Las tentaciones de los malos modelos de radio pública: 'Cibeles 21'

Carmena y su radio municipal

 Aplaudo sin fisuras la decisión de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, de resucitar la radio municipal que puso en marcha su predecesor en el cargo, José María Álvarez del Manzano, en el año 1993, bajo el nombre de ‘Onda Imefe’. Dice la alcaldesa que se encontraron, al llegar a Cibeles, con una radio "arrinconada, olvidada, un instrumento tan precioso inutilizado". Las antiguas instalaciones, que permanecen en silencio en un edificio municipal del barrio de Barajas, pertenecían a una "emisora callada, en stand-by, sin sentido". Carmena se reconoce una ‘niña de la radio’ y, en este sentido, hoy en día convive con la radio y no entiende la vida sin ella. "No concibo la vida sin la radio".

Hay que confiar en que la radio de Manuela Carmena no se convertirá en un juguete de nadie

Ya hay, según las informaciones que se han publicado, un equipo de personas estudiando el proceso de reactivación de la emisora, que no ha perdido la frecuencia de FM por la que emitía –el 88.6- y que pretende cubrir también con una labor formativa entre los jóvenes que se sientan atraídos por este medio. Mi aplauso continúa. De hecho tuve la oportunidad de impartir un curso entre jóvenes parados madrileños que se acercaron a la radio con curiosidad y salieron marcados por ella. Suele ocurrir con frecuencia.

El cierre de ‘Onda Imefe’, asociado a la corrupción

No hay que olvidar tampoco la historia, conviene recordar en este sentido que ‘Onda Imefe’ se cerró por los escándalos en torno a los cursos de Imefe, que movieron cientos de millones de euros, en el caso de Madrid. No le tocó directamente a la radio, pero lamentablemente fue lo que hoy se conoce como ‘daño colateral’. ¡Pobrecita radio! Siempre paga el pato…

El alcalde Manzano, con la presidenta
del IMEFE, María Antonia Suárez,
en los estudios de Onda Imefe

Nada tengo que decir a este planteamiento. Y subrayo: planteamiento. La radio pública, sea promovida por una instancia local, regional o nacional, constituye un servicio público, debe financiarse con recursos públicos y ser dirigida por criterios puramente profesionales, sobre la base de su aportación a la sociedad a la que sirve. Éste sería el desiserátum, con el que todos, creo yo, a priori, estaríamos de acuerdo. Sigo.

La delegada de Portavocía de Gobierno de Madrid, Coordinación con la Junta de Gobierno y con el Pleno, Rita Maestre, ya anunció, allá por diciembre, que el Ayuntamiento iba a relanzar, en el primer semestre de 2016 –en el que ya nos encontramos- la Escuela Municipal de Radio, dependiente de la Agencia para el Empleo, para "formar profesionales y ofrecer un servicio de información directa a la ciudadanía". O sea, la integración de la emisora municipal se adscribe, al igual que la antigua ‘Onda Imefe’, a la Agencia municipal para el Empleo de Madrid.

‘Cibeles 21’ comenzará en abril

Ya hay fecha prevista también para el comienzo de sus emisiones, que llegarían en torno al mes de abril de 2016. No debe ser especialmente complicado a nivel técnico, porque las instalaciones no se desmontaron en su día, sino que permanecen paradas (igual que los desempleados a los que servían), sin que, eso sí, conozcamos su estado. Las cosas, de no usarlas, también se estropean, como todos sabemos.

Identidad corporativa
de la antigua Onda Imefe

‘Onda Imefe’, en su día, no funcionaba mal en lo que a formación se refiere. Se organizaban cursos gratuitos impartidos por profesionales del medio, y de allí salieron futuros profesionales que todavía hoy recuerdan, con orgullo, su paso por las instalaciones de la Alameda de Osuna de Madrid. Entre ellos el actual presidente de la Academia de la Radio, Jorge Álvarez.

Sin embargo, me preocupa mucho el modelo que se establezca y ese objetivo marcado por la concejala Maestre de “ofrecer un servicio de información directa a la ciudadanía”. Mi primera pregunta sería, ingenuamente, ¿de qué tipo? Por desgracia, y salvo excepciones, las emisoras públicas de radio, locales o regionales, en España no han tenido mucho éxito de audiencia (es decir, no han interesado mucho a los ciudadanos), por no hablar del predicamento que reúnen. 

Dos firmas prestigiosas, como las de José Ángel Esteban (exdirector de programas de RNE) y el profesor Nacho Gallego (de la Universidad Carlos III), escribían el pasado año 2015 en “ElDiario.es” que “la situación del servicio público de radio en esta comunidad es lamentable”. Y añadían, en su reflexión: “en Madrid se da la paradoja de que las dos emisoras públicas que podrían ocupar este espacio, y marcar ese territorio, la radio municipal de la ciudad de Madrid y la radio autonómica Onda Madrid, están desaparecidas: ya sea por inacción, la primera, o por descomposición, la segunda”. Los hechos, por desgracia, corroboran estas afirmaciones. 

José Ángel Esteban y Nacho Gallego

Si atendemos a datos de audiencia del EGM, Onda Madrid no sale bien parada, y eso que en las últimas oleadas no le ha ido mal del todo, porque la encuesta le otorgaba cifras por encima de su propia media: 18.000 oyentes, por ejemplo, en la segunda ola de 2015. Pero, señores, estamos en Madrid. ¿Qué son 18.000 oyentes en una comunidad como ésta? Una cifra sencillamente ridícula. Y voy más allá: ¿por qué no hacemos el ejercicio de dividir el presupuesto de Onda Madrid entre el número de oyentes y así comprobamos cuánto ‘le (nos) cuesta’ cada uno de esos 18.000? Me temo que el dato sería demoledor. aunque, en este punto, debo recordar las declaraciones a esta web del periodista Curro Castillo, a quien entrevisté, en las que decía: “Lo que hace el EGM con Onda Madrid es un burdo insulto a la inteligencia”.

La ‘caza de brujas’ de Onda Madrid

Onda Madrid no es noticia por nada. Y, cuando lo es, el signo de lo difundido es claramente negativo, como el reciente cese fulminante de su director, Alfonso Sánchez, en realidad una vendetta, por unas declaraciones sacadas de contexto, y grabadas fraudulentamente, en una tensa conversación privada que mantenía con el ERE de 2012 sobre la mesa. La frase por la que se le apartó de la dirección fue “El modelo de radio que tenga que hacer, me la suda”. Sin embargo, según otras fuentes que he consultado, y que me merecen toda credibilidad, la frase completa fue: “lo realmente importante es conservar todos los puestos de trabajo posibles, el modelo de radio que tenga que hacer me la suda”. Sánchez por tanto priorizaba la defensa de los puestos de trabajo frente a los contenidos. La grabación, ilegal, llegó luego a la Cadena SER y ésta decidió emitirla, dentro de la misma i-legalidad o a-legalidad, me da igual. Una de las reacciones que más molestó a Sánchez fue la de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) que le crucificó sin solicitarle ninguna explicación. Éste es el ambiente reinante en Onda Madrid, donde cada parte –Administración y sindicatos- ejercen su poder, tratando de anular al contrario. Así no se va a ningún lado.

Alfonso Sánchez, exdirector de Onda
 Madrid, víctima de una encerrona

Y termino con este asunto, reproduciendo, sin más comentario, un fragmento de la información que Telemadrid.es ofrecía sobre la partida de su presupuesto para 2016, refiriéndose al capítulo de empleados del ente: “la plantilla prevista asciende a 360 empleados, que corresponde a 300 puestos previstos para el actual modelo de televisión y 60 reincorporaciones adicionales por sentencia judicial, de personal afectado por el ERE, representantes sindicales principalmente, que a diferencia del resto de los trabajadores tienen opción de elegir entre cobrar la indemnización o solicitar la reincorporación a su puesto”.

“Instrumentos en manos del poder”

La ley 11/1991 otorga la posibilidad de que todos los ayuntamientos de España dispongan de una radio municipal. Están, por tanto, en su derecho, pero estamos demasiado acostumbrados a la mediocridad de nuestros gobernantes, cuando no, claramente, y sin ambages, a la manipulación informativa, o incluso ideológica, cuando se difunden universos, marcadamente nacionalistas, por ejemplo, en Euskadi o Cataluña, como los “naturalmente aceptados por todos”. En el artículo referido, firmado por Gallego y Esteban en “ElDiario.es”, se añade sobre este asunto: “hay, desde luego, ejemplos de buenas prácticas: emisoras que están al servicio de la ciudadanía con un papel clave en la prestación de un servicio a la información local y de cercanía y como organismo clave de participación y acceso. Pero la realidad en muchas ciudades y pueblos es que esas propuestas no existen, son puros instrumentos en manos del poder de turno o sus licencias son explotadas de una manera ilegal al ser cedida su gestión a terceros, privados y entramados a sus propios intereses”. Ana Botella, anterior alcaldesa de Madrid, intentó vender la licencia de TDT que posee el Ayuntamiento de Madrid, pero la operación resultaba ilegal por tratarse de una frecuencia concedida para uso público.

La televisión turística que creó,
y cerró, Alberto Ruiz Gallardón

Desgraciadamente son muchos, negativos, y contundentes, los hechos que nos mueven a pensar que las cosas, en materia de medios de comunicación públicos, se desarrollan con marcada torpeza, cuando no intereses espurios. Ahora, Manuela Carmena, lidera un proceso de recuperación de una emisora de radio municipal. ¡Felicidades por la idea! Siempre creeré, a pesar de todo, en la necesidad de contar con medios públicos, como estandartes de un servicio que merecen los ciudadanos. Pero mucho cuidado con el modelo implementado. El principal riesgo en que puede caer ‘Cibeles 21”, que así parece que va a denominarse la nueva radio, es su politización, justo el primer elemento del que hay que huir como de la lepra.

Confío en que el modelo que ponga en marcha el Ayuntamiento de Madrid responda claramente al modelo de radio de servicio público que no sólo se merecen los madrileños, sino que financian con sus impuestos. Seguro que muchos de mis lectores me están tachando ahora de ‘ingenuo’; es posible, no lo niego, pero quiero pensar que las cosas pueden hacerse bien, porque –insisto- ‘Onda Imefe’ fue una buena herramienta de formación para los jóvenes, y no tan jóvenes, en paro. El destino le ofrece una segunda oportunidad a Manuela Carmena, heredada, para corregir errores como el de ‘Onda Madrid’, donde la ilusión se enfrenta constantemente a los muros de la irracionalidad.