La radio es la imagen en una pantalla
https://www.gorkazumeta.com/2016/07/la-radio-es-la-imagen-en-una-pantalla.html
Una reflexión del profesor de radio de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca
Luis Miguel Pedrero: "En el nuevo paradigma online, la radio primero se ve… y luego se escucha"
Invisible, fugaz e irreversible: durante más de un siglo la
radio ha sido producida, difundida y consumida en receptores específicos a
través de una tecnología –la distribución mediante ondas terrestres– que
condicionaba no sólo su lenguaje, sino todo un modelo de negocio basado en la
comercialización de la programación sonora. Los oyentes constituían
los únicos destinatarios, y la captación y fidelización de su escucha cimentaba
los hábitos, consumos e ingresos de la industria radiofónica.
La relación de los radioperadores y sus oyentes ha cambiado en el nuevo entorno online (Fotografía Pixabay) |
Pero la irrupción de Internet y su progresiva, expansiva e
inexorable convergencia sobre el ecosistema audiovisual han trastocado de forma
irreversible los paradigmas que sostenían el funcionamiento de la radio
analógica, cuyos operadores —en un principio reacios a asumir el enorme
potencial del entorno digital— afrontan la migración al nuevo escenario desde
una mezcla de exploración y experimentación. Parece innegable que el futuro de
la radio depende de su capacidad para reposicionar la marca analógica en el entorno online, para
atender a un oyente que ahora es usuario y, sobre todo, para redirigir el
contenido hacia la pantalla.
Sí, resulta sencillo concluir que el smartphone se ha erigido en el nuevo transistor,
pero las consecuencias derivadas de esta nueva relación entre emisores y
destinatarios van mucho más allá de un simple cambio de dispositivo: en los
móviles y tabletas la naturaleza del lenguaje radiofónico trasciende a su
dimensión sonora y se refuerza con el valor de lavisualización, la repetición y
la personalización. Semejantes prestaciones exigen del creador del
contenido sonoro un envoltorio complementario capaz de atraer y retener la
atención de quienes lo reciben entre los cada vez más diversos y seductores
estímulos audiovisuales que circulan masivamente por estos terminales.
Como ha sucedido y sucederá siempre, la clave del negocio
radiofónico ¡y la de cualquier otro vehículo comunicativo! Sigue siendo el
contenido, el qué. Pero su relevancia depende ahora también
del cómo: en las pantallas la radio irrumpe primero como imagen e
interpela desde la narrativa visual, de tal forma que el sonido deviene en
subsidiario de la apariencia con la que se presenta. Semejante evidencia
justifica cuantas iniciativas intenta explotar la radio para ramificarse por
entre las múltiples plataformas digitales en las que puede seguir “sonando”:
las aplicaciones para móviles acompañadas de alertas informativas o
recordatorios de una emisión; las fotografías, gráficos, gifs, vídeos o tarjetas
sonoras (audiogramas) incrustadas en Twitter; o las retransmisiones en
directo a través de Facebook que también se notifican previamente al usuario.
La traslación del negocio radiofónico offline a
su comercialización crossmedia (transistor, emisión web en directo y
a la carta, redes sociales y apps) impone el estimulante desafío de imaginar y
poner en práctica nuevas estrategias de creación y producción sonora adaptadas
a una cultura digital donde la radio primero se ve… y luego se escucha.