Ha muerto “Doña María” - Luis Figuerola-Ferretti
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"Hizo vida normal hasta el último momento" y quiso morir en casa rodeado de toda su familia
Luis Figuerola-Ferretti, en una fotografía de RNE |
25.11.2015. Cadena SER. El
periodista Luis
Figuerola-Ferretti ha fallecido este miércoles en Madrid a los 68
años de edad, como consecuencia de un cáncer de huesos contra
el que luchó los tres últimos años de su vida.
Según han confirmado fuentes
cercanas a la familia, Figuerola-Ferretti "hizo vida normal hasta el último momento" y quiso morir en
casa rodeado de toda su familia.
Figuerola-Ferretti adquirió su
fama radiofónica imitando a políticos y famosos y dio vida a conocidos
personajes de radio-ficción como Braulio,
Esmeralda Clamores, Curro Meloso, James Loyalrock —contrafigura de Jaime Peñafiel—, Mme. Chouchou, Nostalgio Camargo y, sobre todo, el padre Bonete y doña María.
Luis y su 'Doña María' |
Con una extensa carrera
radiofónica, comenzó a trabajar en este medio en 1982 en Radio Nacional de
España, y en 1984 siguió su trayectoria en Radio 80.
Al año siguiente fichó por la Cadena SER, donde inició una colaboración
en el programa “Hoy por Hoy”. Con el
tiempo se especializó en programas de humor e imitaciones que dieron lugar al
programa “La Verbena de la Moncloa”,
un espacio que en 1990 recibió el premio Ondas y que fue definido por Manuel Vázquez Montalbán como "uno de los mejores programas de humor de la
radio española".
Trabajó en la SER hasta 1996.
Después volvió a colaborar con RNE, donde permaneció hasta 2007. Dos años
después empezó a trabajar en la Cadena Cope.
Un gran observador de la
vida común
Los tiempos de "La Verbena de la Moncloa",
con Julio César Iglesias y Javier Capitán
|
Como
muy bien señala Ángeles Afuera, la guardesa
de la memoria de la Cadena SER, “la última
vez que nos visitó en la radio, este gran observador de la vida común sufría
los efectos de la enfermedad, pero seguía teniendo su porte británico, su
elegancia de gentleman y una capacidad de reírse de la vida con inteligencia
que no dejamos de admirar”.
Luis era un ‘gentlemen castizo” que cuando entraba en la radio se hacía notar
sin quererse hacer notar. Un tipo encantador en el trato corto y, como gran
parte de los imitadores, víctima de la esquizofrenia propia de las muy
distintas personalidades que era capaz de adoptar con la voz y –no lo
olvidemos- el gesto, que también modificaba. Un enorme despistado, como
todos los genios. Pero en el fondo, lo que destacaba era su enorme bonhomía,
Luis era un buen tipo, siempre de buen humor. Es el mejor recuerdo que nos podemos quedar.