Pepa Fernández (RNE): "Yo hago el programa que soy""
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Entrevistada en la revista "Periodistas", de la FAPE
Pepa Fernández (RNE):"He tenido momentos de estar en la cuerda floja, y aun así he hecho lo que he creído"
- “Las palabras ya no se las lleva el viento, ahora todo está grabado”
- "Para mí, Delibes era un dios porque fue tan coherente en todo..."
- "Yo hago el programa que soy, o soy el programa que hago""
- "Hacer un programa de fin de semana es estar en una segunda línea de fuego"
- "La teoría conspiranoide que nos invade es muy dura"
Revista ‘Periodistas’, Helena
H. Feduchi. Pepa Fernández es
directora desde hace 17 años del magacín de fin de semana que emite Radio
Nacional de España. Acaba de recibir el XX Premio Nacional de Periodismo Miguel
Delibes por su esfuerzo continuado y concienciar y divulgar el buen uso del
idioma español a lo largo de sus más de 1500 programas de radio. En su vigésima
edición, el premio que convoca la Asociación de la Prensa de Valladolid y la
Fundación Miguel Delibes, y que cuenta con apoyos como el de La Caixa, sigue
reivindicando la defensa y fomento del idioma. Desde el primero que se concedió
en 1996 y que distinguió a quien fuera director de la Real Academia Española, Fernando Lázaro Carreter, el premio
promueve el buen uso de la lengua en los medios de comunicación escritos y la
defensa y pervivencia del español y su correcta utilización como instrumento
informativo. Fernández recibe a PERIODISTAS en la sala de visitas que tiene la
Redacción Grande de Programas del edificio de la Casa de la Radio, en Prado del
Rey, para hablar directamente de este galardón y de su espacio en la radio
pública, ‘No es un día cualquiera’.
Pepa Fernández (Fotografía RTVE.es) |
-Este premio es tu más reciente realidad, ¿qué ha supuesto para ti en
general?
-El Premio Miguel Delibes ha sido especialmente emocionante por la
relación que teníamos con Delibes en el programa, por la relación personal que
yo tenía con Delibes, y por la relación que Delibes tenía con nosotros. Siempre
aceptaba nuestras entrevistas, a pesar de que no se las diera a nadie, siempre nos
atendía; Delibes es un nombre que siempre ha estado asociado a ‘No es un día cualquiera’. Y era una
persona a la que yo quería muchísimo, a la que visitaba siempre que podía. Un
premio que lleva su nombre, y poder unir tu nombre al gran Miguel Delibes, tenía una parte de emoción que otros premios no
tienen. Pero aparte de eso es un reconocimiento de periodistas, de la
Asociación de la Prensa de Valladolid a tu trabajo por cuidar el idioma
español. Ese día dije allí que podría parecer absurdo porque al final los
periodistas utilizamos el lenguaje como una herramienta para hacer nuestro
trabajo: es como si a un carnicero le dieran un premio, no sé, por tener los
cuchillos bien afilados ¡Pero si son herramientas de trabajo! Para todos
nosotros la principal herramienta es la lengua, y cuidarla, interesarse por
ella, creo que es lo natural o lo que debería ser natural.
-¿Y estás plenamente feliz y todavía emocionada?
-Sí, sí, feliz y emocionada.
Suena un poco a tópico pero es la pura verdad porque, además, el día de la
entrega estaban allí tres de los hijos de Miguel y tengo una estupenda relación
con la familia Delibes. Supuso algo más que un premio.
Pepa Fernández con Ignacio Elguero, director de programas de RNE, periodista y escritor |
-Modestia aparte, ¿estás orgullosa también?
-Sí. Pero siempre tengo esa
sensación de que hay mucha gente que también merece los premios que nos dan a
nosotros.
-¿De quién fue esta idea? ¿Quién te animó a presentarte al Premio
Miguel Delibes?
-La candidatura fue presentada
por varias vías, me parece que por tres distintas; pero sobre todo fue la
Asociación de la Prensa de Valladolid la que lo propuso.
-¿Y por qué era Miguel Delibes un ejemplo total para ti, personal y
profesionalmente?
-Era un ejemplo de coherencia, de
dignidad, era un hombre con unos principios clarísimos, inamovibles. Para mí,
Delibes era un dios porque fue tan coherente en todo: en su vida, en su
trabajo, en su trabajo como periodista, en su carrera como literato, etcétera,
que por eso yo le admiraba mucho.
-¿Por qué estuviste tan cerca de él? ¿Cómo surgió vuestra relación?
-Le conocí en Valladolid un año
en que formé parte del jurado de este mismo premio. En 2002 me llamaron para
ser jurado, se lo dimos a Juanjo Millás.
Y era tradición que el día de la entrega del premio el premiado fuera después
de todo a casa de Delibes, así que fuimos a su casa los del jurado con Millás.
Aunque justo ese día no se encontraba bien, y tenía fiebre, allí ya tuvimos un
cierto flechazo. Y a partir de entonces cada vez que yo iba a Valladolid me iba
a visitarle. Después iba a Sedano a visitarle cuando estaba de vacaciones. Y
siempre que le pedía colaboración me decía que sí.
Delibes y Labordeta son dos referentes para Pepa Fernández |
-Delibes fue verdaderamente tan especial para ti, ¿habría sido también
tu mejor director? ¿o tu director preferido?
-¡Habría sido mi mejor “maestro”! ¡Me habría encantado tener un
maestro como Delibes! Qué lujo, qué lujo. Y también haber trabajado en el Norte
de Castilla en esa época, cuando estaba Manu
Leguineche, Umbral, etcétera; ¡eso debió ser una maravilla! ¡Ojalá
pudiera…! A veces tienes ganas de retroceder en el tiempo para estar en una
circunstancia o situación determinada: ¡creo que ese habría sido un gran
momento para vivir el periodismo!
-‘No es un día cualquiera’,
tu programa. ¿Qué principios y criterios sigues en tu trabajo o cuando preparas
tu espacio?
-No creas que me fijo objetivos.
Hago el programa que me interesa, que me gusta; en realidad, el que me gustaría
escuchar. Tengo una teoría y es que todos los que hacemos radio hacemos nuestro
programa, sea en una emisora o en otra, a una hora o en otra, ¡y somos lo que
hacemos y hacemos lo que somos! Siempre hay una identificación total entre la
persona que dirige un programa y el producto que sale porque pone su sello y lo
deja. Entonces yo hago el programa que soy, o soy el programa que hago. Es muy
difícil que en la radio te obliguen a hacer un programa, es decir, no te pueden
salir con que hay que hacer el programa así o asá; es muy difícil que eso se
imponga porque es evidente que acaba saliendo tu personalidad quieras o no. Y
además otra cuestión es que no puedes hacer el programa de otro. Cuando yo
empecé en ‘No es un día cualquiera’,
me encargaron hacer el programa que estaban conduciendo en ese momento Magín Revillo y Nuria Guitart antes de irse a Washington D. C. y me dijeron: “Tienes que hacer el mismo programa”. La
primera temporada se intentó, y enseguida se vio que eso no era ni un poco de
lo mismo; porque yo no podía ni puedo hacer el programa de otras personas; no
porque no estuviera bien, seguramente estaba mejor que el nuestro, pero era el
programa de esos dos grandes profesionales, no era mi programa. En mi caso
particular necesito una identificación, y creer en lo que hago, y hago el
programa que soy.
Captura de la entrevista publicada en la revista "Periodistas", donde la radio no suele ocupar mucho espacio habitualmente |
-¿Tú vas por libre? ¿Te dejan ir a tu aire?
-Sí, sí, siempre… Sin duda ha
habido épocas mejores, y también peores porque en una emisora van cambiando los
cargos directivos y a un director puede no gustarle tu programa. Se presentan
las dificultades, y puedo decir que he tenido momentos de estar en la cuerda
floja, y aun así he hecho lo que he creído que tenía que hacer. Hacer un
programa de fin de semana es estar en una segunda línea de fuego, y eso ayuda.
Aparte de esto, en general he tenido siempre jefes con buenos criterios y
criterios profesionales.
-¿Trabajas sin pelos en la
lengua?
-Sí, aunque a veces tengo que
mordérmela porque yo sé que a veces diría cosas que molestarían… y eso que yo
en realidad intento molestar lo menos posible aunque a veces no puedo evitarlo,
¡no puedo evitarlo!, ¡tengo que decirlo, y lo digo! Ahora, bien, nunca me van a
hacer decir algo en lo que yo no crea, o sea, de verdad, jamás voy a decir algo
en lo que yo no crea; si yo digo por la radio, por ejemplo, me ha encantado
esta obra de teatro, me ha encantado esta película, me ha encantado este libro,
es porque me ha encantado y nunca diré que me ha encantado algo que no me haya
gustado; además yo no digo que sea buenísimo, digo siempre que me ha encantado.
¿La ventaja de RNE? No tener publicidad, y bastantes más... |
-Si eso es así, ¿en ocasiones te llevas disgustos?
-Me ayuda sobre todo a ser un
poco coherente. La coherencia la admiro tanto, -antes lo decía de personajes
como Delibes, o de Labordeta, que
también fue colaborador del programa-, que yo creo que hay que intentar ser
coherente para que cuando acabes tu camino no tengas que decir: ¡jo, lo que
dije…! ¡jo, lo que hice…! Yo intento ser coherente para estar satisfecha con lo
que hago, y me puedo equivocar, ¡¿eh?!, pero al menos en ese momento habré
creído que era lo correcto.
-¿Y la corrección política es necesaria eventualmente?
-Sí. Pero yo la critico a veces,
porque el exceso de corrección política nos lleva a un tipo de sociedad
absolutamente artificial; y he criticado mucho, -hablando del asunto de Delibes
y el lenguaje-, esa corrección política entre comillas que se pretende buscar con
algún lenguaje que me parece desquiciante. El otro día había un artículo
magnífico en El País, a raíz de la noticia de que el Rijksmuseum de Ámsterdam
había cambiado los cartelitos para no ser ofensivo con el hombre negro, el
hombre moro… A mí me llaman mujer blanca y no me ofendo. Entonces, corrección
política hasta cierto punto porque en estos casos estamos perdiendo el tiempo;
si llevamos la corrección política de “amigos
y amigas”, “ciudadanos y ciudadanas”,
hasta el límite, ¡habría que cambiar hasta los pronombres ! ¡Habría que
cambiarlo todo, con lo cual el discurso se hace ininteligible!
-¿Y del arte de utilizar bien las
palabras y llamar a todo por su nombre?
-Creo que sí, ése es el asunto,
la precisión del lenguaje. Es que a veces caemos en lo ridículo. Yo tengo
muchos amigos ciegos a los que les molesta enormemente que se les llame
invidentes, discapacitados visuales, no sé qué otros términos… Y ellos dicen:
¡No! ¡Somos ciegos nada más! No pasa nada. O sí pasa por ser ciego, pero no es
ningún problema utilizar la palabra ciego para definir a la persona que no ve:
está claro que es ciego. Y parece que tampoco se puede decir sordo: ¡hombre,
por favor! Mi abuelo era sordo, y era sordo, y no se sentía ofendido cuando
decían de él que lo era.
Un momento de Pepa Fernández, con Aberasturi, en el programa 1500 realizado desde el Teatro Real de Madrid, con Mocedades |
-¿Cómo se vive el que te dediques a hablar, a amar tanto las palabras,
y que las palabras vuelen?
-Las palabras ya no se las lleva
el viento. La gracia de la radio también era esa; pero ahora todo se recupera,
todo está grabado, todo está guardado. Se pueden escuchar todos los programas
cuando se quiera. Y en eso está el error, incluso, porque ya no se borran, todo
se queda ahí para siempre. Es bueno y es malo también.
-Si tu programa tiene tres patas: equipo profesional, infraestructura
potente con medios para realizar el trabajo, y dirección, es decir, tú misma o
el sello propio del programa, esto último, aderezado con los ingredientes
moderación, equilibrio, cercanía, y sencillez que le ponéis, ¿es o ha sido
eventualmente un hándicap para hacerse entender? ¿Crees que a veces hay que
hablar muy alto y ser más claro aún aunque se roce la mala educación para parar
los pies y que ciertas personas se enteren de las cosas?
-Todo el mundo recibe las cosas
como las quiere recibir. Tú vas a decir una cosa que te parece la mar de
equilibrada y hay alguien que lo interpreta de otra manera. Siempre hay gente
muy retorcida que va a entender las cosas de otra manera distinta al
planteamiento general y no capta la intención con que las expones.
Pepa Fernández respondiendo a un chat |
-Se hará duro, ¿no?
-Pero que muy duro porque a veces
te dicen: “Ud. ha hablado de esto, ¿y se
puede saber por qué no ha hablado de lo otro?” ¡Pero bueno! ¡Es porque la
teoría conspiranoide que nos invade es muy dura! Sí, sobre todo cuando tú no
has tenido ninguna intención de menoscabar otra cosa o quitarle importancia.
Incluso alguna vez que hemos perdido la señal.
-¿Quieres decir que se tergiverse o manipule la intención?
-Exacto, pero es verdad que la
mayoría de los escuchantes que nos siguen saben que somos tal como sonamos. Eso
nos lo dijo una vez una chica: “Sois como
sonáis y sonáis tal como sois”. Y me pareció el piropo más bonito. Armonía,
igualdad, humildad, gratitud, y en general la empatía que destiláis en tu
programa, son vuestras señas de identidad. Soy una persona que si no estoy
rodeada de gente que está contenta difícilmente puedo estarlo yo; entonces
intento que todo el mundo a mi alrededor, o al menos la mayoría de la gente,
esté contenta. Nosotros llevamos viajando dieciséis años, y seguimos teniendo
ganas de viajar y de pasar un fin de semana juntos.
-Continúa leyendo la entrevista a Pepa Fernández. Tienes dos maneras de hacerlo:
-Aquí puede leer
la revista ‘Periodistas’ (número 40).