¿Por qué dejo de colaborar con la SER y los demás medios del Grupo PRISA?
https://www.gorkazumeta.com/2016/06/por-que-dejo-de-colaborar-con-la-ser-y.html
Una reflexión del periodista Èric Lluent (Barcelona, 1986)
"Aún nos queda orgullo"
Aprendí muchísimo más escuchando la SER durante mi adolescencia que en los decepcionantes años de universidad que
estuve en la Facultat de Ciències de la Comunicació de la Universitat Autònoma
de Barcelona. Con once o doce años estaba enganchado a "La Gramola" de Joaquín
Guzmán, en M80 Radio, también del Grupo PRISA. Más tarde, descubrí "Hora 25" con
Carlos Llamas y su tropa de tertulianos. Escuchaba sus voces desde la cama, en
la absoluta oscuridad, y aprendí con ellos qué era la crítica y también qué era
una línea roja en periodismo. Cuando hablaban del PP o de las guerras
promovidas por Occidente uno sentía pasión por el periodismo. Cuando se ponían
todos a criticar de forma uniforme a los movimientos independentistas de
Catalunya o del País Vasco, aunque muy joven por aquel entonces, ya me daba
cuenta de que algo pasaba, de que era realmente extraño que en ese tema todos
estuvieran de acuerdo cuando era obvio que los catalanes o los vascos también
tenían sus razones.
El periodista retrata la evolución del grupo de comunicación Prisa, y sus sensaciones personales |
Con los años, los ídolos dejan de ser ídolos
para convertirse en compañeros de profesión. El ejercicio del periodismo es un
campo de batalla en el que las luchas y el cuerpo a cuerpo para defender la
libertad de expresión y denunciar las injusticias que habitualmente se
silencian son constantes y desgastan más de lo que cualquier oyente, lector o
espectador pueda imaginar. A lo largo de mi carrera como periodista, que empecé
a los dieciséis (en 2002) en Ràdio Contrabanda y que me ha llevado a colaborar
con todo tipo de medios de comunicación locales, estatales e internacionales,
he descubierto que, hoy más que nunca, la independencia periodística es lo que
determina la calidad de los contenidos y, por lo tanto, la salud democrática de
una sociedad.
En 2012 empecé a colaborar con Ràdio Barcelona
semanalmente. Ya había hecho radio anteriormente, incluso dirigido y presentado
un programa diario en una radio local pero lo de entrar en Ràdio Barcelona
pensé que era la confirmación de que el esfuerzo y la pasión que le había
puesto al asunto habían valido la pena. Os podéis imaginar lo feliz que estaba.
Hacía radio en los mismos estudios a los que iba de adolescente a ver cómo se
hacía un directo. El olor de la planta -2 del edificio de la calle Caspe número
6. El color amarillo de los micrófonos. SER, en azul. Y el sentimiento de
empezar en una de las cunas del periodismo crítico de nuestros días (con muchos
matices, lo sé, pero hace quince años muy pocos dudaban de que la SER y El País
-ambos Grupo PRISA- fueran la referencia periodística del estado español).
En los estudios de Radio Barcelona (SER) |
A esto se le han sumado en los últimos
meses episodios que me han hecho replantear mi colaboración con los medios del
Grupo PRISA. Destaco tres entre muchos otros: la persecución visceral y el
ataque propagandístico continuado a Podemos desde los editoriales de El País,
el silencio sobre los mensajes del Rey Felipe y la Reina Leticia a su ‘compi
yogui’ imputado por las tarjetas black de Caja Madrid y el ataque de ira de
Juan Luis Cebrián a raíz de la publicación de unas informaciones que lo
vinculan con los papeles de Panamá. Cebrián ha echado de la SER al director de eldiario.es, uno
de los medios que publica la información sobre Cebrián, y ha forzado a sus
periodistas a no asistir a tertulias en medios como la Sexta o Antena3 (que
también publicaron la información). Hasta
aquí podíamos llegar, señor Cebrián.
Cebrián representa lo peor del sector
periodístico. La podredumbre de esta profesión. Los males de unos medios
controlados por la banca y en los que los periodistas somos títeres explotados
sin voz ni voto. Hasta aquí, Cebrián. Usted es una caricatura de todos los
males que afligen el periodismo hoy en día. Espero que también sea usted el
síntoma de la decadencia de un grupo que ha traicionado a sus periodistas y a
sus oyentes, lectores y telespectadores. Deseo con todo mi corazón que algún
día pueda volver a pisar Ràdio Barcelona o que me sienta orgulloso de publicar
en El País. Pero he tomado la decisión de no volver a hacerlo hasta que usted
deje el grupo y exista una alternativa en la que los periodistas y el
periodismo sean los protagonistas, y no sus intereses económicos o los de los
accionistas mayoritarios del grupo.
Hasta aquí, Cebrián, hasta aquí, que en la
profesión aún nos queda orgullo.
Èric Lluent, @ericlluent, periodista (Barcelona, 1986)