Podcast de la Historia: Jesús Quintero y sus silencios

"Las locuras de la noche"

En los ochenta, la radio nocturna española ofreció una propuesta innovadora, en la que un periodista onubense se propuso aprovechar mucho mejor el ambiente de este horario, tan intimista… tan duro de trabajar como agradecido para los oyentes. Se llamaba –se llama- Jesús Quintero, y empezó a trabajar en su Huelva natal, en la emisora de RNE, donde entró por oposición.

Jesús Quintero, y compañía

Pronto dio el salto a Madrid, a la Casa de la Radio, y presentó, en las tardes de la pública, un delicioso programa titulado 'Estudio 15-17', junto a Marisol del Valle, una de las grandes voces de la historia de RNE. Antes, quien acompañó a Marisol fue otro andaluz, Alfonso Eduardo Pérez Orozco, a quien le dio luego por el cine (‘Revista de Cine’, en TVE, junto al mítico crítico Alfonso Sánchez) y el flamenco.

Quintero, de verbo musical y pausado, se inventó un personaje para cubrir la noche, una identidad alternativa que podía permitirse el lujo de realizar preguntas más allá de lo esperable en un tipo cuerdo. “El Loco de la Colina” nació en las noches de RNE, pero pronto pasó, con su éxito, a las noches de la Cadena SER, donde competía con el líder de entonces: José María García.

Las noches con él, con su radio, con sus preguntas kilométricas en silencios, con su sonrisa, y su contagiosa carcajada, con sus gestos, adivinados o sugeridos, constituían uno de los grandes placeres que nos ha reservado la radio en España.

El Loco de la Colina

Jesús Quintero dio vida a “El Loco de la Colina”, en RNE y en la SER, desde 1981 a 1986. Quintero, a su manera, seguía los pasos de Javier Sardá con Casamajor pero, a diferencia del catalán, al andaluz no le hacía falta cambiar de timbre, sino de mentalidad; un ejercicio que le proporcionó una inestabilidad emocional que le hizo habitual de los divanes de los psiocanalistas. Pero su genio, imitado hasta la saciedad, sobre todo, por el uso excesivo de los silencios (le llegaron a apodar “El Rey de los silencios”) estuvo presente en cada minuto de programa, casi en cada una de sus respiraciones.

Luego supimos que una de sus manos tenía un nombre: el de Jesús Melgar, compañero después de las madrugadas de la SER, de ‘Los Fósforos’ de Carlos Herrera en Onda Cero, y buen amigo. Y también que no sólo fue dueño del tiempo, del tempo, del ritmo con el que contagiaba a sus invitados, y les arrancaba confesiones inesperadas; sino que también fue dueño de los espacios: todavía hoy en Radio Sevilla, de la cadena SER, se recuerda, y hasta se venera, el estudio que ocupó en la emisora: “el estudio del Loco”.

Tras su paso por las madrugadas de la SER, “El Loco de la Colina” se trasladó a la televisión, a TVE y a Canal Sur TV, y también obtuvo éxito, pero el capítulo radiofónico fue único, original, e irrepetible. Había creado un estilo, aportado una enorme personalidad, logrado un resultado imperecedero… fue… “El Loco –Quintero- de la Colina”.