Mi visita a ‘No es un día cualquiera’ (RNE) en el ‘Día Mundial de la Radio’
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No es la primera vez que me invitan a la ‘Casa de la Radio’ (y espero que no sea la última). Cada vez que vuelvo, inevitablemente regresa a mi memoria mi recuerdo de 1985, cuando hice mis primeras prácticas en esa casa, que también considero un poco mía. El hall lo recuerdo tal cual, con su pequeño museo de la radio, reunido por, creo recordar, Eduardo Sotillos. Nada más llegar, la amable y diligente Victoria Hernández, de producción, ha bajado a recibirme, y a acompañarme al estudio central de RNE, donde se encontraba Pepa Fernández.
En el locutorio principal de RNE en la 'Casa de la Radio' |
Pero no he querido entrar en el locutorio, hasta saludar a los miembros del equipo de “No es un día cualquiera”, por supuesto a David Vicente, que me contactó (¡gracias!), y a uno de los miembros del equipo responsable de que el producto de la antena suene perfectamente engrasado, el realizador Salomón Redón, y a sus compañeros del control técnico. A la improvisada minitertulia que se ha formado en la antesala del estudio, antes de entrar en directo, con Victoria y con David, se ha sumado enseguida Rosa Perarnau, a quien, por lo poco que la he visto, pero lo mucho que me ha transmitido, intuyo que es una profesional inquieta, curiosa y proactiva de la radio, y de todo aquello a lo que le toca acercarse. Luego ha desarrollado un magnífico reportaje sobre la radio, introductorio de la tertulia, que situaba perfectamente al oyente en la ‘instantánea’ del medio.
Al atravesar el pasillo, y desde el locutorio, Pepa me dedicaba ya un cariñoso saludo, a través del cristal de la puerta, al que he correspondido de inmediato con idéntica efusividad. Se acercaba la hora y he pasado al estudio, aprovechando la pausa del boletín. Abrazos y besos con la directora de “No es un día cualquiera”, el segundo programa en audiencia de la radio española (EGM, 3ª ola 2015). Me sentía feliz por poder compartir unos minutos de radio en directo para, precisamente, hablar del medio, un ejercicio que –al menos un día al año- considero imprescindible, siquiera como agradecimiento a los oyentes/escuchantes que confían en los profesionales que les acompañan.
Una foto 'robada' en el programa: Pepa pensativa y, al fondo, Carlos Santos absorto en Twitter |
Pensaba, porque iba a celebrarlo casi con vítores, haciendo la ola, encontrarme con José María Íñigo, uno de mis referentes, y con Andrés Aberasturi, uno de los grandes comunicadores de la radio pública que sin duda contribuyó a que servidor amara el medio. Pero no, el bilbaíno estaba en Burgos, compartiendo con los alumnos de Periodismo de la Universidad de Castilla y León, una charla sobre el medio, coincidiendo también con el ‘Día Mundial de la Radio’. Íñigo compartía estrellato con otro nombre de la radio pública, a quien yo auguro un futuro muy prometedor, si alguien le da la oportunidad: Ángel Carmona. Y Aberasturi, no sé si desvelo algo que no debería, intervenía desde su casa, en Guadalajara, a través de otra de las grandes herramientas que la técnica ‘regaló’ a la radio, la RDSI (Red Integral de Servicios Integrados), que transporta la voz humana con una calidad extraordinaria. Pero lo lamenté. Confío en que haya otras oportunidades. Si no, ¡las buscaré!
Pepa se movía mucho, no paraba con las manos, recolocaba mil y una veces los folios sobre la mesa, las acercaba al rostro, se cubría la cara con ellas, cogía el bolígrafo, apuntaba ideas, recogía frases… ¡Cómo me recordaba a mí mismo cuando conducía los programas que he tenido la suerte de dirigir en la SER! El nervio (no ‘los nervios’), tensionado al máximo con el directo, sufre escapes, que no pueden afectar de ninguna manera a la voz, pero sí se manifiestan en otros movimientos del cuerpo, centrados principalmente en las extremidades. En mi caso, al movimiento de las manos se sumaba el de las piernas, que no paraban ni un momento. Toda la tensión para el directo. Por eso no me gustaba grabar, porque perdía eficacia, y hasta frescura…
El hall de la 'Casa de la Radio'... parece que fue ayer cuando llegué de becario... |
Y comenzó la tertulia, Pepa tenía sus apuntes, y preguntas, para dirigirla, escritas; pero cuando pregunta mira a los ojos, y traslada verdades a sus invitados. Doy fe. Pepa contagia tranquilidad, no sólo a sus escuchantes, sino también a quienes están cerca de ella. Es puro nervio. Pero no agobia a nadie, al contrario, es una de las profesionales del medio más cariñosas que conozco y, sin duda, la que reparte más besos por antena.
Poco antes de abrir el tiempo de la tertulia (10:21 horas), ha entrado en el locutorio Carlos Santos, el subdirector. Se acerca hacia mí, me levanto y voy a su encuentro. Nuevo abrazo. La mañana acumula para mí una tensión emocional bárbara. ¡Cómo no voy a sentirme bien! Carlos se sitúa frente a mí y enchufa el Twitter, consciente de que el tema que va a abordarse a continuación –la radio- va a despertar muchas conciencias de oyentes/escuchantes que querrán expresar sus emociones por este privilegiado oficio de contarle la vida a la gente. Me hace una foto, la que ilustra este post. Al final de la tertulia insistirá en el selfie… poso encantado.
El equipo de Pepa había pensado en mí para formar parte de la tertulia dedicada a la radio, al igual que en Armand Balsebre, Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad Autónoma de Barcelona. Palabras mayores. No tenía el gusto de conocerle personalmente, pero sí sus trabajos, por supuesto. Trabajó durante doce años en Radio Barcelona (SER), lo que le convierte en un teórico de la radio, forjado –también- desde el ejercicio activo de la profesión. No todos pueden decirlo. Balsebre, además, fue uno de los artífices de la maravillosa e impresionante exposición “Tiempo de Radio”, que organizó la SER con ocasión de los 75 años de la radio. Se inauguró en Barcelona, la sede de EAJ-1. Tuve la suerte luego de coordinar parte de su logística, en las plazas de Madrid y Sevilla. El profesor Balsebre me merece todo mi respeto, y hasta devoción, por sus trabajos. Otro lujo. Hablaba, sin embargo, con tono más didáctico que radiofónico, ilustrándonos con su conocimiento.
El 'selfie' con el gran Carlos Santos. Pasión compartida por la radio |
Hemos tocado muchos temas, sin duda, en torno a la radio. Ahí está el audio, para quien quiera escucharlo (y le quedaré muy agradecido que lo haga, porque reflejará una voluntad de amor hacia el medio). Pero me quedo con dos frases que han sonado con especial protagonismo durante la tertulia. Las dos citadas por la propia Pepa. Una recogida de otro gran maestro, Iñaki Gabilondo, dice “es el mejor momento para trabajar en la radio, pero el peor para vivir de ella”. Y la otra, de un oyente: “no sé cómo será el futuro de la radio, pero no concibo mi futuro sin la radio”.
No podían faltar los oyentes, al final de la tertulia, con sus opiniones, reflexiones, emocionadas, y agradecidas. No nos olvidemos de que todo lo que hacemos los profesionales de la radio tiene una única razón de ser: acompañar a nuestros oyentes, con el entretenimiento, la información, el misterio, la cultura, etc. Escucharles un día como hoy, en que el mundo entero recuerda la Radio como un medio imprescindible para entender la evolución del ser humano, se me hacía especialmente gratificante.
Casi cuarenta minutos de tertulia sobre la radio, que me han parecido unos diez, que se cerraban, fuera ya de micrófono (¡qué bien vienen los boletines informativos!) con una nueva tanda de abrazos, besos y adioses con Pepa, Carlos, Salomón, Rosa, David, Victoria, esta familia de la radio pública que hace que todos los fines de semana sean un poquito más felices, por entretenidos, curiosos o polémicos, que de todo hay –y debe haberlo-. Gracias a “No es un día cualquiera” por mi mejor regalo para el ‘Día Mundial de la Radio’: ¡hacerla!