La prueba del taxista, por Jorge Eduardo Espinosa
https://www.gorkazumeta.com/2016/05/la-prueba-del-taxista.html?m=0
Los radiofonistas tienen la costumbre de
espiar qué elige el taxista en el dial de su radio
Reflexiones sobre la radio
- También te encuentras con los taxistas que saben más de radio que cualquiera
- Un taxista: ¿Ustedes se ponen de acuerdo en las emisoras de noticias para entrevistar siempre a los mismos personajes?
- Informar, además de investigar y dudar, es la esencia del periodismo
- Los periodistas deben encontrar otra manera de contar las noticias, de informar
LAS 2 ORILLAS. Colombia.
Por Jorge Eduardo Espinosa @espinosaradio. Cuando uno trabaja en
radio tiene la costumbre de subir a un
taxi y antes de saludar mirar el dial elegido por el conductor para aburrir,
entretener o acompañar a su pasajero. Puede pasar que por culpa del odioso
radioteléfono muchos de los amigos taxistas no oigan emisora ninguna. Es
sencillo, dicen: se estrellan los sonidos y el resultado es incomprensible.
Otras veces pasa que solamente oyen música, porque, dicen con razón, la
avalancha de malas noticias y crueldades les afecta el alma. Pero también te encuentras con los taxistas
—que son además multiplicadores de audiencia— que saben más de radio que cualquiera. Oyen noticias, cambian de
dial, critican a los periodistas y comparan lo que les dice el micrófono con lo
que ellos ven cada día en las calles. Un
taxista observador es un gran reportero.
Hay dos colectivos que son grandes consumidores de radio: los ciegos y, por supuesto, los taxistas (Fotografía Pixabay) |
El autor de esta reflexión |
Y claro. El
taxista, que tiene la razón del oyente, no solo dice una gran verdad, sino que
debería ponernos en modo reflexivo a quienes hacemos de la radio nuestra vida.
¿Qué nos dice la aguda pregunta del oyente? ¿Qué quiere decir que el señor se pregunte si las emisoras se ponen de
acuerdo cada mañana para entrevistar al mismo político que además dice siempre
y en cada dial las mismas cosas? ¿Caímos acaso en el incómodo lugar de
volvernos voceros de los políticos? No, me dirá un indignado colega, hay que
entrevistarlos a todos, pero hay que entrevistarlos bien. Sí, coincido, pero
pregunto ¿esas entrevistas con, por ejemplo, los ministros que cada mañana
hablan en las emisoras sirven al oyente del común, al que tiene una vida más
allá de la esquizofrenia noticiosa, para informarse? ¿Qué entiende el señor del
taxi cuando la ministra de Justicia de turno termina hablando de la “sala de consulta de la sala superior de la
judicatura y la inexiquibilidad del decreto 045 de 1998”? ¿Entiende algo?
Más aún, ¿le importa? No se trata, faltaba más, de dejar de dar las noticias
del día.
Informar, además de investigar
y dudar, es la esencia del periodismo. La cuestión es esta: ¿no hay otra
fórmula que la inventada por Yamid Amat
hace 30 años? Llevamos replicando un mismo modelo desde entonces. Las emisoras,
con las obvias diferencias en eso que llaman “la mesa de trabajo”, no ofrecen nada significativamente distinto.
Es por eso que, con razón, el oyente de la anécdota se pregunta si nosotros nos
ponemos de acuerdo para hacer una especie de ronda de entrevistas.
¿Cuál es la alternativa? Hay
ejemplos exitosos en el mundo. La NPR (National Public Radio), por
ejemplo, rara vez entrevista a los políticos de turno. No lo hace porque, entre
otras razones, personajes como el Fiscal o el Secretario de Estado no pierden
el tiempo hablando cada mañana en los micrófonos de las emisoras. Los periodistas deben encontrar otra manera
de contar las noticias, de informar. Y lo hacen exitosamente. Conocidas son las crónicas de la NPR que
obligan a sus oyentes a quedarse en el carro hasta que termine la historia
porque son tan buenas que no es posible apagar la radio. Esa experiencia
demuestra que no solo hay otros modelos radiales, sino que la radio debe ser
compañía. Si dejamos de ser compañía agradable, que informa y analiza, las
emisoras musicales seguirán ganando terreno.
Los políticos y sus declaraciones. La realidad española es gemela de la colombiana |
En Colombia hacemos buena radio,
seria, con penetración, que informa, pero ¿podemos hacer la experiencia radial
de noticias más agradable? Haga el ejercicio usted, si es oyente de radio, y
dedíquese a examinar las interminables entrevistas a ministros, procuradores,
fiscales y otros especímenes. Luego pregúntese ¿una vez terminada la entrevista
quedó usted realmente informado? ¿Dijo el entrevistado algo distinto al lugar
común de siempre, de cada gobierno, de cada interés particular? ¿Se aburrió de
la entrevista? Es posible que concluya que sí, que usted gusta de ese modelo
radial. Es posible que llegue a otra conclusión. Como sea vale la pena
preguntárselo, ¿o estaremos condenados a
ser notas al pie de la creación de otros?
Esta reflexión
está fechada en Colombia, el pasado 13 de agosto del año 2013. Han transcurrido
casi tres años y los argumentos siguen siendo totalmente válidos. ¿Hasta cuándo
seguiremos haciendo radio añeja?