Guillermo Orduna: “La radio ha sido prisionera del EGM”
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ENTREVISTA CON GUILLERMO ORDUNA (I)
“La radio es un medio donde el comunicador puede molestar con facilidad”
“La radio es un medio donde el comunicador puede molestar con facilidad”
La puesta en marcha de esta web, y antes del blog, me ha permitido –alguna vez lo he comentado- entrar en contacto con muchos colegas a quienes no tenía el honor de conocer. Guillermo Orduna (Madrid, 1954) es uno de ellos. Magnífico profesional de la información, y de la radio, a quien escuchaba desde RNE en San Sebastián, cuando estaba destinado en el País Vasco. Su sugerente voz brillaba, entre otros destinos, en “Besaide”, título del informativo regional que la radio pública ofrecía (y sigue ofreciendo), una lúcida metáfora del necesario encuentro entre los vascos (‘Besaide’ es el nombre de un monte en el que se juntan las tres provincias vascas). Fue niño de concursos de radio (hay documentos fotográficos que lo certifican) y luego tuvo la suerte de trabajar en ella, hasta que se le cruzó en el camino un injusto ERE, en 2006. Pasó por el ‘Gabinete de Estudios’ de la SER, donde coincidió con compañeros como Carlos –Charly- Llamas, Alicia G. Montano o Emilio de la Peña (¡buena promoción!) y ha hecho casi de todo en RNE, desde dirigir los informativos del fin de semana de Radio 1, el “24 horas” o el “Diario de la tarde”, en diferentes etapas. El Instituto de RTVE le acaba de publicar un libro “El periodista de radio”, que me ha encantado, y sentía la necesidad de ampliar algunos temas que se abordan en él, pero no con la suficiente extensión como un servidor –siempre ávido de aprender- requería. Por eso, esta web es un canal privilegiado, en este caso, para sonsacarle reflexiones complementarias al libro. Les dejo ya con Guillermo Orduna, un profesional que, ante todo, se define como “radiofonista”. Un gustazo.
-Dices, Guillermo, que “la radio se imita a sí misma”. Y añades: La radio ahora se encuentra en ‘modo inercia’, sin que se susciten nuevas fórmulas ni formatos desde hace decenios”.
Guillermo Orduna, de niño, participando en un concurso infantil. Aquella visita resultó premonitoria |
-Mi visión no es pesimista. No digo que la radio esté en un momento de inminente peligro, pero sí lanzo un poco la alarma porque me parece que no hay nada que a los que amamos la radio nos haga vibrar en la escucha.
-Pero, la radio se mantiene, e incluso mantiene su fuerza de 25 millones de oyentes…
-Sí, es cierto, Gorka, la radio se mantiene; mantiene su vigencia, su audiencia, pero cuando se acabe la batería de la que dispone ahora, quizá no haya otra energía con la que recargarla, si no hay ideas nuevas. No tienen por qué ser grandes hallazgos, pero sí formas nuevas como las que surgieron en los 70 pasando de una programación de fragmentación a grandes bloques de peso, con continuidad y permanencia en la antena que permitieron una total identificación de los oyentes con sus emisoras y sus comunicadores.
-¿Y los grandes bloques horarios que prima el EGM son una ventaja o un inconveniente para la aportación de nuevos formatos?
-Pienso que la radio ha sido un poco prisionera del EGM porque este sistema de medición es de trazo grueso, lo que equivale a decir que no es muy fiable, ni sirve realmente para estudiar la audiencia y sus intereses. Lo que realmente creo que habría que revisar es ese sistema decimonónico de medición de audiencias basado en encuestas e ir a un sistema más técnico.
Guillermo Orduna frente a un micrófono de RNE |
-Otra de las frases que me ha llamado mucho la atención es ésta: “La radio sigue siendo un medio poderoso pero en estos momentos sigue sosteniéndose sobre unos cimientos que pueden empezar a resquebrajarse”. ¿De qué cimientos hablas?
-Esos cimientos son la credibilidad, la fuerza informativa de la radio, la inmediatez, que ya por sí solas no sostienen al medio. Me asombra ahora mismo que una televisión llegue de inmediato al lugar de la noticia y que, por la evolución técnica, es posible ubicar una cámara en cualquier lugar, en cuestión de minutos, y tener al habla con la rapidez de la llamada telefónica al personaje que interesa. Hay que saber también que quien quiere información seguramente no va a esperar a la hora en punto para conocer qué está pasando. Seguramente abrirá su móvil y acudirá a la web de un medio informativo para conocer las tres o cuatro noticias del momento.
-¿Sólo nos queda la credibilidad?
-¡No! Hay más elementos, por fortuna. El otro elemento de sustento de la radio ha sido su poder evocador, su capacidad para contar cosas y dejar que el oyente imagine y le ponga su color. Ahora en la radio casi nadie nos cuenta nada; solo hay producciones hablado-corales, una "tertulianización" excesiva de todos los formatos, que cansa y no estimula al oyente. La radio es un medio sencillo y las grandes novedades pueden lograrse con elementos sencillos o con nuevas combinaciones de los que existen.
-¿Se está descuidando el envoltorio de la radio?
-Es que presentar un contenido con una sola voz o hacerlo con dos ya hace llegar los mensajes con distintos matices. Añadir un fondo musical cambia por completo la esencia de un mensaje; descubrir nuevos tonos expresivos, etc. Piénsese qué distinta es la forma de hablar de los viejos locutores de trinchera al desenfado de los presentadores de nuestros morning shows, por ejemplo.
-¿Los formatos se han perfeccionado?
Toda una vida dedicada a la radio |
-¡Desde luego! Cada vez se hacen mejor los informativos. La digitalización ha ayudado mucho, y la presentación sonora roza la perfección. Los magacines que inventaron los del Olmo y los Gabilondo, también se realizan de forma correcta y atractiva y siguen teniendo mucha audiencia, quizá por el momento social y político en que nos encontramos; pero, cuando estemos en un periodo menos agitado, ¿se sostendrá la audiencia sin los grandes asuntos de la crisis, el cambio político, etc? Por eso, entre todos, tenemos que ponernos a pensar nuevos modos de hacer radio o quizá recuperar -adaptándolos- algunos en desuso.
-Antaño, los locutores eran los reyes de la radio, hasta que llegaron los periodistas, que los desplazaron. Ahora los periodistas son los ‘reyes del mambo’…
-Creo que los periodistas han asumido que la radio es un medio para ellos y la radio los ha engullido porque necesita de la visión periodística de los hechos para alimentar un medio que tiene que estar permanentemente moviéndose al mismo ritmo que se mueve la calle, cerca de lo que a la gente le interesa para sus vidas cotidianas. El periodista puede nacer en la radio y para la radio, como fue mi caso, pero no está nada mal que periodistas que se han hecho en los medios impresos aporten su olfato y sus reflejos periodísticos a la radio.
-Pero la radio tiene su propio código…
-¡Claro, Gorka! Cuando un periodista comprende que en la radio no se trata solo de trasladar un texto a un micrófono, sino que hay que utilizar otro lenguaje, y pensar en sonido y no en letra y frase, es cuando el profesional puede desenvolverse mejor hasta convertirse en elemento central de la radio actual: es guionista, productor, locutor... cada vez menos en las categorías profesionales y más en los profesionales de categoría, globales y multimedia y sobre todo tal y como se mueve el panorama de los medios, en los que la radio tiene colores y tipografía en internet, el periódico tiene videos y la televisión convierte en titulares de prensa toda su producción.
-Entonces, para ti, el periodista de radio ¿cómo debe ser?
-No debe ser un periodista integrado en la radio, sino que tiene que ir directamente al lugar central de la radio, conocerla, quererla, y saber que se deben tener algunas aptitudes mínimas para poder desenvolverse en ella, pero si no se tienen se pueden adquirir. Al fin y al cabo la "radiogenia", como la telegenia no deja de ser un misterio. Mira si no, José María García, voz "arradiofónica", dicción deficiente, ritmo desacompasado y sin embargo arrasó.
-Interesantísimo este punto, Guillermo: “Los periodistas que quieran dedicarse a la radio (…) habrán de tener en cuenta que en el medio radiofónico, casi como en ningún otro, los componentes estéticos (ante la falta de la imagen), la armonía de lo que se escucha, aporta valor informativo a cuanto se quiere transmitir y, en muchas ocasiones, una mala presentación sonora destruye toda la efectividad del mensaje”. Se lo suelo decir a mis alumnos de radio con frecuencia: hay que ‘pensar’ en radio, en sonidos… Como la mayoría es más visual que auditiva, ¿a las nuevas generaciones les cuesta más traducir la realidad en términos acústicos? ¿Éste es el auténtico éxito del ‘periodista radiofonista’?
El libro que acaba de publicar contiene muchos trucos del oficio |
-Sin duda. Quizá la televisión no mató a la radio, pero la cultura de la imagen ha dejado al sonido como un mero complemento de ésta. Y eso sabemos que no es así.
-Totalmente de acuerdo, Guillermo, cuando llegué a Mediaset para montar la radio online, con “MorninGlory”, “rescaté” a los técnicos de sonido de informativos, que en televisión son casi ‘comparsas’, y la radio les devolvió todo el protagonismo que debe tener un especialista en sonido…
-Es que el sonido puede ser un apoyo en otros medios como en el cine o la televisión, pero en la radio los sonidos cobran toda su dimensión, porque son ellos los que ocupan todo el espacio y la expresión: sonido como estado de ánimo, como elemento dramático, como evocación, como testigo de la historia, y combinación de sonidos: palabra, subrayado musical, ambiente sonoro. Todo ello conforma un escenario auditivo que va directamente al corazón de quien lo escucha para que su cerebro -el cerebro de cada oyente- descodifique a su manera lo que llega al receptor.
-¿Y esa consideración en torno al sonido se está perdiendo en las nuevas generaciones?
-Me temo que sí, porque todo está saturado de imágenes y hasta la música debe llevar un videoclip anexo para que llegue a los jóvenes.
-Un periodista que aspire a trabajar en la radio ¿tiene que poseer dosis extras de humildad? Porque la radio sólo informa “de vez en cuando”, cuando el oyente pasa a ‘modo escuchante’… sin embargo, los egos se dejan ver con demasiada frecuencia…
-Un periodista que aspire a trabajar en la radio ¿tiene que poseer dosis extras de humildad? Porque la radio sólo informa “de vez en cuando”, cuando el oyente pasa a ‘modo escuchante’… sin embargo, los egos se dejan ver con demasiada frecuencia…
-Pero esto pasa en todos los medios y en todos los ambientes en los que existe una proyección pública de las personas. Pero sí es cierto que la radio es un medio donde el comunicador puede molestar con facilidad. La sensibilidad con la que el sonido llega al receptor de manera concentrada, hace que pueda herir, molestar o cansar con facilidad. La insistencia, la insolencia, la estridencia en la palabra y la voz son muy peligrosas, porque la radio entra en casa del oyente, en su intimidad, en su baño y en su cama y hay que ser muy respetuoso en esos sitios.
Continúa…