Lo que el EGM no dice
https://www.gorkazumeta.com/2015/12/lo-que-el-egm-no-dice.html?m=0
Una reflexión de Ángel Faus (profesor emérito de radio de la Universidad de Navarra)
HERRERA, CARLOS
HERRERA, CARLOS
"Una tras otra, todas las cadenas de radio convencional en España se encuentran hoy en esta situación terminal sin entender en qué trabajan ni qué les espera en la gran avenida digital recién inaugurada en la que los últimos veinte años son solo un día y el podcast ni siquiera una nota a pie de página"
El viaje de Carlos Herrera ha animado el sector y lo ha revitalizado |
El
alboroto mediático en torno a Carlos Herrera y su Cope-fichaje es consecuencia
de la indigencia en la que se encuentra la Radio española. El origen de esta
penuria no está en la crisis económica, ni en las emisoras piratas, ni en la
explosión digital y las radios online, sino en el elevado número de dirigentes
de la radio española que no saben cuál es la diferencia entre hablar por la
radio y hacer Radio al hablar. No es culpa suya, totalmente: en las business
schools tampoco les enseñaron que la Radio no es una empresa como las demás,
excepto para arruinarla.
Cuando en octubre de 1977 fueron suprimidos los
diarios hablados de la Radio de los Nacionales y se concedió Libertad de
Información hablada, nuestra Radio se llenó de gozosos servicios informativos.
En aquel momento alguna cadena de radio, singularmente la SER, contaba con
informadores nacidos, crecidos y educados en la radio que, ¡por fin!, contaban España a los españoles. Ahí estaban Manuel Martín Ferrand –siempre atacado,
nunca reconocido como el auténtico creador de la nueva radio española- los
Gabilondo (Iñaki y Ramón), González Ferrari, Alejo García, Luis Del Olmo,
Basilio Rogado, Miguel Ángel Nieto y muchos otros; pero no muchísimos más.
Las mejores instalaciones de radio, si carecen de un buen comunicador, que conozca bien el medio, no sirven de nada |
Los
planes técnicos de radiodifusión -un tsunami tras otro desde 1978, con
beneficio mayoritario para la radio oficial- inundaron España de emisoras de
FM jurídicamente obligadas a reclutar, a toda prisa, miles de profesionales
para emitir en la fecha pactada. Al primer éxodo de excelentes informadores de
Prensa a una Radio para ellos desconocida, aunque pronto descubierta y
asimilada, siguieron otras oleadas de gentes de buena voluntad pero con nula formación
en Medios y, en demasiados casos, sin formación alguna. Este proceso se ha
producido tanto en las redacciones y ante el micrófono como entre los
responsables últimos de casi todas las cadenas de radio españolas. En las
business schools les dijeron que la Radio es una empresa como las demás y así
procedieron y proceden.
Los presuntos salva-radios arrancaron las viejas
barricas de roble e instalaron brillantes depósitos de aluminio y torrentes de
neón; mucho neón para ninguna transparencia. Cuando llegó el tiempo de la
cosecha y se vio que la audiencia caía sin respeto alguno a sus dictados
económicos, negaron haber dilapidado la madre de la radio y decidieron que los
oyentes eran los equivocados, como políticos tras las elecciones perdidas. Una
tras otra, todas las cadenas de radio convencional en España se encuentran hoy
en esta situación terminal sin entender en qué trabajan ni qué les espera en la
gran avenida digital recién inaugurada en la que los últimos veinte años son
solo un día y el podcast ni siquiera una nota a pie de página.
Con las barricas
de roble desaparecieron, entre otros, los gestores de la creatividad y la
calidad radiofónica: los directores de las emisoras fueron reconvertidos en
delegados económico-administrativos de la empresa. Consecuencia inmediata fue
la pérdida de la calidad de la programación y de la expresión radiofónica, hoy
ya inexistente. En este punto confluyó la necesidad social de mayor
información, decisiva en el vuelco del concepto de radio en España: de ser un
Medio de Expresión la radio española pasó a ser un canal informativo, mediatizado
las más de las veces, sin la más mínima calidad expresiva radiofónica que
tertulianos sabelotodo han rematado. Hoy la inmensa mayoría de las voces ante
el micro no saben leer ni pronunciar ni respirar; no tienen ritmo, cadencia,
compás ni atractivo alguno. Son puro erial radiofónico.
Herrera, Carlos |
En la mejora de este proceso que cuenta ya cuarenta años, las empresas
radiofónicas españolas han invertido cuatro perras –cuando lo han hecho- en
la fabricación de piezas de repuestos, no informadores ni radiofonistas: ni una
sola peseta ni un euro solo a la investigación básica que pudiera haber ayudado
a recuperar, al menos, la dignidad del habla ante el micrófono.
Es la ausencia
de conocimiento y talento radiofónico la que ha obligado a las distintas
empresas de radio a cazar, como rara avis, al único profesional en España que
atesora en su palabra todo eso que ellos, con su sinrazón, han destrozado:
Carlos Herrera. Luego, el diluvio.
El profesor... |
Ángel
Faus - Belau
Catedrático emérito de radio de la Universidad de Navarra