“El Transistor” de De la Morena impone su horario
https://www.gorkazumeta.com/2016/08/el-transistor-de-de-la-morena-impone-su_47.html
Nueva Temporada de radio 2016-2017
El inmovilismo sigue siendo la noticia
- "Herrera sigue demostrando que va a contracorriente y que hace y deshace según su conveniencia"
- La Cope sigue mirándose en el espejo de la SER, a la que pretende superar
- Herrera firmó con Cope con fecha de caducidad, pero los obispos intentarán retenerle
- Las personas cambian; las situaciones evolucionan; los profesionales –y los oyentes- envejecen y los formatos se queman
- El primer gran objetivo de De la Morena es igualar los números de Cope y, a partir de aquí, si lo logra, intentar tocarle la oreja a “El Larguero”
- RNE no sabe rentabilizar a los desencantados y ajenos a los deportes
- Si los cambios de la radio española consisten en que las voces de hace 20 años cambian de marca, vamos ‘apañaos’.
Pensaba comenzar esta reflexión con la frase “La temporada de radio 2016-2017 se presenta, a priori, bastante interesante”. Pero he conseguido frenarme, autoexigiéndome un poco más de rigor. ¿Cuándo no lo está? podría contraargumentar. Pero en esta ocasión sí que es cierto que el paisaje ha cambiado un poco. Si la temporada pasada cambiaron “las mañanas de la radio española”, con el “trasvase Herrera”, de Onda Cero a Cope; en ésta, que está próxima a comenzar, han cambiado “las noches”.
José Ramón de la Morena ha impuesto su horario al resto de competidores (Fotografía Onda Cero) |
De entrada, y pese a que durante los tres meses del verano el EGM descansa, Carlos Herrera no ha desaparecido del todo en la cadena de los obispos. Ha mantenido su presencia, como tenía acostumbrados a sus oyentes en Onda Cero, con sus apariciones inesperadas y estelares desde los polígonos, y hasta desde un barco este verano, sin perder ocasión de criticar el parón político en que nos encontramos, repartiendo estopa a diestra y siniestra. Su Camino de Santiago de este año, ya tradicional también, le hizo ausentarse de la antena cuando sus competidores seguían al frente y regresó cuando sus compañeros de otras cadenas estaban haciendo sus maletas de vacaciones. Herrera sigue demostrando que va a contracorriente y que hace y deshace según su conveniencia, asimilada y permitida por sus jefes, en este caso de Cope. La gran ventaja de esta estrategia no es otra que mantener viva la llama de su presencia en la antena y, sobre todo, el nombre de su estela.
La temporada 2016-2017 se presenta por tanto, en lo que a sus mañanas se refiere –el prime time- con la misma expectación de siempre, revitalizada por la pretendida por algunos guerra de audiencias SER-Cope, que en realidad no lo es tanto. Hay incluso medios que parecen disfrutar extendiendo la idea de que todos los periodistas que compiten entre sí, desde diferentes marcas, están enfrentados, a cara de perro, entre sí; cuando no es cierto. Herrera y Alsina se llevaban razonablemente bien en Onda Cero, se respetaban, y la relación no ha cambiado con la distancia. Me consta que Herrera se lleva bien con Pepa Bueno y Alfredo Menéndez ha manifestado reiteradamente su admiración por el almeriense, como no podía ser de otra forma, dicho sea de paso. Hay competencia entre ellos, pero no existe enfrentamiento personal, pese a que a algunos les gustaría para alimentar el morbo y multiplicar sus clics.
Manu Carreño y Dani Garrido, en su estreno del pasado domingo 21 de agosto (Fotografía CadenaSER.com) |
Con las mañanas en la palestra, las noches también han cambiado de aspecto, con otro baile de nombres y de equipos. José Ramón de la Morena decidió marcharse porque en la SER ya no le querían, y se ha inventado “El Transistor”, entresacado de la letra de la canción de Benito Moreno que sí consiguió llevarse de “El Larguero”, aunque no el nombre del programa, que registró la SER en su día, pero no él. Ahora no ha querido caer en el mismo error, y el título de su nuevo programa es de su propiedad, y lo registró allá por el mes de abril. Eso de “amigos para siempre”, va a ser que no. Pero es lógico. Las personas cambian, las situaciones evolucionan, los profesionales –y los oyentes- envejecen y los formatos se queman…
El caso es que este nuevo José Ramón de la Morena vestido del verde corporativo de Onda Cero le va a dar un revolcón a las noches de la radio deportiva española. La cadena de radio de Atresmedia, ya lo comenté en su día, necesitaba de la repercusión mediática de este fichaje de relumbrón, y lo van a aprovechar (ya lo están haciendo). De entrada, Joserra ya ha dicho que “El Transistor” comenzará media hora antes de la medianoche, pero no es, como he leído, porque quiera regresar antes a su querido Brunete. Éste es un efecto colateral. Su interés real es propinar una patada a la competencia: Juanma Castaño en la Cope y Manu Carreño en la SER.
RNE prefiere seguir al margen de esta pelea, que no le ha dado muchos beneficios, pero tampoco la cadena pública es capaz de ofrecer una alternativa sólida, apoyada en una buena producción y amplitud de medios con un programa que intente captar a los miles de oyentes a los que el deporte no nos atrae lo más mínimo. El “Loco de la Colina” competía con García, y reunía cada noche una audiencia más que respetable… De la Morena quiere empezar treinta minutos antes que la competencia, y enganchar a los oyentes. También podría entenderse este cambio de horario en la parrilla, inducido por el periodista madrileño, como una prueba de su falta de confianza en sí mismo, que duda de que sea capaz de competir en igualdad de condiciones con sus colegas de otras cadenas. Sin embargo, la estrategia ya ha conseguido que la competencia vaya a remolque y que se mueva al son de una decisión de Joserra: la Cope, así lo ha anunciado, también iniciará “El Partidazo” a la misma hora. Ya está Juan Pablo Colmenarejo haciendo sus números, recortando secciones y reajustando sus relojes de contenidos por la Gracia de José Ramón de la Morena.
Juanma Castaño conoce bien a Joserra. Trabajó con él, y lo sufrió. Sabe de su nivel de exigencia y de sus artes. Y sabe que no perderá oportunidad de atizar (profesionalmente hablando) allá donde pueda. Su poder e influencia son incuestionables. Su predicamento, aunque tocado, sigue siendo fuerte. Pero su derecho de pernada (entiéndase, de exclusivas) se ha resentido porque ya no trabaja en la cadena líder de audiencia, sino en la tercera del ranquin. Él mismo reconoció en varias ocasiones que trabajar para el líder redobla la repercusión. Esto es lo que le quitará el sueño: en realidad su primer gran objetivo es igualar los números de Cope y, a partir de aquí, si lo logra, intentar tocarle la oreja a “El Larguero”.
La Cope ha ido desgranando mediáticamente sus novedades durante el verano, con cuentagotas: nuevo presentador, nuevo equipo, nuevo horario, fichajes… Todo con la intención de neutralizar el “efecto De la Morena” que, me atrevo a decir, se irá amortiguando por sí solo. El día a día es lo que tiene. Pero los cañonazos ya se han disparado. Sabemos quiénes son y desde dónde hablarán. A partir de aquí el ‘efecto sorpresa” se irá recolocando, o descafeinando. Joserra quiere empezar tranquilo. Por eso su presentación oficial se realizará entrado el mes de septiembre, en contra de la tradición.
¿Y qué dice el líder? Algunos confidenciales a los que la cadena de radio de Prisa no les cae muy bien, no han hecho más que subrayar el aparente caos que reinaba en Gran Vía 32, donde Manu Carreño –mantienen- no aparecía (no volvía de sus vacaciones, decían), no se sabía nada del programa, y además, “El Larguero” todavía –repetían insaciablemente- no tenía aún sintonía. La SER no había movido ficha en las últimas semanas, porque prefería (estaba claro) que el enemigo se desgastara solo. No nos olvidemos de que la SER es el líder desde hace muchos años y, aunque esto no es garantía de continuidad del título de por vida, sí que es cierto que el poderío con que cuenta está a prueba incluso de sus propios profesionales. Si la SER está por encima de sus directivos, algunos de los cuales han cometido en los últimos años (y también en otros tiempos) clamorosos errores, también lo está por encima de sus profesionales. Nadie es imprescindible, ni quiera Gabilondo, como se demostró. Manu Carreño -y antes Dani Garrido- se estrenaron (¡y adelantaron!) el fin de semana pasado. Carreño, tras un largo, y previsible, capítulo de agradecimientos, comenzó "El Larguero" con un tono demasiado alto (casi de retransmisión deportiva) que confío vaya rebajando poco a poco porque sería insoportable, durante la noche, mantener una tensión de ese calibre. En el tono intimista, en corto, Joserra es muy bueno... Ofrecerá un buen programa de radio deportiva. Gustará más o menos en función, lógicamente, de las simpatías o antipatías que provoque el conductor. Pero esto también le ocurrió a Joserra, que fue perdiendo oyentes progresivamente, hasta el punto de que la SER, que fue la que le encumbró, decidió prescindir de él y darle una vuelta de tuerca a “El Larguero”, que fue, precisamente, el invento del propio Joserra. Si alguien cree que la SER va a dejar en manos de la improvisación un programa como éste, es que no sabe nada de radio, o persigue otros objetivos más innobles.
Lo cierto es que, en este mes de septiembre, la SER, con Manu Carreño a la cabeza, parte como favorito, si nos atenemos a datos del EGM. Pero está claro que el nombre de José Ramón de la Morena es suficiente reclamo por sí solo como para atraer, previsiblemente, a miles de sus oyentes. ¿Qué ocurrirá en el EGM? ¿Quién lo sabe? Si un experto del prestigio de Luis Oz, de El Mundo, se equivocó en el “vuelco Herrera” de la tercera ola del EGM de 2015, con ese trasvase de casi un millón de oyentes de Onda Cero a Cope, en tan solo una oleada, trasvase tan rotundo que ninguno supimos prever con tanta contundencia (era impensable, por eso se considera un ‘hito’ en el EGM), ahora podría ocurrir cualquier cosa.
Lo cierto es que, en este mes de septiembre, la SER, con Manu Carreño a la cabeza, parte como favorito, si nos atenemos a datos del EGM. Pero está claro que el nombre de José Ramón de la Morena es suficiente reclamo por sí solo como para atraer, previsiblemente, a miles de sus oyentes. ¿Qué ocurrirá en el EGM? ¿Quién lo sabe? Si un experto del prestigio de Luis Oz, de El Mundo, se equivocó en el “vuelco Herrera” de la tercera ola del EGM de 2015, con ese trasvase de casi un millón de oyentes de Onda Cero a Cope, en tan solo una oleada, trasvase tan rotundo que ninguno supimos prever con tanta contundencia (era impensable, por eso se considera un ‘hito’ en el EGM), ahora podría ocurrir cualquier cosa.
¿Qué nos dice la lógica? Que “El Larguero” va a perder muchos seguidores, pero no tantos como para perder el liderazgo, salvo que lo haga rematadamente mal Carreño, algo que no se contempla. Que Onda Cero probablemente ha hecho bien en fichar a Joserra; aunque, por mucho que quieran venderlo como una apuesta a futuro o regeneración, en realidad lo que ofrece es una fórmula repetida y en declive, si tomamos el EGM, de nuevo, como referencia (es la única ‘oficial’) de resultados. Pero todavía conserva un indudable atractivo para sus seguidores. Hay otro elemento a favor de Onda Cero frente a Cope, y es que en los oyentes de la SER provoca menor ‘efecto rechazo’ que la cadena de radio de los obispos. Un punto, importante, a favor de la cadena verde. En cuanto a la Cope, con un equipo surgido también de la SER, jugará sus bazas, que son muchas, empezando por las cabezas del cartel deportivo de la cadena, de un prestigio histórico y trayectoria irrefutables. Han cerrado “El Partido de las 12”, de Joseba Larrañaga (al guipuzcoano le han trasladado al fin de semana) y han abierto “El Partidazo”, de las 11:30, con Juanma Castaño. Al principio, según se filtró, Manu Carreño iba a acompañarle en este proyecto, pero el vallisoletano decidió finalmente aceptar la oferta, intuimos más sustanciosa, de la SER. Otro aspecto más que previsible es la guerra de exclusivas en la que van a entrar, que se prevé encarnizada. Volverán a repetirse, seguro, situaciones como las pasadas, en las que varias cadenas anunciaban exclusivas paralelas con entrevistas a personajes de actualidad: una la ofrecía en directo y otra lo había grabado antes. Ambas eran exclusivas, pero…
En definitiva, la radio española ha vuelto a cambiar su paisaje. Si en 2015-2016 fueron las mañanas, en ésta le ha tocado el turno a las noches. Pero si los grandes cambios de la radio española “convencional”, y entrecomillo el término porque en esta ocasión sí se ajusta a lo que pretendo argumentar, consisten en que las voces más destacadas de la radio de hace veinte años se paseen de unas cadenas a otras, para seguir haciendo lo mismo, bajo una marca diferente, vamos ‘apañaos’. Si algo, en el fondo, caracteriza a la radio generalista española es el inmovilismo. De momento, parece funcionar.