“Verba volant” (RNE), ¿una sección o un anacronismo?
https://www.gorkazumeta.com/2015/07/verba-volant-rne-una-seccion-o-un.html
Dentro del programa “No es un día cualquiera” (RNE)
En busca del ‘diccionario etimoradiofónico”
En busca del ‘diccionario etimoradiofónico”
Soy
consciente además de que en el título de este post conviven, con absoluta
naturalidad, el latín y el griego y he combinado, deliberadamente, la ‘palabra’ con el ‘tiempo’. Ningún otro medio, como la radio, los reúne con mayor eficacia.
Y esto es lo que, con toda probabilidad, pensó Pepa Fernández, cuando
introdujo en su programa del fin de semana en RNE, “No es un día
cualquiera”, una sección dedicada ¡al latín! Y, parafraseando el propio
título del programa, podría decirse –de entrada- de este contenido, que “No es una sección cualquiera”.
Emilio del Río junto a Pepa Fernández, en RNE |
Me
preguntaba al comienzo si se trata de un anacronismo, si va “contra el tiempo”
o si, realmente, la sección aporta algo al oyente de este espacio de la radio
pública, ubicado en el fin de semana. De ninguna manera podría ser un
anacronismo desde el momento en que la amable, y hasta divertida, sección del
profesor Emilio del Río –su responsable-
indaga en el origen de las palabras que utilizamos diariamente, en muchas
ocasiones de manera desafortunada, por ignorancia. La radio, cuyo valor
primordial es encumbrar la palabra, es el medio más apropiado, y eficaz, para
trasladar estas lecciones, de tanta enjundia en el fondo, pero de tanta
cercanía y humildad en la forma.
En
este país nuestro en el que la educación sigue sin ser una cuestión de estado,
que reúne consensos en torno a la formación de nuestros futuros conciudadanos,
me he encontrado por el camino de la vida con muchas voces que habían
estigmatizado el latín por lo mucho que la asignatura les había hecho sufrir. Me
niego a aceptar que el latín constituya una materia tan perturbadora. Y me
permito atribuir esa responsabilidad –por propia experiencia- a la condición
del profesor y a su incapacidad para construir una asignatura, por qué no, entretenida.
Todavía
recuerdo, con simpatía, no ya la primera declinación, con su persistente
ejemplo de ‘rosa, rosae’, sino la
metodología que eligió mi profesor de latín, para impartir sus clases. Mi
memoria registra un recuerdo imborrable en el que tienen mucho que ver “Astérix y Obélix”, el popular cómic de Goscinny y Uderzo. Nuestro profesor traducía previamente al latín los
bocadillos de sus aventuras para que nosotros trabajáramos luego los textos y
los retradujéramos. ¡Qué divertido resultaba cuando nos repartía las fotocopias
y comentábamos después el argumento surgido de nuestra traducción! No siempre
acertábamos y, fruto de la poca pericia de algunos alumnos, entre los que me
incluía en ocasiones, la sonrisa estaba garantizada por las traducciones
imposibles a que sometíamos las desventuras de los galos. Pero siempre, al
final, como un colofón natural, esperado, necesario y eficaz, el profesor nos
ayudaba a entender mejor esa lengua que –dicen- muerta, pero sigue viva en cada
uno de nosotros, de manera inconsciente.
Lo
que nos propone el profesor del Río, Doctor en Filología clásica por la
Universidad Complutense de Madrid, profesor de Filología Latina en la
Universidad de La Rioja y codirector de la Colección Quintiliano de Retórica y
Comunicación, es reencontrarnos con nuestro propio idioma, el español, y viajar
en el tiempo gracias a la radio, buceando en las etimologías y en sus
primitivos significados. Es cierto que la sociedad ha avanzado mucho, que la
ciencia nos ha proporcionado unas comodidades que hace dos mil años no conocían,
pero aún hoy, Roma está muy presente en la vida, social, jurídica, urbana, etc.
que nos rodea. Y su lengua, entonces la lengua del imperio, era el latín. Y ha
perdurado. El español es una de las lenguas que mejor ha conservado la herencia
del latín vulgar.
Quién
le iba a decir al senador romano Cayo Tito, al que se le atribuye la frase “Verba volant scripta manent” (las
palabras vuelan, los escritos permanecen) que dos mil años después ingenieros
como Tesla, Marconi o el español Julio
Cervera, inventarían un medio de comunicación cuya esencia originaria era
participar, precisamente, de esa fugacidad de la palabra a la que aludía la
frase del senador. Y las paradojas siguen produciéndose, porque hoy en día,
gracias a la red de redes, las palabras no sólo no se las lleva el viento, sino
que permanecen con la misma materialidad (y accesibilidad) que los escritos, a
través de las nuevas formas que el audio en general y la radio en particular, han adoptado para perpetuarse en el tiempo.
La
sección de Emilio del Río comienza con una canción, cantada en latín, conocida
como Vademecum Tango, del
italiano Franco Nebbia, que nos
introduce, como decía, con amabilidad, en el intrincado origen de nuestras
palabras. Revisando, por cierto, esta canción en Youtube he encontrado un video
en el que los alumnos de latín del IES Hermógenes Rodríguez de Herencia (Ciudad Real) lo cantan con cierta fortuna. Probablemente, intuyo, su profesor habrá
tenido conocimiento de esta canción gracias a la radio. Sin embargo, el
profesor del Río –todo un Doctor en Filología clásica- no tuvo reparo en incurrir en el karaoke,
junto con otro colaborador del programa, Joso
Mafeo, con un resultado, la verdad sea dicha, más voluntarioso que armónico.
Pero
si éste es el comienzo, en este caso musical, pero con el latín de
protagonista, el profesor del Río utiliza todos los recursos radiofónicos para
ilustrar su sección y hacer del aprendizaje un divertimento. El radioteatro –ayudado
por las voces del programa-, canciones e intérpretes populares, que utilizan las
palabras en las que se detiene la erudición del profesor riojano; todo sirve
para hacer más digerible estos diez minutos en los que escudriñamos las
palabras. ¿Quién dijo que el latín era aburrido? Personalmente, siempre he
defendido la víscera didáctica de la radio, cómo este gran medio es capaz no sólo
de informarnos, sino también de formarnos –fundamental- de manera entretenida.
En este caso, siempre viene a mi memoria una frase de uno de mis maestros,
siempre reivindicado, Iñaki Gabilondo,
que dice que la radio debe aspirar “al
rigor, pero no al rigor mortis” (¡toma latinismo!).
Emilio del Río y Pepa Fernández recogen el premio de la SEEC |
El premio, ¡merecido! |
Pepa Fernández derrocha complicidad con el profesor del Río en esta sección |
La
sección del profesor del Río tiene una doble vida: la integrada en el programa
de Pepa Fernández –siempre cómplice y entusiasta con sus contenidos, tal vez un
poco más en éste, se le nota- y de manera independiente, ordenada en función de
las palabras analizadas, de la a a la
z. De hecho el equipo del programa debería
(ya cuentan con la base hecha) crear un “diccionario
etimoradiofónico” que reúna todas las secciones, acumuladas y
convenientemente organizadas, para facilitar una búsqueda rápida a los oyentes.
Con este material, tan valioso y didáctico, seguro que los algoritmos de Google
harían maravillas…
Pero
no se queda aquí “Verba volant” (domingos, 11:00 h. o en podcast).
La sección ha logrado crear una comunidad de oyentes en torno al fomento y
educación del latín. Alumnos de latín, y griego, que envían saludos,
felicitaciones por la sección, profesores agradecidos que ven, de pronto,
apoyada por la radio, su gesta como impulsores del conocimiento que encierra el
latín. Toda una comunidad educativa que se ve respaldada, en este caso por la
radio pública, y el profesor Emilio del Río, gracias a una sección como ésta que, no me extraña, ha recibido el Premio
Nacional de la Sociedad de Estudios Clásicos (SEEC), por su dedicación
a la difusión y enseñanza del latín y la cultura clásica. Si para muchos era
impensable que un programa de RNE,
emitido en prime time, en las mañanas
del fin de semana, incluyera una sección dedicada al latín, estoy seguro de que
la SEEC, y sus cuatro mil socios, nunca hubieran pensado que la radio podía ser
un estupendo canal para extender la cultura clásica. Y la radio, una vez más,
lo ha demostrado, con éxito. Como tantas otras cosas… ¡Enhorabuena!