“El periodista de radio”, un libro de Guillermo Orduna (y II)
https://www.gorkazumeta.com/2016/03/el-periodista-de-radio-un-libro-de_9.html
“La aparición ante el micrófono tiene mucho de teatral”
Continúa…
Y, hablando de errores, Guillermo
Orduna va desgranando algunos, clamorosos, como cuando los editores de
informativos desvelan toda la esencia de una noticia en su entradilla, al darle
paso y desvelarla. “La entradilla es el
anzuelo de la noticia, es el gancho.” (…) “La entradilla debe contener alguno de los elementos clave de la
noticia, pero no todos. No debe ‘matar’ el contenido que sigue”. Adelantarse
a lo que va a contar el redactor que informa en la antena es, además, una falta
de respeto por los compañeros, que han trabajado la noticia, y han dosificado
sus ítems. En este sentido, recuerdo el formato que trabajaba en su informativo
local Carmelo Encinas, en Radio
Madrid (SER), hoy reputado contertulio en varios medios de comunicación.
Carmelo pedía a sus redactores que le escribieran la entradilla, de manera que
se evitara este error.
Continúa…
Guillermo Orduna en RNE |
“En la radio todo el flujo de nuestra atención se centra en lo que escuchamos y los matices y sub-códigos de la palabra hablada son amplificados en la percepción del escuchante (un guiño a Pepa Fernández) para bien y para mal. Sus efectos pueden ser sorprendentes si utilizamos adecuadamente los recursos, y catastróficos cuando la combinación o la intensidad de los elementos sonoros no está en equilibrio”. Una información mal leída, un reportaje mal editado, una entrevista plana, o demasiado lineal, sin sorpresas, un programa-monólogo… El medio exige mayor profesionalización. Hasta el punto de que Guillermo Orduna va más allá al defender que “a veces es preferible un contenido escaso bien realizado y que, al menos en su vertiente estética alcance los niveles deseados. ¿Significa esto dar más importancia en la radio al continente que al contenido? Personalmente, le concedo la misma”. En comunicación, si estableciéramos el parangón de la frase con los tipos de lenguajes que utiliza el ser humano para comunicarse con sus semejantes hablaríamos de la importancia, decisiva, del lenguaje verbal (el qué) y del lenguaje paraverbal (el cómo). Es decir, que no sólo es importante abordar cuestiones interesantes, o importantes, sino saber contarlas bien. Y la radio es, sobre todo, lenguaje paraverbal, porque en el cómo reside la mayor parte de la eficacia de un mensaje.
Por eso, si seguimos y
profundizamos en este aspecto, a nadie puede sorprender a estas alturas la
siguiente afirmación: “un reportaje para
la radio debe concebirse narrativamente desde el sonido, no a partir de un
texto”. ¡Claro! Los sonidos, en radio, resultan determinantes para
construir imágenes coherentes en los cerebros de los oyentes (de aquellos a los
que logramos impactar con nuestros contenidos…). Mis alumnos del CES, de los
que pronto hablaré en esta web, me han oído decirles que cuando trabajamos un
reportaje en radio, o una entrevista, tenemos que pensar en términos de audio.
¿Cuáles son los sonidos que nos trae a la cabeza un escritor? ¿Y un músico? Más
fácil. Pero, ¿un médico? ¿Y un pintor? Nuestra obligación, como profesionales,
es pensar en audios, traducirlo todo en lenguaje de sonidos…Y otro consejo: “todo lo que el sonido expresa por sí mismo,
además de tener un valor añadido, no deberá ser reiterado”.
Guillermo Orduna, en las páginas
de este “El periodista de radio”, construye
un perfil del profesional que quiere dedicarse a la información en radio,
basada no sólo en las condiciones inherentes al oficio de periodista, sino al
profundo, necesario, e imprescindible, conocimiento del medio radiofónico, su
lenguaje y sus códigos. En definitiva, defiende que los periodistas de radio se
conviertan en radiofonistas y extraigan del medio, y de su trabajo, todo el
potencial que es capaz de provocar en el oyente.
Guillermo Orduna en directo, al frente de un informativo |
“Cuántos buenos periodistas han fracasado ante un micrófono después de
llevar años ejerciendo la profesión en medios escritos, por la imprudencia de
ellos o de los responsables de una emisora que les han colocado al frente de la
conducción o dirección de programas, sin conocer los códigos y peculiaridades
del oficio de la radio, que no son complejos, pero sí imprescindibles y
requieren (…) de períodos de
ejercicio y práctica”. Llegado este caso, siempre recuerdo el mismo
ejemplo, en positivo, y lo personalizo en un nombre: Ángel Expósito, exdirector del ABC, a quien un buen día un (i)
responsable situó en la redacción de una radio y luego en una televisión. Y
Ángel no tuvo más remedio que reciclarse, o morir en el intento. Por fortuna
concurrieron dos circunstancias que contribuyeron a favorecer la adaptación: la
presencia de buenos consejeros y la actitud del propio Ángel de querer
aprender, convirtiéndose en una auténtica esponja absorbente de información
sobre los intríngulis del medio.
Un periodista de prensa escrita
que se ve enfrentado a un medio audiovisual, como es la radio, se da de bruces
con una realidad que desconoce. “Los tres
elementos del lenguaje radiofónico son la voz, la música y los sonidos. (…) Los medios que hacen llegar a los
receptores de la información un gran flujo de mensajes, como es el caso de los
audiovisuales, son capaces de generar una serie de códigos, convencionales o
no, que con el paso del tiempo crean una interrelación entre el elemento
significante (visual, auditivo o combinaciones de ellos) y el significado”. Y
más tarde, el mismo Orduna añade un cuarto elemento del lenguaje radiofónico,
del que soy un fan incondicional: los silencios, cuya gestión debe ser tan
inteligente como eficaz –que se lo digan a “El
Loco de la Colina”, a quien definieron como “El Rey de los silencios en la
radio”-. ¿Por qué los silencios? Porque “un
silencio puede llamar la atención del oyente, puede acrecentar su interés o
permitir al que escucha asimilar la idea anterior, y debe utilizarse con esa
intención”.
Guillermo Orduna es un veterano
de los contenidos radiofónicos, y resulta una grata experiencia poder leerle en
este libro, repleto de sabiduría. “En la
radio, quizá más que en ningún otro medio, la formación del periodista se
complementa y se consolida a la lo largo del tiempo con la práctica”. La
experiencia es un grado. Acumular años, bien aprovechados, es una garantía en
cualquier profesión y la nuestra tiene mucho de oficio, de habilidades.
Guillermo Orduna delante de una mesa de mezclas de sonido en el Instituto de RTVE donde estudiaba |
¿Cuáles son –se pregunta
Guillermo Orduna- las tres leyes máximas
para la elaboración de textos “o, mejor,
de contenidos destinados a la radio?” Y se responde él mismo: “la brevedad, la concisión y la reiteración
disimulada”. Orduna se refiere a la necesaria concurrencia de la
‘repetición’, como herramienta para comunicar con mayor eficacia en la radio.
La memoria es muy frágil (con la suma de años, además, el disco duro pierde agilidad en la búsqueda de la información) y la
repetición –hábilmente solapada- es una innegable ayuda para el oyente.
Pero, alguien, inexperto, recién
llegado a este negocio, podría preguntarse: ¿cómo se escribe para ser oído, en lugar de para ser leído? “Escribir para la radio es escribir en voz alta, imaginando y diciendo
al mismo tiempo lo que se está plasmando en el texto para conocer cómo sonaría
una vez dicho”. Aún a riesgo de ser tachado de lunático, uno de los
ejercicios más prácticos para reforzar la capacidad de lectura, y por
extensión, de comunicación, es leer, o hablar, en voz alta. Y si se elige un
cuento como material de lectura, mejor, porque en muy pocas líneas engloba
numerosos tonos, que enriquecerán nuestra flexibilidad oral. Pero el ejercicio,
lejos de lo que pueda parecerles a algunos, no es ‘leer bien’, sino repetir un
ejercicio que realizan los niños en Primaria, denominado ‘comprensión lectora’,
que consiste en ‘entender’ todo lo que lees. “No digas nunca algo que no entiendes plenamente, porque quien lo oye
seguramente no lo entenderá tampoco”. Y concluyo este párrafo con otro
consejo del autor de este “El periodista de radio”: “No salgas a antena nunca sin al menos haber corregido una vez tu
texto, aunque sea por el pasillo que te lleva al estudio. Léelo para ti y
comprueba cómo suena”. En este caso, me temo que debo llevar la contraria a
Guillermo Orduna porque, como buen aficionado al mundo de los gazapos, no
leerse los textos antes del directo, suele conducir en muchos casos a flagrantes
–y divertidos, algunos- errores, que algunos vamos recopilando poco a poco, con
fruición.
Carmelo Encinas, en la SER |
¿Y cómo se presenta un
informativo? ¿Qué actitud debemos tomar ante el micrófono? Orduna nos desvela
una: “La aparición ante el micrófono
tiene mucho de teatral”. (…) “Tenemos
que ser intérpretes de la noticia”. Inevitablemente, los periodistas
formamos parte, querámoslo o no, del show
business, bien entendido que el límite siempre será la noticia, y el
respeto a la verdad, frente a la superficialidad o el culto a la imagen que
propicia la televisión. La “mise en scene”,
como dicen los franceses, resulta esencial en la radio, porque se trata de
impactar, atraer atenciones, sorprender, imprimir ritmo, interés… y todo aquel
elemento que logre vincular más al oyente con su programa o emisora favorita;
en definitiva, fidelizarle. La palabra clave.
Y Guillermo Orduna es muy
consciente de que este trabajo no lo puede hacer el periodista solo. “El trabajo de un periodista en la radio no
puede prescindir de la complicidad permanente de quien está al otro lado de la
pecera”. Por eso, un técnico, y un periodista, mal avenidos, no sólo no
funcionarán, sino que la animadversión, además, traerá por la calle de la
amargura al profesional de los contenidos. El ‘poder’ –la tecla- en este caso
la maneja el técnico de sonido. Pero yo voy más allá, la motivación para muchos
técnicos, que se limitan a cumplir su horario frente a una mesa de mezclas de
sonido de 8 a 3 PM es escasa, por no decir inexistente; pero implicarles en la
elaboración del programa, como un miembro más, funciona muy bien. Un técnico,
además, tiene mucho más desarrollado el sentido auditivo y aportará esta visión
al resto del equipo.
Detalle de la portada del libro de Guillermo Orduna |
El libro “El Periodista de radio” está pegado a su tiempo. Si se acaba de
publicar, no podía permanecer ajeno a la realidad de la radio online, que el
autor también aborda. “El soporte de la
web ha proporcionado a la radio una nueva dimensión en otra de las facetas que
han sido propias del medio: participación. En ella, la radio ha sido pionera
desde hace décadas, permitiendo escuchar la voz de los oyentes a través del
teléfono”. ¡Los millones de cartas que Correos
llevaba a la radio! Los más veteranos de Servicios
Generales de la SER, un departamento
tan imprescindible como injustamente olvidado, todavía recuerdan que llegaban
cartas, de toda España, con el único dato en el destinatario del locutor al que
se dirigía: “Bobby Deglané”. No era
necesario nada más. Correos sabía
dónde tenía que entregarla… La radio ha sido el gran medio que ha fomentado la
participación de sus oyentes, que ahora, sin duda, está mucho más presente, y
mejor canalizada, a través de las redes sociales.
Pero para muchos profesionales de
la radio, resulta un poco triste contemplar cómo las webs de las grandes
cadenas de radio arrinconan la esencia de su negocio: los audios. “Con la irrupción de la radio en internet,
ésta pasa a ser un medio multimedia como los demás, pero debe diferenciarse de
ellos fundamentando su contenidos en el sonido”. Por fortuna, el
crecimiento exponencial del consumo de los podcast se certifica cada mes. La
radio, gracias a internet, ha demolido las coordenadas del espacio y el tiempo. Pero los podcast tienen que ser pequeños
audios paquetizados temáticamente, muy bien presentados, y titulados. Y no
siempre se hace así.
Una leyenda de Radio Madrid: Bobby Deglané, junto al actor mexicano Anthony Quinn. ¿Quién era más popular? ¡Bobby! |
La llegada de internet también
nos ha traído otras realidades: “¿Ha
perdido la radio esa facultad de ser el medio más rápido? La respuesta es que
sí. Lo que no ha perdido es la característica de ser el medio capaz de ser
recibido antes por la naturaleza misma de su modo de transmitir y de ser
recibida. La radio es audio y por tanto la simplicidad en el proceso de transmisión-recepción
sigue existiendo”. Nosotros les hablamos a nuestros oyentes; mientras que
internet exige un esfuerzo complementario: la lectura.
En definitiva, Guillermo Orduna
disecciona con indudable maestría el oficio de periodista desde la ‘a’ a la ‘z’
de su ejercicio, partiendo de la sólida experiencia y conocimiento que le
avalan y de un ajustado esfuerzo por ordenar y esquematizar todos los elementos
que concurren en el día a día de un periodista en la radio. Es un privilegiado
ejercicio de compilación del periodismo radiofónico. ¡Absolutamente
recomendable!