horas de radio a la semana (y
de televisión), pero no por los cauces tradicionales. Lo que hago es
descargarme podcast (o
películas y series), y generalmente ni siquiera son podcast comerciales o
procedentes de emisiones de radio, sino podcast producidos por aficionados, por
tipos que dedican parte de su tiempo en hacerlos realidad, como ocurre con
muchos blogs. O Wikipedia. Por ejemplo, soy un fiel seguidor de La óbita de Endor, y
particularmente del coronel
Kurtz.
Sonará esto a esnobista insoportable o simplemente a típico Épater
le bourgeois que uno pone en un artículo para incentivar la lectura.
Pero no es así. Mi declaración de intenciones es verdadera, y se debe única y
exclusivamente a una cosa: huir de la publicidad; la cada vez más
ubicua, machacona, repetitiva, zombi publicidad (que irónicamente cada
vez resulta menos eficaz). Por eso escucho podcast: porque lo hago
cuando quiero, sobre temas marginales que no resultan rentables económicamente
y, por tanto, sin continuas interrupciones publicitarias.
Pero, ay, hubo un tiempo en que la radio, la tradicional, la
de toda la vida, fue como el podcast. Un tiempo donde el negocio
herciano estaba mal visto y la publicidad fue considerada anatema. Hace
casi un siglo, la radio era lo más parecido a lo que hoy en día es un podcast.
El miedo a la radio
El primer sistema práctico de comunicación mediante ondas de
radio fue diseñado por Guillermo Marconi, emitiendo por primera vez
una onda transatlántica en 1901 (aunque en realidad el invento fuera robado a Nikola
Tesla). El físico y matemático británico Lord Kelvin, no
obstante, dijo que la radio no tenía ningún futuro.
Al principio, en efecto, nadie apostó por la radio. Las
empresas fabricaban los receptores de radio, pero sin preocuparse demasiado si
más tarde la radio tendría audiencia o si existirían programas interesantes que
radiar. De hecho, la única programación disponible en 1919, a través de la Radio
Corporation of America (RCA), era tan aburrida que nadie se interesaba
por ella.
Sin embargo, poco a poco empezó a explotarse la idea de que
se podía radiar una noticia incluso en directo, en el mismo momento que se
estaba produciendo, y ello funcionó como gancho para los primeros
oyentes.
También se organizó la retransmisión del combate final entre Dempsey y Carpentier,
dos boxeadores de la época, el 2 de julio de 1921. Para que el público
potencial advirtiera las posibilidades de la radio, se instalaron altavoces en
varios puntos estratégicos de las calles. Así, por ejemplo, miles de oyentes se
arremolinaron en Times Square, cerca de los altavoces, para disfrutar de aquel
combate a distancia y en tiempo real.
Se pasó de que sólo un hogar de cada 500 tuviera radio a un
hogar de cada 20. Era la primera vez en la historia que un producto de consumo
proliferaba y se aceptaba universalmente a tamaña velocidad.
El autor |
La radio, en efecto, era como el internet de la época. Y
también suscitó reservas
muy similares a las que generó la Red en sus inicios: que la radio no
disponía de suficientes periodistas para mantener los estándares de calidad de
la prensa escrita, que estaba afectando negativamente a las ventas de
periódicos, y que violaba la ley de propiedad intelectual.