https://www.gorkazumeta.com/2015/11/el-teatro-real-acogio-la-familia-de-no.html
Miles de personas arroparon al equipo de RNE
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Cuatro escenas del público que acompañó al equipo de "NEUDC" en su '1.500 cumple programas' (Reportaje fotográfico Gorka Zumeta) |
22.11.2015. ¿Llenaremos? ¿No llenaremos? –seguro que fue la pregunta que, preocupada, se hacía
Pepa Fernández antes de abrir las puertas del Teatro Real de Madrid-. Y las puertas se abrieron, y empezó a entrar gente, sin parar, que aguardaba ya hacía mucho tiempo atrás en la cola, soportando la fría mañana madrileña, en una plaza de Oriente azotada por un viento helador. Tras pasar por el arco detector de metales y abiertos y revisados los bolsos (es lo que toca…) el público accedía a un escenario repartido en varios sets, teñido por el rojo corporativo de la radio pública española. En uno de ellos, presidido por una amplia mesa, Pepa saludaba a los colaboradores. En otro, amueblado por un cómodo sillón semicircular, la jefa de “
No es un día cualquiera”, de
RNE, recibía a sus invitados, previa presentación firmada por sus colaboradores. Los
sets centrales, adornados con pies de micrófono y monitores de audio, estaban reservados para las actuaciones musicales, que pusieron en pie al público! El teatro se llenó enseguida, y las puertas tuvieron que cerrarse. Ya no cabía un alfiler. “
Para el programa 3.000 tendremos que marcharnos al Bernabeu” –afirmó Pepa-. Y añadió: “
siento muchísimo que se haya quedado público sin poder entrar”.
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Escenario central del Teatro Real engalanado por el color corporativo de RNE |
Y empezó el programa: “en realidad les hemos preparado una fiesta”
para pasar la mañana, anunció Pepa al público. Un público no sólo numeroso,
sino también enormemente respetuoso (no se oían murmullos de ningún tipo) y
entusiasta (siguieron las cinco horas del programa con los ojos, y los oídos,
puestos sobre lo que ocurría en el escenario del Real). Un público que peinaba
muchas canas, e incluso que no peinaba nada. La media de edad de quienes
acudieron al Real rondaba, sin ser exagerado, los 55-60 años. Y, claro, allí
estaba su réplica generacional sobre el escenario: José María Íñigo y Andrés
Aberasturi, fieles escuderos de Pepa Fernández que actuaron tan discreta
como eficazmente. Recuerdo dos momentos, de signo muy distinto, pero ambos muy
significativos del acento que ponen ambos comunicadores en este “No es Un día
cualquiera”.
El primero, protagonizado por Aberasturi, se produjo cuando, por
sorpresa, salió al escenario Juan Yeregui, colaborador navarro del programa,
que tuvo que desligarse del espacio por un cáncer linfático. Pepa no se lo
esperaba. Y mientras escuchaba su mensaje de felicitación por los 1.500
programas, apareció frente a la presentadora. Fue un momento de una enorme
tensión emocional y, lógicamente, Pepa tiró de Kleenex. Pero ahí estaba Aberasturi,
detrás, pendiente, discreto, preocupado por el equilibrio y la compostura, algo
quebrada, de Pepa ante la inesperada presencia en el Real de Juan Yeregui.
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Juan Yeregui sorprende a Pepa Fernández en directo. Pepa emocionada... Detrás, un Andrés Aberasturi vigilante. |
El otro momento, éste
protagonizado por José María Íñigo, se produjo cuando Pepa, y el propio Andrés
Aberasturi de nuevo, entrevistaban a “El Consorcio” y en un determinado
momento, ante una adjetivación inconclusa de Pepa, surgió un potente
“espectacular” casi como voz en off, de procedencia desconocida, en realidad la
voz de Íñigo, al referirse a la actuación de este grupo bilbaíno durante la
emisión del programa desde el Teatro Arriaga de Bilbao. Íñigo estaba sentado en
la mesa, en un set olvidado en ese momento, cuando la atención del público se
centraba en el set central, intensamente ocupado por los hermanos Uranga,
componentes originarios de aquella otra formación mítica de nombre “Mocedades”.
“Hoy, ya, podríamos llamarnos “Imsercio”,
directamente” –afirmó Amaia Uranga,
haciendo referencia irónicamente a los años que han transcurrido en su carrera
discográfica-. Íñigo fue requerido por Pepa en el centro del escenario y el
también bilbaíno acudió a conformar la tertulia de amigos, de viejos conocidos
que –sumados los dos temas que cantaron, “Eres
tú” y “Tómame o Déjame”- lograron
levantar al respetable de sus asientos, entre fuertes aplausos.
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Uno de los platos fuerte de este cumpleprogramas: "El Consorcio" cantando en directo, bajo la atenta sonrisa de Pepa y 'Aberas' |
Pero ésta fue una de las últimas
actuaciones de la mañana, cerca de la una de la tarde. Atrás quedaban otras, otros invitados, ante cada uno de los que Pepa iba recordando las
fechas en las que estuvieron en “No es un
día cualquiera”. Hubo una referencia, elegante, a quienes pusieron en
marcha este programa, Magín Revillo
y Nuria Guitart, y a los años, los
avatares, que han pasado desde que nació en los fines de semana de la radio
pública. Y el recuerdo a quienes ya no están porque se marcharon definitivamente, entre ellos las voces de José Antonio Labordeta o el premio Nobel portugués José Saramago, ambos muy queridos.
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Con Javier Cámara, presentado por Diego Galán |
Pepa se movía por todo el
escenario con un micrófono de diadema, y dos petacas en la cintura que, sin
querer, fueron protagonistas de dos momentos hilarantes de la mañana. “Les diré que como tengo dos petacas en la
cintura, se me está cayendo el pantalón” –advirtió Pepa- a lo que replicó
Íñigo. “pues si hay que esperar, se
espera”. Más adelante, y en un momento algo más escatológico, Pepa
reconoció ante el público: “tengo que
confesarles que he ido a hacer pipí pero no he podido quitarme el pantalón por
las incómodas petacas que llevo en la cintura”. Este mismo ambiente, tan
cómplice, fue el que reinó durante la intensa mañana de radio que acogió el
Teatro Real, “éste es el primer programa de radio que se hace desde aquí. Luego
vendrán otros, pero nosotros ya habremos estado”, dijo Pepa Fernández,
orgullosa. Y hablando de ‘otros programas de radio’, desde el líder de las
matinales del fin de semana, el “A Vivir
que son dos días”, de la Cadena SER,
dirigido por Javier del Pino,
quisieron felicitar a su competidor en RNE,
y lo hicieron a través de Twitter, en un gesto que les ennoblece.
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Técnicos y productores en acción, en primer término Carlos Santos |
Pepa seguía un guión, pero se la
jugaron en varias ocasiones. A la visita inesperada, ya comentada, de Juan
Yeregui, se sumó un retrato que le hizo el subdirector de “No es un día cualquiera”, Carlos
Santos, en el que de manera improvisada, y en verso, “lo he escrito a mano hace un rato, a ver si me entiendo”, retrató a
la directora del programa, de arriba abajo, mientras Pepa trataba de contenerse
ante un ‘ataque’ como éste. Tras el
perfil, ambos se fundieron en un abrazo. Pero hubo muchos más abrazos. Pepa es
la periodista, yo creo, que más besos y abrazos reparte en la radio española,
virtuales y reales. Por allí desfilaron nombres como los de Vicente del Bosque –presentado por Sergio Sauca-, Javier Cámara –presentado por Diego
Galán” (“Javier no es un galán como
yo…”) y Juanjo Millás –arropado
en este caso por Juan Carlos Ortega y
Antonio Fraguas –Forges-. El escritor relató el
desencuentro que le ocurrió hace unos años con Pepa Fernández, provocado
involuntariamente por una falta de coordinación con su editorial y el
lamentable tráfico de Barcelona, el público no se lo creyó, hasta que Pepa (“seguro que no fue para tanto”) dulcificó
la tensión del episodio con más besos y abrazos. Pero fue cierto el encontronazo...
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Millás, Ortega, Forges y Pepa |
Juan Carlos Ortega presentó al
público a uno de sus personajes, el ‘oyente profesional’, que no sólo había
escuchado los 1.500 programas de “No es
un día cualquiera”, sino que incluso los había memorizado. Le preguntaba
por lo que había dicho Pepa en fechas inmemoriales, en momentos determinados del
programa y el ‘oyente profesional’ respondía dando toda clase de detalles. “Pues muchas gracias por apreciar tanto este
programa”, intentaba despedirse Ortega, a lo que el oyente ‘enciclopédico’
respondió: “No, no, si yo no sólo
memorizo “No es un día cualquiera”,
sino todos los programas de RNE”. “Ah, ¡vaya! –se sorprendió el Ortega-. Pues muchas gracias por
memorizar todos los programas de RNE… Pero el oyente proseguía su enjundioso
relato: “bueno, en realidad yo memorizo
todos los programas de la radio, ‘Hora 25’, ‘Carrusel Deportivo’, etc.”. El
público reía las ocurrencias de
este tipo genial, y yo observaba al público.
“¡Viva la Pepa!”, gritó en un momento dado uno de los personajes que
quisieron sumarse al homenaje de los 1.500 programas de “No es un día
cualquiera”. Y Pepa se dejaba querer por el público, aunque trataba siempre de
reconducir la situación, lejos del halago. José
Ramón Pardo, otro de los fieles escuderos del programa, ilustró en varios
momentos la mañana con su selección musical e hizo que el público acompañara
con las palmas varios de sus temas. Pinchó, sin embargo, con el “Vive la vida loca”, de Ricky Martin, que estaba algo alejado,
generacionalmente hablando, de quienes llenaban el Real aquella mañana. Pero la
mayoría de temas ‘engancharon’ al público, como el elegido para el final, el “Congratulations” de Cliff Richard, del que todos tarareaban el estribillo (¡y nada más!).
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"Cementerio-Vivero", las cosas de Nieves Concostrina, muy aplaudidas |
La intervención de Nieves Concostrina también cosechó
muchos aplausos. La periodista se hizo acompañar de varias fotografías que
recogían epitafios divertidos, o paradojas de humor negro (como la recogida en
la fotografía que acompaña a este post) que provocaron un involuntario desfase
entre lo que ocurría en el Teatro Real y lo que percibían los oyentes del
programa por la antena. La fotografía desvelaba el gazapo antes de que lo
comentara Nieves y la risa del teatro se anticipaba a la del oyente. Manuel Toharia –que presentó al
exrector de la Autónoma de Madrid, Cayetano
López Martínez, catedrático de física (“y
compañeros de estudios en la Facultad”)- fue otro de los que más temprano
salió al escenario: “éstos (por Íñigo
y Aberasturi) son unos impresentables: tú
a mí me dijiste que los hombres con corbata y yo me he venido con mi corbata”
–les recriminó-.
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Carlos Santos, y su 'Libreta colorá' retratando a la 'Jefa' |
Además de “El Consorcio” (o ‘El Imsercio’), también actuaron sobre el escenario del Teatro Real Rozalén, Zenet, Pepe Rivero, Darío Meta
y Carmen París, además de un Manolo de la Calva, la mitad del Dúo Dinámico, que se presentó solo, sin Ramón Arcusa, que envió mensaje de vídeo desde Miami, donde se encontraba
trabajando. Claro que Manolo cubrió rápidamente el hueco con Miguel Ríos, que no dudó en acompañarle
en la interpretación del tema “Quisiera
ser”, con el que se cerró el programa a la una y media de la tarde. Atrás
quedaban cinco horas de radio, intensas, emocionantes, divertidas, como es la
vida. “Se me han pasado volando” –le
comentaba una risueña oyente, algo entrada en vida, a su acompañante, a la
salida del Real. Reconozco que me gusta poner
la antena para escuchar comentarios y testar el ambiente.
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Con Vicente del Bosque, le presenta Sergio Sauca |
También hubo tiempo para el
radioteatro, protagonizado por el “Cuadro
de Actores de No es un día cualquiera”, liderados por Emilio de Río, de “Verba
volant”, ataviados para la ocasión con un turbante ridículo (ver foto) que contribuía
a provocar la sonrisa del público. “¿Qué
nos dejaron los romanos?”. Ésta fue la escena que se propusieron
representar, tomada de esa joya cinematográfica que es “La vida de Brian”, entre otros, el propio del Río, Manuel Toharia, Jaime Azpilicueta, Josto Maffeo o Javier Sádaba. El público terminó
tarareando con los improvisados actores el tema central de la película, “Always look on the bright side of life",
inconscientes de que estaban cantando, en la letra, “la vida es una mierda cuando la miras…”. “Solamente por verles de esta guisa a esta pandilla merecía la pena
acercarse al Teatro Real esta mañana”, afirmó Pepa Fernández.
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Representando la escena de "La Vida de Brian" (Reportaje fotográfico Gorka Zumeta) |
En resumen, este programa
aniversario, que celebraba las 1.500 ediciones de “No es un día cualquiera” sirvió para renovar el vínculo con la audiencia,
para regalarles una fiesta divertida, y emotiva y para ratificar mi idea de que
la radio crea, a fuerza de constancia, y de carreras de fondo, unos lazos de unión
tan poderosos y sólidos entre los oyentes que llegan a constituir entre sí auténticas
familias, como la que se reunió este domingo 22 de noviembre, en el Teatro Real de Madrid, convertido, por unas
horas, en un impresionante estudio dorado de radio henchido de oyentes felices.