El ‘etiquetado’ de los periodistas
https://www.gorkazumeta.com/2016/05/el-etiquetado-de-los-periodistas.html?m=0
Una reflexión sobre las
servidumbres, las máculas y la independencia de los periodistas
No es fácil ser independiente.
Nadie lo es, y menos quien lo propague a los cuatro vientos. Hay que desconfiar
de aquellos periodistas que enarbolan esta bandera gratuitamente, porque este ‘trapo
inmaculado’ no existe. Todos, periodistas, colectivos, empresas, toman postura
por una u otra opción y esta decisión les pasa luego, tarde o temprano,
factura. Ya se sabe que “el hombre es
esclavo de sus palabras, y dueño de sus silencios” y esta frase se la he
oído pronunciar más de una, y dos veces, a Iñaki
Gabilondo, referente en la profesión, que en estos últimos días ha recibido
un ataque furibundo a raíz de una
entrevista concedida al diario “El
Español”, no sólo de medios de la derecha, lo que tendría más o menos
sentido, en sí mismo, sino también de medios de la izquierda, por su actitud condescendiente ante lo
que está ocurriendo en Prisa, a raíz de los papeles de Panamá y, sobre todo, de
la reacción del Presidente de este grupo mediático, Juan Luis Cebrián, de prescindir de todos los colaboradores de La Sexta
y El Diario.es que han destapado la noticia.
Iñaki Gabilondo (Fotografía CadenaSER.com) |
El propio Iñaki no cree en la
independencia. Pero sí en la honestidad. Siempre que puede defiende este
concepto, como el más cercano a la independencia, bien entendido –como defendía
en el párrafo anterior- que este último concepto es inalcanzable, por
inexistente. Gabilondo ha sido muy criticado porque muchos entendían que el periodista estrella de Prisa Radio, y miembro
activo de su Consejo de Administración,
debería alzar su voz contra la irracionalidad de las medidas establecidas por
Cebrián que, según parece, y a juzgar por la contundencia con que ha
reaccionado, identifica Prisa como su
cortijo y no entiende que la noticia de la presunta vinculación de su exmujer Teresa Aranda en ese asunto tan poco
transparente está relacionado con Juan Luis Cebrián, persona jurídica, y nunca
con Juan Luis Cebrián, presidente ejecutivo de Prisa.
Iñaki Gabilondo, en la última
pregunta de la autora de la entrevista, la periodista Julia Tena, “a colación de los Papeles de Panamá, ¿qué opina de que se haya vinculado
el nombre del presidente de Prisa Juan Luis Cebrián a esta información, y
qué opina de su prohibición a los periodistas del grupo de participar en
los medios que han descubierto esta relación?” responde, textualmente, con un escueto “Prefiero no decir nada”.
Cuando publiqué en Facebook la referencia a la entrevista publicada en “El Español”, el diario digital de Pedro J. Ramírez, tuvo –como era de esperar- muchas reacciones. El gran Manolo Ferreras (exRNE) comentó en esa red social “Iñaki vale muuucho más por LO que calla!”. Es posible. No lo niego. Nunca pondría en duda la honestidad de Iñaki, y su proverbial honradez, y sigue siendo un referente para mí, insisto, pero mi respuesta a Manolo fue (y perdón por la autocita) ”sinceramente, Manolo: el silencio en este caso me parece muy poco. Podría decirse también aquello de que 'el que calla otorga', porque llega un momento en que el 'modus operandi' de Prisa, y lo que ocurre en ella, en fondo y formas, le está salpicando. Todo tiene un límite”. Y Manolo Ferreras, profesional de largo recorrido y probada solvencia, de espíritu progresista, me describió la situación: “LO QUE...", ESO! Hoooombre: "... la mano que te da de comer". No es la primera vez. Es decir, "agallas hoy injustas, carne de cañón mañana"... Algo así”.
Cuando publiqué en Facebook la referencia a la entrevista publicada en “El Español”, el diario digital de Pedro J. Ramírez, tuvo –como era de esperar- muchas reacciones. El gran Manolo Ferreras (exRNE) comentó en esa red social “Iñaki vale muuucho más por LO que calla!”. Es posible. No lo niego. Nunca pondría en duda la honestidad de Iñaki, y su proverbial honradez, y sigue siendo un referente para mí, insisto, pero mi respuesta a Manolo fue (y perdón por la autocita) ”sinceramente, Manolo: el silencio en este caso me parece muy poco. Podría decirse también aquello de que 'el que calla otorga', porque llega un momento en que el 'modus operandi' de Prisa, y lo que ocurre en ella, en fondo y formas, le está salpicando. Todo tiene un límite”. Y Manolo Ferreras, profesional de largo recorrido y probada solvencia, de espíritu progresista, me describió la situación: “LO QUE...", ESO! Hoooombre: "... la mano que te da de comer". No es la primera vez. Es decir, "agallas hoy injustas, carne de cañón mañana"... Algo así”.
“La mano que te da de comer”. Este es uno de los quid de la
cuestión. Iñaki Gabilondo, igual de Pepa
Bueno (a
quien se criticó el publirreportaje edulcorado que realizó, en formato
entrevista, al presidente de Prisa, Juan Luis Cebrián), Carles Francino, Gemma Nierga, Àngels
Barceló, y otros comunicadores de la cadena
SER, viven de su trabajo en este grupo de comunicación. Y le deben lealtad.
Pero cuando el derecho de la información se entromete, provocando una colisión
mediática tan grave como la que ha ocurrido en Prisa,
donde se ha impuesto la censura previa, como reacción, a todas luces injusta,
inapropiada y desproporcionada, es lógico que la crítica, de uno y otro lado,
surja pidiendo a quienes representan los valores de libertad de información de
esa empresa que se pronuncien ante lo que constituye, precisamente, un ataque
contra este concepto, sagrado en el periodismo. Pero el encontronazo podría
derivar en una situación insostenible, por más que una gran parte de los
periodistas de la SER citados
entiendan, en privado, que la postura “del
jefe” es un gravísimo error.
Gemma Nierga y Carles Francino ya
tuvieron problemas, no hace mucho, cuando ante la huelga de los trabajadores de
Prisa Radio, provocada por los despidos
de varios compañeros, tomaron postura en contra de la empresa. Y todavía sufren
las consecuencias, porque en este grupo no se olvidan las afrentas, y menos si
proceden de sus propias tripas. Pero es que además, Iñaki Gabilondo forma parte del staff
de la compañía, por su condición de consejero de Prisa Radio. Iñaki, lo quiera o no,
aceptando este, hasta cierto punto, reconocimiento a su trayectoria en la casa,
pero también ‘regalo envenenado’, forma parte de la empresa. ¿Cómo iba a
criticar al presidente de la compañía abiertamente?
Juan Luis Cebrián (Fotografía CadenaSER.com) |
La situación es muy complicada.
Es cierto que, a estas alturas de la trayectoria profesional de Iñaki
Gabilondo, superada, con creces la edad de la jubilación, tiene mucho menos que
perder que sus compañeros de la SER, pero dicho esto, siempre –históricamente-
ha sido proverbial su fidelidad a la marca, en momentos incluso peores que éste.
También pienso que todo tiene un límite y que la honorabilidad de la voz más
autorizada de la radio, y del periodismo, en España queda mancillada por un
silencio que no le hace ningún favor a su credibilidad como profesional.
En medio, Javier
del Pino, director de “A Vivir dos días”, mantuvo a los periodistas censurados,
a pesar de las directrices emanadas de la presidencia de Prisa. Los ‘olés’ se multiplicaron en las
redes sociales cuando del Pino saludó a su colaboradora Cristina Pardo, procedente de “La Sexta”, como si no ocurriera
nada. Entre las voces que le hicieron la ola, Ana Pastor y Jordi Évole,
en Twitter, “este oficio todavía puede ir
con la cabeza alta gracias a parejas como esta. A resistir que son dos días”.
A mí se me antoja increíble que Cebrián, en la valoración de su decisión tan
radical, no previera las consecuencias mediáticas, claramente negativas, que
iba a tener su decisión, sin olvidar la publicidad indirecta que proporcionaba
a los medios que desvelaron el ‘Caso Panamá’; o sea, justamente lo contrario de
lo que pretendía. Y mientras tanto, en La Sexta, o El Diario.es encantados,
claro.
Imagínense la situación: si la
vinculación de Teresa Aranda con los papeles de Panamá, desvelada por estos medios,
confirma su veracidad, ¿qué cara se le va a quedar a Cebrián, y cómo va a
retratarse su estrategia de defensa malentendida?
Al final de esta reflexión,
vuelvo al fondo del asunto. El ‘etiquetado’ del periodista tiene que ver con su
independencia y filiación ideológica. Es más que probable que muchos de mis
lectores, tras mis casi veinticinco años sirviendo en la SER, me hayan colgado ya la etiqueta de “hombre de Prisa”. Pues, señores, me
parece injusto. Pero muy ajustado al carácter español, tan vehemente por
naturaleza. Carlos Herrera reconocía
no hace mucho que a él “no
es probable que le llamen de la SER para ocuparse de las mañanas”. O David del Cura, ahora en Onda
Cero, que acaba de llegar procedente de la vicepresidencia del gobierno,
donde ejercía de responsable de comunicación de Soraya Sáenz de Santamaría. ¿Este destino incapacita su independencia como profesional de la información? ¿Caso de que
tuviera que criticar un comportamiento de la vicepresidenta, lo haría? ¿Podría
David del Cura ser responsable de comunicación de ‘Podemos’? Son preguntas,
todas, inevitables, y lógicas, que requieren respuestas que relativicen mucho.
Creo que un periodista tendría seriamente comprometida su independencia y
credibilidad si ejerciera con el carné de un partido, lo que le inhabilitaría
para aspirar a mirar con
independencia la realidad política que le circunda.
Es fácil hacer el ejercicio de
confeccionar un listado de periodistas y atribuirles una u otra condición, o
etiqueta, para adscribirles a un lado o a otro del espectro político. Es un
ejercicio muy español, que forma parte de la idiosincrasia patria. Lo
sorprendente en algunos casos es la transversalidad o la ausencia de juicios
sumarísimos ante actitudes de dirigentes políticos con los que no comulguen
ideológicamente. Hablaría entonces de la amplitud de miras frente al partidismo o el pensamiento único. El principal patrimonio de un periodista es su credibilidad y, como defiende Iñaki Gabilondo, su honestidad (que no independencia). Pero también
es cierto que, inevitablemente, los destinos profesionales que aborda un periodista a lo
largo de su carrera, le marcan, pero no a sangre y fuego, como al
ganado. No somos reses, señores. Aunque a veces parezca increíble, los
periodistas también somos personas, con nuestras luces, sombras y hasta
miserias. Que cada uno identifique las suyas...